Carcajadas. Con Susi Cabero (Hospitalet de Llobregat, 1980), o como la conoce todo el mundo, Susi Caramelo, es difícil no partirse de risa. Su espontaneidad y expresión deslenguada son el mejor antídoto en tiempos de Instagram y correctismo político. El respetable televisivo se quedó boquiabierto cuando enseñó los pezones en televisión, pero esta mujer todoterreno que habla a velocidad de crucero lleva pisando escenarios y haciendo reír hace ya muchos años. Aunque ahora presume de tener una cuenta corriente menos dolorida dice, convencidísima, que no es una moda pasajera. Susi ha venido para quedarse y estrena nuevo programa en Movistar+.
¿Siempre has tenido tan poca vergüenza?
Que va, hasta los 14 años fui súper tímida y luego me pasó como un flush. A partir de los 18, se me pasó toda la vergüenza y nunca la he vuelto a recuperar —risas—.
¿Cuándo empezaste en esto de hacer reír a la gente?
La vena artística me ha venido de siempre, lo he tenido muy claro desde que era jovencita. Fue a raíz de que un compañero de instituto me propusiera hacer una especie de teatrito como si fuésemos una pareja. En cuanto lo hice, un montón de gente del barrio que vino a verme me dijo que pasara de ese tío y que lo hiciera yo sola. Ahí empecé a interesarme por el mundo del stand up y a conocer cómicos de la noche barcelonesa, tipo Toni Moog, Albert Boira, Txabi Franquesa y Carles Flavià. Digamos que el destino siempre me ha conducido a personajes de la comedia sin pretenderlo.
Fue en ‘Las que faltaban’ cuando enseñaste las tetas y te subieron los followers como la espuma, la gente es muy básica, ¿no?
Quiero pensar que no fue solo por sacarme las tetas, creo que se alinearon los astros y todo encajó perfectamente. Aunque parezca que las piezas no están preparadas y que hay mucha improvisación, tengo al lado al cómico Luis Álvaro que es un genio absoluto de la comedia y está detrás conmigo construyendo todas las preguntas. Lo llevo muy preparado, pero tengo que jugar con la improvisación porque nunca sé por dónde me va a salir la gente. Cuando hicimos el vídeo de Dua Lipa no tenía ni idea de que me iba a sacar las tetas, pero como vi que todas iban con unos escotes que no sé cómo no se les asomaba el pezón, dije “a que me las saco” y Luis me dijo “sácatelas”. Hubo una revisión para no salir con tetas de cabra recién parida, pero salían perfectas y dije, adelante.
“No me interesa nada la repercusión, digo lo que me da la gana. Creo que ese es el éxito, las cosas funcionan cuando no las provocas”
Lo de pasar, en apenas un año, de 8.000 a 305.0000 seguidores en Instagram es para que se te suba a la cabeza, ¿no?
Me costó años conseguir esos 8.000 seguidores, soy una tía que me he currado bastante el Instagram. Siempre presumo de que mis fans del principio eran fans absolutos, porque yo soy una story queen, se me da fenomenal hacer stories porque nunca las preparo, no me interesa nada la repercusión, digo lo que me da la gana. Creo que ese es el éxito, las cosas funcionan cuando no las provocas. Sigo siendo la misma y espero que nunca se me suba a la cabeza y, si en algún momento me ocurre, tengo amigos de siempre que me van a decir: “Susi, no te vuelvas idiota”.
¿Te consideras un fenómeno televisivo?
Espero que no, porque he llegado muy preparada. No soy solo la Susi del reportaje, valgo para muchas cosas, escribo, actúo, me he formado mucho. Llevo muchos años subiéndome a escenarios, no es una cosa que me ha pillado de la noche a la mañana como la gente se cree. He llegado para quedarme. Pero sí ha sido un boom, la gente no se esperaba que llegara una tía de metro y medio a liarla así —risas—.
¿Cómo de loco es que seas tan famosa como los famosos a los que entrevistas?
Eso ha sido lo más loco, de querer conocer a toda esta gente a que se conviertan en mis fans. Lo llevo bien, genial, encantada —risas—. Es muy guay ver a Pablo Alborán saltar de alegría porque te ha visto y que diga que te ha escrito hace cuatro meses en Instagram y que no le había leído. Ahora soy amiga de Parada, que es de las cosas más guays que me han pasado desde que he tenido éxito; conocer a los Javis, que tenía mucha ilusión; a Pedro Almodóvar, que me quedo con la cosita de si me conocía de antes.
¿Qué te dijo Pedro Almodóvar en los Goya?
No lo voy a decir ni de coña —risas—. Me voy a hacer la interesante todo lo que pueda.
“He tenido un par de movidas por gente que no me ha pillado el tono y no me conocía”
¿Y algún famoso no ha entendido tus bromas?
