Se encienden los focos, el público grita enloquecido y dos MC’s —palabra que proviene de ‘maestro de ceremonias’ y se utiliza para nombrar a los participantes en el mundo del freestyle— comienzan a unir rimas sobre una base instrumental de rap con un único fin: desprestigiar a su oponente, eso sí, sin que haya ningún tipo de contacto físico. Las palabras se suceden a un ritmo frenético de un micrófono a otro y el jurado, que lo observa todo atentamente desde un lateral del escenario, debe decidir el freestyler vencedor al final de la contienda. Una batalla verbal sin cuartel donde el diccionario es el único arma para ganarse al público.
Demostrar ser el MC con más calidad del circuito se ha convertido, para muchos jóvenes, en una obsesión por la que están dispuestos a jugarse su prestigio y cuerdas vocales. Y es que las batallas de gallos, pese a los focos y cámaras, siguen manteniendo la misma esencia que las vio nacer en las calles del Bronx de Nueva York en los 70. “A partir del año 2000 se va teniendo una visión más orientada hacia la ‘deportivización’ del mercado hispanohablante. Las competiciones pasan a ser un medio para, algún día, llegar a ser artista. Mientras que en el mercado anglosajón se mantiene un espíritu mucho más underground. Los raperos compiten para tener visualizaciones en sus temas”, explica Asier Fernáncez, CEO de The Urban Roosters, la empresa encargada de organizar las competiciones de Freestyle Master Series (FMS) —una competición paralela a la archiconocida Batalla de Gallos de Red Bull—.
En países como España, Chile, México y Argentina el freestyle cuenta con una amplia legión de seguidores desde la década de los 80
En países como España, Chile, México y Argentina el freestyle cuenta con una amplia legión de seguidores desde la década de los 80. La llegada de Internet y la esponsorización de marcas como Red Bull —la bebida energética ha patrocinado los torneos desde 2005 a 2009 y de 2013 a la actualidad—, más el reciente auge de las redes sociales, ha hecho que en las últimas dos décadas el interés por las batallas de gallos haya crecido de forma imparable. La final internacional de la Batalla de Gallos de Red Bull de 2019 congregó en Madrid, según datos de la propia marca, a algo más de 17.000 personas delante del escenario y 1.675 millones de espectadores concurrentes en Youtube. Cifras de asistencia que prueban la existencia de la fiebre mundial por la improvisación.
La revolución de la métrica
Pero, ¿en qué momento un divertimento dirigido para un público —casi— marginal pasa a ser uno de los espectáculos más virales de la red? La respuesta es concisa: cuando aparece el dinero. La entrada de Red Bull como espónsor principal hace que el circuito se profesionalice de tal modo que se crean las primeras competiciones regionales y nacionales en España y en varios países de Latinoamérica. Además, también se comienza a organizar un torneo internacional para el mundo hispanohablante patrocinado por la marca de bebida energética donde solo compiten los finalistas de cada país. Tirando de símil futbolístico, se forma, por primera vez, la Champions League de los MC en español.
“La batalla con Dtoke fue bastante importante para la gente que ya seguía el freestyle. Una especie de hito. Cuando yo empecé competía delante de amigos por premios de apenas 200 euros. Aquel duelo me dio una proyección que fue más allá del dinero y me permitió materializar muchos otros proyectos”. Habla Arkano, probablemente, el freestyler español que mejor representa la profesionalización de esta disciplina. Charlando con él hace alusión al duelo que ganó a Dtoke en 2015 y que le proclamó campeón internacional. Una batalla histórica que se ha mantenido durante cinco años como la más vista de Youtube con más de 44 millones de reproducciones.
Recuerda Arkano que ese duelo, junto con el Récord Guinness de improvisación durante 24 horas conseguido el año siguiente, fueron los dos hitos que marcaron el crecimiento fulgurante de su carrera y la nueva senda por la que discurriría el freestyle en español. “El récord marcó un punto de inflexión en mi carrera, no sé si en el freestyle, no soy yo quien debe juzgar eso. Pero sí puedo asegurar que lo que sucedió en la Puerta del Sol de Madrid fue muy grande, trascendió a un público más generalista. A partir de 2016, todo se populariza y muchos freestyler pudimos empezar a ganarnos la vida improvisando”, explica.
