‘La Mala Familia’, el cine de barrio que trasciende al barrio

Hablamos con los directores de la película 'La Mala Familia', ópera prima de Nacho Villar y Luis Rojo, del colectivo BRBR, que ha trabajado con C Tangana y se caracterizan por explorar nuevos formatos y una visión cinematográfica y artística pionera. 

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El cine puede tener—pero no siempre pasa— ese efecto boomerang que se asienta sobre la base de crear algo, que la gente lo vea y retorne en forma de reflexión ayudando a que uno sea más empático o conocedor de una realidad que cree ajena y no le atañe, pero sí. En otras palabras, concretamente las del maestro del cine italiano Ettore Scola, el cine es “un espejo pintado”. Reflejar ese mundo que pasamos de mirar porque ocurre en los márgenes es lo que logra ‘La Mala Familia’.

“La Mala Familia en realidad es un grupo de chavales que se conocen desde hace muchísimos años y así se autodenominan”, cuentan sus directores Nacho Villar y Luis Rojo, miembros del colectivo BRBRque nació en 2014 en la escena del videoclip y la música urbana, apostando por nuevos formatos y una visión cinematográfica y artística pionera. 

Han dirigido videoclips de C Tangana y Territoire, por ejemplo, y campañas multipremiadas como la de Heroes from Today!, y ahora presentan su ópera prima. Aún puedes verla en cines—opción siempre más recomendable— y desde hace poco también está disponible en Netflix. Seguramente estará sepultada en la oferta destacada de la plataforma, te animamos a que transgredas el algoritmo y experimentes ese efecto boomerang que mencionamos en la apertura. 

Para conocer más sobre el proyecto, nos reunimos con sus directores Nacho Villar y Luis Rojo, con los que hablamos de la razón de ser de este trabajo, el proceso de rodaje y la verdad que recorre toda la historia de Andresito, el protagonista, y un grupo de chavales marcados por las consecuencias y los efectos del barrio. Y he ahí la reflexión: ¿qué son, qué pasa y qué se cuenta de los barrios? 

El germen

Para poner en contexto al espectador, ¿cómo surge ‘La Mala Familia’ y cómo ha evolucionado el proyecto desde que empezó a gestarse hasta que se terminó?
Nacho: La película surge porque Andresito, el protagonista, un día en el trabajo me cuenta que le ha llegado una carta por un juicio de una pelea cuando tenía 18 años por la que ya entró en prisión, pero el juicio no estaba resuelto y podía caerle más condena y estaba muy agobiado. Ahí empezó el germen, empezamos a hablar de cómo podíamos echar un cable entre todos y en uno de esos puntos de pensar en soluciones, se nos ocurrió que un arma que teníamos era el cine y una manera de que no se nos pasase, mientras pensábamos una solución mayor, era intentar quitar la mayor carga dramática al proceso y empezar a documentar los hitos que englobaban esta movida, de tal forma que si Andrés entraba preso—como al final pasó— quedada un testigo de lo que él sentía en ese momento. A partir de ahí la película fue tomando forma, la vida fue evolucionando. Desde el principio nuestra intención fue estar muy pegados a la vida y en algún momento se estableció que hacía falta un guión, organizar todo lo que había alrededor de este universo e intentar condensarlo en una película.

¿Era vuestra primera película?
Luis: Sí, por eso era como un reto grande a la hora de levantarla, sobre todo con la urgencia del juicio, unos tiempos que no son los nuestros o los que la historia necesitaba para poder acomodar todo el dispositivo de rodaje y evitar a toda costa que se nos escapase y poder llegar a tiempo sin encapsularlo y sin tener que transformarlo en una cosa o en un producto fruto de un guión, sino respetando siempre todo lo que iba sucediendo pero con la agilidad suficiente como para poder ir comparándola.

Nacho: La dificultad de este proyecto es la exposición de sus vidas personales, este fue el reto.

De hecho, hay momentos muy íntimos…

Luis: Claro, el proceso de grabación duró 4 o 5 años, hay varios rodajes dentro del proyecto. Esto permitió que fueran entendiendo cómo querían representarse ellos a sí mismos. Estas idas y venidas ayudaron también a entender que la cámara no era una cosa hostil o una distancia.

 Nacho Villar y Luis Rojo, directores de 'La Mala Familia'.

Los directores Nacho Villar y Luis Rojo durante el rodaje de ‘La Mala Familia’.

