Sus casi 10 millones de seguidores en redes sociales le han valido para alzarse como uno de los humoristas más virales de Internet. Se ha convertido en el rey del chascarrillo viral y con sus vídeos de apenas un minuto de duración ha conseguido engatusar a toda una generación de gente que se parte de risa con su forma de retratar los tópicos y estereotipos sobre la vida entre amigos, pareja o en el ámbito familiar. Jorge Cremades (Alicante, 1988) hace tiempo que dejó de ser Jorge para ser, como él mismo dice, “el tío de los vídeos graciosos”. Aunque no todo han sido risas a lo largo de su trayectoria –en 2016 se vio envuelto en una gran polémica, que aún hoy le persigue, por varios vídeos considerados homófobos y machistas, y unas declaraciones desafortunadas–, este humorista de barba frondosa y amante de las camisas hawaianas asegura que lo suyo con el humor es algo que va de serie, tal vez, por deformación profesional. Comprobamos por nosotros mismos si es verdad eso de que la comedia ahora se mide en likes.
¿Te definirías como alguien diferente?
Siempre me he considerado diferente porque a veces hablo solo, soy un poco tonto, me expreso mal y no comunico bien y la cabeza se me va contando historias. Digamos que estoy acelerado mentalmente. Es algo que me pasa desde pequeño. Sí diría que soy un poco payaso o diferente en ese sentido. De hecho, estoy hablando contigo y se me pira la cabeza –ríe–.
¿Qué te diferencia de los humoristas de la vieja escuela?
Al final, la comedia tiene muchos ámbitos. Pero digamos que el formato de vieja escuela es muy marcado en que, teatralmente hablando, está muy cerrado. Los sketches, da igual la plataforma donde los subas, al fin y al cabo, son humor. Sin embargo, toda la gente que nos dedicamos a Internet queremos cambiar y probar cosas nuevas. Aquí en España la gente aún no lo entiende bien, pero somos una generación que experimenta, prueba y estamos dispuestos a todo.
Recientemente, has logrado tu primer millón de suscriptores en Youtube. ¿Qué significan las cifras para ti?
La verdad es que siempre quieres más. Cuando estaba por los cinco millones de seguidores en Facebook me preguntó una amiga: “¿Y ahora qué quieres?”. Y yo le dije: “Pues seis”. Hay youtubers que dicen: “¡Si no os gusta lo que hago, dejad de seguirme!”. Yo, al contrario. Espero que, por favor, no me dejen de seguir nunca -ríe–. Cuando te llega la placa del millón, te llega junto a un mensaje que dice: “El siguiente premio que te vamos a dar es cuando llegues a los 10 millones”. Joder, es una locura, pero quizá algún día pueda conseguirlo.
¿Económicamente esas cifras son correspondidas?
Sí, yo vivo de esto, como mucha gente con menos repercusión. Es un trabajo más. Si te lo tomas en serio y te dedicas a ello a tiempo completo es posible vivir.
“Yo soy así, pero también hay un personaje que es inevitable”
¿Cuánto te han llegado a ofrecer por utilizar tu imagen?
Ahí está mi mánager, habla con ella –ríe–. He dicho que no a muchas marcas y me han dicho que no muchas veces. Cada vez que subes un vídeo a Instagram te estás ofreciendo para trabajar. Hay muchas razones para decir que no: porque hayas trabajado para la competencia, le tengas tirria a esa empresa o porque no quieras relacionarte con su producto. Yo, por ejemplo, no fumo y nunca haría nada con una tabacalera. ¡Un momento! ¿Qué digo? Todos tenemos un precio –bromea–.
¿Podrías vivir sin móvil?
¡No! Lo tengo claro. Soy un adicto compulsivo al teléfono. Estoy enganchado a Instagram, como todo el mundo, y a TikTok –es una app para crear y compartir vídeos cortos-. Paso mucho tiempo grabando y editando. Por otro lado, el WhatsApp me tiene loco, mis amigos no paran de escribirme todo el tiempo.
¿Dónde estarías si Facebook o Instagram no existieran?
Antes hacía teatro. He hecho y hago un montón de castings y en ninguno me cogen, incluso ahora –ríe–. Igual no se me da bien hacer castings, así que no sé si hubiera llegado a algo. Empecé a estudiar arte dramático en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD) y, si no hubiera empezado con los vídeos, hubiera acabado los estudios. Tuve que dejarlo porque el trabajo me sobrepasaba. Empecé a recibir un montón de propuestas y dije: “Es el momento”.
Fenómeno viral
¿Cuánto hay de real en el Jorge Cremades que vemos en los vídeos que circulan por redes sociales?
