20 dudas sobre el campo nazi de Mauthausen explicadas para que las entiendas

En el 75º aniversario de su liberación, te aclaramos todas las preguntas que siempre te han rondado sobre estos infiernos nazis.

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Los campos de exterminio nazis son el máximo exponente de toda la barbarie del Tercer Reich. Aunque el más conocido es Auschwitz, lo cierto es que se estima que en Europa hubo más de 15.000 campos. Uno de estos fue el campo de Mauthausen, que este 5 de mayo cumple 75 años de su liberación. Para despejarnos todas las dudas sobre la vida en estos centros de tortura, Etxahun Galparsoro, historiador y autor de ‘Bilbao en Mauthausen‘, nos explica cómo era el día a día de los más de 7.000 españoles encarcelados allí

1. ¿Había tiempo para el humor dentro del campo de concentración? 

Había humor, pero tan sólo como una momentánea terapia. La situación que padecían los presos era muy extrema, ya que todos ellos estaban condenados a muerte y no se podía remediar. Además, mientras veían cómo iban matando a los compañeros, sufrían todo tipo de torturas o vejaciones. Siendo esto así, podemos decir que entre los presos sí que hubo momentos de humor, pero no de alegría. Era un humor negro detrás del cual se escondía, por un breve lapso de tiempo, la enorme tragedia que padecían.

2. ¿Había tiempo para el ocio en Mauthausen?

Foto: Shutterstock.

Lo había, pero sólo los domingos. De lunes a sábado los presos empleaban cada segundo de su tiempo en trabajar y en estar en alerta para que no los mataran. Y por las noches trataban de dormir, aunque el descanso solía ser una quimera. Por el contrario, la dirección de las SS había decretado que el domingo sería día de descanso. Y en esa tesitura, a iniciativa de los republicanos españoles, se organizó el primer partido de fútbol entre los prisioneros. que los demás presos lo acogieron como una locura. Sin embargo, las SS no se opusieron y a partir de ahí se organizó un torneo, combates de boxeo, “corridas de toros” con prisioneros disfrazados, algún espectáculo de canto y de teatro… Actividades fundamentales para mantener la moral de los compañeros.

“Entre los presos sí que hubo momentos de humor, pero no de alegría”

3. Dentro del campo, ¿había jerarquía entre los prisioneros?

Uno de los grandes inventos de los nazis consistió, precisamente, en jerarquizar sus campos de concentración hasta el extremo de que los propios presos se encargaran de reprimirse mutuamente, con el objetivo de que los guardianes de las SS no tuvieran que encargarse de ello. De esta manera, instauraron un sistema piramidal profundamente racista, homófobo y antisemita en el que se clasificaba a los presos mediante triángulos de colores. Estos triángulos que se asignaban a cada preso indicaban el nivel que ocupaban en la jerarquía presidiaria. Así, el preso de rango superior quedaba autorizado a hacer lo que quisiera con alguien inferior, pero nunca a la inversa.

4. ¿Y cómo se distinguían estos triángulos?

Por ejemplo, un triángulo rojo significaba que el cautivo era un ario alemán encerrado por motivos políticos y uno verde, que su poseedor era un delincuente común alemán. En un escalón inferior, todo prisionero con el triángulo negro era considerado asocial, holgazán y cobarde por muy alemán que fuera. Los homosexuales lo llevaban rosa y ocupaban una posición marginal en la sociedad del campo. Los republicanos españoles estaban por debajo de los “arios”, los soviéticos eran considerados infrahumanos y los judíos, de triángulo amarillo, ni siquiera pertenecerían al género humano.

“Instauraron un sistema piramidal profundamente racista, homófobo y antisemita en el que se clasificaba a los presos mediante triángulos de colores”

5. ¿Los presos españoles, al no ser judíos, eran tratados de manera diferente?

En Mauthausen sí que eran tratados de manera diferente, aunque el fin último fuera el asesinato de todos ellos. Para los nazis los judíos eran el objetivo más prioritario, por tanto, entre todos los presos que pudieran tener, a los primeros que asesinaban eran a los judíos. Y los mataban mediante un vertiginoso proceso de desgaste, obligándolos a realizar ejercicios físicos hasta que desfallecían de cansancio. Una vez que alcanzaban ese estado, se les mataba a base de palizas o a tiros.

6. ¿Y al resto de presos no judíos?

A los soldados soviéticos, quienes eran considerados “infrahumanos”, también se les aplicaba un programa similar, con matanzas a base de hachazos incluidos. Una vez que se asesinaba a los judíos y a los soviéticos, el foco se ponía en los republicanos españoles, a quienes desgastaban haciéndoles trabajar en la cantera.

7. ¿Hubo acuerdo entre Hitler y Franco para encerrar a los republicanos españoles en los campos de concentración?

