Cohetes made in Spain

Si alguna vez te has preguntado cómo hacerte un hueco dentro de la industria aeroespacial, te damos la respuesta: lanzando microsatélites. La empresa española PLD Space así lo ha hecho.

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La carrera espacial ha vuelto a comenzar y esta vez no pretende llevar al ser humano a lugares inimaginables a millones de kilómetros. En esta ocasión el desafío es otro: hacerse con el mercado de lanzamientos de pequeños satélites. Lejos, muy lejos, de los impresionantes cohetes de la NASA capaces de poner en órbita enormes artefactos del tamaño de un autobús, pequeñas empresas independientes están desarrollando microlanzadores con la capacidad suficiente como para enviar al espacio satélites de 1 a 200 kilos de peso. Una de ellas es PLD Space, una empresa pionera en el sector aeroespacial español y europeo que puja por ganarse un lugar entre las grandes compañías. Prepárate para un viaje de altos vuelos.

Las grandes empresas, o mejor dicho, las grandes ideas, suelen surgir en lugares, a menudo, atípicos. Sitios que nada tienen que ver con las lujosas oficinas de Silicon Valley y que, más que ayudar a la gestación de un gran proyecto, ayudan a contraer un constipado por exceso de ácaros. Sin embargo, es en esos lugares donde, no se sabe muy bien por qué, las ideas y sueños brotan hasta convertirse en realidad. Así es como empresas del tipo de PLD Space ven la luz. Si Apple nació en un garaje y Facebook en un cuarto de estudiantes, la empresa española comenzó a dar sus primeros pasos, allá por 2010, en la tienda de fontanería del padre de Raúl Torres, uno de los fundadores. “Al principio solo era un hobby, el único propósito era divertirnos y hacer volar cosas como el que vuela aviones radiocontrol. El padre de Raúl es fontanero e íbamos a su tienda para robar tuberías y montar cohetes. En aquella época ya mirábamos de reojo a la industria y la oportunidad de negocio que hoy estamos intentando explotar” explica Raúl Verdú, cofundador de PLD Space.

Un año después, con las ilusiones intactas y 3.000 euros en el bolsillo, Torres y Verdú decidieron convertir su entretenimiento de fin de semana en su gran proyecto de vida. “Yo recuerdo con mucho cariño cuando la compañía no existía y fuimos al notario a firmar las escrituras de una empresa de lanzadores espaciales en Elche. La cara del notario era un cuadro, no entendía ni la razón social y ni la actividad de la sociedad. Ese fue un punto de inflexión, pasamos de jugar a tener cohetes a tener una compañía de verdad”. Con apenas 25 años y una empresa a sus espaldas, Torres y Verdú eran conscientes de que una gran idea no era suficiente para llevar a cabo su gran sueño.

Necesitaban fondos que hicieran posible su materialización. “Desarrollar un programa de lanzadores espaciales no es precisamente barato y solo fabricar los prototipos necesita presupuestos millonarios. Hasta 2013 no obtuvimos nuestra primera ronda de financiación. Ha sido un reto conseguir los fondos necesarios para empezar a desarrollar nuestra actividad”, aclara Verdú.

“Cuando fuimos al notario a firmar las escrituras de una empresa de lanzadores espaciales en Elche, la cara del notario era un cuadro. Ese fue un punto de inflexión, pasamos de jugar a tener cohetes a tener una compañía de verdad” Torres y Verdú (PLD Space)

Después de siete años y varias rondas, la empresa española ha sido capaz de reunir la nada despreciable cifra de 20 millones de euros. Tras un periodo de búsqueda de inversores y lograr el apoyo de diferentes instituciones públicas como la Agencia Espacial Europea (ESA), el Gobierno de Aragón, el Aeropuerto de Teruel –sede de su actual banco de prueba de motores con combustible líquido – o el Instituto Nacional de Técnicas Aeroespaciales (INTA), PLD Space echó a volar. Gracias a ello, la empresa cuenta actualmente con más de 40 trabajadores –ingenieros en su mayoría– y ha sido seleccionada por la ESA y la Comisión Europea para desarrollar su cohete Miura 5 dentro del programa Horizonte 2020 que evalúa la viabilidad de los microlanzadores.

“En el mundo hay un nuevo nicho de mercado. Se han comenzado a lanzar pequeños satélites al espacio que pueden tener el tamaño de la palma de la mano. Actualmente, se lanzan en cohetes gigantes y eso tiene una serie de inconvenientes como el combustible o el precio a pagar. El que conoce nuestro sector sabe que es necesario un cohete para cargas pequeñas o para satélites pequeños. Son satélites que pueden ir desde un kilo a cien”, explica el director de Desarrollo Comercial de PLD Space. Porque, aunque la primera imagen que se nos venga a la cabeza a la hora de pensar en cohetes sea la de enormes torres de acero elevándose al cielo mientras escupen un impresionante chorro de fuego, lo cierto es que la industria aeroespacial, al igual que ocurre en la industria de las comunicaciones, está buscando la forma de reducir el tamaño y los costes de los lanzadores. Así como nuestros smartphones cada vez son más pequeños y cumplen más funciones, con los satélites ocurre lo mismo.

