El crisol de estilos que corre por las venas de Nathy Peluso (Luján, Argentina, 1995), desde el swing, el soul, el R&B, pasando por el jazz, el blues y el rap, marcan el hilo musical de esta sesión de fotos. Durante el cambio de vestuario, maquillaje y peluquería nos pide que suene Louis Armstrong, pero cuando el flash del fotógrafo comienza a funcionar se viene arriba con un temazo de Missy Elliott. No se le podría encasillar en un único estilo, al igual que sería injusto creer que la Nathy que hoy conoce todo el mundo siempre ha sido así. Cuando dejó su amada Buenos Aires para venir a España fueron muchos los pasos –y trabajos– dados antes de ser admirada y encumbrada como la nueva diva urbana. Fue camarera, telefonista, cantante en hoteles y restaurantes de Torrevieja, secretaria y poeta callejera en el Rastro de Madrid, pero la música siempre le acompañó.
Aunque su éxito ha llegado en un momento en el que la autogestión vía Youtube se ha convertido en un revulsivo contra el control de las grandes discográficas, ella siente que la música que corretea por sus entrañas se hubiera materializado en cualquier otra época, porque era su destino. “He descubierto para lo que vine, nací y estoy en este mundo”, sentencia. Poco más que añadir.
¿Te definirías como alguien diferente?
Creo que diferentes somos todos, cada uno tiene sus cualidades, virtudes y defectos. Si te refieres a si me considero especial, sería la misma respuesta, todos somos especiales, lo que pasa es que tenemos que detectar qué es eso que nos hace especiales.
Eres digna representante de una nueva vanguardia musical que ha roto con lo establecido. ¿Desde cuándo eres consciente de que lo que haces está rompiendo esquemas?
No soy del todo consciente todavía –sonríe–. Yo hago música, lo que siento y lo que me sale del corazón. Eso, sin duda, genera amor en la gente porque genera amor por mi propuesta, porque es sincera y humana. Pero todo lo que hago nunca lo hice desde una pretensión o una intención de generar algo rompedor o crear una tendencia, en absoluto. Ni siquiera desde el aliento a hacer cosas, simplemente hice la música desde mis principios, con mi naturalidad. Eso es lo que me representa y, por tanto, se conforma en mi propuesta.
¿Antes de vivir de la música qué hacías?
Vivía de muchas cosas que no tenían que ver con ella, que no me hacían feliz pero que me enseñaron muchísimo. Si yo no hubiera estado en esos lugares, quizá hoy no estaría aquí. Me hicieron ser fuerte, superarme, tener fe en que yo podía dar el siguiente paso en mi carrera. Trabajé en hostelería, cadenas de producción, de telefonista, de secretaria y de lo que hiciera falta con tal de ganar plata –dinero– para poder seguir viviendo y progresando. Mientras, lo compaginaba con mi progreso en el arte, estudiaba, practicaba, componía y era lo que me salvaba de la tristeza de no poder dedicarme a eso.
Luego empezaste a subir vídeos a Youtube con tus canciones y el mundo pudo ver todo lo que confluye en ti. ¿Sin una plataforma como esta habría sido diferente tu trayectoria en la música?
Youtube fue una manera. Imagino que si el destino quería que yo fuera una portavoz, una cantante o una artista por el mundo, se iba a encargar de ponerme en ese lugar de otra forma. Sin duda, Internet ha ayudado a nuestra generación a llegar a más gente y quizá de manera más rápida. No es que te dé una oportunidad sin la cual no podrías haber llegado, pero es verdad que agiliza el proceso. Llegamos más rápido a la gente, tenemos más libertad, más posibilidades, pero no creo que sea un factor indispensable para que alguien salga a la luz. Hoy en día es verdad que nos regimos todos por eso, pero creo que si no hubiéramos pertenecido a esta era, habría ocurrido de igual manera si ese era mi destino.
¿Te obsesiona el éxito?
