Ya lo venía advirtiendo Ricky Gervais, antiguo presentador de los Globos de Oro, con sus mofas constantes sobre la dudosa calidad de los premios. La llamada “antesala de los Oscar” ha sido relegada al patio trasero de Hollywood en cuestión de dos años. Si en sus últimas ediciones tanto el público como la crítica alababa su capacidad de proclamar lo mejor del año en cine y series, durante la última temporada las diferentes polémicas sobre representación racial y tráfico de influencias en torno al evento más prestigioso de la Asociación de Periodistas Extranjeros de Hollywood (HFPA) ha hecho sonar todas las alarmas mediáticas.
Tanto es así que numerosas instituciones y celebrities han tomado la decisión de darle la espalda a los Premios, que en la madrugada del 10 de enero dieron a conocer el listado de ganadores sin más pena ni gloria que a través de redes sociales y una nota de prensa, en lugar de celebrar una habitual gala fresca, divertida e informal, que acostumbraba a ser considerada el pistoletazo de salida a la temporada de premios cinematográficos y televisivos.
¿Se trata de un caso puntual o son los Globos de Oro el comienzo del desprestigio de toda una parafernalia mediática que en escasas ocasiones llega a representar el cine y la televisión de la mejor calidad?
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En febrero de 2021 Los Angeles Times denunciaba el modus operandi que llevaba a cabo la HFPA con algunos de sus miembros, periodistas de medios de comunicación internacionales asentados en el sur de California. La liebre saltó cuando Kjiersti Flaa, una periodista noruega que fue denegada para formar parte del grupo de asociados votantes de los Globos de Oro, demandó a la Asociación auspiciando en ella toda una trama de evasión de impuestos, pagos desorbitados y monopolización del acceso de la prensa al grupo.
Según la periodista, algunos de los miembros llegaron a aceptar miles de dólares en honorarios de los mismos estudios, plataformas y artistas a los que concedieron sus votos, todo ello callado mediante un “código de silencio”. Los mensajes “para su consideración” no solo venían dentro de un sobre con dinero, sino que también se regalaron viajes de placer para diversos miembros. Por ejemplo, más de 30 asociados disfrutaron de una estancia en París a gastos pagados por parte de los productores de la serie ‘Emily en París’ (D. Star, 2020), previamente a su estreno en Netflix. ¿Resultado? La producción – un guilty pleasure en toda regla más allá de su discutible calidad crítica –, se llevó dos nominaciones en la edición del 2021, como Mejor Serie de TV (Comedia o Musical) y su protagonista, Lilly Collins, como Mejor Actriz de Serie de TV.
No era la primera vez que esto sucedía. En 1981 la HFPA fue investigada por el premio a la actriz Pia Zadora, de quien las malas lenguas declaran que ganó el Globo por su papel en ‘La marca de la mariposa’ (M. Cimber) después de que su marido billonario invitase a varios miembros a la premiere de la película en Las Vegas y a otro pase en su mansión de Beverly Hills. En una ocasión diferente, los miembros de la Asociación recibieron regalos en forma de relojes de oro por parte de los responsables de la película ‘La musa’ (A. Brooks, 1999), con Sharon Stone como cabeza pensante de la estrategia.
Un mes después de la denuncia de Flaa, la Asociación comunicó nuevas medidas internas que auguraban la pluralidad de voces entre sus miembros. Entre ellas, nuevos puestos administrativos relativos a la diversidad y la inclusión, así como una junta de supervisión sobre los cargos más altos y, por supuesto, la restricción de obsequios internos. Esto no ha evitado ganarse el espaldarazo definitivo, al menos durante este año, de entidades que han decidido desvincularse por completo con la Asociación, tales como Amazon Studios, Netflix, Warner Bros. o la propia cadena de televisión NBC, quien se negó a retransmitir la gala al considerar que las nuevas reformas no estarían aplicadas a tiempo cuando se celebrase esta 79ª edición de los Globos de Oro.