Billete a las estrellas

Miura 1 y Miura 5 – nombrados originalmente como Arion 1 y Arion 2– son los dos cohetes que están llamados a situar a PLD Space en la órbita de las grandes empresas aeroespaciales del mundo. A parte de su tamaño –mucho menor que los lanzadores utilizados ahora–, se une su menor coste y la posibilidad de reutilización. “Como paso previo a desarrollar Miura 5 vamos a desarrollar Miura 1. Podríamos decir que es su hermano pequeño. Ahí vamos a instalar, probar y demostrar todas las tecnologías críticas de Miura 5 que son las estructuras, la aviónica y la propulsión”, cuenta Torres, quien asegura que la fecha del primer lanzamiento de Miura 1 será en 2019 y la de Miura 5 en 2020. Además, es importante recalcar que dichas pruebas se realizarán desde la base aérea del Arenosillo, en Huelva, desde donde, en colaboración con el Instituto Nacional de Técnicas Aeroespaciales, PLD Space prevé cubrir muchas de las órbitas comerciales de sus potenciales clientes. De este modo, España se convertiría en el décimo país del mundo con la tecnología suficiente para ir al espacio.

Por otro lado, una de las principales novedades en las que trabaja la empresa ilicitana, y que supondrá una revolución a nivel tecnológico en Europa, es la posibilidad de recuperar los cohetes una vez inyectados en órbita, un hecho impensable hasta el año 2015, cuando Space X, la empresa estadounidense capitaneada por el multimillonario Elon Musk, hacía aterrizar un cohete en medio del océano. “Nuestra tecnología de recuperación, al menos en los primeros momentos, no va a ser como la de Space X. Eso es superar el estado del arte de lo que es la tecnología de cohetes. Nuestra forma es mucho más humilde, nos la podemos permitir por el tamaño de nuestros lanzadores. El cohete que lanzó el Tesla es como un edificio de 17 plantas, puede medir más de 70 metros y el nuestro medirá 20. Se trata de un sistema que vamos a patentar y en el que estamos trabajando con la ESA. De momento no podemos decir nada”, matizan.

Una de las principales novedades en las que trabaja la empresa ilicitana es la posibilidad de recuperar los cohetes una vez inyectados en órbita

Y, aunque, proclama que Space X juegue en otra liga, Raúl Torres reconoce que la empresa fundada por Musk es un espejo en el que mirarse. “Hay muchas cosas de Space X con las que nosotros nos sentimos identificados, como es el desarrollo de programas espaciales complejos, serios y ganar grandes contratos con la NASA. Históricamente, el sector aeroespacial es muy institucional, los clientes más grandes son agencias espaciales como la NASA o la ESA. Siempre contrataban a las empresas de la old school, Airbus, Boing, etc. Y que un tipo que hizo dinero con Internet les haga frente a los talentos que llevan décadas trabajando en el sector es envidiable. Space X se funda en 2004 y nosotros nos fundamos en 2014. Les hemos visto crecer y la verdad que ha sido espectacular porque ellos también empezaron con 12 personas en unas pequeñas instalaciones en California y hoy son una empresa de más de 3.000 trabajadores”, explica.

En un mercado copado por grandes empresas y costes multimillonarios, los precios que se manejan son, a ojos de un ciudadano medio, inasequibles. El precio por poner en órbita el Miura 1 ya es público, ronda los dos millones de euros y, aunque no ofrezca los servicios de su hermano mayor y no esté capacitado para inyectar satélites en órbitas, se comercializará como un banco de pruebas para experimentos y comprobaciones tecnológicas a gran altitud. “Nuestro cliente principal va a ser el operador o desarrollador de satélites, la empresa que desarrolla un satélite necesita lanzarlo al espacio y la única manera que tiene a día de hoy es con cohetes. Las startups o empresas de reciente creación cuyo negocio principal es explotar comercialmente el espacio mediante constelaciones de pequeños satélites o las compañías que desarrollaron el satélite MeteoSat o Galileo cada vez más se ponen en manos de esta tecnología. Además, las instituciones, agencias espaciales, centros de investigación, incluso las universidades son muy activas en temas relacionados con pequeños satélites y ya tienen varios lanzados al espacio” cuenta el fundador de PLD Space.

No se proponen, de momento, catapultar seres humanos hacia la órbita del planeta, a pesar de que su ambición es grande, por el momento prefieren mantener los pies en la Tierra. “El sector espacial ha sido eminentemente institucional y ahora, cada vez más, hay programas privados que desarrollan programas espaciales con intereses comerciales. Lo de que el que golpea primero, golpea dos veces, es cierto. Todos los que están intentando hacer algo como nosotros van un paso por detrás. Estamos orgullosos y muy responsabilizados porque lo único que puede pasar cuando vas ganando es que te adelanten”, dice Verdú. Hasta que llegue el día de tocar y sentir el espacio, los miembros de PLD Space se asegurarán, como si de una carrera se tratara, llegar los primeros a meta, o mejor dicho, a las estrellas.

*Artículo original aparecido en el número 36 de Mine. Pide tu ejemplar en papel en tienda.ploimedia.com o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android. 

Ilustraciones: Carlos Toral