“Los Ertegün empezaron todo esto a principios de los años 70”, comenta el actual propietario del Cosmos, el italiano Rocco B. Commisso, mientras saluda a la multitud, que se asemeja a una familia numerosa. Todos parecen conocerse. Hay niños corriendo y jóvenes vestidos con camisetas de color azul y verde haciéndose selfies. Tienen Coney Island de fondo. De acuerdo con el actual presidente del club, cuando se habla de fútbol en Nueva York, prácticamente todo el mundo piensa en el Cosmos. Probablemente sea cierto, ya que fue un gran equipo en los años 70. Ahora está intentando recuperar esa etapa de esplendor de la mano de su nuevo dueño y de un creciente número de aficionados.
El fútbol empezó a tener éxito en el país norteamericano gracias al Mundial de 1966 celebrado en Inglaterra, que fue televisado. Tanto es así que solo un año después ya se habían creado dos torneos distintos: la United Soccer Association, con 12 equipos, y la National Professional Soccer League (NASL), formada por 10. Nueva York contaba con un equipo en cada liga y ambos jugaban en el estadio de los Yankees, situado en el barrio del Bronx. Sin embargo, cuando estas dos ligas principales se fusionaron en el 68, los conjuntos neoyorquinos no sobrevivieron para ser testigos de la nueva era de este deporte, que llegaría con la constitución de la North American Soccer League. Pero era absurdo que una ciudad cosmopolita como Nueva York –con millones de habitantes que hablan cientos de idiomas y provenientes en un 60% de países futboleros– se quedara sin un equipo.
No resulta sorprendente que decidieran fundar el mejor club de fútbol de los Estados Unidos estando de juerga
Fue entonces cuando entraron en escena los hermanos Ertegün, ejecutivos de Warner Communications, que convencieron al presidente de la compañía, Steve Ross, para expandir mercados a través del soccer. Los turcos eran famosos por conocerse al dedillo las mejores discotecas del mundo –su favorita era, cómo no, Studio 54–. Por eso, no resulta sorprendente que decidieran fundar el mejor club de fútbol de los Estados Unidos estando de juerga. En concreto, fue durante el Mundial de 1970 que se celebró en Ciudad de México. Según cuenta la leyenda, los líderes de la liga estadounidense, el jugador Phil Woosnam y el periodista Clive Toye, se presentaron en una fiesta de los hermanos Ertegün y les animaron a crear un equipo de fútbol. En un año, el New York Cosmos estaba vivito y coleando con una poderosa campaña de marketing a sus espaldas. Iba a ser el inicio de su época dorada.
Hola y adiós al astro brasileño
“Me trajeron al New York Cosmos a finales de los 70, cuando se estaba creando el fútbol en Estados Unidos. También trajeron a Pelé. Ahora no juegan frente a miles de personas, pero el espíritu sigue ahí”, recuerda el futbolista neerlandés Wim Rijsbergen, quien se encuentra de visita en Coney Island para un partido amistoso. Y es que el Cosmos fue el orgullo de Nueva York en el apogeo de la Liga de Fútbol de América del Norte en la década de los 70.
Al principio, casi todo el equipo estaba formado por “estadounidenses con guiones”, jugadores estrella de la liga local que, en su gran mayoría, habían nacido en otros países y se habían establecido en Nueva York, o eran descendientes de inmigrantes de primera generación. Pero eso no fue suficiente para el club con el que habían soñado Steve Ross y los hermanos Ertegün. Así que, en 1975, ficharon nada más y nada menos que al que es, hasta la fecha, el mejor futbolista de todos los tiempos: el Rey Pelé. El jugador se había retirado oficialmente un año antes, pero debido a su mala situación económica tuvo que volver a ponerse los botines y aceptar la oferta del club americano. De hecho, hay quienes incluso aseguran que el club fue creado para tener en él al astro brasileño. No hay pruebas de ello, pero lo que no se puede negar es que los colores del uniforme inicial del Cosmos –camiseta dorada, shorts azules y medias blancas– eran muy parecidos a los de la selección brasileña.