Sí, sin duda. Se carece de un documento definitivo que pruebe la implicación directa y explícita del Gobierno, pero sí hay constancia fehaciente de que tuvo conocimiento desde el primer momento de la suerte que estaban corriendo estos españoles y que no tuvo interés para remediarlo. Un claro indicio es que su deportación coincidió con la visita de Ramón Serrano Suñer –Ministro de la Gobernación y cuñado de Franco– a Berlín en septiembre de 1940. Además, en agosto de 1940 los alemanes apresaron a un grupo de familias españolas –novecientos civiles– los trasladaron hasta Mauthausen e hicieron bajar del tren a todos los varones de más de catorce años, mientras que las mujeres y los niños fueron enviados a España.

“Una vez que se asesinaba a los judíos y a los soviéticos, el foco se ponía en los republicanos españoles, a quienes desgastaban haciéndoles trabajar en la cantera”

8. ¿Cómo era el día a día de un preso? 

Los presos se levantaban sobre las seis de la mañana y se aseaban para después sorber de un solo trago un apestoso líquido. Inmediatamente después, formaban para el recuento y la mayoría de los presos bajaba a trabajar a la cantera. Quien tuviera mejor fortuna se quedaba en el recinto donde se alojaban realizando tareas de mantenimiento. La mañana transcurría picando la roca, cargando las vagonetas de piedra, sin poderse tomar un respiro, entre tiros y palizas… A las 12:00 horas paraban para comer la insuficiente comida y luego vuelta otra vez, hasta la caída del sol. De vuelta al campo tenían que subir una piedra de 30 kilos por unas empinadas escaleras y arriba les esperaba una nueva formación. De cenar les daban una pequeña arandela de salchichón con pan, luego tenían un breve rato libre y enseguida se marchaban a dormir.

9. ¿Qué recuerdos guardan de Mauthausen los presos españoles, como Marcelino Bilbao, que consiguió sobrevivir al infierno del campo?

Es difícil responder a esa pregunta, ya que padeció todo un catálogo de sufrimientos y horrores. Por ejemplo, recordaba que un día de verano, un amigo suyo le comentó que se iba a sentar debajo de un árbol para comer a la sombra. Cuando el amigo se encaminó hacia allá, un SS, aburrido durante la guardia, le descerrajó un tiro en la cabeza por pasar el tiempo. Aquel asesinato deprimió especialmente a Marcelino. Y eso que para entonces había contemplado horrorizado otras escenas que le habían erizado el vello, como un grupo de chicas que trató de resistirse en balde a entrar en la cámara de gas porque sabían lo que les esperaba, o el cadáver del judío que veía todos los días bajo la capa de hielo que cubría el río de la cantera.

10. ¿Cuál era la esperanza de vida dentro del campo? 

La esperanza de vida de los prisioneros españoles varió mucho en función del momento en que ingresaron en el campo. A aquellos que llegaron entre 1940 y 1941 –la gran mayoría de españoles– se les aplicó tal programa de desgaste que en pocos meses pasaban de estar normales a morir famélicos por agotamiento. Ese es el caso de Ángel Elejalde, amigo íntimo de Marcelino Bilbao, quien en junio de 1940 era un joven tiarrón de casi dos metros y 105 kilos de peso y seis meses después murió esquelético y mentalmente enajenado. Los que entraron en Mauthausen a partir de 1943 tuvieron mucha más suerte: como la guerra iba mal para los nazis, estos pensaron en sacar un rendimiento económico a sus prisioneros, lo que acabó por alargar su esperanza de vida.

11. ¿Había más muertes por el trabajo forzado y el hambre o por los fusilamientos y las cámaras de gas?

En Mauthausen la mayoría de las muertes las provocaba un programa diseñado concienzudamente para desgastar al prisionero. En él se combinaban una serie de factores, como la desnutrición, los agotadores trabajos forzados, la inapropiada indumentaria para trabajar a la intemperie en el clima alpino de Mauthausen y una serie de enfermedades que surgían debido al hacinamiento y las pésimas condiciones higiénicas. El fin último era que el prisionero falleciera “por agotamiento de trabajo” y los alemanes denominaron a este programa como “Erschöpfung durch Arbeit” (Agotamiento del trabajo). Es verdad que también se mataba a base de palizas y de tiros, pero era algo complementario a lo anterior.  Y respecto a la cámara de gas, en Mauthausen tuvo escasa trascendencia ya que “solamente” se asesinó 3.500 prisioneros mediante este método.

Foto: Wikipedia.

“En Mauthausen la mayoría de las muertes las provocaba un programa diseñado concienzudamente para desgastar al prisionero”

12. Muchos presos sufrieron los experimentos de Aribert Heim, el ‘Doctor Muerte’. ¿En qué consistían estas sádicas pruebas?

Se cree que con los experimentos se pretendía sintetizar vacunas para los soldados alemanes. En una primera fase, a Marcelino le extrajeron sangre durante seis semanas, un procedimiento que para los famélicos presos resultaba una barbaridad. Y en una segunda fase, se le inyectó en el  pecho una sustancia desconocida, probablemente extractos de bacterias, que acabaron por paralizarle medio cuerpo. Finalmente, todo esto derivó en que al cabo de unas semanas le salieran un montón de sarpullidos en la cara, de los que le empezó a brotar sangre. Tan sólo siete de los treinta que comenzaron el experimento sobrevivieron.

