Si no eres cool, no puedes entrar en estos clubs

Nosotros te dejamos pasar, pero probablemente no puedas quedarte.

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Muchos harían cualquier cosa para cruzar sus puertas. Nosotros te las abrimos aunque sea para ponerte los dientes largos. ¡Ojo! Tener dinero no es el único requisito para poder entrar.

SOHO HOUSE: Un oasis de desconexión

Con una inversión de 60 millones de euros, uno de los clubs más distinguidos de Londres, Berlín y Miami abría sus puertas en Barcelona en 2016. La ciudad condal acoge, desde entonces, este espacio creado hace 23 años por Nick Jones para profesionales creativos. Lejos de la clásica asociación burguesa, Soho House (Barcelona) busca reunir a personas de la música, el arte y los medios y ofrecerles un respiro con su piscina, spa, gimnasio y restaurantes. Para entrar debes ser recomendado por dos miembros y no puedes acceder con traje ni corbata. También está prohibido el uso del móvil para tomar fotografías. El precio es de 1.500 euros anuales para mayores de 27 años y la mitad para los más jóvenes. Y, si no quieres ser socio, también puedes alojarte en alguna de sus 57 habitaciones.

CORE: Donde nacen las ideas

La ciudad que nunca duerme es el lugar idóneo para darle al coco. Y eso es, precisamente, lo que pretende este club ubicado en el centro de Manhattan. Su fundadora, Jennie Enterprise, lo concibió como un lugar de encuentro para genios de diferentes campos. Un espacio donde pueden reunirse líderes de empresas tecnológicas, de las finanzas, la moda o el deporte para descubrir nuevas posibilidades y potenciar ideas únicas. Además de disfrutar de jets privados, sus miembros pueden deleitarse con una cuidada gastronomía, asistir a charlas y eventos culturales. Core no escatima en nada, pues en sus paredes podemos ver originales de Warhol o Alexander Calder. Sin duda, una buena dosis de inspiración.

ARGO: Pasión por el arte y la comida

Argo está en pleno centro de Madrid en la que fue la vivienda del presidente español José Canalejas. Esta asociación organiza veladas de cine, microteatro y catas de vino. De hecho, realiza un festival de cortos y ofrece un servicio editorial para divulgar los escritos de sus socios. En el salón, dedicado a la automoción, todo el mobiliario está fabricado con neumáticos y demás piezas de coches Bentley. Aunque lo que más destaca son las vistas de su terraza chill out.

CAPITAL: ¿Llegamos a un acuerdo?

La capital del alarde y la riqueza también debía tener su lugar de reunión para las principales fortunas de la zona. Este club se abrió en 2008 en Dubai y fue concebido como un club de negocios en Medio Oriente. Aunque, además de un espacio dedicado a firmas de proyectos o firmas de contratos, el club Capital de Dubái brinda una gran oferta de ocio. Desde un centro wellness donde relajarse de tanto trabajo hasta un restaurante donde el cordero y el pescado son los platos estrella de la carta. Capital cuenta con más de 1.500 socios y para entrar, cómo no, debes ser recomendado por uno de ellos y, además, has de recibir el beneplácito del amplio consejo de membresía. Como buen centro de trabajo, cuenta con varias y amplias salas de reuniones y espacios para organizar eventos privados. Solo has de reservar una y pondrán todo tipo de facilidades a tu disposición. Además del networking, las relaciones sociales, los eventos, las fiestas y las citas en tu agenda empezarán a aumentar.

FAJADOR: Un golpe de gracia

En pleno barrio de Salamanca, este club deportivo es de lo más discreto. Su sobria fachada no hace pensar que, al entrar en su interior, uno se traslada a un club de boxeo neoyorquino de los años 20. La personalidad de Fajador reside en su ring de madera de roble y cuerdas de pita, pero en sus 400 metros cuadrados hay material de todo tipo para un entrenamiento personalizado y de calidad. Los ejercicios de cada socio se organizan en función de sus objetivos. Las clases son impartidas por profesionales como el ocho veces campeón mundial en boxeo, Javier Castillejo. Porque, puestos a sudar, ¿por qué no hacerlo en un sitio así?

HEDGES: El placer de trabajar

Este centro para empresarios y artistas es el sitio perfecto para currar y, al mismo tiempo, envolverse en una atmósfera de ocio. El concepto ha sido importado del Hedges londinense, todo un referente en la capital británica. Además de salas con la última tecnología, el club ofrece servicios como la contabilidad o el asesoramiento legal y tributario. Pero no todo es trabajar. Por eso, Hedges también cuenta con un restaurante abierto a todo el público y un bar donde deleitarse con cócteles al ritmo del DJ. Por supuesto, no podía faltar la ceremonia del té, haciendo honor a su origen.

*Artículo original aparecido en el número 36 de Mine. Pide tu ejemplar en papel en tienda.ploimedia.com o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android. 

Fotos: David Mairena