En el cine los que siempre brillan son quienes se ponen delante de la cámara y, alguna vez, quien está detrás de ella. Pero en el insondable mundo de la industria cinematográfica hay profesionales que son clave para que tu película del año llegue a los cines o para que la Ópera prima de un ilusionado director o directora novel se proyecte en un importante festival. Y si tenemos que destacar una figura responsable de todo ello, sería la de Productor Ejecutivo. Se sabe muy poco qué hace un producer y, básicamente, diríamos que lo hace todo. Aspirar a trabajar de ello en una industria tan competitiva como es la americana creerás que solo está al alcance de muy pocos y con mucho dinero. Pero hemos conocido a una española que lo ha logrado.
A veces, el esfuerzo, la capacidad de trabajo y la ilusión convalidan en una carrera de fondo como es la del cine. Esta española que se fue a hacer las Américas es Mireia Vilanova, barcelonesa de nacimiento que se enamoró del cine viendo películas de Meryl Streep a los 13 años. Con la oscarizada actriz podríamos decir que empezó todo —de hecho, su nickname en Twitter es @MimiLovesMeryl—, el resto es únicamente cosa de Mireia, que con tan solo 27 años ya ha producido cerca de 28 títulos diferentes en Estados Unidos, algunos de ellos presentados en los festivales de cine independiente más importantes del mundo. Te preguntarás cómo ha llegado hasta allí sin ser una niña de papá y mamá de Hollywood. En ese caso, sigue leyendo.
Como dirían en España, ¿qué hace una chica como tú en un sitio como este, que es Hollywood?
Siempre había tenido la ilusión de venir aquí, porque soy muy fan del cine americano. Me vine un poco a la aventura, pero quería al menos intentarlo y tuve la suerte de que me dieron una beca de la Fundación La Caixa para poder venir y fue entonces cuando se produjo eso que dicen que “la suerte es cuando la preparación y la oportunidad se encuentran”. Y aquí estoy, me vine a vivir aquí hace cuatro años y de momento aquí seguimos.
Muchos niños y niñas sueñan con ser algo, a veces, inalcanzable, por ejemplo, ser astronauta. Productora de cine y además en Hollywood podría ser uno de esos sueños casi imposibles. ¿Tú tenías claro desde pequeña que querías dedicarte a ello?
Tenía claro desde pequeña que quería dedicarme al cine, siempre he sido muy cinéfila y es algo que mi familia siempre ha cultivado, especialmente mi abuelo. A los 13 años me convertí en súper fan de Meryl Streep, o sea que todo esto empezó con ella. A esa edad la gente se hace súper fan de algo, ya sea Justin Bieber o el futbolista de turno. En mi caso era solo Meryl Streep y eso me abrió la puerta a un mundo de cine al que yo nunca había tenido acceso, ¿qué niña de 13 años ve ‘Los puentes de Madison’ o ‘Memorias de África’? Eso ayudó muchísimo a mi cinefilia y me di cuenta de que había gente que se dedicaba al cine. En ese momento no sabía que quería ser productora, porque no es un trabajo marcado como ser director o guionista. Pero a los 17 años fui a hacer un curso de verano en Londres de una academia de cine para gente que está en Bachillerato y ahí es donde me di cuenta que por mi tipo de personalidad lo que me iba era la producción. Y aquí estamos después de 10 años.
“El productor es la persona que está desde el principio hasta el final en el proyecto de una película”
Si alguien estuviera interesado en seguir tus pasos, ¿cuáles fueron los tuyos para poder conseguir trabajar de productora en Estados Unidos?
Lo bueno que tiene el mundo de lo audiovisual es que no es como cuando quieres ser abogado o quieres ser médico, que solo puedes hacer esta carrera y ya te dedicas a eso. Con el audiovisual hay tantísimos caminos posibles. En mi caso estudié Comunicación Audiovisual en la Pompeu Fabra, porque era la universidad pública que tenía el mejor programa en Barcelona. De ahí hice un convenio bilateral con la UST de Los Ángeles cuando tenía 20 años, que fue la primera vez que estuve allí. Y cuando volví me gradué en España. A los meses de volver me dieron la Beca de La Caixa, pero tuve que esperar un año porque aquí el proceso de selección de las universidades es muy largo. En 2018 me vine a vivir aquí, hice el máster, me gradué en medio de la pandemia, pero hemos podido sacar las cosas adelante.
