Aunque esta entrevista, encuentro o conexión —llamadle como queráis—, se realizó gracias a los avances de la tecnología y por recomendación de la microbiología, lo cierto es que se habló mucho de lo tradicional y lo analógico, de la música que se hacía sin cable alguno. Vetusta Morla tiende una conexión en su último álbum, ‘Cable a tierra’, para conectar lo ancestral con su sonido actual. Para ello han experimentado con instrumentos atávicos y géneros populares como la copla o la jota, pero sin dejar de sonar a ellos mismos. Un viaje que comenzó en la cuarentena y acabará en el estadio Wanda Metropolitano de Madrid, donde pretenden dar el concierto más grande en España en la era post Covid.
¿Se sigue haciendo raro esto de hacer entrevistas por zoom?
Pucho: Ya llevamos unas cuantas…
En vuestro caso, además, habéis establecido con la pantalla una especie de cable de conexión y elegisteis una red social como TikTok para presentar en vivo el disco a todo el mundo. ¿Cómo os sentisteis con esta experiencia?
Guille: A nosotros siempre que ha salido un disco nos ha gustado presentarlo en directo. El disco anterior lo hicimos en la Biblioteca Nacional con Radio3; nos gusta acompañarlos en los sitios donde sale, en el disco anterior hicimos viajes a México, Argentina. Pero en una situación como la que tenemos donde se hacía muy difícil viajar y estar en varios sitios a la vez durante esa semana, nos pareció que la propuesta de TikTok, que en un principio nos pareció un poco extraña, después de analizarla pensamos que era la mejor manera de acercar las canciones en formato directo por primera vez a muchos lugares distintos en los que no podríamos estar de otra forma.
¿Se cumplieron las expectativas?
Guille: Nuestras expectativas sí se cumplieron, creo que se conectaron más de 260.000 personas, con lo cual es un honor para nosotros que haya habido tanta gente interesada en conocer nuestras canciones tres horas antes del lanzamiento. Y nos ha ayudado a armar esas canciones para el directo y a mezclarlas con un repertorio anterior, porque en el concierto no solo tocamos canciones de ‘Cable a Tierra’, tocamos también alguna antigua y la verdad es que casan bastante bien y estamos contentos con la interacción de ambos mundos.
Este disco, ‘Cable a Tierra’, no fue premeditadamente pensado para que saliera ahora, sino que ha sido fruto de la exploración musical que hicisteis para la primera banda sonora que habéis compuesto para la película ‘La Hija’. Explicadme ese cable que conecta esta banda sonora con vuestro último disco.
Guille: La banda sonora la hicimos el año pasado durante la pandemia, en pleno confinamiento y en ella investigamos a nivel de sonido muchas cosas que por formato no habíamos trabajado en canciones porque tenían mucho que ver con texturas, con manera de trabajar otros instrumentos. También había sido una manera de componer distinta y habíamos introducido algunos instrumentos de música tradicional. La película es muy costumbrista, muy ligada a la tierra, a las emociones muy básicas y nos parecía que había algunos elementos de la música tradicional que casaban muy bien con la parte más electrónica. La banda sonora tenía que haber salido el año pasado, pero al final se retrasó un año y salió este 2021. Con lo que habíamos aprendido con la banda sonora pasamos a juntarnos y pensar en un disco nuevo, que estéticamente no es que tuviéramos claro que íbamos a hacer un disco con instrumentos tradicionales ni basado en el folclore, pero de repente en medio de la pandemia, con Filomena encima y con una situación delicada en todos los sentidos, nos dimos cuenta de que estaban llegando un montón de canciones que tenían que ver con la fragilidad, con esa sensación de estar de paso, de decir a lo mejor la vida no es para siempre y nos puede borrar del mapa cualquier cosa en cualquier momento. De repente todos esos instrumentos que tenían que ver con el folclore tenían todo el sentido del mundo, porque arropaban muy bien esa idea que estábamos lanzando y esa necesidad también de no fijar las canciones en un momento determinado, sino que también fueran melodías que pudieran venir de cualquier otro momento. Yo creo que la música popular tiene ese punto de saber trabajar con la tragedia y con el drama desde el punto de vista comunitario, esa necesidad de compartir los momentos difíciles, los entierros, pero también las verbenas. Y en ese punto colectivo y social hacerlo más llevadero. No es que hayamos querido hacer un disco folclórico ni mucho menos, pero las canciones iban pidiendo cierto tipo de instrumentación que tenía mucho que ver con eso.