En la edición de 2020 de Batallas de Gallos Red Bull se batió el récord de inscripciones —más de 17.000— y reproducciones —411 millones—
Esta euforia se ha traducido, en la actualidad, en cifras que bien merecen una rima. En la edición de 2020 de Batallas de Gallos Red Bull se batió el récord de inscripciones —más de 17.000, según datos oficiales— y reproducciones —411 millones—, y no son alucinaciones. En total, más de 35 millones de horas de contenido. Una edición, que para más inri, tuvo lugar en un estudio de televisión de República Dominicana en medio de una pandemia global, sin público y con escenarios 100% virtuales.
En dicho torneo se proclamó ganador el rapero mexicano Rapder. Un tipo que, pese a su habilidad para la improvisación, fue protagonista en 2019 —y no en el buen sentido del término— por lanzar alguna que otra rima machista, algo bastante habitual aún en las batallas de gallos, en un duelo frente a la rapera española Sara Socas, una de las pocas freestyler femeninas dentro del circuito. La canaria no se achantó y puso al mexicano en su sitio con unos versos que hicieron tambalear los cimientos del propio freestyle. Por primera vez, una mujer ponía de manifiesto sobre el escenario que no era necesario, pese al código de ficción, recurrir al machismo para llevarse la victoria.
Rimas por euros
Lo que está claro es que el freestyle se ha convertido en un espectáculo que nada tiene que envidiar a nivel de audiencia a competiciones deportivas o actuaciones musicales. Sus protagonistas son auténticas estrellas que cuentan con millones de seguidores en redes sociales. Sin embargo, y contra la opinión generalizada, su salario o, al menos, sus ganancias por el espectáculo que brindan, no se corresponde con el de estrellas del show bussines. En el año 2019, el rapero español Bnet se proclamó campeón de la Batalla de Gallos Internacional de Red Bull tras vencer al colombiano Valles-T. Pero, tal y como manifestó en una entrevista posterior en el programa ‘Tiempo de Juego’, su victoria solo se tradujo en algo más de 4.000 euros. Algo que, en opinión de Arkano, no es del todo relevante. “Cuando la gente se inscribe en la Batalla de Gallos de Red Bull no sabe ni que hay premio económico. La proyección que te dan cuando quedas campeón es bestial. Te permiten materializar todos tus proyectos. Hay razones que van mucho más allá de lo económico”, explica el rapero español. Y razón no le falta. Él mismo, tras proclamarse campeón internacional en 2015, protagonizó el Récord Guinness de improvisación con el apoyo de esta marca y publicó su primer libro y disco. En la misma línea, otros freestylers como Papo MC, Dtoke o Kapo 013 compaginan las rimas con sus vídeos de Youtube, siendo creadores de contenido de gran éxito.
Mientras, de forma paralela, otros muchos raperos deben buscarse la vida a base de constancia y muchos escenarios. Uno de ellos es Mister Ego quien, gracias a tener un contrato con la Freestyle Master Series (FMS), podía embolsarse, ya en 2019, unos 2.500 euros al mes, de los cuales algo más de 1.100 euros eran de su sueldo fijo con la FMS. “En el modelo FMS se tiende a la meritocracia, por lo que evidentemente los campeones son los que más cobran. Contamos con 60 freestylers en nómina, 90 personas si añadimos jurado y speakers. Te puedo asegurar que los salarios de los más top se han multiplicado por 15 desde 2017”, matiza Asier Fernández, CEO de The Urban Roosters.