Para que la gente se ubique, el productor no es solo la persona que consigue financiación, ¿qué rol tenéis en el desarrollo de una película?
Hay una diferencia en cómo se llaman las cosas, porque en España a lo que en Estados Unidos se llama el producer, en España es el Productor Ejecutivo. Y el Productor Ejecutivo de aquí sería como el producer de allí. Yo hago más de producer, que sería en España producción ejecutiva y también hago mucho de directora de producción. No soy productora que pone el dinero, básicamente porque no tengo —ríe—, vengo de una familia de clase media y bastante tengo con que me paguen. En mi rol como productora, inicio un proyecto o me viene alguien que tiene un guión y quiere sacarlo adelante. Ahora mismo estoy produciendo proyectos que ya vengan respaldados por algún tipo de beca o programa, porque eso ayuda mucho. Básicamente es acompañar el proyecto desde el inicio hasta el final, tanto al principio teniendo un guión que sea producible, hacer el casting, conseguir las localizaciones, los permisos, la aseguranza, y el resto del personal que se necesita. Un productor también tiene que controlar que en el rodaje todo funciona perfectamente, que se está grabando lo que se dijo que se tenía que grabar y de una manera que todo el mundo pueda estar confortable y se sienta seguro. También hay que acompañar el proyecto en posproducción, que se cumplan los tiempos de montaje, de sonido, pasar notas cuando se tienen que pasar notas, la banda sonora, el color. Y una vez esté todo acabado, mandarlo a festivales y buscar distribución y ver el camino de ese proyecto para que simplemente no acabe en el disco duro de una persona.
Vamos, es la pieza angular de un proyecto…
Quizá si le preguntas a un director te dirá que no —ríe —, pero creo que sí. El Oscar a la mejor película lo recogen los productores, no el director. Hay directores que están súper involucrados con el material, pero también hay directores que van para grabar, hacen el rodaje, un poco de posproducción y luego se van. Depende del caso, pero en todos los casos el productor sí es la persona que está desde el principio hasta el final.
Toda película empieza con una historia, un guión. A partir de ahí, ¿cómo se transforma en película?
Muchas veces a mí me llega un guión y no solo decido si quiero hacer ese proyecto o no en base al guion, también si tiene algún tratamiento visual, veo los trabajos anteriores que ha hecho el director y el guionista, y, sobre todo, es importante que el proyecto venga respaldado, porque hay gente que me escribe “tengo un corto, quizá podemos hacer un crownfunding” y no. Para mí es importante conectar personalmente con el equipo y ver cuál es la energía que puedo ver a través de la conversación y también lo que esperan de una productora. Hay muchos directores que tampoco saben lo que hace un productor y simplemente quieren que les traigas financiación o que les soluciones la logística, pero no van a dejar que dé notas en el guion, que al final eso es parte de la producción creativa. Esto es un proceso colaborativo. Hay directores que perciben la figura del productor como una persona que trabaja para ellos y no es así, sino que trabajamos juntos en un proyecto que es de todos.
Y ¿por qué empezar como productora en Estados Unidos y no en España?
Yo empecé en España, trabajaba de productora en Barça TV y fue una experiencia brutal, porque empecé con 19 años y fue muy duro, porque trabajas con un presupuesto bajo y tienes que hacerlo todo y eso fue una masterclass. Pero veía que cada año se graduaba tantísima gente en Comunicación Audiovisual y Cine y no había suficientes puestos de trabajo para absorberlos. Decidí venir aquí porque aunque haya mucha competitividad, porque todo el mundo viene aquí con el mismo objetivo, también hay muchísimas oportunidades. Es un mercado muy competitivo pero hay un mundo de posibilidades muy grande.
“Hollywood es un mercado muy competitivo pero hay un mundo de posibilidades muy grande”
Precisamente, ¿esa competitividad de la que hablas te ha hecho a veces querer tirar la toalla?
Mi momento de casi abandonar fue con la pandemia, porque no sabíamos absolutamente nada lo que iba a pasar. Cerraron la frontera, si salía no podía entrar y mi familia no podía venir a verme y eso se me hizo súper duro. Mi abuela falleció en abril de 2020 y no pude ir a despedirme. En ese momento tuve que elegir entre volver a casa por precaución y volver a empezar de cero o intentar solucionarlo. Al final me quedé aquí y eso me permitió producir tanto en 2020. Era “o te hundes o sigues adelante” y me aproveché de la situación.
