Era una clase más para los alumnos del arquitecto y escultor Ernő Rubik pero, aunque en esa primavera de 1974 ninguno de los estudiantes de la Universidad de Budapest fuera consciente, estaban asistiendo a la presentación del que sería el juego más popular, vendido y adictivo de la historia. Ese rompecabezas de tres dimensiones que sirvió a Rubik para explicar la geometría y modelar de forma sencilla el movimiento tridimensional es, aún hoy, una obsesión planetaria que ha mantenido en vela a millones de personas en todo el mundo.
Aunque aquella mañana se había bautizado como ‘cubo mágico’, acababa de nacer el cubo de Rubik. Un fenómeno sin precedentes que ha vendido más 450 millones de unidades hasta la fecha. El cubo más común está formado por seis caras de tres casillas por tres con un color diferente en cada lado —blanco, rojo, azul, naranja, verde y amarillo—. Sin duda, esta simplicidad, junto a su funcionalidad, es una de sus mayores virtudes. Es tan intuitivo que, aunque no hayas tenido antes ningún cubo en las manos, enseguida entiendes su objetivo: completar cada una de las caras de un mismo color. Sin embargo, su aparente simpleza esconde uno de los rompecabezas más complejos del mundo. Con más de 43 trillones de posiciones posibles, se estima que solo el 5% de la población es capaz de resolverlo. De hecho, hasta al propio Ernő Rubik le llevó un mes entero completarlo.
Nada hacía imaginar que un simple proyecto universitario acabaría por colmar la vida de millones de personas. Y lo de colmar no es un eufemismo. De entre muchas de las historias que podemos relatar en torno a este magnético cubo, la del británico Graham Parker se lleva la palma. Este constructor se pasó 26 años de su vida, dedicándole denodadamente unas cuantas horas diarias, a desentrañar el rompecabezas. Aunque no queremos restar mérito al disciplinado de Graham, lo cierto es que el descifrado de Rubik se ha ido profesionalizando con el tiempo y existen métodos, como el de Fridrich o Petrus, que ayudan a recortar bastante el tiempo de resolución. De hecho, las multitudinarias competiciones de speedcubing se basan en hacerlo en pocos segundos o con los ojos vendados, si quieres levantar ovaciones.
Con más de 43 trillones de posiciones posibles, se estima que solo el 5% de la población es capaz de resolverlo
Ese es el caso de Diego Lago, que tras años de estudiar el juego, hasta límites un tanto enfermizos, ahora logra resolverlo en apenas ocho segundos. Es decir, en lo que tú parpadeas dos veces, él te resuelve un cubo de Rubik. Este estudiante gallego de 22 años lleva desde 2015 enganchado a este juego de ingenio. “He estado obsesionado con él, pero hace un año empecé a relajarme un poco”, admite el joven. “Ahora mismo le dedico unas dos horas al día como mucho, pero antes le dedicaba muchísimo tiempo y podía estar todo el día. A lo mejor, de media, estaba unas cinco horas diarias”, añade. Lago comenzó a raíz de un amigo que tenía un cubo y no sabía hacerlo. Se retó a sí mismo y comenzó a ver vídeos del youtuber TheMaoiSha, otro experto de este mundo. Ahora, él se ha convertido en otro influencer del Rubik y se atreve, incluso, a dar consejos. “Al principio, intenté resolverlo por mí mismo y lo conseguí a medias, así que ahora uso el método Fridrich. Es un método bastante largo y complejo que consta de cuatro fases. Y, sí, hay que seguir un método, de lo contrario puedes estar horas y horas”, reconoce.
Cuestión de cronómetro
Los retos, como sabes, obsesionan. Y cuando alcanzas un peldaño quieres aspirar a otro, así hasta sentirte un ganador, aunque solo compitas contigo mismo. “El rompecabezas es desafiante, lo que significa que da una satisfacción de logro al resolverse. Una vez que las personas se vuelven más competentes con él, generalmente, intentan resolverlo más rápidamente y algunos compiten en torneos importantes”, apunta Christoph Bettin, CEO de la marca Rubik’s.