“No es que hayamos querido hacer un disco folclórico ni mucho menos, pero las canciones iban pidiendo cierto tipo de instrumentación que tenía mucho que ver con eso”
Habladme de esos instrumentos atávicos y tradicionales que podemos escuchar en la sonoridad de este disco.
David: En el disco hemos combinado muchos tipos de instrumentos desde los habituales nuestros de una formación de rock y estos que hemos ido descubriendo los últimos años, como por ejemplo el guitarro, que es una especie de guitarra pequeña propia del sureste de la Península, es interesante porque investigando te das cuenta de la relación que hay entre uno de esos guitarros chiquititos y el parentesco que tiene con un instrumento portugués que es el cavaco y en brasil el cavaquinho y como eso acaba dando lugar al ukelele. También hemos utilizado muchos instrumentos de percusión diferentes como el pandero cuadrado, un instrumento típico de origen árabe que nosotros en vez de tocarlo con las manos, lo hemos tocado al estilo de un pueblo de Salamanca que se llama Peñaparda, que se toca con una porra y con una mano. Hemos introducido también más instrumentos de percusión no solo españoles, por ejemplo, la tambora dominicana, que es una especie de conga con dos parches por cada lado. Hemos jugueteado también con el autoarpa, que es un instrumento anglosajón medieval.
¿Habéis recibido clases para poder experimentar con estos instrumentos?
David: Clases casi nada, a lo mejor algún amigo nos ha enseñado cómo funciona y cómo se toca, pero clases en plan formal nada.
Guille: También hemos tenido la suerte de que el disco lo hemos coproducido con Campi Campón, que es un productor muy acostumbrado a este tipo de instrumentos, texturas, él viene de haber sido muchos años técnico de Eliseo Parra, que es uno de los grandes músicos del folclore actual, y también es productor de Jorge Drexler. Entonces no solo es familiar para él, sino que sabe cómo grabarlo, nos hace propuestas sónicas y nos ha ayudado bastante, nos ha dejado cosas, guitarras, leonas, que son como bajos parecidos a los guitarrones mexicanos. Ha sido un viaje de ir probando cosas, creo que como toda la música popular, aunque la gente se empeñe en catalogarla y en decir que esto es así, el purismo dice que se toca así y se hace así, al final a ti te llega un instrumento y te toca como te dice tu padre o tu abuelo, pero en el valle de al lado se toca de otra manera, y ninguna es la buena, todas están bien.
Puede que una de las revelaciones que a muchos de vuestros seguidores les sorprenderá es que a Vetusta Morla le gusta la copla y que Concha Piquer iba estar de alguna manera presente en uno de vuestros discos.
David: Guille es un coplero —ríen—.
Guille: La copla la tengo bastante desconocida salvo las noches del Toni 2 —ríen— y por el tiempo que he echado en aprenderla. Lo hablábamos mucho en entrevistas y entre nosotros, cuando te pones a hablar del folclore, el folclore es lo que has mamado y lo que he mamado es música anglosajona y los Beatles. Es verdad que por el sitio en el que he vivido debería saber un montón de cosas de músicas populares, más folclore que todo lo otro, pero en realidad he llegado a ello no desde la emoción sino desde el buscar, investigar y estudiarlo. Y también por todo esto que estábamos hablando de la fragilidad, de la pasión o del estar de paso, me interesó hacer un poco un recorrido por músicas que tocaban todo eso de una manera directa y creo que la copla tiene una capacidad para hablar de las emociones desde un lugar casi exagerado y extremo. Canciones como Corazón de lava, La virgen de la Humanidad, sí que tienen un toque muy claro en ese sentido. El sample con el que empieza Virgen de la Humanidad es de una de esas escuchas que llegué a No me quieras tanto (copla de Quintero, Quiroga y León para Concha Piquer) y me pareció un arreglo musical súper moderno y cinematográfico para la apertura de algo, y sin más intención que juguetear, lo sampleé cuando estábamos confinados, se lo enseñé a David así medio de broma, porque de primeras pensé que me iban a mandar a la mierda si les digo que partamos de aquí y hagamos una canción. Pero como íbamos todos pisando el acelerador bastante a tope pues al final todo cuadró.
