Puede que sea el complemento que nunca pase de moda. El que mejor ha soportado el paso del tiempo y el que mejor se adapte a los cambios de tendencias. Hablamos de la riñonera, ese bolsillo complementario que lo mismo te apaña un festival, que se convierte en el protagonista de un look sport. Desde hace unos años este complemento ha pasado de la calle a las pasarelas y la proliferación de modelos nos anuncia que vamos a tener riñoneras para rato.
Actualmente, marcas de lujo, por su cuenta y en asociación con marcas deportivas, reivindican la riñonera como digna sucesora de la bandolera. Casas como Fendi, Gucci, Dior o MSGM, y marcas como Fila, Adidas o Nike se afanan en sacar todas las temporadas la riñonera más trendy del mercado. Y es que el lujo no está reñido con el sportwear. El mundo al revés, vaya. Da igual si vas hecho un pincel o en plan feriante porque la riñonera queda como un guante –toma pareado–.
La existencia de este complemento tal y como lo conocemos hoy tiene su efeméride en los años 60, cuando empezaron a utilizarla los esquiadores para guardar el material de primeros auxilios. Aunque otros reconocen a la australiana Melba Stone como la diseñadora de la bumbag. Pero el concepto de ‘cinturón de utilidades’ es más antiguo que el hilo negro. Concretamente, del 3300 antes de Cristo, al menos así lo atestigua el descubrimiento de unos alpinistas alemanes que encontraron en los Alpes de Ötztal una momia de un hombre fallecido alrededor del año 3255 a.C y que portaba una especie de cinturón rupestre con un perforador, un raspador y un trozo de hongo seco.
Este artilugio ha evolucionado tanto que ha cambiado hasta su forma de llevarlo. Cruzado, amarrado como una tote bag o suelto. Sea como sea, agrega estas recomendaciones a tu wish list.