Una barbacoa en el barrio residencial de Norwood a las afueras de Chicago. Varios matrimonios con sus hijos correteando por el jardín y Pogo, el carismático y alegre payaso, alter ego del apreciado vecino John Wayne Gacy, sale a escena. Todo son risas y aplausos en una de las muchas fiestas que John W. Gacy celebra en el vecindario. Su personaje, el gordinflón payaso Pogo, es de sobra conocido ya que ha participado en más de diez desfiles y es habitual verlo en el hospital entreteniendo a los pacientes más jóvenes. Por ello, ninguno de los asistentes a la fiesta puede imaginar que a pocos metros de donde disfrutan y conversan, Gacy tenía enterrados a 29 jóvenes. Y es que tras el maquillaje y su nariz roja se escondía un depredador sexual que, entre 1972 y 1978, mató, al menos, a 33 jóvenes de entre 15 y 22 años.
Gacy se había creado una gran reputación en el barrio y era muy apreciado por su comunidad. Tenía su propio negocio de construcción, PDM Contracting, participaba en la política vecinal siendo miembro activo del Partido Demócrata. Además, siempre entretenía a los más pequeños con sus actuaciones como Pogo y fue nombrado Hombre del Año por la Cámara de Comercio de Chicago. Por ello, cuando el 22 de diciembre de 1978 los cuerpos de 26 adolescentes fueron desenterrados del sótano de su casa y tres más exhumados del jardín nadie daba crédito. Una multitud de prensa se agolpaba ante la casa del contratista que acababa de admitir el asesinato de esos 29 jóvenes y cuatro más que arrojó al río Des Plaines. Uno de los asesinos más sobrecogedores del siglo XX acababa de ser destapado. Ahora, Netflix recoge en ‘Las cintas de John Wayne Gacy’ su terrible historia que si padeces de coulrofobia, miedo a los payasos, es mejor que no sigas leyendo.
En 1968 le condenaron a 10 años de prisión por abusos sexuales y agresiónes
John Wayne Gacy nació y creció en el área de Chicago. No tuvo una infancia fácil ya que, además de sufrir obesidad y bullying por parte de sus compañeros de clase, recibía constantes palizas de su padre alcohólico. Además, cuando contaba con 9 años, sufrió abusos sexuales por parte de un amigo cercano a la familia. Harto de las constantes vejaciones y agresiones paternas, con 18 años Gacy se escapó a Las Vegas donde trabajó en una morgue durante unos meses. Después de regresar a Illinois, Gacy comenzó a trabajar en una zapatería. Allí conoció a su primera esposa, Marlynn Myers, con la que se casó en 1964 y tuvo dos hijos, Michael y Christine. Se mudaron a Waterloo, donde Gacy comenzó a trabajar para el padre de Myers que tenía una franquicia de KFC. En esta ciudad del estado de Iowa sería donde Gacy comenzaría a dar rienda suelta a sus fechorías.
Abusos sexuales y cárcel
Durante sus años en Iowa se asoció con el Partido Demócrata y empezó a captar a jóvenes para Jaycees, una organización de capacitación en liderazgo enfocada a adolescentes y hombres jóvenes. Tenía una aparente vida tranquila y familiar pero, al poco tiempo de estar en Waterloo, intentó abusar de un joven. Steve Nemmers, un joven de 18 años, conoció a Gacy en el KFC donde este trabajaba. Iba con dos amigos más y fueron invitados por el asesino a su casa para jugar al billar. Los dos amigos de Nemmers se marcharon al rato pero el muchacho continuó bebiendo y decidió pasar la noche en casa de Gacy. Según relata en el documental de Netflix, Gacy le apuntó con un revolver, le ordenó quitarse los pantalones y le sobó en las piernas. Al día siguiente, le amenazó con matarle si se lo contaba a alguien.
Esta táctica de jugar al billar también la siguió con Edward Lynch, uno de sus empleados, a quien le ofreció sexo oral. El joven de 16 años se negó a participar en ese juego por lo que Gacy le golpeó y violó. Le convenció para que no se lo contara a nadie y, a los pocos días, lo despidió. Pero cuando obligó a Donald Vorhees, hijo de un compañero suyo de los Jaycees, a practicarle sexo oral todo salió a la luz. El joven de 15 años le contó a sus padres lo que Gacy le había obligado a hacer desde agosto de 1967 hasta abril de 1968 y, por ello, le condenaron a 10 años de cárcel. Aunque, finalmente, solo acabó cumpliendo 18 meses entre rejas. Tras su ingreso en prisión, su esposa se divorció de él y Gacy nunca más volvió a saber de ella ni de sus hijos.
Su primer asesinato lo cometió en 1972 pocos meses antes de casarse por segunda vez
Tras su salida de prisión, Gacy volvió a Illinois para empezar una nueva vida sin que nadie supiera todos los antecedentes por delitos sexuales que arrastraba. Tras vivir unos meses con su madre, compró una casa en 8213 West Summerdale Avenue en Norwood Park Township. En esta casa organizaría todas las fiestas con sus vecinos y enterraría casi todos los cadáveres de sus crímenes. Pero nadie sospechaba de él, ya que se involucró en la política vecinal y se creó el personaje de Pogo, el simpático payaso que acudía a fiestas infantiles y, además, realizaba obras sociales en el hospital. Fue en estos años cuando fundó su propia empresa, PDM Contracting, en la que empleaba a jóvenes de la zona. Se volvió a casar en 1972 con Carole Hoff, quien se mudó a su casa junto a sus dos hijas sin saber que en ella ya estaba enterrado el primer cadáver.