Hay bastante porque yo soy así, pero también hay un personaje que es inevitable. Son muchas reacciones, muchas expresiones y algunas no me han pasado nunca, pero sí le han ocurrido a algún amigo y me lo ha contado. Todo es humor y está exagerado para que sea más divertido. Mis amigos son mi gran fuente de inspiración, sobre todo en el día a día. Una vez estaba hablando con Luis Piedrahita sobre que ya no iba en metro porque tardaba mucho y él me dijo: “Tío, si no vas en metro, te vas a perder matices de la vida, y si te pierdes los matices al final no sabrás interpretarlos”. No he vuelto a ir en metro, pero tiene razón en el mensaje –ríe–. Si dejas de vivir te pierdes la vida.
¿Te gusta la fama?
No siento la fama como tal. Cristiano Ronaldo dirá: “Joder, estoy agobiado, no puedo vivir, los paparazzis no paran”. Yo todo eso no lo tengo. Me gusta todo lo que me está pasando y que la gente me reconozca y me salude. Me tratan como si fuera su amigo de toda la vida. No lo cambiaría por nada y no me gustaría que terminara nunca. Sin embargo, creo que al final la vida te pone en tu sitio. Si mi lugar no fuera estar en el móvil de la gente y sí como creativo de alguien que sí lo está, también sería feliz.
¿Te han llegado ofertas para hacer algo en televisión?
Sí, pero luego he ido a los castings y no me han cogido. No creo que la gente no me quiera, sino que yo no lo hago bien –ríe–. Lo he pensado muchas veces, pero es que lo digital me gusta mucho. Si algún día surge la oportunidad intentaría compaginarlo, supongo.
“Cuando te expones en un medio de comunicación tienes que tener los reflejos suficientes para saber que la gente te va a juzgar de primeras. Si me equivoqué en algo fue en eso, en ir de tonto”
Cuanto mayor es la repercusión más grande es la crítica. ¿Cómo llevas que la gente hable de ti?
Genial, me encanta que hablen –ríe–. Igual que cuando la gente se me acerca en la calle, me encanta que me pidan fotos, que me saluden y me recuerden vídeos o se metan conmigo. Es como un patio de recreo gigantesco. Por regla general, la gente suele ser súper agradable.
Sin embargo, se te ha acusado de homófobo y machista…
No te puedo decir que me haya equivocado, que soy el culpable, porque no es así. ¿Que hay vídeos desacertados? Puede ser. Habré hecho más de mil vídeos y se me está juzgando por dos o tres. Cualquiera puede cometer un error. El problema de Internet es que si tú haces un chiste y le llega a una persona que no está en esa onda, no lo va a interpretar bien. Lo he pasado muy mal por mis amigos, mi pareja y mi madre.
En 2016, hiciste una entrevista en un medio que se tituló con esta declaración tuya: “Hay más violaciones a hombres que a mujeres”. ¿Fue el principio del fin?
Lo que pasó es que en ese momento se produjeron una sucesión de acontecimientos que no me ayudaron en nada. Realmente, si tú lees la entrevista entera, verás que la respuesta es desacertada, pero es que el titular es criminal. La gente que sólo se leyó el titular puede que fuera injusta. Cuando te expones en un medio de comunicación tienes que tener los reflejos suficientes para saber que la gente te va a juzgar de primeras. Si me equivoqué en algo fue en eso, en ir de tonto.
Desde entonces, ¿te has planteado alguna vez abandonar la escena pública?
No, ¿qué hago? Tendría que dedicarme a otra cosa. Antes era informático y, la verdad, no me veo volviendo a eso. Tiras y esperas a que pase el vendaval. Es una sensación de impotencia, en la que sólo puedes esperar a que pase todo lo más rápido posible. Pensé: “Necesitamos un parón, que la gente se olvide un poco de todo y luego ya volveremos a lo de siempre”. No te planteas si vales o no, sigues haciéndolo y ya está. Yo soy una persona de hacer mucho, salga bien o mal.
¿Crees en las segundas oportunidades?
Sí, por supuesto. Creo en segundas, terceras, cuartas y quintas. Es más, he estado cerca de tener accidentes muy graves que dices: “Uf, esto es una segunda oportunidad que me da la vida”.
¿Estás siempre de buen humor?
Sí. Me viene natural, no es algo por lo que me esfuerce o haga mucho hincapié. De hecho, los sábados por la noche suelo estar de mucho mejor humor –ríe–.
¿Qué objetos representan a Jorge Cremades?
A los cinco protagonistas de Mine 37 les propusimos que trajeran objetos que pudieran representar lo que son y el resultado es lo que ves. Así es el bodegón personal de Jorge Cremades:
*Artículo original aparecido en el número 37 de Mine. Pide tu ejemplar en papel en tienda.ploimedia.com o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android.