Eres joven y mujer, ¿son dos condicionantes que te han perjudicado o favorecido en tu carrera hasta ahora?
Me han perjudicado. Cuando dices que eres joven queda muy bien por escrito, pero quizá cuando estás en la reunión y estás trabajando con gente más mayor, sí cuesta que te tomen en serio. Además, no soy solo mujer y joven, sino que también soy inmigrante y hablo inglés con acento y eso muchas veces hace que la gente te trate como si no fueses tan inteligente. Me he visto en situaciones en las que la gente se pone más chulesca y pienso “si tuviera 40 años, fuese un hombre blanco americano, ¿me estarías hablando como me estás hablando ahora?”. Son cosas que se tienen que sortear y es una mierda, pero creo que pasa en cualquier industria y también en España.
¿Crees que es posible hacer amigos dentro de la industria del cine?
No solamente es posible, sino que es necesario. Me ha pasado en los últimos meses que cuando haces amigos en el cine, a veces, crees que alguien es tu amigo, pero en realidad es solo un contacto y me he llevado muchos chascos. En Estados Unidos muchas relaciones son extremadamente transaccionales, es decir, te escribo porque necesito algo y te hago un favor para que tú luego me lo devuelvas. Eso en España no es así.
“El problema del cine español es que es muchísimo más pequeño y no se consume todo lo que se debería”
A nivel industria, ¿en qué se diferencia Hollywood y el cine español?
La gran diferencia es que en Estados Unidos se produce contenido nacional y se consume mayoritariamente producto nacional. Aquí el cine extranjero solo está en las grandes ciudades como Nueva York o Los Ángeles, pero en los multicines generalmente no. Mientras que en España se produce contenido español, pero tiene que competir con las ultra grandes producciones americanas, las películas indies y también con el cine europeo. Básicamente, el problema del cine español es que es muchísimo más pequeño y no se consume todo lo que se debería. Aunque las plataformas están cambiando este panorama, pero aún están haciendo un cine que tiene una línea editorial que arriesga mucho menos que lo que Netflix haría en Estados Unidos, que hace propuestas súper arriesgadas. En España, sin embargo, la línea editorial sigue siendo las películas que haría Mediaset o Atresmedia hace cinco años. Además, el problema que tiene el cine español es que al depender tanto de las subvenciones públicas se hace cine que es muy interesante a nivel independiente, pero acaban siendo películas que son versiones de sí mismas porque es lo que saben que les puede dar puntos a la hora de conseguir la subvención y eso es una pena.
¿Te gustaría algún día trabajar en la industria cinematográfica española?
De momento no ha surgido ninguna llamada de trabajo, pero sí es cierto que si me saliera una oportunidad buena o interesante en España, me volvería encantada. Pero, al final, lo que me interesa es hacer proyectos que me puedan gustar y que me puedan ayudar también a largo plazo y que también se alineen con la estrategia que yo tengo para mi propia carrera y para mi propia línea editorial.
¿Cuál sería esa línea editorial?
Venirme a vivir a Estados Unidos me cambió mucho mi perspectiva de cómo era como persona. Crecí en Barcelona y era igual que todo el mundo, luego te vienes aquí y eres inmigrante, hablas con acento y, de repente, ya no eres la mayoría sino que te conviertes en una minoría y es un shock. Ahora lo que busco son proyectos que pueden ser interesantes, que te cuenten algún tipo de historia que sea menos convencional y, sobre todo, que se apoye en la diversidad, trabajando con el colectivo LGTB, con mujeres directoras, con historias sobre mujeres y sobre inmigrantes. Si puedo elegir proyectos, elijo aquellos que puedan aportar algo más o un tipo de cambio.
Por cierto, si todo empezó con Mery Streep, ¿para cuándo conocerla?
La conocí en 2012 en la premier de ‘La Dama de Hierro’ en Londres, que es la foto de perfil que llevo teniendo en mi Facebook desde hace 10 años y medio. Luego la he visto de lejos en alguna otra ocasión, pero la gran esperanza es algún día encontrármela, lo que pasa que en Los Ángeles si te encuentras a un famoso en la calle es de muy mala educación pararle, porque la gente vive aquí y tiene derecho a su vida. Pero bueno, nunca se sabe —ríe —.
Los trabajos de Mireia Vilanova en Hollywood
Estos son algunos de los proyectos producidos por la española Mireia Vilanova: