Así triunfó Mikel Santiago, el Stephen King español, escribiendo novelas de misterio

Tras 150.000 ejemplares vendidos con los dos primeros títulos, Mikel Santiago cierra con 'Entre los muertos' la trilogía de Illumbe.

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Dice que escribe porque siempre se pone en lo peor. Pero lejos de lo que podría pensar cualquier lector, Mikel Santiago (Vizcaya, 1975) es un tipo cercano, simpático y muy hablador. Y es que, al leer sus novelas cargadas de violentos asesinatos, suspense, algún que otro sobresalto y una crudeza despiadada, muchos podrían pensar que es un hombre reservado, siniestro y misterioso. Pero a él, las historias se le ocurren llevando a sus tres hijas al parque, cocinando o en la playa. Tuvo un gran debut literario con ‘La última noche en Tremore Beach’ y, después, ‘El Mentiroso’ y ‘En plena noche’, las dos primeras entregas de la trilogía de Illumbe, le convirtieron en un éxito de ventas y muchos le llaman “El Stephen King español”. Ahora, con ‘Entre los muertos’ cierra la trilogía aunque no descarta volver a Illumbe en un futuro. Al fin y al cabo, a él las ideas y las voces de los personajes no paran de acosarle.

Acabas de publicar ‘Entre los muertos’, un thriller con el que cierras la trilogía superventas de Illumbe. ¿Has logrado el cierre que querías para un éxito literario así?
Sí. ‘Entre los muertos’ deja la serie de Illumbe, o la trilogía por el momento, muy arriba. Hacemos justicia a un personaje con el que nos habíamos encariñado en la serie como es Nerea Arruti que apareció ya en ‘El mentiroso’ y, después, ‘En plena noche’. Finalmente, en esta novela adquiere el rol de protagonista lo que ha sido un desafío creativo para mí al escribir en primera persona desde el punto de vista de una mujer. Y la trama, sí que es el colofón de un montón de historias que se van conectando y se presentaron en las otras entregas. Así que, sí, como cierre de un primer volumen o entrega, está muy bien.

Por lo que dices, ¿te planteas un cuarto libro de Illumbe?
Illumbe tiene las puertas abiertas. Al cuarto libro de la serie volvería en un futuro no muy lejano pero igual me hago un descansito y otras cosas entre medias. Pero sí, tengo muchas deudas con Illumbe y los personajes que he ido creando y me encanta el escenario.

Foto: Enrique Moreno.

“El escritor no tiene que tener ningún protagonismo y debe crear un texto que sea una criatura viva”

En la novela reflexionas sobre el paso del tiempo y el pasado como herida sin cerrar. ¿Suele preocuparte mucho este tema? 
Mis thrillers son historias con muchos niveles. Illumbe es una historia de peligro, de aventura pero, después, se van hablando de muchas cosas. En este libro, se habla mucho del personaje de Nerea, de su infancia y de su vida como persona inadaptada. En esta historia, concretamente, hay varios conflictos como una amenaza mortal contra varios personajes, a nivel psicológico en Nerea tenemos la muerte de un ser querido y traumas del pasado, de su juventud. Después, hay un conflicto también profesional de ella traicionando a ese cuerpo de policía donde se sentía tan bien.

Conocemos en profundidad a tus personajes pero, como suele pasar con muchos autores, no se sabe tanto de la persona en sí. ¿Qué facetas tuyas crees que son las que más sorprenderían a tus lectores?
Al buen escritor nunca se le ve, eso es lo más importante. El escritor no tiene que tener ningún protagonismo y debe crear un texto que sea una criatura viva y funcione. Pero si mis lectores me conocieran en persona les sorprendería que soy un tipo con una familia numerosa y que sobrellevo el montón de trabajo de tener tres hijas con escribir. Se dan situaciones bizarras como yo trabajando mientras cocino o inventándome historias mientras llevo a mis hijas al parque y anotándolas en un garabato que les harían mucha gracia.

