Una emotiva ovación de hasta 6 minutos durante el pasado Festival de Venecia le ha valido al estadounidense Brendan Fraser para reaparecer en titulares y tendencias de redes sociales. Aunque la película ‘The Whale’ de Darren Aronofsky no haya terminado de convencer a la crítica europea ni estadounidense, casi todas las miradas han apuntado hacia el notable trabajo interpretativo y físico del que fue el protagonista de la saga ‘La Momia’ (S. Sommers, 1999).
La llamada #Brenassaince (Brendan Fraser Renassaince) no solo celebra el “renacimiento” de uno de los iconos cinematográficos de finales de los 90 y comienzos del nuevo milenio, sino que también ha puesto de manifiesto la escasa notoriedad que produjo el hecho de que, de la noche a la mañana, dejase de protagonizar blockbusters de acción y comedia… y pocos pareciesen echarle de menos. La desaparición del actor del foco de atención mediático e industrial y su relegación a películas y series de poca monta genera todo un debate sobre el modo en el que Hollywood trata a sus leyendas. Su reciente participación en la obra de Aronofsky, o su próxima aparición en ‘Killers of the Flower Moon’ de Martin Scorsese, no solo parece haber terminado con esa suerte de maldición egipcia, sino que además su nombre resuena ahora en la trayectoria hacia el Oscar.
El rostro de la comedia
“Me veo entonces y solo veo un solomillo andante”, le comentó el actor al periodista Zach Baron en una conocida entrevista de 2018 para GQ, en relación a la película que terminó de lanzarle al estrellato, “George de la jungla” (S. Weisman, 1997). En aquella versión moderna de Tarzán, Fraser se paseaba vestido únicamente con un taparrabos durante todo el filme. “Si veías películas a finales del siglo pasado, veías a Brendan Fraser”, apuntala Baron. Y razón no le falta. Brendan consiguió mantenerse en la cresta de la ola durante más de una década protagonizando cintas fantásticas y románticas como ‘Unidos por el destino’ (J. F. Robinson, 1998), ‘Buscando a Eva’ (H. Wilson, 1999), ‘Al diablo con el diablo’ (H. Ramis, 2000), ‘Looney Tunes: De nuevo en acción’ (J. Dante, 2003) o ‘Viaje al centro de la Tierra’ (E. Brevig, 2008).
Brendan consiguió mantenerse en la cresta de la ola durante más de una década protagonizando cintas fantásticas y románticas
El artículo de Baron explicaba las necesidades en el espectáculo de aquella época concreta. El público necesitaba comedias bobaliconas y un cuerpo cómico sobre el que descargar todos los pianos que caen desde las terrazas. Fraser lució músculos cuando tocaba ejercer de héroe de acción, pero sobre todo expresó al mundo su candidez cuando actuaba como un hombre ingenuo que llegaba a un nuevo territorio. Ello le condujo a un cierto encasillamiento de personajes corpulentos en películas que comenzaban a explorar todas las posibilidades que el digital ofrecía a los efectos especiales. Pero no todo eran golpetazos: Brendan también demostró que podía dominar el drama con intervenciones en ‘Dioses y monstruos’ (B. Condon, 1998), ‘El americano impasible’ (P. Noyce, 2002) o la oscarizada ‘Crash’ (P. Haggis, 2004), aunque en relación con el resto de su filmografía de carácter evasiva, se trata de un porcentaje minúsculo de “películas serias”. Shirley MacLaine, Ian McKellen, Leslie Mann, Michael Caine, Sandra Bullock o Harrison Ford… su trayectoria viene acompañada de grandes compañeros de reparto, pero a partir de la década de 2010 su nombre dejó de encabezar aquellos listados.
Acusación de abuso sexual
Si sucedió por un cambio en el paradigma industrial o no, todavía es un misterio. Puede que las nuevas películas fantásticas en aquella nueva década requiriesen de otra clase de talentos, menos asociados al chiste. Aunque su nombre sonó como una posibilidad para protagonizar ‘Superman Returns’ (B. Singer, 2006), nunca llegó a aterrizar en el cine de superhéroes que DC y Marvel comenzarían a desarrollar a partir de aquella época. El infortunio ha querido que el estreno de su última colaboración en la película ‘Batgirl’ (A. El Arbi, B. Fallah), íntegramente filmada, haya sido cancelado por decisión estoica de Warner Discovery.