“Los salarios de los freestylers más top se han multiplicado por 15 desde 2017”
Asier Fernández (CEO de The Urban Roosters)
Aparte del sueldo que cada rapero se lleva mensualmente, la visibilidad que supone subirse encima de un escenario hace que muchos de ellos se conviertan, casi sin quererlo, en un filón para las marcas. “A nosotros nos gusta ver FMS como una ventana o un potenciador de lo que puedan ganar los freestylers con su imagen. Les damos la visibilidad de nuestro escenario para que cada uno monetice sus propios espónsors, ya sea la marca de una gorra o unas zapatillas”, aseguran desde The Urban Roosters. Esta compañía española es, en parte, culpable de la profesionalización de la rima en los últimos años. Ha sido pionera en la organización de las ligas profesionales de freestyle que reúne a los mejores raperos bajo un mismo formato.
La plataforma nació en 2017 con una financiación de 300.000 euros bajo el amparo de Lanzadera, la aceleradora de startups de Juan Roig, el dueño de los supermercados Mercadona, y hoy puede presumir de ser la mayor comunidad de freestyle del mundo. “Nuestra comunidad roza los 20 millones de personas en todo el mundo, tenemos entre 40 y 50 millones de visualizaciones acumuladas al mes en Youtube y nuestro objetivo para 2021 es multiplicar por cuatro lo que ingresamos en patrocinios en 2020”, nos contextualiza uno de sus responsables.
Una de sus grandes bazas es la digitalización del circuito freestyle. La app de The Urban Roosters se ha convertido en una herramienta imprescindible capaz de trasladar las competiciones de los escenarios a Internet sin importar el dónde y cuándo. Un punto de encuentro para profesionales y aficionados que permite a la compañía controlar, en países como España, hasta el 72% de las batallas que se celebran y seguir aumentando su cartera de freestylers en el caso de que nazca alguna nueva estrella al otro lado del teléfono. Es decir, una especie de talent show de raperos a escala mundial.
¿Cómo se gana dinero?
En un género copado por las grandes discográficas y multinacionales, el ejemplo de The Urban Roosters da cuenta de la importancia y el valor de mercado de la audiencia a través de streamings y contenido en abierto en Youtube. Como ocurre con los eGames. “Hemos estudiado muy de cerca el desarrollo de los torneos de eGaming o competiciones como la UFC. Antes de la llegada de la COVID-19, nuestra vía de monetización principal era la venta de entradas. Solo para 2020 teníamos previsto vender 200.000 tickets. Los efectos de la pandemia nos han obligado a dirigir buena parte de nuestro esfuerzo a convertir la línea de patrocinios en nuestra principal fuente de ingresos. Actualmente, un 70% de nuestros patrocinios son de origen digital que se desarrolla a través del contenido que emitimos, ya sea en directo o bajo demanda”, puntualiza el CEO.
El objetivo es captar los ingresos de todas aquellas empresas que deseen asociar su imagen a la del circuito y superar los costes de organización. Según datos del propio Asier Fernández, el precio por organizar una jornada FMS en 2018 oscilaba entre los 35.000 y 60.000 euros. Una fórmula de financiación que ha motivado la expansión internacional. “Nuestra idea era extendernos en 2020 a Francia, Italia y Portugal, ya que en el mercado hispanoparlante nos quedan pocos rincones a los que atacar, pero todo se cayó. Este año tenemos planeado desembarcar en Brasil, pero igual que en Europa, está todo muy ralentizado. La parte positiva es que hemos logrado llevar adelante la FMS Internacional 2021 —se disputará del 28 de junio al 5 de julio— pese a todas las restricciones de movilidad. Se disputará en una burbuja al igual que los Playoffs de la NBA y promete ser algo épico”, finaliza Fernández.
Cifras mareantes que dan cuenta de que el espectáculo del freestyle, a base de rimas y desafíos verbales, se asienta como una profesión de la que vivir pero, también, disfrutar.
Los 25 freestylers con más seguidores del mundo
En el freestyle actual las rimas que se vierten sobre el escenario tienen su eco en lo digital. Atendiendo al número de seguidores que cada freestyler alberga en su perfil de Instagram hemos elaborado un ranking con los 25 más seguidos dentro del mundo hispanohablente. Si hay algo que reconforta más que ganar una batalla, es tener tras de sí un buen puñado de followers.
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