Sí, llegamos a la Luna y todo esto lo demuestra

Se cumplen 50 años desde que el hombre pisó la Luna, pero ¿de verdad llegamos o fue todo una producción de Kubrick?

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Un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para los haters y todos aquellos escépticos que se nutren de teorías conspirativas.  Se cumplen 50 años de la llegada a la Luna y aunque fue uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX y todas las televisiones del planeta lo retransmitieron -según la NASA, lo siguieron más de 500 millones de telespectadores-, no han dejado de surgir mitos y teorías que niegan que Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins lograran el alunizaje. Pero, ¿en qué se apoyan todos estos bulos? Desde la bandera que ondea hasta la misteriosa persona que supuestamente debió grabar el vídeo, los negacionistas tienen argumentos de sobra para defender que todo fue un montaje encargado al director Stanley Kubrick. Pero, por desgracia para ellos, la ciencia tiene una explicación para desmontar cada uno de estos bulos.

1. Una cuestión de bandera

La piedra angular de toda la teoría negacionista critica que la bandera, supuestamente, ondulara en el aire teniendo en cuenta que en el espacio no hay gravedad y que, al no tener atmósfera, en la Luna no hay viento. Pues todo se reduce a una cuestión de dejadez. La bandera, para que pudiera mantenerse extendida en un entorno sin gravedad debió ser enganchada con una varilla vertical y otra horizontal para mantenerse erguida. El problema viene porque la tela no se extendió completamente y formó un pliegue que da la sensación de ser una onda producida por el viento. Tan sencillo como eso.

2. Vaya, vaya, aquí no hay marca

Si un módulo espacial tan pesado como el que alunizó aquel 20 de julio de 1969 desciende bruscamente sobre una superficie, lo lógico es pensar que debe dejar algún tipo de socavón. Y eso es, precisamente, lo que echan en falta todos los negacionistas: un cráter considerable y polvo en suspensión tras el aterrizaje. Pero se les olvida algo tan básico en física espacial como que la gravedad lunar es seis veces menor que la de la Tierra, por lo que el módulo pesaba tan solo tres toneladas, algo así como dos coches. Además, la Nasa confirmó que el descenso se realizó sin motores por lo que ni fue brusco ni provocó polvareda.

3. El fondo es la clave

Hay quienes a día de hoy aún piensan que el director de ‘2001: Odisea en el Espacio’ y ‘La naranja mecánica’, Stanley Kubrick, es el artífice de toda la farsa alrededor del alunizaje. Y la cuestión del horizonte fotográfico es una de las que mejor defienden esta tesis. Según los negacionistas, en las fotografías hay fondos idénticos pese a que corresponden a paisajes a kilómetros de distancia y muy poca profundidad de campo. Esto lleva a pensar que todo se trate de un decorado y un fondo pintado, pero lo cierto es que los fondos no son iguales, sino similares. Además, en la Luna al no haber atmósfera -sí, la atmósfera es la causante de todo básicamente- ni bruma o neblina alguna, los objetos parecen más claros y no dan tanto la sensación de profundidad como aquí en la Tierra.

4. La misteriosa ‘C’

Esta es una de las mayores obviedades según todos los conspiranoicos, pues en una de las fotografías que la NASA difundió se puede apreciar una ‘C’ en una de las rocas. Pues bien, esa inoportuna letra no es más que un fallo en la impresión y difusión de las imágenes, seguramente, fruto de algún pelo o filamento que se posaría sobre la original. Y si no nos crees, solo has de buscar la fotografía original publicada por la agencia espacial donde no hay rastro de ‘C’ alguna (ver fotogalería).

Si te interesa, en este blog encontraréis una explicación mucho más amplia sobre esta fotografía.

5. ¿Y las estrellas?

Otro de los puntos de conflicto es la ausencia de estrellas y otros cuerpos celestes. Pero esto tiene que ver con la tecnología del momento, ya que aquellas cámaras solo abrían el obturador unas décimas de segundo y como resultado los objetos más brillantes y cercanos como la nave y los trajes de los astronautas captan toda la atención y ensombrecen a los astros y otros objetos secundarios.

6. El fotógrafo invisible

Teniendo en cuenta que en aquella época aún no se estilaban lo selfies, no es descabellado pensar que si hay una fotografía de Armstrong descendiendo de la nave es porque debía haber alguien más allí preparado para fotografiarle. Pero la realidad es mucho menos peliculera que no contempla secretos fotógrafos ni complots políticos, tan solo una cámara de baja resolución instalada en un Modularized Equipment Stowage Assembly (MESA). Estos módulos transportaban distintas herramientas de forma autónoma entre ellos la cámara que después se separó de su ensamble y se montó en un trípode para tomar el resto de fotografías de la misión.