Pucho: Yo de joven sí que escuché más copla, me venía por mis padres que la escuchaban, les gustaba bastante, tampoco es que fuese un género en aquella época que me apasionaba, pero sí que es cierto que a veces te fijabas en algunas canciones, en algunas letras y decías ojo que aquí hay unos autores como la copa de un pino. La copla no me ha venido como de nuevas ni me ha costado, pero con todo y con esas no hemos hecho en ningún momento copla, simplemente hemos seleccionado este sample para hacer un patchwork de muchas capas y de muchos folclores como es la Virgen de la Humanidad.
“Es nuestro disco más intergeneracional en el sentido de que al final el folclore y las músicas populares siempre tienden a recoger lo que han hecho tus predecesores y a transmitirlo a generaciones futuras”
Además del folclore, también hay capas sonoras que recuerdan a Radiohead y a The Beatles. ¿Se podría decir que este es el disco de Vetusta Morla más intergeneracional?
Pucho: Sí, absolutamente, porque todas las canciones tienen un punto, están construidas con una melodía sencilla, que acompaña a un ritmo sencillo, que al final es la base del folclore. Es intergeneracional en el sentido de que al final el folclore y las músicas populares siempre tienden a recoger lo que han hecho tus predecesores y a transmitirlo a generaciones futuras. En nuestro caso hemos hecho esa recopilación de folclores y de músicas, para hacer nuestra propia visión, porque no deja de ser un disco de Vetusta Morla para proyectarlo hacia el futuro. Sí que tiene ese punto intergeneracional en el sentido de transmisión como decía antes Guille.
Y esa manera de conectar con el pasado, ¿os ha llevado también a explorar a través de vuestros padres, abuelos o no sé si en el caso de alguno, con los pueblos de estos?
Guille: Yo sí, voy al pueblo de mis abuelos todos los veranos, pero no te sabría decir si hay algún tipo de unión entre lo que ha pasado aquí y lo otro, porque yo no creo que sea tanto un disco que tenga que ver con lo rural sino con lo cercano. No hay una defensa o una apología de los pueblos contra las ciudades, esta nostalgia de “antes estaba todo mucho mejor”, sino con mirar lo que tenemos cada uno en nuestro kilómetro cero. Para mí es muy recurrente y familiar todo lo que tiene que ver con las verbenas, con ese ritual cuando se celebra algo, con los velorios. Eso sí que lo he vivido desde pequeño sin ser una persona religiosa ni con cultura religiosa, pero al final cualquier cultura que tenga que ver con nuestros pueblos, sobre todo en los años 80, al final bebe de esos ritos tradicionales y de esos espacios en común que dejan de ser identitarios de una comunidad.
“Creo que hay una generación más por delante de la nuestra que quizá ha crecido con menos estereotipos o más libre en el sentido de jugar con toda la tradición”
En los últimos años, no dejan de surgir proyectos musicales que tienen una gran base de tradición, como el de Rodrigo Cuevas, Baiuca, la MODA. Del otro lado me viene a la cabeza Nicola Cruz. Y sin ir más lejos, hasta C. Tangana con su último álbum también presentaba una visión propia de la música en español. ¿A qué creéis que se debe que el público conecte tan bien y triunfe esa unión entre pasado, presente y futuro?