Una realidad más cruel que la ficción

13. ¿El cine y la literatura han hecho justicia a estos sucesos históricos?

El cine y la literatura tienen sus propios códigos y, a veces, las historias reales se tienen que adaptar para que lleguen mejor al público. La idea que muchas veces se repite, y con la que no estoy de acuerdo, es que dejan una puerta abierta a la esperanza. El protagonista nunca muere, o si se muestran a los asesinados, también tiene que haber supervivientes. Y hay que decirlo claro: quien entraba en uno de estos campos no salía vivo. Los que sobrevivieron fueron la excepción. En los campos no había margen para la esperanza.

14. ¿Qué películas o series se alejan más de la realidad?

Personalmente, entre las que menos me gustan está ‘La Vida es Bella’. Entiendo que se quiera lanzar un mensaje de optimismo pese a todo el horror que rodea a los protagonistas, pero creo que es excesivamente positivo y alegre. ‘La Lista de Schindler’ es la película más icónica del tema, pero tenemos que tener en cuenta que está pensada para que al espectador no se le atragante la película, de tal manera que, al final, se acaba haciendo hincapié en todos los que se salvaron, cuando la realidad es que la mayoría eran exterminados.

15. ¿Alguna que recomiendes?

Una película que me llamó mucho la atención es ‘El Triunfo del Espíritu’, con William Dafoe de protagonista. A lo mejor esta película no es un derroche de entretenimiento, pero después de verla tengo la certeza de que esa película se hizo asesorada por alguien que estuvo en los campos. Y el icónico documental ‘Shoah’, de Claude Lanzmann, es imprescindible si de verdad te interesa el tema.

“El icónico documental ‘Shoah’, de Claude Lanzmann, es imprescindible si de verdad te interesa el tema”

16. ¿España sabe reconocer a sus héroes?

No. Por ejemplo, la figura de Francesc Boix —el célebre ‘Fotógrafo de Mauthausen’— fue muy relevante y sus fotos han dado la vuelta al mundo. Y sin embargo, si no hubiera sido por el trabajo militante que han realizado unos pocos, su figura hubiera caído en el olvido.

17. ¿Cuánto dinero ganaba el Tercer Reich con un campo como el de Mauthausen? 

La mano de obra esclava, compuesta por millones de prisioneros, reportó un beneficio económico incalculable a la Alemania nazi, el cual es imposible de cuantificar. Por tanto, el mantenimiento del campo se cubría muy holgadamente gracias a los beneficios que se obtenían. Las SS crearon la empresa DEST para la explotación de numerosas canteras, entre ellas la de Mauthausen, y poseían talleres de cantería, fábricas de ladrillos… Además, las SS también alquilaban sus presos a otras empresas.

18. ¿Cuánto valía un prisionero?

La media que las empresas pagaban por deportado era de 6 seis marcos diarios, de los cuales se deducían 0,60 marcos por alimentación y 0,10 marcos por la vestimenta. Se calculó que la media de vida de un obrero era de nueve meses y los beneficios llegaban a los 1.431 marcos, a los cuales había que añadir 200 marcos obtenidos del expolio de los dientes de oro, del dinero, del las prendas de vestir y demás. Por tanto, gracias al trabajo esclavo de los presos, las SS crearon de la nada todo un imperio económico.

“Gracias al trabajo esclavo de los presos, las SS crearon de la nada todo un imperio económico”

19. ¿Había comunicación entre los distintos campos y una gestión similar?

Se supone que el prototipo de los campos era Dachau, un modelo que en principio todos debían imitar. Siendo esto así, luego dependía del comandante del campo aplicar ese modelo, lo que al final ocasionaba que cada campo acabara siendo algo único. Las SS regulaban todo hasta el extremo, pero luego también dejaban margen para que sus integrantes actuaran por propia iniciativa. Así, el ritmo del exterminio podía variar notablemente dependiendo de a quién ponían como jefe del campo. Por ejemplo, por el campo de Ebensee pasaron diversos jefes de las SS y cada cual aplicó sus reglas: algunos nunca se cruzaron con los prisioneros, mientras que otros aparecían por el campo metralleta en mano para celebrar sus particulares orgías de sangre.

20. Se cumplen 75 años de este horror, ¿hemos aprendido algo? 

Yo creo que somos conscientes, pero que nos da igual porque creemos ­­erróneamente­­­ que aquello no volverá a pasar o que si ocurre, será en algún lugar lejano que a nosotros nunca nos afectaría. Y creo que es muy importante que no demos por sentado que todos los derechos que hemos alcanzado en nuestra sociedad siempre estarán ahí.

Foto apertura: Portada del libro 'Bilbao en Mauthausen'