Esta semana ha finalizado la gran cumbre mundial sobre Acción Climática, otra más. Y ha acabo como todas, sin tener muy claro si ha servido para algo o no. Más allá del aplaudido discurso de la superheroína climática Greta Thunberg y de la cara de pocos amigos que le puso a Donald Trump cuando se cruzaron, las conclusiones de la cumbre no ha sido de lo más comentado, dejando esa eterna sensación de vaso medio lleno y medio vacío.
Además de los compromisos que los líderes mundiales y grandes empresarios deberían asumir para preservar la salud de nuestro planeta, en un plano más micro, las acciones sostenibles también son cosa nuestra. Y entre nuestras armas estaría elegir planes que sean respetables con nuestro entorno.
¿Te imaginas poder acudir alguna vez a un concierto de música donde todo funcionara con placas solares? Aunque no es una idea tan loca, lo cierto es que los festivales tienen grandes tareas que atender en lo que a cuestiones climáticas se refiere. En este sentido, la escena electrónica, por ejemplo, está intentado aportar su granito de arena para combatir el cambio climático.
El circuito de la música electrónica no está exento de su notable huella ecológica. Piénsalo: viajes constantes de DJs en avión, miles de vatios de energía para desplegar un buen espectáculo sonoro y audiovisual, traslados en coche… Asimismo, el negocio turístico en torno a esta industria musical está multiplicando las heridas al planeta. Según datos de la empresa británica Festicket, especializada en viajes, alojamientos y paquetes turísticos de eventos en más de 50 países, el turismo de festivales tendrá un valor de 4.100 millones de euros en 2020. Una buena noticia para la industria, pero no tan buena para el planeta.
La gira de un mes de cualquiera de los mejores DJs del mundo generó alrededor de tres toneladas de dióxido de carbono. Un 550 % más de lo que un ciudadano de una gran ciudad generaría en el tiempo equivalente
Entre tanto dato agorero, existen asociaciones que intentan compensar este imparable daño. Es el caso de DJs for Climate Action (DJS4CA), una coalición de DJs y músicos que utilizan su influencia artística para crear conciencia y provocar una respuesta al desafío global del cambio climático. “Ya era hora de que los músicos se movilizaran y usaran su talento musical para hablar del tema climático y meterlo en el mapa cultural, porque está en el mapa del activismo y de los políticos, pero en términos culturales no se habla mucho”, asegura Robin Perkins, ‘El Búho DJ’, y miembro de DJS4CA.
Para que puedas hacerte una idea de lo que estamos hablando, la gira de un mes de cualquiera de los mejores DJs del mundo, según la lista elaborada por la plataforma Resident Advisor –por ejemplo, en 2018 estaban Dixon, Maceo Plex, Ricardo Villalobos, Ben Klock, Âme y Four Tet, entre otros– generó alrededor de tres toneladas de dióxido de carbono, sin tener en cuenta los traslados privados desde el aeropuerto al hotel. Es decir, un 550 % más de lo que un ciudadano de una gran ciudad generaría en el tiempo equivalente.
Conscientes de estos demoledores datos, DJs for Climate Action organiza anualmente un evento mundial conocido como Earth Night con conciertos y actividades cuyo dinero recaudado va destinado a soluciones climáticas efectivas. Por ejemplo, este año han colaborado con Little Sun Fundation, que trabaja en el desarrollo de la energía renovable, la salud y la educación en comunidades vulnerables; con la asociación Earth Guardians, centrada en impulsar el movimiento global climático entre jóvenes; y con la organización CO2 Logic que trata de compensar el impacto ambiental que producen los viajes aéreos de los disc-jockeys. “Elegimos y decimos a los DJs que cuando puedan viajen menos y que intenten aprovechar el viaje para hacer el mayor número de shows. Cada uno si puede que reduzca su impacto y si no es posible, organizaciones como CO2 Logic lo que hace es invertir el dinero que recauda en proyectos renovables que realmente tienen impacto. No es perfecto, es mejor volar menos, pero cuando uno tiene que volar lo que puede hacer es trabajar con una organización así para compensar la huella ecológica”, apunta Perkins.
La eclosión de los eco-festivales
Toda esta teórica pretensión de la industria de los festivales no siempre se traduce en acciones profundamente sostenibles. A continuación hablamos de algunas de las iniciativas que más nos han llamado la atención por su practicidad y eficiencia:
1. Paraíso Festival
Virando la mirada hacia España, festivales como el madrileño Paraíso –que tiene lugar en junio– ofrecen una propuesta sostenible para disfrutar de una experiencia multisensorial e inspiradora. Entre las muchas iniciativas promovidas con conciencia climática, destaca la plantación de árboles tras la celebración de cada edición con el objetivo de compensar la huella de carbono generada contribuyendo así a la reforestación progresiva de algunas zonas de Madrid.
2. DGTL
Siguiendo con eco-iniciativas encabezadas por festivales españoles, es pertinente mencionar al festival de electrónica DGTL, celebrado en la ciudad Condal. La edición barcelonesa de este festival internacional decidió desde el principio seguir la política instaurada en Amsterdam y ser un festival sin carne para no contribuir a las emisiones de Co2 que supone la ganadería a gran escala. También reciclan la orina como fertilizante mediante la instalación de unas cabinas de aseo especiales y en DGTL Ámsterdam 2018 instalaron una serie de baterías alimentadas por energía solar para abastecer a un escenario entero.
Todas estas iniciativas forman parte del programa de sostenibilidad ‘Revolution’, iniciativa que el propio festival define de esta forma: “DGTL Revolution tiene la sostenibilidad siempre en primer plano. Para cumplir con este propósito, hacemos cambios fundamentales en nuestra configuración del festival y en nuestras actividades cotidianas. A lo largo del año buscamos las últimas innovaciones tecnológicas para ayudarnos a reducir los residuos, reducir las emisiones de CO2, aumentar la conciencia y estimular la participación sostenible, entre nuestro público”.
3. NorthSide
El festival escandinavo NorthSide no es muy popular internacionalmente, pero se le puede considerar un referente en cuestiones sostenibles. Para empezar no es posible acudir al recinto en coche porque no hay parking, por lo que los asistentes sólo tienen como opción de traslado los medios de transporte públicos, la bicicleta o a pie. Los escenarios están diseminados por un idílico paraje verde en Aarhus, Dinamarca.
Además, si hay algún despistado que no conoce las eco-normas, el festival cuenta con los ‘trash talkers‘, trabajadores encargados de asesorar sobre la correcta gestión de residuos. Gracias a esta iniciativa lograron reciclar el 78% de los residuos, según datos extraídos de un informe elaborado durante su edición del 2017 -no hay datos publicados sobre la edición 2018 y 2019-. Aunque su objetivo a largo plazo es convertirse en un festival 100% libre de residuos.
4. Hurricane
En el festival Hurricane, que tiene lugar en el norte de Alemania, los asistentes que sean respetuosos con el medio ambiente pueden ganar una bolsa hecha con los antiguos carteles del festival y pueden acumular puntos viajando en tren o acampando de manera gratuita en el área del Green Living.