Tiene a sus espaldas una dilatada carrera profesional como rapero, compositor y productor, pero desde hace un tiempo su gusto por polemizar ha ido más allá y la cuerda tanto tiempo tensada parece estar a punto de romperse. Kanye West no es ajeno a las polémicas. Su fama y reputación como rapero, productor y compositor siempre ha ido de la mano de su carácter ufano y su discurso sin pelos en la lengua. Y esta fachada de genio incomprendido le ha funcionado durante años. Incluso cuando ha protagonizado sonadas polémicas, no solo ha logrado que no afectaran a su imagen pública, sino que esta se ha visto reforzada en muchas ocasiones. Sin embargo, en los últimos tiempos sus escándalos han adquirido un cariz peligroso y las redes sociales se han convertido en su particular campo de batalla, desde donde lanza diatribas efímeras, ya que muchos de los mensajes publicados son eliminados pocas horas después. La gota que ha colmado el vaso y ha hecho estallar a muchas caras conocidas contra Ye (como se hace llamar ahora) ha tenido lugar en la reciente semana de la moda de París.
La moda según Ye
La industria de la moda también ha contribuido a endiosar la figura de Ye a lo largo de los años. Y en su andadura como diseñador con la firma Yeezy (renombrada como YZY), siempre ha podido contar igualmente con el respaldo del público, un éxito que le ha consolidado como un artista multidisciplinar. Las zapatillas creadas en colaboración con Adidas apenas duraban unos minutos después de salir a la venta. También logró revitalizar Gap, buque insignia del made in USA noventero y una marca olvidada hasta su alianza con West. Sin embargo, hace solo unas semanas decidió romper con esta asociación creativa. Y esta decisión nos lleva al escenario donde ha tenido lugar su nueva polémica, París. La última colección de YZY se ha presentado en la capital mundial de la moda, donde Ye ha organizado un desfile del que nada se supo hasta el mismo día de la celebración, fecha en la que los invitados al show recibieron las invitaciones.
White Lives Matter: este guiño directo al supremacismo blanco ha sido considerado violencia para muchas personas
La presencia en el front row de la comentarista de Fox News Candace Owens no pasó desapercibida, pero la verdadera polémica llegó con una de las prendas. Sobre la pasarela, las modelos desfilaron con una camiseta donde se podía leer White Lives Matter (las vidas blancas importan), un lema supremacista que empezó a popularizarse en Estados Unidos como respuesta al movimiento Black Lives Matter. Jaden Smith (actor e hijo de Will Smith) fue uno de los invitados al desfile que abandonaron el show antes de que terminara en señal de protesta. Rostros conocidos, como la editora de Vogue Gabriella Karefa-Johnson o las modelos Gigi Hadid y Linda Evangelista, se han pronunciado en contra de Kanye.
Como suele ser habitual cada vez que afronta una polémica, el artista ha empleado las redes sociales para exponer su punto de vista. Reaccionó primero a la defensiva y después reculó, publicando y borrando diferentes mensajes. Según su punto de vista, Ye buscaba subrayar la hipocresía que, según su opinión, encerraba el movimiento Black Lives Matter. La presencia en el desfile de la comentarista conservadora Candance Owens encendió el debate ya que a pesar de ser afroamericana, es una férrea opositora al movimiento Black Lives Matter, así como negacionista del cambio climático y crítica con el #MeToo. Con ella entre el público era complicado encajar esa prenda como una apuesta conceptual. El idilio de Ye con la política republicana también ha ocupado titulares en un contexto social de gran polarización. Es amigo de Donald Trump, le apoyó durante su primera etapa electoral y se sumó al eslogan Make America Great Again, luciendo la gorra roja favorita de los rednecks. Sin embargo, este guiño directo al supremacismo blanco ha sido considerado violencia para muchas personas. Y tratar de venderlo como una performance cargada de significado no funciona, mucho menos su actitud beligerante y su afán por mostrarse como un personaje incomprendido, en este caso acompañado de un discurso reaccionario peligroso.
Una vida de polémicas
De momento es pronto para saber cuáles serán las consecuencias de su última polémica, si es que las tiene, pero lo que está claro es que Ye ha conseguido salir airoso en muchos momentos de crisis. Quizá una de sus polémicas más sonadas fue la que tuvo lugar en 2009 durante la celebración de los premios VMA de MTV. Fue entonces cuando interrumpió a Taylor Swift en su discurso de agradecimiento por el premio a ‘Mejor Video Femenino’ por You belong with me. Mientras ella hablaba al público, Kanye West irrumpió en el escenario y quitó el micrófono a Taylor para decir que quien realmente merecía el galardón era Beyoncé, incrédula en el patio de butacas.
Al contraer matrimonio con Kim Kardashian en 2014, la atención generada por su mediática familia política le posicionó en un segundo plano. Eso sí, durante ese tiempo no faltaron declaraciones incendiarias, como las que concedió a TMZ en una entrevista de 2018 en la que aseguró que el esclavismo había sido una “elección”: “Uno escucha decir que la esclavitud duró 400 años. ¿400 años? Parece una elección”, dijo. A raíz de su separación y posterior divorcio de Kim Kardashian, el gusto de Ye por la polémica parece haber alcanzado nuevas cuotas. Desde hace meses no ha cesado de protagonizar titulares, cruzando acusaciones con su exmujer ante los ojos de millones de personas.
Según su punto de vista, Ye buscaba subrayar la hipocresía que, según su opinión, encerraba el movimiento Black Lives Matter
El año 2020 fue territorio fértil para las salidas de tono de Ye. En verano anunció que se presentaría a las elecciones para la presidencia de Estados Unidos, una decisión que coincidió con los rumores sobre su delicado estado de salud mental. En aquel mitin llegó a acusar a Kim Kardashian de haber querido “matar” a su hija mayor al plantearse, según él, abortar cuando se quedó embarazada. Hay quien interpreta las constantes provocaciones de Ye como un grito de auxilio y su polémico comportamiento como una consecuencia de sus problemas de salud mental. Kanye padece un trastorno bipolar, una enfermedad a la que aludió incluso Kim Kardashian días después del polémico mitin de Ye, señalando que esta enfermedad estaba afectando a su vida familiar. El rapero volvió a la carga en Twitter y arremetió contra la empresaria por querer “encerrarle” en un psiquiátrico.
Su devoción religiosa también define su forma de vida y su famoso Sunday Service (un grupo de gospel semanal que fundó en 2019) le ha dado la idea para su último gran proyecto. Se trata de una escuela católica privada llamada Donda Academy (una nueva referencia al nombre de su madre, presente también en el título de su último disco). No han trascendido muchos detalles acerca de este proyecto académico, excepto que entre las actividades que ofrece hay clases de Parkour, de artes visuales o de cine.
En el caso de Ye, el desenlace de una polémica es solo el preludio de una nueva, pero no parece preocupado de que su conducta en los últimos tiempos pueda eclipsar la contribución a una industria musical que le ha reconocido con 24 premios Grammy y considerado por muchos como el mejor artista de su generación.