¿Forrarse con huesos humanos? Este influencer triunfa en los negocios (y en Tik Tok)

No es una broma de Halloween. El veinteañero Jon-Pichaya Ferry es el responsable de JonsBones, un negocio con el que desata la polémica.

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Muchos los asocian a la muerte y terminan viéndolos como algo tétrico y oscuro. Pero lo cierto es que los huesos son algo tan natural como la piel, la lengua o los ojos. Forman parte de nosotros y es, precisamente por ello, que Jon-Pichaya Ferry quiere destigmatizarlos a través de su negocio de compraventa de huesos humanos. “Los huesos son parte de nuestra anatomía y merecemos entender cómo funciona. Pueden dar miedo, pero todos los tenemos y debemos entender cómo estamos hechos”, defiende este neoyorquino de 21 años que, además de tener ya su propio negocio, triunfa en redes sociales con sus vídeos sobre osteología. Así, solo en su cuenta de Tik Tok, JonsBones, tiene más de 500.000 seguidores y atesora más de 22 millones de likes por sus vídeos de calaveras y huesos.

En su cuenta de Tik Tok, @JonsBones tiene más de 500.000 seguidores y atesora más de 22 millones de likes por sus vídeos de calaveras y huesos.

El interés del joven por los huesos comenzó a temprana edad cuando su padre le mostró un esqueleto de rata que había articulado cuando era un Boy Scout. Aquello le intrigó y decidió sumergirse de lleno en el estudio de la anatomía esquelética de los mamíferos. Con el tiempo, pasó de los animales a los humanos. “Cuanto más aprendí sobre los huesos y el comercio de rarezas, más me di cuenta de que las personas tenían huesos que no querían y no sabían qué hacer con ellos. Veo los huesos como recursos invaluables”, asegura el influencer. “Los huesos que vendemos se consideran antigüedades. Esperamos que al vender estos huesos, se conserven y se utilicen para educar a las generaciones futuras”, añade.

No obstante, lo cierto es que no hacen un seguimiento del uso que el comprador da a esos huesos y cualquiera puede hacerse con ellos en su web. “Podemos tener más de 100 cráneos y algunos esqueletos completos en la sala de exposición, así como algunos huesos sueltos para la compra individual“, explica. “Y aunque no hacemos ningún control sobre el hueso vendido, podemos elegir a quién se lo vendemos. En nuestros términos de servicio, requerimos que todos los clientes hagan todo lo posible para tratar estas piezas con respeto y dignidad”, añade.

Los vende para estudiar la anatomía humana y a entrenadores de perros para la recuperación de restos humanos

Por lo general, los venden para estudiar la anatomía humana. También venden a entrenadores de perros para la recuperación de restos humanos. Pero, lo cierto es que con solo entrar a su web puedes hacerte con una costilla humana por unos 15 euros, un cráneo articulado por alrededor de 1.800 euros y una tibia por menos de 200 euros. Además, vende lo que llama “rarezas”, como puede ser un cráneo de feto por poco más de 3.000 euros. Eso sí, para comprarlos debes ser de Estados Unidos. “Solo vendemos huesos a personas en los Estados Unidos. Sin embargo, nuestro merchandising está disponible en todo el mundo. Tampoco vendemos a Georgia, Tennessee o Louisiana debido a las leyes estatales sobre la venta y propiedad de osteología humana allí”, aclara.

Una polémica pasión

El interés de Ferry por los huesos, aunque muchos lo ven como una curiosidad científica sana, otros lo ven como algo inmoral. Ya no solo porque se lucre vendiendo restos humanos, sino, sobre todo, por la forma en la que consigue estas osamentas que luego comercializa. Según Shawn Graham, profesor de humanidades digitales en la Universidad de Carleton (Canadá), son los más pobres quienes se ven obligados a vender los huesos de su gente ya que son los más vulnerables y en situación precaria.

Sin embargo, la procedencia de los huesos que vende en su tienda online es legal. “La osteología que vendemos, generalmente, proviene de las familias de profesionales médicos fallecidos que habían comprado cráneos y esqueletos para sus estudios médicos”, recalca. También dice adquirirlos de museos y universidades, aunque en su web tiene un formulario de venta que cualquiera puede rellenar. Eso sí, en él recalca que solo compran huesos obtenidos de forma legal.

De hecho, en Estados Unidos, a excepción de Louisiana, Tennessee y Georgia, la compraventa de huesos es legal o mejor dicho alegal,  ya que no hay una legislación como tal y se ven más como antigüedades que como partes humanas. “Si bien existe alguna legislación sobre tejidos humanos, como sangre u órganos, todos se refieren al uso médico y la implantación. Esencialmente, la osteología médica se considera una antigüedad y, como cualquier otro objeto antiguo, es un mercado de reventa”, explica.

Por el contrario, en España, las leyes no son tan laxas y buscan defender la dignidad del cadáver. La legislación especifica que el destino final de todo cadáver, resto cadavérico o resto humano es “la inhumación o incineración” y que solo cuando haya fines docentes o científicos esos huesos pueden extraerse en la funeraria, siempre y cuando haya un consentimiento muy claro del fallecido de manera previa o de algún familiar. Además de todo ello, hay que esperar cinco años desde el fallecimiento para que el cadáver deje de ser considerado como tal y se hayan consumido todas las partes blandas.

Pese a todo, al neoyorquino no le preocupan las críticas recibidas. “Sabía cuando comencé mi empresa que la gente criticaría mis esfuerzos, especialmente aquellos que tienen una comprensión mínima de lo que hago, se sienten incómodos con la muerte, tienen diferentes creencias religiosas o están usando leyes específicas que no se aplican a lo que hago. No todos estarán de acuerdo conmigo, pero, incluso a una edad temprana, continúo hablando abiertamente sobre lo que hago, a nivel nacional y mundial, y agradezco cualquier conversación productiva”, anima el tiktoker.

Además, el amante de los huesos se siente arropado por muchos que, como él, se sienten atraídos por las osamentas. “Creo que triunfo en redes sociales porque tengo información para compartir que le interesa a mucha gente. Entiendo la fascinación que tiene la gente por los huesos porque la comparto. Las personas que nunca tendrían acceso a una colección de esqueletos médicos pueden acceder a la mía a través de Internet, lo que para mí es algo muy especial”, expresa. “También tengo un gato muy lindo”, bromea.