La Asociación Española de Speedcubing se encarga de regular y organizar los campeonatos de España, como el Campeonato Nacional que se realiza cada año. Pero toda la gestión que llevan a cabo la hacen siguiendo las directrices de la World Cube Association (WCA), que regula mundialmente todas las competiciones oficiales. “Por lo general, todas las competiciones son abiertas, así puede participar y ganar cualquier competidor, sea de donde sea”, señala Rafael Rodríguez, de dicha entidad. “Todo se gestiona con la normativa establecida por la WCA y siempre está presente un delegado de la misma. Una vez se oficializa un campeonato, se inscriben los participantes, según el local y el aforo máximo”, añade.
Al final, cada jugador decide el método que utiliza o si usa una estrategia propia para resolverlo. El que mejor marca consiga, gana. “Se usan diferentes baremos pero, por lo general, se utiliza el Average of 5. Consiste en realizar cinco tiempos, se elimina el mejor tiempo y el peor. Y de los tres resultantes se realiza la media aritmética. Ese valor será el AVG5 de dicho competidor y se clasifican los mejores”, explica Rodríguez.
Todo este paroxismo de emociones, marcas, récords, horas de entrenamiento y competiciones mundiales se revela como una de las caras del cubo, pero no la única, y ni siquiera la que más brilla. Toda una constancia y dedicación que no recibe una compensación económica ni permite vivir de ello. “Suele ser difícil encontrar patrocinadores, por lo que los premios no son excesivos. A los ganadores, normalmente, se les da una medalla y un diploma y, cuando se puede, algún trofeo. Rara vez se realizan premios económicos”, recalca el responsable de la Asociación Española de Speedcubing. Si hay alguna competición que sí puede presumir, en parte, de cierto relumbrón, esa sería la Rubik’s Cube World Cup que organiza —cómo no— Red Bull y agasaja al ganador con 33.000 euros. Un premio nada desdeñable.
“Resolver el cubo mejora la habilidad psicomotriz al tener que mover velozmente las manos y pensar rápido qué giros debes hacer. Luego, el desarrollo del pensamiento y la visión espacial es impresionante. La lógica también se desarrolla”
Diego Lago (speedbuber)
Por tanto, con una recompensa económica tan escasa, speedcubers, como Diego Lago, suplen la falta de cheques con cantidades ingentes de satisfacción personal e intelectual. “Resolver el cubo mejora la habilidad psicomotriz al tener que mover velozmente las manos y pensar rápido qué giros debes hacer. Luego, el desarrollo del pensamiento y la visión espacial es impresionante. La lógica también se desarrolla”, comenta Rafael Rodríguez. “Además, puedes prever cosas. Tampoco es que vayamos a leer el futuro, pero visualizas que puede pasar algo y eso es probable que pase”, añade Diego Lago.
Uno de los puntos fuertes de este simple pero complejo cubo es su enganche transversal a cualquier clase social. No creas que es un juego solo para friquis. Actores de la talla de Will Smith o Chris Pratt, o el cantante Justin Bieber, se han declarado auténticos fanáticos del Rubik y han demostrado resolverlo en menos de un minuto. “Cualquiera puede llegar a resolver el cubo con un poquito de ganas y esfuerzo”, nos dice el speedcuber español. ¿Te animas a formar parte de ese 5% de lumbreras capaces de superarlo?
Una edición muy especial
Rubik’s ha creado una edición limitada con motivo del 40 aniversario. Esta versión metalizada del cubo 3×3 está pensada tanto para coleccionistas como para fans de todas las edades. ¡Hazte con él!
Rubik’s Metallic de
Goliath Games, 19,95€
Artículo aparecido en #Mine39, que puedes descargar GRATIS la edición digital interactiva (iOS y Andorid) o pide el número en papel a través de nuestra web www.tienda.ploimedia.com y recíbelo en casa.