Andrea Benítez y Danny León, cómo vivir del skate y no caer en el intento

Se lo preguntamos a Andrea Benítez y Danny León, dos de los mejores skaters de España. Estos dos skaters tienen parte de culpa de que el skate se haya profesionalizado tanto que ha dejado de ser solo una práctica callejera para convertirse en deporte olímpico.

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Los protagonistas de esta sesión han pasado de ser parados por la policía y olisqueados por perros por si llevaban porros a competir internacionalmente y vivir de ello. Andrea Benítez (Algeciras, 1994) y Danny León (Móstoles, 1994) son dos de los mejores skaters españoles y su forma de vida demuestra que lo que para muchos puede ser un juego de niños, para ellos es su sustento y aspiración. ¿Se puede vivir de montar en una tabla? Se puede, aunque España no sea California.

¿Os han mirado mal o tratado con desprecio por ir montados en una tabla de skate?
Danny: Sí, de hecho, seguimos teniendo muchos problemas, especialmente con la policía –ríe–. Es muy frustrante que te multen o te llamen la atención simplemente por ir con una tabla. Mucha gente nos sigue mirando como niños, a pesar de todo. Además, siempre se relaciona el skate con el rap, los grafitis, las drogas o el alcohol. Por llevar monopatín la policía me ha llegado a registrar con perros para ver si llevo droga.
Andrea: Yo he vivido situaciones similares. Por desgracia aún existen muchos prejuicios y, aunque poco a poco se van reduciendo, todavía queda trabajo por hacer.

¿Vuestras familias también tenía esos prejuicios?
Andrea: Al principio sintieron un poco de miedo. Supongo que es normal cuando tus hijos se salen de lo que se considera común. Estudié una ingeniería y, ahora mismo, no me estoy dedicando a ello, pero estoy haciendo lo que quiero y soy feliz.
Danny: Mis padres me han apoyado en cualquier cosa que he hecho. Cuando me llegó mi primer contrato con 13 años me pusieron como único requisito que terminara mis estudios obligatorios. Una vez que los acabé, tuve que decidir entre seguir estudiando o dedicar el cien por cien de mi tiempo a patinar. Les dije a mis padres: “Soy joven y este deporte tiene salidas, para estudiar tengo toda la vida”. Afortunadamente, está saliendo todo muy bien.

En un país sin tradición, como España, ¿os resulta complicado entrenar?
Danny: Un ejemplo muy claro lo tienes en los skateparks, que se hacen muy mal. Los arquitectos nunca solicitan ayuda a los skaters y eso supone un problema. En Estados Unidos existe mucha más inversión y patinar es un lujo. Allí es imposible enfadarse por cómo se hacen las pistas y las condiciones en las que se encuentran.
Andrea: También está la gente que va a los skateparks y se piensa que estamos ahí haciendo el tonto. Muchas veces vas a patinar y te encuentras a gente sentada en los bordillos y te dicen que no te quejes porque eso es un espacio público.

Andrea lleva chaqueta de Mango; camiseta de Levi’s; pantalón de Tommy Hilfiger; gorro bucket de Hugo Boss; y zapatillas y calcetines de Adidas.

“Al ser una chica nunca he tenido tanto apoyo porque esto siempre ha sido un deporte de hombres”,  Andrea

Y, con todos esos problemas, ¿habéis pensado vivir fuera?
Andrea: Nosotros ya vivimos prácticamente fuera. Danny y yo viajamos tanto que no sabemos ni dónde vivimos –bromea–. De momento, nos conformamos con lo que tenemos, que tampoco nos va tan mal. Así le echamos más ganas.
Danny: Tengo un lugar en España que es donde guardo mis cosas –ríe–. Sí que me he planteado alguna vez irme a California pero, más allá del deporte, me gusta mucho España, es mi casa y me cuesta dejar todo atrás.

¿Es difícil ganarse la vida patinando?
Danny Es muy relativo, todo depende de si eres profesional, los campeonatos en los que participas, tus resultados y, sobre todo, tus patrocinios. El sueldo fijo que tienes, por así decirlo, es el de los sponsors. Ahí depende del tipo de contrato que tengas firmado. Un mes puedes ganar 1.000 euros y al siguiente ni acercarte. El primer día que vino una marca y me dijo que me iba a pagar por patinar, dije: “¡Estáis locos, me vais a pagar por hacer lo que más me gusta!” –ríe–. Por suerte, llevo viviendo del deporte desde los 19 años.

Danny lleva camisa y pantalón de Levi’s: gorra de Red Bull; y zapatillas de Globe.

