No hay verano sin festivales ni buena música. Eso lo saben en La Pegatina, uno de los grupos de música más populares y festivaleros de España, y aprovechan la llegada del buen tiempo para lanzar ‘Hacia otra parte’, su décimo disco y el más internacional de todos con colaboraciones internacionales junto a artistas de México, Uruguay y Argentina, entre otros. Tres de sus nueve miembros, Adrià Salas (Barcelona, 1985), Rubén Sierra (Valencia, 1983) y Miki Florensa (Lérida, 1993) nos reciben de buena mañana en el madrileño Hotel Mediodía para charlar sobre el primer verano sin restricciones después de dos años de conciertos reducidos y sentados. Un mood que pega poco con su música. Hay ganas de juerga y se nota.
En estos 19 años de carrera habéis recorrido 35 países y ahora publicáis ‘Hacia otra parte’. Puede ser una pregunta un tanto agorera, ¿pero qué os queda ya por hacer?
Adrià: Acaba de salir el disco —ríe—. Siempre quedan muchos proyectos por hacer y, de hecho, el mes que viene sacamos un EP solo en catalán. Estamos planificando los 20 años de la pegatina que son el próximo año y, luego, hay muchas más ideas a ver si nos da tiempo a hacerlas. Poco a poco, lo que toca ahora es presentar el mejor directo que hemos hecho nunca para presentar un disco. Si miras mucho al futuro, a veces, te olvidas de lo que estás haciendo.
Si miramos al pasado, el año que viene cumplís 20 años de carrera. ¿Qué balance hacéis? Rubén: Creo que el balance general es siempre en positivo tanto como personas, como músicos, como aprendizaje de la vida… Este es nuestro décimo disco y hemos trabajado muchísimo con muchos productores, colaboraciones y hemos hecho gira por más de 30 países con más de 1.500 conciertos. Se supera con creces todo lo que esperábamos y, además, vivir de la música y de lo que nos gusta. Nunca habríamos imaginado llegar dónde lo hemos hecho pero, como dice Adri, queda mucho por hacer. Somos un grupo que presentamos cosas, pero en la cabeza tenemos 40 más que vendrán y La Pegatina siempre está pensando cosas nuevas, no solo para le público, sino para tener nuevos retos, salir de la zona de confort y seguir aprendiendo.
“En el starter pack festivalero tiene que haber ganas de gozarlo y disfrutarlo”
La Pegatina es sinónimo de juerga, festivales y cachondeo. ¿Qué ha supuesto para vosotros este parón de dos años en fiestas y todas las restricciones?
Miki: Ha habido un punto de encerrarse a componer que, sobre todo, Adrià lo practicaba muchísimo —ríe—. Nos hemos encerrado mucho a componer y pensar en proyectos futuros. La idea de ‘Hacia otra parte’ es, también, un poco herencia de toda esta filosofía y de trabajar en la distancia. Es un disco que tiene 10 temas, nueve de ellos son colaboraciones internacionales que se han tenido que gestionar muchas veces por el ya tan conocido Zoom —ríe—. Hemos aprendido de la situación y hemos sabido sacarle un provecho. Ahora mismo, vamos a cerrar el círculo de este disco conociendo ya a algunos de los artistas con los que no nos habíamos podido encontrar cara a cara todos juntos.
Muchos han visto cómo la pandemia coincide con su primera experiencia festivalera. ¿Qué starter pack aconsejáis para un primerizo?
Adrià: Depende del festival, no es lo mismo ir al Viña Rock que al Sonorama. Hay mucha gente que nos va a descubrir ahora. Gente que tendrá 16 o 17 años y han estado sin poder ir a festivales como bien decías y, de repente, va a decir: “Pero, ¿esto qué es?” —ríe—.
Miki: En el starter pack tiene que haber ganas de gozarlo y disfrutarlo, especialmente, si vienes a un concierto de La Pegatina —ríe—. Este año llevamos un show espectacular con muchos visuales de artistas gráficos, coreografía, vestuario… Si tienes que venir a un concierto nuestro es con ganas de bailar y disfrutar.
“En España, un festival se convierte en la cultura del ocio nocturno y el público no está en las mejores condiciones para apreciarlo”
Lo que pasa en los festivales, se queda en los festivales. Pero, ¿qué es lo más loco que os ha podido pasar en un festival?
