Quien la sigue, la consigue y Enrique Ramil (1984, Ares) no ha parado hasta lograr que su arte logre un hueco en la industria musical. Puede que su rostro, su estilo transgresor y su melodiosa voz te resulten familiares, ya que este gallego ha participado en casi todos los talents de nuestro país. Su experiencia en ‘Operación Triunfo’ y ‘Factor X’ no fue del todo agradable, pero no cejó en su empeño y, gracias a su paso por el concurso ‘Tierra de Talento’ de Canal Sur, logró la oportunidad que tanto ansiaba. Ahora triunfa en Miami y Latinoamérica y tiene claro que también lo hará en España. Vete quedando con su nombre.
Tu estilo recuerda al de grandes folclóricas como Rocío Jurado. ¿Eres de los que piensa que los estilos musicales más tradicionales nunca mueren?
Las folclóricas siguen teniendo cabida entre las nuevas generaciones porque al final la música de verdad se entiende sola. Soy defensor de que la música de verdad nunca muere, da igual del año o género que sea.
También participaste en ‘Factor X’ y ‘Operación Triunfo 2011’. ¿Estos programas crean más juguetes rotos que carreras que encumbran?
No los crean ellos. Simplemente, hay gente a la que le vienen muy bien, a otros no tan bien, pero, al final, somos seres humanos y tres meses con exposición en un programa de televisión tampoco significan nada. A mí me falta participar en ‘MasterChef’, he hecho más tele que Las Campos—ríe—. Pero no es algo que me haya condicionado y he aprendido que hay gente a la que le sale bien a la primera y a mí no, pero no me quejo.
¿Qué es lo peor y lo mejor que recuerdas de tu experiencia en estos programas?
Te diría que en ‘Operación Triunfo’ lo peor que recuerdo es el momento en el que se centran más en el peso de una persona, su aspecto físico, la pluma que pueda tener o la cantidad de comida que ingiere. Cuando se centran en eso más que en cómo cantas, tenemos un problema. De todo se aprende y es verdad que me ha servido para hacerme más fuerte y tampoco les guardo demasiado rencor. Hay que ser responsable porque la televisión, al final, tiene muchísimo poder y hay mucha gente y niños viendo la televisión que pueden pensar que lo que opina el jurado es lo que opina cualquier ser humano. Y lo mejor de estos programas es la cantidad de gente que te puede conocer y el acceso que tienes, aunque sea intermitente. De repente, pasas de que no te conozcan a que te paren por la calle.
¿Un cuerpo no normativo tiene más hándicaps para lograr oportunidades dentro de la música?
Yo me voy a escudar en una frase que dijo Adele o Beth Ditto. “Una gorda tiene que cantar diez veces mejor que una delgada”. La industria está un poco así, pero creo que eso ya está cambiando.
“Lo peor de ‘Operación Triunfo’ es cuando se centran más en el peso que en cómo cantas”
¿Qué es la fama para ti?
La fama es como las monedas de los casinos, la tocas, la ves y, objetivamente, es plástico que no sirve de nada, pero si lo inviertes bien te puede salir bien la jugada.
¿Siempre has podido vivir de la música o has tenido que compaginar o dedicarte a otras cosas para mantenerte?
Llevo 16 años en los que solo me he dedicado a cantar, ya fuera en bares, teatros, hoteles. También estuve dos años cantando en la calle en Londres y de profesor. El único trabajo que hice fuera de la música desde que decidí dedicarme cien por cien a ello fue cuando estuve en Londres y durante tres meses tuve una lesión en las cuerdas vocales y trabajé traduciendo videojuegos.
Alma folclórica, tiempos de reguetón
¿Cómo adaptas tu alma folclórica en un momento donde lo más escuchado en nuestro país es C. tangana y Bad Gyal?
Hay un lugar común para todo esto, como cuando me hablan del autotune y estas herramientas que antes eran como impensables. La industria está como está y yo sigo mi trayectoria y, lógicamente, no voy a tener las escuchas de esta gente pero agradezco al público que viene a verme y que disfrutan lo que hago. Más que en la cantidad, debería pensar en la calidad porque, incluso, cantando en la calle me he sentido arropado y he podido vivir de ello. El placer de llenar la nevera y pagar las facturas haciendo lo que a uno le gusta va más allá del placer de tener números en redes sociales.
¿Tu trabajo y arte se aprecia más en Miami y Latinoamérica que en España?
Es verdad que el cariño que recibo ahora mismo en estadísticas es más de fuera que de aquí, pero creo que son momentos distintos. Hay gente para la que aquí todavía voy a ser el eterno concursante y allí se me entendió mucho. Aquí se llega a considerar malo haberme presentado a no sé cuántos talents, allí es como “¡qué bueno!, que hay alguien que no se rinde nunca y ahora está consiguiendo cosas”. Me siento muy querido aquí también, pero otra cosa es que la industria o el entorno de los artistas no crea tanto en mí como al otro lado del charco.
“El placer de llenar la nevera y pagar las facturas haciendo lo que a uno le gusta va más allá del placer de tener números en redes sociales”
Juanita Reina, Marifé de Triana o Lola Flores son algunas de las grandes folclóricas de nuestro país. ¿A la gente le suele chocar que un hombre se enfoque en este estilo?
No considero que me enfoque en este estilo, soy muy de mezclar. Siempre digo que mi tema Prefiero ser la otra es Alicia Keys componiendo para Rocío Jurado y mi próximo single, Qué trabajo me das, siempre digo que es como Craig David y Juan Luís Guerra, que no tienen nada que ver. Soy fan de las buenas historias que, bien contadas, se pueden cantar con el género musical que sea. Es cierto que soy un poco ‘antigüillo’ en esas cosas, pero me encanta lo de ahora.
¿Qué buscas y quieres ofrecer con tu nuevo disco?
Es mi primer disco de esta nueva etapa, pero ya tengo cuatro discos en mi carrera. Lo que veo en este es que ya no soy yo solo matándome y haciendo todo, sino que, de repente, me juntan para componer con gente que tiene Grammys y ha escrito para Luis Fonsi, Jennifer López o Christina Aguilera. Es una sensación que me encanta porque me considero más cantante que compositor y creo que la gran diferencia es que ahora tengo el respaldo de un equipo muy grande con canciones originales. Además, ya no solo se respeta mi esencia sino que se está explotando e invirtiendo en expandirla. Mi mensaje de diversidad y de que te tiene que dar todo igual está llegando a mucha más gente. Uno tiene que hacer lo que le gusta hasta conocer a la gente correcta que pueda echarte una mano.