Obviamente, la llegada de Pelé le dio legitimidad al club y a la liga nacional. El equipo tardó tres temporadas en convertirse en un verdadero negocio. En 1976, fichó al italiano Giorgio Chinaglia, del Lazio; y un año después, al alemán Franz Beckenbauer, del Bayern de Múnich, y al brasileño Carlos Alberto, del Flamengo.
Debido a su mala situación económica, Pelé tuvo que volver a ponerse los botines y aceptar la oferta del club americano
Entonces empezó la fiesta. Ese año ganaron el campeonato de Estados Unidos, jugando frente a 80.000 personas en el ya desaparecido Giants Stadium de New Jersey. El retiro definitivo de Pelé, el 1 de octubre de 1977, fue un evento deportivo inolvidable. El Cosmos se enfrentaba al Santos, club brasileño donde él empezó su carrera. Llovió mucho durante el partido y no faltaron los aficionados que pensaron: “¡Dios está llorando porque Pelé ya no va a jugar al futbol!”. El brasileño jugó para el Cosmos durante la primera mitad y para el Santos durante la segunda. El partido fue televisado en todo el mundo.
Declive y renacimiento
Después de la despedida de Pelé, el Cosmos y el fútbol estadounidense tuvieron un periodo de gloria que duró cinco años. Jugaron para más de 30.000 personas en sus partidos locales, ganando casi todos. Los neoyorquinos estaban orgullosos y felices de poder continuar con el éxito del equipo. Además, en sus partidos era común ver a músicos y productores famosos contratados por la Warner Records. Mick Jagger era uno de los más habituales, al igual que Robert Redford. El rockero, incluso, llegó a convertirse en un directivo del club. Así, el Cosmos creó una estrecha relación entre el fútbol y el rock.
En sus partidos era común ver a músicos y productores famosos contratados por la Warner Records. Mick Jagger era uno de los más habituales, al igual que Robert Redford
“Los mejores recuerdos de aquellos años ocurrieron en el aparcamiento”, comenta el historiador del equipo David Kilpatrick. “Las tailgate parties, las fiestas celebradas en parkings de estadios antes y, a veces, después de un partido, fueron increíbles. Era una atmósfera carnavalesca. Todos pateaban una pelota mientras ondeaban banderas y estandartes del Cosmos. Siempre fueron muy coloridas”, recuerda. Por lo que no es de extrañar que Ertegün llamara al campo “el escenario”. Con jugadores como Pelé y Beckenbauer –actual presidente honorario del Bayern de Múnich y considerado uno de los jugadores alemanes más grandes de la historia–, el fútbol era, sin duda, un jogo bonito. Desafortunadamente, los días glamurosos no duraron mucho y la NASL cesó en 1985. Además, Warner empezó a deshacerse de negocios poco rentables y unos de ellos era el Cosmos. Aun así, el equipo logró crear una generación de niños futboleros. Si bien, después del “efecto Pelé”, esa pasión se desvaneció en las gradas.
La liga se refundó en 2011 y el nuevo Cosmos debutó en 2013, después de que el empresario británico Paul Kemsley se hiciera con los derechos de la marca. Allí se retiraron en 2015 otras dos leyendas del balón: el mítico madridista Raúl González y el brasileño –nacionalizado español– Marcos Senna. Sin embargo, las pérdidas económicas –se habló de 24 millones de euros– casi le hacen desaparecer de nuevo en 2016. El club llegó a rescindir los contratos de todos sus jugadores, pero entonces apareció Commisso. Ahora, de nuevo, la situación no es demasiado halagüeña: la NASL decidió cancelar la temporada 2018 por no tener el mínimo de 12 equipos para configurar la categoría. Y es que la mayoría de franquicias están en la Major League Soccer (MLS), actualmente la principal liga de fútbol en Estados Unidos, y en la USL (United Soccer League).
Pese a todo, el nuevo equipo está entusiasmado con su nueva casa: el MCU Park de Coney Island, que es también la del equipo de béisbol Brooklyn Cyclones. Puede que el club ya no juegue frente a 80.000 personas, pero siempre será recordado como el mejor equipo de la historia del fútbol en Norteamérica.
*Puedes ver el reportaje completo en el número 35 de Mine. Pide tu ejemplar en papel en tienda.ploimedia.com o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android.