Sin guión

Esas situaciones íntimas de las que habláis no estaban guionizadas, ¿no?
Nacho: Teníamos muy pocos días, muy poco dinero y había que acotar la historia, no podíamos fliparnos a grabar. Sí que había una estructura que contenía ese encuentro con Andrés que era real y queríamos que se trataran determinadas cosas. Más allá de esa comunión que se ve en la película en esos 14 días que estuvimos en el pantano, lo que hacíamos era plantear las situaciones, siempre pactadas con ellos, y ya cada uno tenía su historia, no escribíamos lo que cada uno decía. Al final estábamos mostrando algo muy poco mostrado y que ellos mismos nunca habían compartido con un público. Hacíamos la puesta en escena, elegíamos el lugar, los personajes que entraban, pero había libertad total de acción.

Justicia de clases

La manera de rodarse y de ordenar el relato es determinante para poder poner el foco en lo que para vosotros era importante. ¿Cuál es ese valor transformador que pretendéis con esta obra?
Nacho: Hay varias lecturas de la película y creo que se puede llegar a ella desde muchos lugares, pero hay un tema aquí con la justicia que sobrevuela todo el rato y con la sensación de cárcel fuera de la cárcel, hasta cuando es justo seguir persiguiendo a alguien por cierto delito, cuando realmente si pagas se va todo. Hay una cuestión económica de clase trabajadora, son chavales que curran duro, que intentan sacar sus vidas adelante y que 100% están insertados en la sociedad, no hace falta una reinserción. Cómo el dinero evita que puedan estar tranquilos y ser lo que se supone que la sociedad querría de ellos, este es un tema que me parece crucial en la película. Luego se tocan otros temas por encima: la amistad, como un reducto de resistencia cuando no tienes herramientas para defenderte o para expresarte. Nosotros tenemos un privilegio que es el cine y fuimos siendo conscientes en el proceso de que este privilegio podía compartirse para que de alguna manera hubiese un segundo juicio. Hay un primero en el que los chavales se arrepienten, se declaran culpables. Pero de cara a convivir en esa sociedad la película plantea una segunda oportunidad casi pedida para ellos. Y, también, es evidente la cuestión racial, de quién es español y quién no, qué te hace sentirte español y qué no, cuando hablamos de chavales que han nacido aquí o llevan toda su vida viviendo aquí.

“Hay un tema con la justicia que sobrevuela todo el rato y con la sensación de cárcel fuera de la cárcel, hasta cuando es justo seguir persiguiendo a alguien por cierto delito”

El barrio

Se trata de una peli sobre personas de barrio pero no aparece el barrio. Elegís un pantano para reunirlos a todos a raíz de un permiso que conceden a Andrés, ¿por qué esa descontextualización?
Luis: Aquí se juntan varios factores, por un lado que la vocación de hacer la película era encontrar en el cine un espacio de representación en el que poder sentirte cómodo, sentirte apelado y sientas como propio. Siendo nosotros de Madrid Sur no encontrábamos en el cine esta realidad, sino más bien una distorsión que resalta cosas como la criminalidad, la marginalidad, que tenían poco o nada que ver con nuestra vivencia. La idea de poder sacarles de estos fondos más clichés y más arquetípicos y poder llevarlos a un paisaje natural más evocador, más cercano a lo vacacional, nos permitía cambiar el fondo y quedarnos solamente con la figura y poder darle precisamente una visión más 3D, más compleja, cómo son las relaciones, cómo se construye una identidad de barrio, qué significa, qué peso cargas contigo, te vayas donde te vayas, aunque te saquen de ahí.

'La Mala Familia'

El grupo de amigos ‘La Mala Familia’ durante una escena del rodaje.

Nacho: En la película se refleja lo que llamamos el derecho a la vacación. Si no fuese por la película esa situación no hubiese ocurrido, igual un día sí, pero no nos podíamos haber ido como fuimos 10 días o dos semanas y hacer comunidad para crear un espacio seguro, no era irse a pillarse el pedo y ya está. Cambiando el contexto a una persona cambias muchas cosas, tú no vas actuar igual en la plaza del barrio que en un pantano con amigos. Hay también una violencia desde la arquitectura hasta la cotidianidad, es transversal.

¿Los barrios pueden acabar siendo cárceles también?
Luis: Sí y muchas veces están diseñados y proyectados en modos parecidos a una cárcel, aunque a veces haya distintos proyectos de arquitectura, distintas visiones que pueden ir evolucionando en cómo se conceden zonas verdes, espacios deportivos, pero al final lo que estás creando son continentes de gente a la que se apelotona y el rango de libertad que queda es más limitado. Pero también puede ofrecerte lo contrario, no me iría a una visión pesimista del barrio, no es una condena o algo determinista. También te permite crear otro tipo de redes y generar una identidad que te permite enfrentarte a cosas desde una visión política, emocional y propia que te pueda hacer alguien más particular.