“Por llevar monopatín, la policía me ha llegado a registrar con perros para ver si llevo droga”, Danny

¿Cómo os distéis cuenta de que podíais vivir de esto?
Andrea: Hace relativamente poco; y soy la primera mujer en España en dedicarme al skate de forma profesional. Lo he tenido más difícil y he tardado más en llegar. Llevo patinando unos 15 años y he tenido sponsor desde los 14, pero las marcas nunca me pagaban. Al ser una chica nunca he tenido tanto apoyo, porque esto siempre ha sido un deporte de hombres. El skate aún está en proceso de evolución y nunca tuve un apoyo bueno hasta que se confirmó que el skate iba a ser olímpico. A partir de ahí, obtuve una beca y empecé a viajar más, a hacer más campeonatos, me fui a vivir a Barcelona y empecé a manejarme con marcas más grandes.

Andrea, ¿te sientes una inspiración para otras chicas?
Andrea: Creo que sí. Cuando empecé en el skate solo éramos tres chicas en toda España y ahora estamos organizando eventos en los que pueden aparecer más de 70. Es algo increíble y me encanta.

Andrea lleva camiseta de Levi’s; pantalón de Tommy Hilfiger; gorro bucket de Hugo Boss; zapatillas y calcetines de Adidas.

“Creo que sí soy una inspiración para otras chicas, cuando empecé en el skate solo éramos tres en toda España y ahora hay eventos con más de 70″,  Andrea

DEPORTE OLÍMPICO

Aunque esta entrevista la hicimos antes de que la crisis del coronavirus obligase a posponer los Juegos Olímpicos, tanto Danny como Andrea van a seguir compitiendo con el objetivo puesto en Tokio 2021.

¿Qué ha supuesto para vosotros que el skateboarding sea considerado una disciplina olímpica?
Danny Estoy tan acostumbrado a escuchar tantos prejuicios que fue una sorpresa. Pasé de oír cosas como “a ver cuándo vas a crecer”; “madura de una vez”; “busca algo serio para vivir”, a tener una confianza tremenda en lo que hacía.
Andrea: Cuando escuché la noticia por primera vez dije: “Alguien tendrá que ir” –ríe–. Ese momento me ha cambiado la vida.

Danny lleva chaqueta y pantalón de Hugo Boss; camiseta de HUGO loves Bowie; gorra de Red Bull; zapatillas de Globe.

“Desde que el skate es olímpico pasé de oír cosas como “a ver cuándo vas a crecer”, a tener una confianza tremenda en lo que hacía”, Danny

¿Perderá su esencia callejera?
Andrea: Lo más importante es que el skate llegue a partes del mundo donde antes era impensable. Países en los que, hasta hace nada, no había ningún skatepark y mucho menos chicas patinando. Entonces, el hecho de que evolucione gracias a los Juegos Olímpicos hace que haya más oportunidades para todos, desde patrocinadores, construcción de instalaciones y apoyo de los ayuntamientos hasta becas deportivas.

¿Recordáis el mayor leñazo que os habéis dado?
Danny No porque me quedé inconsciente –ríe–. Una vez me pasé dos meses lesionado por un golpe en las costillas con una barandilla. El hecho de ir al baño se convirtió en una tortura porque no podía hacer fuerza, toser o incluso reírme. Fue horrible.
Andrea: Yo tuve una muy similar en un campeonato en Praga. Dos segundos antes de que empezara el torneo caí con las costillas en una barandilla. Antes de que el skate fuera olímpico hacía auténticas locuras. Una vez me pasé un mes y medio escayolada hasta que no pude más y me quité yo misma la escayola con unas tijeras –ríe–.

Con la profesionalización del skate, las caídas ya no tienen tanta gracia, ¿no?
Andrea: Lo primero es no quedarte solo con que estás lesionado y que te has hecho daño, sino tomártelo como un proceso que tienes que pasar, hacer todo lo necesario para recuperarte lo antes posible y ya está. Mi mayor lesión fue más bien algo genético, tuve escoliosis y llevé un corsé rígido 23 horas al día durante dos años. Esto me cambió el ritmo de aprendizaje en el skate.
Danny: Al principio, cuando me lesionaba, estaba amargado, asqueado y contando los días para volver a patinar. Pero me di cuenta de que durante los tiempos de recuperación es necesario distraer la mente, asumir la lesión y mirar adelante.

Pero, ¿toda vuestra vida tiene que ver con el skate?
Danny: Empecé a patinar junto a todos mis amigos, les encanta el deporte y todo lo que tenga ruedas. Y me gusta todo lo que tenga una tabla, hacer surf, snowboard, los karts y hasta cocinar.
Andrea: Yo todo lo contrario –ríe–. Fuera de la competición, me gusta rodearme de gente que no tenga nada que ver con el skate, despejarme un poco, cambiar de mentalidad y disfrutar de cosas distintas. Toco la guitarra y tengo una marca de anillos que se venden por todo el mundo.

*Artículo original aparecido en el número 38 de Mine. Descarga la edición digital interactiva para iOS o Android o el PDF de #Mine38. 

Foto: Qandcumber; estilismo: Alicia Claros; asistente de estilismo: Aline Patiño; maquillaje y peluquería Regina Capdevila; producción: Raquel Céspedes