Transgresor, provocador, alocado, atrevido y original son algunos de los adjetivos que el gran público asocia a Divine, el personaje que en los años 60 creó el artista Harris Glenn Milstead (Baltimore, Estados Unidos, 1945) como una forma de catarsis personal y que terminó por espolear a la constreñida sociedad del momento y ser todo un referente para el movimiento queer actual. Porque si algo fue Divine es fiel a sí mismo sin importarle lo que los demás pudieran opinar de él. Sin embargo, para la gran mayoría, de Divine solo quedó la imagen del travesti aprisionado en un ceñido vestido y que se comía una hez de perro en ‘Pink Flamingos’ (1972). Pero Harris Glenn Milstead fue mucho más y, ahora que la Casa Loewe reúne una muestra de más de 40 imágenes incluyendo álbumes personales, es el momento perfecto para conocerlo.
Para entender a Divine hay que entender a sus personajes, esas personalidades bizarras, potentes y rompedoras que interpretó durante su filmografía y que hacía las veces de revulsivo para la normatividad imperante. ‘Pink Flamingos’ fue su película más célebre, sobre todo, por la última escena donde el actor se come un excremento de perro, pero hubo más de una decena de cintas. “‘Pink Flamingos’ fue rodada con escaso presupuesto, pero logró mantenerse en cartel durante montones de meses y convirtió a sus protagonistas en pequeñas estrellas underground. Pero Dawn Davenport, la protagonista de ‘Female Trouble’, me parece su personaje más redondo. Divine lucía espectacular en esa película y, por primera vez, tuvo ocasión de mostrar su amplia variedad de registros”, opina Álex Ander, autor de ‘Divine: La historia de la mujer más hermosa del mundo (casi)‘.
Pese a sus papeles bizarros, Divine era una persona culta, calmada y trabajadora
Así, con su maquillaje extravagante, su cuerpo no normativo, su lenguaje directo y, a ratos, soez y esa mofa constante de sí mismo, Divine logró acallar a todos esos círculos sociales conservadores e, incluso, a las propias drag queens del momento. “Cuando Divine empezó a hacer drag, lo hacía llevando puesto un maquillaje sofisticado y con maneras refinadas. Todas las drag queens de la época aspiraban a ser mujeres femeninas. El humor tenía poca cabida entonces. Divine se dio cuenta de que aquello no iba con su personalidad y que, además, con su sobrepeso no podría nunca encajar en aquel molde. Aconsejado por John Waters, decidió aportar un toque de humor al asunto, y comenzó a ponerse un maquillaje exagerado y a vestir ropa ceñida”, apunta el periodista.
Además, pese a su imagen desenfadada y las cosas que pudiese hacer en pantalla, era una persona culta, calmada y muy trabajadora. “Divine era un hombre tierno, tranquilo y hogareño. Muy leal y protector con sus amigos, y sin un pelo de tonto. Además, usaba su gran sentido del humor para ligar y no le iba nada mal, de hecho” confirma Ander. “Asimismo, es cierto que Divine no habló de su condición de hombre gay durante sus primeros años de carrera, pero también lo es que aportó una indudable visibilidad al colectivo LGTBI y, aún hoy, sigue inspirando a todas esas personas LGTBI que han decidido dejar de comportarse como la sociedad les dice que deben hacerlo y que rechazan la tiranía de la belleza”, añade.
Cuando Harris conoció a John
Harris Glenn Milstead siempre fue un chico diferente, un paria, un bicho raro que no encajaba en el ámbito social tan constreñido en el que le tocó vivir. Su familia tenía una posición económica acomodada y su infancia estuvo bastante amparada por ello, pero todo cambió al comenzar el instituto. “Cuando empezó a ir al instituto, se metían mucho con él por su aspecto físico y su pluma. Lo pasó bastante mal durante una temporada, hasta el punto de tener que empezar a ir escoltado al colegio”, apunta Álex Ander. Unos traumas e inseguridades de las que pronto aprendería a reírse y le servirían de estandarte para enfrentarse a todos aquellos que no entendían su peculiar forma de ser.
“Lo pasó bastante mal durante una temporada, hasta el punto de tener que empezar a ir escoltado al colegio”
Álex Ander, autor de ‘Divine: La historia de la mujer más hermosa del mundo (casi)’
Pero la historia de Divine no puede entenderse sin la del atrevido director John Waters y viceversa. Ambos eran extraños, incomprendidos, marginados y estaban destinados a que sus caminos se entrelazasen. Eran vecinos y se conocieron ya de adolescente y, pronto, Waters le convenció para que se uniese a su tropa cinematográfica y participase en sus cortos y largometrajes. “John le dio su nombre artístico y tuvo la idea de crear una serie de personajes estrafalarios y extravagantes presididos por la exageración de todos esos rasgos que los demás odiaban de Divine. El actor le dio la vuelta a todos aquellos insultos que le profería la gente y terminó riendo el último“, afirma Ander.
Aunque, lejos de lo que pueda parecer, a Milstead no le gustaba nada travestirse. “Lo pasaba mal, pues era incómodo, le hacía sudar, etc. Solo se vestía con ropa de mujer cuando tenía que rodar una peli, o cuando debía actuar en algún lado. En su día a día, procuraba vestir siempre con ropa cómoda”, asegura el escritor. Si lo hacía era por contentar a Waters y llegar a ser la estrella que quería ser. “Divine y John aunaron sus fuerzas y talento para labrarse una carrera en el siempre complicado mundo del show business. En lo personal, se respetaban y admiraban mutuamente. Divine tenía tan clara su vocación de actor que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa que le pidiera John“, asegura el periodista.
De hecho, Milstead tenía claro que su popularidad venía de ser un hombre travestido interpretando papeles de mujeres biológicas, pero siempre soñó con abrirse un hueco en el cine convencional. “Era un artista serio y perseverante. Nunca dejó de pelear por conseguir abrirse hueco en el mundo del cine mainstream. Por desgracia, muchos productores de cine se mostraban siempre prejuiciosos y pensaban que contratar para un proyecto a un hombre que se ganaba la vida actuando vestido de mujer era arriesgado“, lamenta Ander.
Y, desgraciadamente, cuando demostró todo su potencial en la cinta de culto ‘Hairspray’ y comenzaba a abrirse hueco en el cine de masas, fallecía meses después debido a una miocardiopatía en 1988. Sin embargo, su estela continuó décadas después y terminó siendo el referente LGTBQ+ que es hoy en día. “Hasta donde sé, Divine inspiró la apariencia y el comportamiento de Úrsula—el personaje malvado de la Sirenita—. El dramaturgo Howard Ashman, que también era de Baltimore y admiraba a Divine, se acabó convirtiendo en productor ejecutivo de Disney. Para mí, el mayor legado de Divine es esa imperecedera actitud tan punk de ‘pasa de lo que opinen los demás y haz lo que realmente te guste’ y algunos de sus fans me contaron que verle les dio la fuerza necesaria para salir del armario”, defiende.
Así que, si te ha picado la curiosidad por este artista irreverente, Loewe y la Fundación Loewe presentan, con motivo de la edición 2021 de PHotoEspaña, más de 40 imágenes firmadas por 10 fotógrafos diferentes. Corre porque esta expo solo estará disponible hasta el próximo 22 de julio.