“Es cierto que los barrios están diseñados para alinearte de alguna manera, pero al mismo tiempo la gente no es tonta y lucha y se hace fuerte contra eso”

De hecho, precisamente ese valor de familia, de fraternidad, de comunidad que se marca en la película tiene su origen en el barrio.
Nacho: Ahí iba yo. Hay una cosa que tienen los barrios obreros de España que es que la gente que es de ahí tiene un sentimiento identitario, muy parecido a lo que se sienten en los pueblos. En los barrios la gente está más tranquila, cualquier chaval de barrio, a los que se criminaliza muchas veces, está tranquilo, no suele haber grandes movidas ni grandes jaleos, la gente suele colaborar bastante los unos con los otros y hay más un sentimiento de comunidad. Como dice Luis, es cierto que los barrios están diseñados para alinearte de alguna manera, pero al mismo tiempo la gente no es tonta y lucha y se hace fuerte contra eso.

El cine de barrio muchas veces peca en ensalzar la estética sin importar demasiado el latir verdadero de lo que allí se vive y se respira. ¿Vuestro colectivo BRBR quiere mostrar esa cara oculta?
Luis: Sobre todo el componente humanista, lo que más nos interesa en cualquier película que hagamos es que sea una película que al verla personas de distintas procedencia o pertenencias puedan crear una línea de conexión, un debate, entenderse mejor. Esto como colectivo sí nos atañe y nos late. Lo que queremos es un cine que pueda ser consumido desde cualquier posición y perspectiva, seas cinéfilo o una persona que accede al audiovisual o al cine como entretenimiento, formación. Todo el mundo tiene lugar para que conecte con el espectador venga de donde venga. Nos pasó en Sevilla que se proyectó para 250 alumnos de instituto, tres de ellos eran de Polígono Norte, de las 3.000 viviendas -el barrio más conflictivo y guetificado de España- y fue flipante, se hacían fotos con Andresito, el protagonista.

Andresito, protagonista de 'La Mala Familia'.

Andresito es el protagonista de ‘La Mala Familia’. Ya ha saldado su deuda con la justicia.

Cultura de barrio

Está pasando con la moda y con la música también. ¿La cultura de barrio está logrando salir del barrio para llegar a otros estratos sociales?
Nacho: Sí creo que gracias a las nuevas tecnologías y a la manera de poder comunicarse mejor y acceder mejor a ciertas cosas, empieza a haber esperanza para que muchos chavales y chavalas de clase trabajadora rompan esa barrera a través de su creatividad y de su trabajo. Pero hay mucho camino por hacer en ese sentido. A nosotros nos gustaría incidir en crear otro tipo de redes y vínculos que no estén siempre atados a esta cosa clasista, elitista del centro, de ir a determinados lugares porque ahí va la gente y hay que parar ahí.

“Es importante seguir teniendo espacios en los que poder compartir tu arte sin tener que competir con artistas más hegemónicos”

Luis: También creo que hay una doble cara, que es la vampirización más mainstream de todas estas identidades que las absorbe, las transforma y cuando ya no le sirven, las rechaza.

Nacho: Es importante seguir teniendo espacios en los que poder compartir tu arte sin tener que competir con artistas más hegemónicos. Es súper interesante que se abra el mundo de la cultura a ese espacio.

En vuestro caso, ¿cómo ha sido esa transición más allá del barrio?
Nacho: Hemos nacido en los 90, en nuestra generación ha habido gente que ha podido ir a la universidad y gente que no lo ha hecho, las relaciones personales se han mantenido al margen de esto y son constantes y sólidas a día de hoy. Creo que ese mejunje, esa amalgama de realidades conforma un barrio, no es una celda per se, ni una cosa que te avoque al fracaso, es importante entender más dimensiones de esta realidad.

Financiación

¿Cuesta más levantar económicamente una película de barrio y sobre el barrio que otros proyectos?
Nacho: Levantar una primera peli siempre es difícil. Levantar una película tan anclada a la realidad y donde la urgencia era la nota dominante era bastante complicado. No me atrevería a decir que por ser de barrio sea más difícil…

Luis: Para conseguir financiación hubo que hablar con gente muy distinta e impregnarles de lo que estábamos sintiendo al hacer la película, para que ellos pudiesen participar de ella. Fue importante ir siempre a pecho abierto, contarles sin vender la moto, íbamos y les decíamos estamos con esto, la realidad es así. Desde ese punto sí que se cayeron bastantes posibilidades financieras, porque no todo el mundo quiere arriesgar su capital en algo que no se sabe muy bien cómo empieza ni cómo termina Nosotros trabajamos mucho en LABS para acceder a ayudas como colectivo. Sobre todo se ha basado mucho en ser persistentes y como dice mi madre “ir a calzón quitado”. A los productores que estaban interesados les presentábamos a los colegas, se venían una tarde, se tomaban una cerveza y entendían qué había ahí. Era la manera más fácil de conectar.

Póster de 'La Mala Familia'.

Póster de ‘La Mala Familia’.