Tres años de matanza
Además de las sádicas torturas a las que sometía a los jóvenes, otro de los hechos más escalofriantes del historial de Gacy es el gran número de asesinatos y violaciones que perpetró en tan solo tres años. Y es que los 33 asesinatos que confesó, aunque muchos expertos aseguran que pudieron ser hasta 17 más, los cometió entre 1975 y 1978, a excepción de su primera víctima, Timothy McCoy, a quien mató en 1972. A este joven de 16 años lo recogió en la carretera y, tras llevarlo a su casa y violarlo, lo mató a puñaladas para después enterrarlo en el sótano de su casa. Era enero de 1972 cuando contrajo nupcias y Carole Hoff se mudaba allí con sus hijas. Hoff aseguró, tiempo después, que en más de una ocasión se quejó a Gacy del mal olor que provenía del sótano pero este nunca le daba importancia.
Los primeros años de matrimonio parecieron calmar las tendencias sádicas y depravadas de Gacy, pero en 1975 volvió a matar. El 29 de julio de 1975, John Butkovitch de 16 años, empleado de Gacy, fue violado y estrangulado después de que Gacy lo sometiera a varias torturas y vejaciones. También lo enterró en casa. En estos meses, Hoff comenzó a sospechar del comportamiento de su esposo, pero achacó sus ausencias nocturnas a posibles infidelidades. Cuando descubrió carteras pertenecientes a hombres jóvenes en su automóvil decidió separarse de su esposo infiel en marzo de 1976. Fue entonces cuando Gacy se quedó solo para poder dar rienda suelta a sus más oscuros deseos.
Varios supervivientes denunciaron las violaciones pero la policía les ignoró por homosexuales
La escalada de crímenes de Gacy alcanzó un ritmo vertiginoso de un asesinato cada tres semanas aproximadamente. Durante estos años de continuos homicidios, la policía investigó a Gacy en varias ocasiones. Tanto en 1975 como en 1976, la policía le interrogó cuando dos jóvenes que trabajaban para Gacy desaparecieron sin dejar rastro alguno pero no encontraron nada que vinculara a Gacy con las desapariciones. En diciembre de 1977, Robert Donnelly denunció que, tras mantener relaciones sadomasoquistas consentidas, había sufrido abusos sexuales por parte de Gacy. Sin embargo, la policía nunca le tomó en serio. Al igual que no dieron mucha validez a la denuncia deJeffrey Ringall. Este joven de 22 años se subió al coche de Gacy con la promesa de un porro y fue drogado con cloroformo, torturado con dildos, violado y apaleado durante horas por el asesino hasta que lo abandonó en un parque. Todos estos jóvenes no fueron tomados en serio, en gran parte, por su condición de homosexuales o bisexuales, ya que durante los años 70, el colectivo LGTBIQ+ sufría una gran discriminación.
Acoso y confesión
Por su influencia en la política municipal, sus labores sociales, su empresa y prestigio social ninguna sospecha recaía jamás sobre Gacy. Además, muchas de sus víctimas eran consideradas como fugadas y su desaparición no se tomaba muy en serio. Sin embargo, cuando el 11 de diciembre de 1978 desapareció Robert Piest, un estudiante con honores de 15 años y proveniente de una familia estructurada y con un buen entorno, la alarma social saltó y la policía tuvo claro que el adolescente no se había fugado. Además, desde el primer momento todas las sospechas recayeron en Gacy, ya que tanto la madre como una compañera de la farmacia donde trabajaba el joven dijeron haberlo visto hablando con Gacy sobre un posible trabajo de construcción.
Gacy reaccionó como siempre y dijo no conocer de nada al chico ni haber tenido más trato con él que la breve conversación en la farmacia. Sin embargo, la policía continuó investigándolo y descubrió los antecedentes que tenía por los abusos sexuales y agresiones de Iowa. Empezaron a realizarle un seguimiento continuo y hasta llegaron a registrar su casa. En el primer registro encontraron varios juguetes sexuales, permisos de conducir y documentos de identidad de otras personas, así como un anillo con las iniciales J. S. que, más tarde, descubrieron que pertenecía a John Szyc, otro desaparecido. Tras un acoso continuado, Gacy confesó todo a sus abogados el 22 de diciembre de 1978. “Me gusta el poder. Disfruto de él. Nadie más tuvo las agallas de hacer lo que yo he hecho”, confesó de la manera más altiva y desprovisto de todo remordimiento.
Durante su juicio se declaró inocente alegando problemas mentales, pero cualquier tipo de dolencia psíquica fue descartada. Fue condenado a muerte en 1980 y ejecutado en 1994, a los 52 años. “Matarme no hará regresar a ninguna de las víctimas. ¡El Estado me está asesinando! ¡Nunca sabrán dónde están los otros! ¡Béseme el culo!”, fueron sus últimas palabras. Durante los 14 años que pasó en el corredor de la muerte se dedicó a pintar, sobre todo, temas con payasos. Sus obras también incluyen imágenes de Blancanieves y del asesino en serie Jeffrey Dahmer. En la cultura popular, Gacy sirvió de inspiración a Stephen King para su personaje Pennywise de la novela ‘It’.
La nueva producción de Netflix, a cargo de Joe Berlinger, está ya disponible. Pero te avisamos que con ella nunca volverás a ver a los payasos igual.