Puede ser, también, que como todo juguete en manos de magnates de Hollywood, acabase roto en muchos sentidos. Fraser denunció en el mismo artículo de 2018, a raíz de las recientes declaraciones del movimiento #MeToo, que había sufrido acoso sexual por parte de Philip Berk, el entonces director de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA), durante el verano de 2003 en el Beverly Hills Hotel. Supuestamente, el directivo había aprovechado un saludo con el actor para desplazar la mano por su trasero y más allá. La propia organización le pidió disculpas e inició una investigación para aclarar el asunto, pero Berk declaró que el acoso no fue tal al tratarse de una broma amistosa. Nada nuevo en el horizonte: esta anécdota se suma a las diferentes polémicas que ya recogen los responsables de los Globos de Oro, volviendo a sacudir a la organización tras las recientes apariciones mediáticas de Fraser.
Colisiones económicas
El intérprete opina que todo aquel episodio estuvo fuertemente relacionado con el hecho de que su teléfono dejase de sonar en el pico de su carrera. Fraser no solo se había convertido en el saco de boxeo de Hollywood, sino que se lanzaba sobre él toda clase de artefactos. Dispuesto a retarse, el actor apenas recurría a dobles de cuerpo que se responsabilizasen de las escenas de acción en su lugar. Los típicos puñetazos, empujones y explosiones por los aires acabaron costándole diversas operaciones de espalda, de rodilla y de cuerdas vocales. De hecho, tuvo que pasar por quirófano por segunda vez para hacerse una laminectomía (se extrae una porción de una vértebra llamada lámina, que es el techo del canal espinal) que su cuerpo había rechazado a la primera.
Fraser no solo se había convertido en el saco de boxeo de Hollywood, sino que se lanzaba sobre él toda clase de artefactos
Su situación familiar, además, se agravaba desde el nacimiento de sus tres hijos, uno de ellos en el espectro autista. En 2007 se divorció de Afton Smith, la que había sido su pareja desde 1998, ocasionando una renta a pagar de 75.000 dólares al mes hasta 2019. Fraser solicitó en juicio una rebaja que no le fue concedida. La improbable cantidad que debía asumir, junto con sus continuas entradas y salidas del hospital durante 7 años, no ayudaron para terminar de sumirle en una depresión que arrastraba desde lo sucedido con Berk. Resulta especialmente doloroso ver más de un minuto de su aflicción durante una entrevista grabada para AOL en 2016, a raíz de su participación como secundario en la serie ‘The Affair’ (H. Levi, 2014) y justo unos días después de que su madre falleciese.
‘The Whale’ y las mutaciones físicas
Sobre ese cuerpo moldeado al gusto de una industria despiadada, el director Darren Aronofsky ha encontrado ahora la inspiración para su nueva película, sobre un recluso con sobrepeso y confinado en una silla de ruedas, que intenta reconectar con su hija (Sadie Sink, Max en ‘Stranger Things’) después de haber abandonado a su familia por la relación con otro hombre. Basada en la obra de teatro de Samuel D. Hunter y producida por A24, se espera su estreno el próximo diciembre. El film promete figurar como otro apunte más en el discurso que Aronofsky ha entretejido sobre la mutación del cuerpo y la ambición personal a través de obras como ‘Réquiem por un sueño’ (2000), ‘El luchador’ (2008) o ‘Cisne negro’ (2010). Mientras tanto, en la agenda de Fraser queda pendiente también el estreno de la comedia ‘Brothers’ (M. Barbakow), junto con Josh Brolin, Peter Dinklage y Glenn Close, así como el thriller de Scorsese con Leonardo DiCaprio, Robert De Niro y Jesse Plemons.
Durante el eterno aplauso en Venecia, Fraser no pudo contener las lágrimas. De ellas se desprenden reflexiones interesantes acerca de la explotación en el sector del entretenimiento, el acoso sexual y la salud mental
Durante el eterno aplauso en Venecia, Fraser no pudo contener las lágrimas. De ellas se desprenden reflexiones interesantes acerca de la explotación en el sector del entretenimiento, el acoso sexual y la salud mental. Tras años intentando seguir en acción pese a sus múltiples desventuras, el prestigio de su nombre parece que vuelve a brillar incluso más que cuando comenzó. Y es que si algo le gusta más a Hollywood que un juguete roto, sin duda son las historias de superación y el regreso de una cara conocida.