Tus obras han vendido más de un millón de ejemplares en todo el mundo y han sido traducidas a más de una veintena de idiomas. ¿Estas cifras son un alivio o una presión cada vez que empiezas a escribir algo nuevo?
Han sido una presión durante años y cuando empecé en este oficio lo hice muy bien con ‘La última noche en Tremor Beach’, que fue un bombazo. Yo no sabía nada de este oficio y la presión fue dura en ese momento. Sin embargo, siete novelas más tarde, es cierto que vender te ayuda a seguir trabajando de esto que es mi profesión soñada con sus claros y sus sombras. Quiero quedarme y vender es la manera de permanecer aquí, por lo que estoy agradecido. Y ahora, más que nada, es una presión contigo mismo de qué eres capaz, de seguir teniendo buenas ideas y construir buenos personajes. Me abstraigo completamente del mercado, tengo la suerte de tener un nivel de ventas buenos y lo que me quita el sueño es inventarme la mejor historia posible.

‘Entre los muertos’ cierra la trilogía de Illumbe.

“No es difícil acceder al mercado editorial. Lo difícil es escribir un buen libro”

Además de tu carrera literaria, trabajaste mucho tiempo en el mundo del software. ¿Era y es difícil vivir en exclusiva de la literatura aún siendo un superventas?
Desde 2016 o por ahí ya no trabajo en el software y me dedico exclusivamente a escribir, pero sí, es difícil hacerse un hueco. En España seremos menos de un centenar de escritores profesionales que nos dedicamos exclusivamente a escribir novelas. Hay gente que lo combina con otras cosas como el periodismo, pero yo no. De vez en cuando, hago pinitos en el mundo del guion y he escrito guiones para Netflix o historias para audiolibros, pero siempre es escribir. Y sí, es difícil abrirse camino en un mundo en el que hay tantos autores, tantas novedades y permanecer en él es lo más difícil. Por eso, me considero triplemente afortunado.

Como escritor profesional, ¿tienes una rutina y horario de trabajo definido?
Sí, esto es un oficio y tienes tu horario y disciplina. Esto es un trabajo que es mejor hacerlo todos los días y no descansar mucho. Quizás, no hacerlo muy intensamente porque el trabajo de escribir es muy intenso. A mí, estar delante de un papel soltando frases y lo que es escribir me puede llevar cuatro horas diarias, pero el resto del día estoy ocupado en mil cosas. Puedo quedar con un policía a visitar una comisaría o con un forense para que me hable de tal cosa o hacer una entrevista con la revista Mine —ríe—. Sí que te lleva ocho horas diarias este trabajo, pero lo creativo se limita a escribir unas 2.000 palabras diarias que después pules y reescribes. Y, sobre todo, intentar descansar poco porque lo peor que te puede pasar es perder el hilo. Así que, aunque un domingo por la tarde no escriba, sí releo.

Hasta alcanzar tanta notoriedad literaria, tuviste que autoeditar cuatro libros, entre ellos, ‘La isla de los cien ojos’ y ‘El perro negro’, que fueron un éxito en Estados Unidos. ¿El mercado editorial está acotado para los escritores noveles?
No creo que sea difícil acceder al mercado editorial. Lo difícil, realmente, es escribir un buen libro. Sinceramente, va a sonar a presuntuoso, pero mi experiencia te dice que intentes escribir un buen libro y, a veces, eso significa tener la paciencia de escribir tres novelas malas. Y yo comprendo que es durísimo escribir una novela si estás ochos horas en un trabajo, yo lo hice y aquello era un dolor pero lo hacías por pasión. Cuando gracias a mis relatos me fui abriendo camino, ya reduje jornada en mi trabajo. Pero, en mi caso, el sistema para esto no ha sido tener redes, ni ser un influencer, ni salir en la tele, ni tener contactos. El sistema siempre ha sido tener una historia chula.

“Cuando veo un libro publicado por un político o un influencer pienso que es dinero que la editorial tiene y que servirá para que apueste por otros libros o  para llevarme de promoción”

Precisamente, están aumentado los libros escritos por influencers y las editoriales ofrecen propuestas a personas que jamás se habían planteado escribir. ¿Se está denigrando en cierto modo el oficio de escritor?
A ver, hay que diferenciar que una cosa es el formato y otra, el contenido. En la televisión, por ejemplo, sale desde un anuncio de yogures hasta ‘Casablanca’. Con los libros pasa lo mismo. Es un formato en papel con dos tapas y dentro puede ir cualquier cosa. Lo que pasa es que, en el mundo que vivimos, una forma de monetizar para muchos y el único elemento de entretenimiento que se vende por copia es el libro. Entonces, ahí se ha metido todo quisqui a vender. Ahora, en las listas de ventas tienes desde un libro de cocina o un manual para ser feliz hasta una novela.

¿Y a los escritores os favorece esta dinámica?
Nos viene bien que las editoriales tengan salud financiera. Yo, de alguna manera, cuando veo un libro publicado por un político o un influencer pienso que es dinero que la editorial tiene y que servirá para que apueste por otros libros o tenga capacidad financiera para llevarme de promoción. Así que, nos conformamos con vivir en esta confusión.

Pasión por lo audiovisual

También escribiste dos capítulos de ‘Feria’, la serie de terror de Netflix que, finalmente, no se ha renovado para una segunda temporada y se quedó sin final. ¿Por qué crees que no ha encajado en una plataforma en la que no para de producirse contenido?
‘Feria’ era un producto atrevido. Era una seria con mucha originalidad y, sinceramente, creo que no ha encontrado esa comprensión o ese público masivo que algo necesita para tener continuidad en Netflix. Netflix toma sus decisiones, tiene su forma de apostar por un proyecto y, aunque hizo una gran apuesta por ‘Feria’, los resultados no fueron los que se esperaban. Aun así, estoy súper orgulloso del proyecto, hice dos capítulos y fue una satisfacción trabajar en esto que no había trabajado nunca. Quizás a la próxima damos el campanazo.

“Mis novelas son muy audiovisuales y ya tengo firmadas opciones con productoras”

Teniendo ya experiencia como guionista, ¿te animarías a guionizar alguna de tus novelas como película o serie? 
Aunque suena a auto venta, veo a todas con muchísimo potencial. Mis novelas son muy audiovisuales y ya tengo firmadas muchísimas opciones que están en manos de varias productoras y algunas con la cláusula de que me incorporaría como consultor, quizás guionista o alguna forma de participación y, si me dejan, escribir algún capítulo o coescribir. Es un mundo muy diferente al de la novela y soy un novato, pero me gusta y quiero seguir aprendiendo porque soy muy fan de las series y del cine.

También Alejandro Amenábar compró hace tiempo los derechos de tu novela ‘La última noche en Tremore Beach’ y se está preparando para una serie. Pero, si no me equivoco, todavía no hay nada confirmado…
Sí que se han hecho proyectos con Tremore Beach y hay proyecto en marcha pero no se puede hablar mucho del tema. No te puedo dar una confirmación pero puedo decirte que en el caso de ‘La última noche en Tremore Beach’ hemos estado probando talentos, equipos, perspectivas y formas de abordarlo y, aunque no puedo confirmártelo, creo que hemos encontrado el ángulo correcto. Pero está siendo largo porque estamos en busca de talento.

Y ahora que llegan las vacaciones, ¿desconectas o las ideas no paran de aflorar?
En vacaciones es la época más divertida del año porque, normalmente, ya he terminado mi novela y mi promoción, estoy más relajadito leyendo y es cuando empiezan a ocurrírseme las ideas para una nueva novela. Es el momento más bonito de ser escritor. Normalmente, me siento 10 minutitos con un café en el ordenador y voy anotando todo aquello que se me va ocurriendo en la playa, en la piscina o dando un paseo. Yo no paro nunca de trabajar pero lo que pasa es que es un trabajo muy guay y aguantas.

¿Qué libros no van a faltar en tu maleta estas vacaciones?
Pues me voy a llevar a María Uruña, Santiago Díaz Cortés y Manuel Ríos San Martín. También alguna cosilla ligera como ‘Una historia de la Antigua Roma’ de Mary Beard y ‘Ojos de fuego’ de Stephen King.

Foto: Enrique Moreno