No me gusta decir nombres, pero he tenido un par de movidas por gente que no me ha pillado el tono. Una fue una persona mayor a quien le hice una pregunta totalmente inofensiva y le sentó muy mal. Tiene un nombre bastante común y me parecía una actriz con mucha presencia, carisma y elegancia, y le dije que tenía un nombre que no le correspondía y le propuse nombres franceses, tipo Audrey, Chantal… y le sentó fatal, me llamó loca. La gente me tiene mucho miedo, pero no voy a joder; hacemos mucho filtro con las preguntas.
Susi Caramelo tiene filtro, no lo hubiera dicho en la vida.
Hay cosas que filtro, porque siempre quiero tener buen rollo y me gusta ir alegre a los sitios. Para mí es básico estar cómoda, me hace mucha gracia hacer preguntas pícaras pero sin pasarme, no voy a hacer daño.
Tras el boom, has pasado de reportera a tener programa propio. Eso es trepar y lo demás son tonterías.
Pero trepar bien, no he pisado a nadie —risas—. Era la evolución lógica, tengo mucha confianza en mí y en el escenario, he tenido muy claro que algún día me iba a llegar este momento, siempre me he visualizado teniendo un programa propio y ha llegado.
¿De qué irá el programa que presentarás en Movistar #0?
Es un formato creado por Luis Álvaro, que es la persona con la que he trabajado en otros programas y está totalmente adaptado a mí, va a ser semanal, pero todavía no se sabe la fecha de estreno. Estoy muy contenta porque la persona que lo ha creado me conoce perfectamente y sabe lo que me encaja.
Ahora que te va bien, ¿sigues siendo una pija mileurista?
¡No! Ya no cobro mil euros —risas—. Estoy muy preocupada por no perder mi esencia, porque empiezas a tener dinero y se empieza a notar en todo, en las cremas, en el peluquero, en la ropa… quiero mantenerme fiel a mi esencia. Ahora tengo más dinero y puedo comprarme marcas mejores, pero sigo siendo la misma garrula de barrio que era y no quiero perderlo. Aunque tampoco soy gilipollas, no voy a ir de Bershka cuando puedo ir de María Escoté, obviamente.
Si ya no cobras mil euros, ¿ahora qué es lo que vas a decir en tus espectáculos?
Siempre parto de mi vida, por eso ahora tengo que modificar mi texto de ‘Pibonéxica’, porque me quejaba mucho de que era pobre como una rata y me parece súper lícito y justo salir al escenario a contarle a la gente que ahora me va de puta madre —risas —. Igual que antes iba de pobre, ahora voy a ir de no pobre.
“Nos han metido en la cabeza que las mujeres siempre tenemos que ser perfectas y eso ha provocado que muchas niñas crezcan acomplejadas”
¿Cómo era tu vida cuando eras pobre como una rata?
Llevo trabajando en cosas que no me gustan desde que era adolescente, empecé a trabajar con 14 años porque dejé el colegio muy pronto. Mi primer trabajo fue repartiendo publicidad en el metro y lo hice para comprarme una chaqueta Lois —risas—. Vengo de una familia súper humilde y sé muy bien el valor del dinero y lo que cuesta ganarlo. He sido camarera de noche y de día, en cocinas, de teleoperadora, en archivo. Todos esos trabajos los he compaginado con la carrera de cómica, he actuado gratis para coger tablas, me he comido mierdas como pianos, pero estoy súper orgullosa de la evolución que he tenido.
Te consideras una ‘pibonéxica’ diagnosticada, ¿qué tratamiento se le prescribe a tías buenas como tú?
No se necesita medicación, sino un buen espejo en casa para no dejar de serlo y quererte mucho. Nos han metido en la cabeza que las mujeres siempre tenemos que ser perfectas y eso ha provocado que muchas niñas se lo crean y crezcan acomplejadas. El enano de ‘Juego de Tronos’ a mí me pone cachonda y nunca me había planteado follarme a un enano —risas—. Creo que en la imperfección está la belleza. Mira, voy a aprovechar esta entrevista para pedir a Desigual que saque una línea de ‘pibonéxicas’, dicho queda.
¿Crees que el feminismo ha puesto de moda a las cómicas?
Si ha impulsado que haya más mujeres que se dediquen a la comedia me parece estupendo. Cuando empecé no había muchas cómicas y no me importaba. Espero que no se estén dando a la comedia por moda, sino por pura vocación.
Si algún machirulo dice que las mujeres no somos graciosas, ¿qué le dirías?
Que me coma el coño —risas—, que es un gilipollas que no va a avanzar nunca. No digo que seamos más graciosas, simplemente hay mujeres tan graciosas como hombres.
Después de salir en el anuncio de Campofrío, lo siguiente es presentar los Goya, ¿no?
Me fliparía, aunque conocí al director de la Academia y le dije que me acababa de enterar de quién era y creo que no le sentó muy bien —risas—. Desde aquí le mando un saludo y le pido que valore la posibilidad de tenerme como presentadora. Me gustaría hacerlo con Los Javis.
*Artículo original aparecido en el número 38 de Mine. Descarga la edición digital interactiva para iOS o Android o el PDF de #Mine38.