Tras el anuncio de las medidas de la HFPA, el grupo activista Time’s Up – conocido por el movimiento feminista #MeToo –, y otras personalidades de la prensa, criticó la insostenibilidad de los plazos de tiempo para postularse como nuevo miembro de la HFPA, así como la exclusividad del grupo, casi sectario (los candidatos deben venir recomendados por dos miembros de la Asociación), y la imposibilidad de que nuevos creadores de contenido y talentos negros tuviesen una oportunidad real de alcanzar puestos de envergadura.
Unas nominaciones muy “blancas”
Las filas que conforman la Asociación brillan por su ausencia de diversidad racial. En los últimos 20 años solo una de sus más recientes presidentas, Meher Tatna, es una persona de color… ¡de un total de 87 miembros! La falta de multiculturalidad ha sistematizado unas nominaciones que parecían, además, pasar de puntillas la visibilidad de la comunidad afroamericana, como sucedió en 2021 con las películas ‘Da 5 Bloods: Hermanos de armas’ (S. Lee, 2020), ‘La madre del blues’ (G. C. Wolfe, 2020) o ‘Judas y el mesías negro’ (S. King, 2021), cuyos intérpretes estaban nominados pero no aparecían como candidatas a Mejor Película. En televisión, la serie popularmente aclamada ‘I may destroy you’ (M. Coel, 2020), con un reparto protagonista enteramente afroamericano, también fue ninguneada por la organización.
La falta de multiculturalidad ha sistematizado unas nominaciones que parecían, además, pasar de puntillas la visibilidad de la comunidad afroamericana.
Algunos intérpretes han decidido seguir el boicot comenzado por otras instituciones. El caso de Tom Cruise es el más sonado, quien el pasado mes de mayo devolvió a la HFPA sus galardones otorgados en 1990, 1997 y 2000, por la escasa implicación de la organización en la inclusión racial. Scarlett Johansson también acusó la organización de prácticas sexistas y declaró que era el momento de dar un paso atrás de la HFPA, palabras que su compañero “marvelita” Mark Ruffalo replicó con su apoyo en redes sociales.
Para tratar de solventar el problema, este año los premios parecen haber recaído en ciertos colectivos menos representados: Will Smith, afroamericano, Mejor Actor de Drama por ‘El método Williams’ (R. Marcus Green, 2021) o Rachel Zegler y Ariana DeBose, de descendencia latinoamericana, Mejores Actrices de Musical por ‘West Side Story’ (S. Spielberg, 2021). Todo ello se ha anunciado en Twitter por un Community Manager que, para añadir más leña al fuego, parecía más desorientado que la propia Asociación en pleno siglo XXI.
Además, por primera vez en la historia de los premios, una mujer transexual ha sido galardonada con el Premio a Mejor Actriz Principal en Serie de TV (Drama). Se trata de M. J. Rodriguez, por su papel en ‘Pose’ (R. Murphy, N. Cragg, S. Howard, 2018-2021), ficción que centra su atención en la comunidad afroamericana y latina LGTBIQ+ en el Nueva York de principios de los 90. Un trabajo merecedor de muchísimos premios, pero que huele a estrategia política diseñada por la organización, teniendo en cuenta que Rodriguez competía, entre otras, con Elisabeth Moss, gran favorita durante años y talento sobre el cual recae todo el peso narrativo de ‘El cuento de la criada’ (B. Miller, 2017-Actualidad).
Hasta 2024 no se espera que en Hollywood se alcancen cuotas de igualdad entre minorías en sus repartos, guiones o producción.
Hollywood lleva varios años intentando suplir todas las cuotas de corrección política con una mayor representación en sus películas y en sus instituciones. A mediados de 2020 los Oscar anunciaban que cambiarían sus bases de participación para encontrar una mayor diversidad social. Pero las cosas de palacio van despacio, y hasta 2024 no se espera que se alcancen cuotas de igualdad entre minorías en sus repartos, guiones o producción. Desconocemos si para entonces seguirán existiendo los Globos de Oro, tal y como los concebimos, o si otros certámenes, como los Critic Choice Awards de la Asociación de Críticos o los SAG, Premios del Sindicato de Actores, se postularán como sus sustitutos. Lo que es definitivo es que el cine, como espejo en el que mirarnos, debe pasar por cambios necesarios. Y este es sólo el comienzo de una larga historia.