Pucho: Creo que hay una generación más por delante de la nuestra que quizá ha crecido con menos estereotipos o más libre en el sentido de jugar con toda la tradición, quizá nosotros que somos hijos muy recientes de la democracia teníamos muy apegado todavía cierto estigma que se generó en torno a las músicas de raíz, un poco politizado, ya que aquí se nos da muy bien siempre lo de politizar todas esas cuestiones. Esa generación creo que está mucho menos desprejuiciada a la hora de jugar y de enriquecer todo ese patrimonio cultural que tenemos.
¿A vosotros os ha pasado ese proceso de desprejuiciamiento con determinados géneros musicales?
Pucho: Lo hemos hecho, entonces obviamente sí que ha habido ese desencorsetamiento, como hablaba antes Guille a la hora de construir La Virgen de Humanidad.
David: Yo personalmente llevo años haciendo ese ejercicio de desprejuiciamiento, tengo un hermano músico que se dedica al flamenco, mi padre también escuchaba mucha música tradicional y tengo un buen recuerdo de ello. Y por poner un ejemplo, creo que es un caso interesante también, yo he crecido con todos esos estigmas que decía Pucho y sencillamente he ido descubriendo cosas. En general casi todo el mundo vamos rompiendo con esos prejuicios y te vas dando cuenta que según vas creciendo vas conociendo más música, vas ampliando tu sabiduría, tu bagaje musical y de repente empiezas a valorar esas cosas que cuando eras más pequeño sencillamente las rechazabas sistemáticamente sin darle ningún valor. Desde la rumba pasando por el flamenco y por la música tradicional.
Guille: Creo que independientemente de todo esto, al final todo se mueve a base de olas del mainstream. Es decir, cuando la música anglosajona copa el mainstream mundial es normal que quien tiene interés por ciertas cosas y a quien le guste el rock and roll acabe escuchando a Robert Jhonson, porque todo el mundo busca las raíces. Cuando la música en castellano copa el mainstream mundial como está sucediendo, cosa que no ha sucedido desde la época de los cubanos en los años 50, normal que en todos los sitios acabemos rascando y gente que se había dedicado toda la vida a recuperar este tipo de cosas o a tocar este tipo de cosas de repente tengan relevancia. Pero como dice David, en nuestra caso era algo que veníamos haciendo, pero nunca habíamos hecho un disco entero en torno a esas ideas sonoras, siempre habíamos tenido detallitos como podían ser 23 de junio, Alto, Maldita dulzura, pero nunca lo habíamos convertido en el centro estético del disco.
Hemos hablado bastante sobre el pasado y lo tradicional, pero si os pregunto qué os parece el metaverso, ¿qué me diríais?
David: Yo no sé qué es eso —ríe—.
Guille: ¿El metaverso a nivel algoritmo de palabras?
Se trata de una nueva realidad virtual para que la gente tenga una vida a través de un mundo paralelo digital.
Pucho: Lo que nos faltaba ya.
Guille: No he llegado, vivimos súper desactualizados.
Pucho: O sea, eso significa que va haber que hacer promo por dos, tres y por cuatro.
Guille: A lo mejor haces menos, porque haces una y ya está.
Pucho: Y lo replicas, ¿no?
Pues, tal vez, en algún momento os toque hacer algo en el metaverso…
Pucho: O sea, que lo de TikTok se os ha quedado corto, ¿no? —ríe—.
Antes de acabar, quiero saber ¿qué haréis en el Wanda Metropolitano el próximo 24 de junio y si a estas altura creéis que este concierto corre peligro a la vista de las últimas noticias de una nueva variante?
Pucho: Del concierto se sabe el continente pero no el contenido, de momento. Lo que sí nos gustaría que fuese es una celebración, una verbena gigante haciendo referencia al disco, que nos unamos y compartamos esos momentos que tanto hemos echado de menos en estos tiempos. Así que con ese punto de partida hay poco lugar en nuestros cerebros para cancelaciones o restricciones. Si vienen mal dadas, pues vienen mal dadas. Pero de primeras nuestra intención y nuestro objetivo es ese.
David: Yo sí sé una cosa, va a ser un conciertazo.
‘Cable a Tierra’ – Presentación en Madrid
Estadio Wanda Metropolitano
Fecha: 24 de junio de 2022
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