Rubén: ¡Yo tengo una anécdota! Justamente, tenemos un tema, Lloverá y yo veré, y en el Arenal Sound, un festival que se hace en Burriana, hubo un año que no llovía durante todo el concierto y solo llovió durante 3 minutos en esta canción. Hubo gente que hasta pensó que eran efectos especiales —ríe—.
¿Cuáles son los mejores festivales del panorama español y qué ideas nuevas aportaríais que os hayan gustado de otros festivales internacionales en los que hayáis tocado?
Adrià: Depende de lo que valores. Si valoras la programación o valoras el lugar. A mí, como público, el más guay es el Rototom en Benicasim. Es un festival familiar, abierto, sin exceso de gente, todo buen rollo y estás todo el día con talleres y cosas que hacer. Me pareció muy guay y, organizativamente, también estaba bien. Además, tiene muchos elementos de decoración. A nivel electrónica, como algo que monte el Row también están guay. Y cosas que aportaría de fuera serían los horarios porque aquí, al ser tan tarde, perjudican las actuaciones y, además, en otros países ves que los festivales son eventos familiares que, por los horarios, pueden ir desde niños hasta gente mayor. Aquí un festival se convierte en la cultura del ocio nocturno y el público no está en las mejores condiciones para apreciarlo.
Un himno para cualquier pueblo
Mari Carmen es ya un himno en todas las fiestas populares aunque cuando lo petó fue, sobre todo, con la salida de su videoclip. La imagen es algo fundamental y que cuidáis bastante. ¿Creéis que se puede superar el éxito de ‘Maricarmen’?
Rubén: Ahora mismo todo el tema de videoclips e imagen siempre se ha cuidado pero no se recupera en visualizaciones todo lo que inviertes en un videoclip. Entonces, sí que cuidamos eso, pero invertimos más en otras cosas. ¿El listón alto? Pues fue muy viral por el tema de los abuelos y nunca sabes por dónde puede venir la viralidad. Es una lotería, puedes currarte el mejor videoclip y no lo ve nadie. Lo bueno es tener ideas para crear y salir de la zona de confort que hagan que, de repente, conectes con el público y se ponga de moda por lo que sea. Si se supiera cómo se hacen virales las cosas, todo el mundo haría cosas virales.
Adrià: En Mari Carmen fue brutal la viralidad de ese videoclip y fue un regalo que nos hizo Chobi Choba, el creador de videoclips de aquel momento, que era su tía, el pueblo de su tía y, cuando estábamos grabando La Sorranchera, nos dio ese videoclip.
Miki: Lo más importante es tener una buena idea y un equipo de gente que tenga ganas de hacerlo. En este disco lo hemos vivido y con el track que abre el CD, Where do we go?, trabajamos con un equipo apasionado y con ideas frescas.
“En la censura, a veces, es más importante la que te autoexiges que la que te impone el entorno”
Viendo el éxito del tema, ¿hubo algún problema con el tema de derechos? ¿En la banda cómo organizáis este tema?
Adrià: El tema era de Antonio Romera ‘El Chipi’. Hablamos con él y ya está. Y en la banda, el tema de derechos se reparte entre todos igual. Al final, todos las tocamos en el directo y lo que se genera es del equipo.
En vuestro nuevo disco encontramos temas reivindicativos como Corea del Sur. ¿En España sentís que hay límites para la canción protesta con casos como el de Pablo Hásel?
Adrià: Los límites se los pone cada uno. Luego es verdad que ha habido muchos casos de censura y, obviamente, Hásel está en la cárcel, Valtònyc está exiliado y los titiriteros de Madrid estuvieron en la cárcel unos cuantos días. En fin, siempre ha habido casos de falta de libertad de expresión. No sé en qué momento estamos ahora y si ocurriera algo de esto qué sucedería con el gobierno actual, pero es verdad que no he visto en ningún caso que quiten la ley mordaza. Cada uno elige de lo que quiere hablar en sus letras y su forma de decirlo.
Miki: En la censura, a veces, es más importante también la que te autoexiges que la que te impone el entorno. Hay que reflexionar sobre eso y sobre lo que queremos decir los artistas.
Siendo nueve en el grupo, ¿cómo lográis poneros de acuerdo?
Rubén: No hay esa lucha de ego porque, al final, hay un objetivo común de tirar para adelante. Lo bueno de repartirnos los derechos, es que pensamos siempre que las canciones que van en cada disco son las mejores que pueden ir para la banda y no hay ego de decir “esta la he hecho yo o tiene que ir sí o sí”. Lo que sale del grupo es lo mejor que tenemos hasta ese momento y vamos a lucharlo todos por igual.