Para mí el éxito es la felicidad y eso sí que me obsesiona. Continuamente la persigo y si no la detecto, toda mi atención va hacia allá. Porque si no estoy feliz nada va a funcionar, al final va a terminar. Para mí ese es el éxito, cuando estás bien todo va a salir bien.
“Mi propuesta está basada en unos principios que me representan y representan a muchísima gente”
Perteneces a una generación de artistas jóvenes que estáis marcando vuestras propias reglas sin buscar intencionadamente la aprobación. ¿Hay cierta pedagogía hacia el amor propio en todo lo que haces?
Nunca me he planteado mi propuesta desde la idea de enseñar algo a alguien, porque yo me considero ignorante como para afrontar el hecho de enseñar a una sociedad. De hecho, sería como tirarme mucho peso encima. Mi propuesta está basada en unos principios que me representan y representan a muchísima gente. A partir de ahí, surge una pedagogía natural entre todos de enseñarnos mutuamente, escuchando y dando. Aprendo muchísimo de mi público, de hecho, he descubierto con ellos muchas cosas que no entendía o que no compartía en mi ideología. Descubro que hay mensajes que, sin darme cuenta, estaba dando y ahí reside la magia. En el momento que tú pretendes ser algo, quizá impacta de otra manera. Creo que la naturalidad y la esencia residen en hacer las cosas desde la sinceridad y sin un propósito de enseñar algo, porque si no no sale.
¿Consideras que la música urbana que estáis haciendo ahora las mujeres está abriendo muchas más mentes en la sociedad actual?
Creo que las mujeres en la música vamos a ser indispensables al igual que los hombres. Los humanos haciendo música somos algo que ha creado la naturaleza. Es necesario y estamos viviendo una época en la que estoy alucinada con la fuerza que hay en las mujeres, pero creo que siempre estuvo, sólo que quizá no era tan palpable. He conocido a muchas mujeres mayores que me han enseñado tanto sobre lo que llevan luchando y predicando desde que eran jóvenes… Esto no es nuevo, es algo que nosotras seguimos construyendo. Gracias a Internet, la conciencia y las portavoces que tenemos podemos acentuar más y eso es una bendición. Yo creo que en la música urbana o lo que sea eso, el reguetón, el hip hop, el trap, el pop, la bossa nova, el tango o lo que sea, cualquier mujer y cualquier hombre que venga dando un mensaje de respeto, amor propio, sinceridad e igualdad, va a ser completamente constructivo en el conjunto de la sociedad.
Además del empoderamiento de la mujer, también reivindicas la importancia de mostrarse tal cual es uno mismo, con sus alegrías y sus penas. Eres poco de ‘postureo’ ¿no?
Sí, de hecho, hay mucho, ¿no? Creo que la mentira siempre va a estar presente al igual que el odio. Pero todos podemos aportar nuestro grano de arena de reivindicarnos como humanos imperfectos y encontrar ahí la belleza, la hermosura y lo que mola. Y que lo que mole no sea mentira, sea de verdad. Entonces, todos seríamos más libres, estaríamos más tranquilos y más felices.
“Estoy completamente viciada a subirme a un escenario y a veces acabo muy catártica, muy cansada, muy agotada. Pero al cabo de los días digo: “I want more and more, more, more””
Cualquiera que haya podido verte en directo ha podido comprobar la energía que desprendes encima del escenario. ¿Cómo acabas después de un concierto?
Como si hubiera parido, la verdad -ríe-. Cada vez que subo al escenario se trata de un aprendizaje constante. Me he hecho muy mayor de repente por tantos conciertos que di, porque te enseñan mucho. Esa masa de gente que te está tirando energía, es como una recolecta y un chupe de energía. Es una experiencia, para mí es una droga, estoy completamente viciada a subirme a un escenario y a veces acabo muy catártica, muy cansada, muy agotada. Pero al cabo de los días digo: “I want more and more, more, more”. Nací para eso. A veces puedo sentir decepción, cada concierto te enseña mucho, pero últimamente mis conciertos están siendo sanadores, fuertes, constructivos. No solo yo, sino la gente que viene se va con un aprendizaje. No voy a predicar algo concreto, pero todo nos vamos inspirados.
Tus letras contienen mensajes, tus shows intentan conectar con las emociones de la gente, tus redes sociales son seguidas por más de medio millón de personas y tus reproducciones en Youtube se contabilizan por millones. ¿Tanta presión te llega a agotar?
La presión me llegó a cansar en un momento en el que me di cuenta de que no estaba siendo feliz y decidí que eso no podía ser así. Me queda mucho por dar todavía, yo sé que no llegué ni al 15 % de lo que llegaré en mi carrera, pero quiero agradecer lo que me tocó, quiero disfrutarlo. Es difícil la exposición, la presión y la demanda que el público exige de tu voz, de tus movimientos, de tu energía, de tu palabra y de tus ideas, pero yo creo que eso es una parte de mi trabajo y tengo que saber llevarla de una manera humana. Ahí voy cuando hablo de la construcción del icono que sin querer la sociedad, con esa presión, te dirige, por eso lo intento construir junto a mis imperfecciones, mis miedos y mis inseguridades, de manera que la presión no sea una restricción de mi humanidad. Estoy muy agradecida a la gente que paga por escucharme y por vivir mis conciertos, que escucha todas mis canciones. A partir de ahí yo les digo: “Olvídate, todo lo demás tú lo puedes hacer como quieras, eres la jefa de esto, pero esto es una bendición, disfrútalo, porque capaz que te mueres en una semana y estuviste preocupada en cosas irrelevantes”.
“Ustedes saben quien soy un poquito, porque intento mostrarme transparente, pero mi talento está en continuo desarrollo”
Dices que aún no has enseñado ni la mitad de todo lo que tienes que dar. Entonces, ¿qué nos queda por ver de Nathy Peluso?
Yo creo que toda mi esencia. Ustedes saben quién soy solo un poquito, porque intento mostrarme transparente, pero mi talento está en continuo desarrollo y todo lo que he aprendido desde que salí a la industria es abismal. Me siento tan poderosa, tan capaz y tengo tantas cosas que compartir, pero no desde la volatilidad, sino desde el entretenimiento, desde la alegría, desde el disfrute. Sé que cada uno tiene su función en este mundo y mi función es hacer disfrutar, recordar lo esencial y la alegría, incluso cuando esté triste también puedo enseñar desde esa parte, desde la depresión, la tristeza y la frustración. Esa es mi tarea desde una inconsciencia. Voy a enseñar cómo estar triste, alegre o disfrutar del sol que te ilumina. Pero desde esa esencia que yo siento en el estómago para poder crear. Entonces, yo creo que me queda mucho y en el nuevo disco creo que lo voy a poder conseguir.
¿Ese disco sale este año?
Sí, claro. Estoy trabajando en él por completo y estoy encerrada componiendo. Estoy hambrienta y sedienta por componer, por meterme en el estudio, por tocar y girar ese show… Va a ser un disco totalmente espléndido; va a ser como parir algo que llevo dentro muchísimos años. Es más, creo que desde que era pequeña vengo construyendo esto inconscientemente dentro de mí. Sin duda, he descubierto para lo que vine, para lo que nací y para lo que estoy en este mundo. Creo que en este disco voy a demostrar toda esta parte. Se trata de un trabajo muy especial.
¿Qué objetos representan a Nathy Peluso?
A los cinco protagonistas de Mine37 les propusimos que trajeran objetos que pudieran representar lo que son y el resultado es lo que ves. Así es el bodegón personal de Nathy Peluso:
*Artículo original aparecido en el número 37 de Mine. Pide tu ejemplar en papel en tienda.ploimedia.com o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android.