La M.O.D.A. se confiesa: ¿cómo se gestiona pasar de tocar ante 15.000 personas a no tener conciertos?

El grupo La M.O.D.A. (La Maravillosa Orquesta Del Alcohol) presenta el próximo 11 de diciembre 'Ninguna Ola', su cuarto disco de estudio en castellano y su particular forma de decirle al Covid-19 que la música no se para.

Escrito por
Lectura: 6 min

El Estado de Alarma les pilló en Lisboa a escasos días de finalizar la grabación de su último trabajo. Rápidamente, tuvieron que decidir si acabar lo que habían empezado o volverse a casa con los suyos. El trabajo de más de dos años estaba en juego por un virus del que poco se sabía entonces. Finalmente, optaron por lo segundo y gracias a esto, pudieron pensar, reflexionar y darle una vuelta de tuerca a sus composiciones en forma de videollamada a siete. Todo, para llegar al final del camino que hoy escuchamos como ‘Ninguna Ola’. Un disco compuesto por 10 canciones, inspirado en el concepto del cambio –pero que no cambia su forma de entender la música– y que resume a la perfección el sentir de La M.O.D.A. en el momento actual. Que comience el show

¿Cómo os ha afectado la crisis del coronavirus?
Nacho: A nivel personal nos ha cambiado la vida igual que a todo el mundo. En lo que se refiere a la música no nos ha afectado tanto porque el 2020 lo íbamos a dedicar a grabar y a preparar la salida del disco. Es cierto que hemos tenido que retrasar un poco la fecha de salida, pero nada más. Mientras grababamos el disco en Lisboa tuvimos que parar a falta de una canción por culpa del Estado de Alarma. Lo que sí nos está costando es poder anunciar una gira completa con sus 15 o 20 fechas de una vez, eso sí que está siendo un problema.

En ese sentido, ¿cómo se planifica una gira con tantas y tan diferentes restricciones?
Nacho: Nuestra idea es tocar todo lo que podamos. Sin embargo, como cada dos o tres semanas cambian las restricciones y aforos está resultando todo más complicado de lo habitual. Nuestra idea es ir anunciando todo a medida que lo vayamos cerrando. Vamos a tocar en todos los sitios que podamos, porque al final es una cosa que nos gusta y que más nos ha caracterizado como banda. Tocar todo lo posible y en todos los rincones que podamos.

Siendo un septeto, ¿cómo hacéis para organizar las reuniones de la banda?
Pablo: Con Zoom, que remedio. Yo ya he aprendido a utilizar todas las aplicaciones para poder conversar con compañeros, amigos, familiares y quien haga falta –bromea–.
José: Esto lo ha complicado todo un poco más. Se alarga todo más tiempo porque, como ves, hay un silencio incómodo cada vez que habla alguien. No sabes si te toca hablar o es que está todo el mundo en desacuerdo –ríe–.

“Hacer un disco es discutir. De ese tira y afloja surgen los cambios, las evoluciones, las cosas buenas y originales”

Si ya debe ser complicado hacer un disco entre siete personas, terminarlo de ese modo lo habrá sido más, ¿no?.
David: Hacer un disco es discutir. De ese tira y afloja surgen los cambios, las evoluciones, las cosas buenas y originales. Somos siete personas cada una con su forma de entender la vida, la música, la estética y el sonido. Me lo quiero imaginar del mismo modo que surgen las montañas, cuando dos bloques de tierra chocan muy fuerte y revientan. Pues esto sin ser nada de eso, ni tan trascendente, ni tan bonito, es un poco lo mismo. No todo el mundo está siempre igual de convencido, en un grupo eso es imposible, pero hemos aprendido a mirar un poco más allá. Es un poco como cuando no estás de acuerdo con tu hermano –ríe–.

¿Sentís que la cultura es la gran olvidada de esta crisis?
Caleb: Hay que ser conscientes de que vivimos un momento muy difícil y que hay muchos sectores que lo están pasando muy mal. No se trata de cegarse solo con nuestro problema, pero sí ser conscientes de cuál es la realidad. Dentro de la parte que nos toca, nos sentimos responsables de intentar dar a conocer todas las denuncias de la gente de nuestro sector a través de movimientos como el de ‘Alerta Roja’. Es un momento en el que es necesario apoyarse unos a otros y dar a conocer cómo funciona este mundillo.

Cómo os afecta todo lo que está ocurriendo a nivel social y político. ¿Es el caldo de cultivo perfecto para que las canciones salgan a relucir?
David: La realidad siempre es el mejor caldo de cultivo. Da igual estos tiempos que otros. Todos los tiempos, vidas y experiencias te inspiran cosas. No nos sentimos más inspirados ahora que en otras ocasiones, siempre nos hemos sentido inspirados y por eso componemos canciones y hacemos discos. El día que no lo estemos será el momento de dejarlo. Que haya más o menos crispación política o que las noticias se sucedan una tras otra no hace que escribamos más. Al final todo se engloba en torno a la vida. 

“Que haya más o menos crispación política o que las noticias se sucedan una tras otra no hace que escribamos más”

Estar a la altura

Tras petarlo tantísimo estos años, ¿sentís con este trabajo la misma emoción que con los anteriores?
José: El cosquilleo sigue siendo el mismo que cuando empezamos. La emoción a la hora de sacar un disco, hacer canciones y dar conciertos siempre está. Lógicamente, de 2011 a aquí ha cambiado mucho nuestra manera de ver las cosas, así como nuestras referencias o gustos musicales, todo esto se refleja en nuestra música. Sin embargo seguimos siendo el mismo grupo de siempre y nuestro sello sigue siendo el de La M.O.D.A.

¿Cómo lidiáis con la presión de estar a la altura de vuestros anteriores discos?
Nacho: No nos influye la cantidad de gente que hayamos metido en el último concierto. Siempre intentamos hacer mejores canciones y tocar mejor, pero en el local nunca surge la conversación respecto a si debemos o no mantener  las 15.000 personas del último WiZink Center. También somos conscientes de que son cosas que vienen y van y no dependen de nosotros. La presión está, pero es algo que nos ponemos nosotros mismos. Queremos que a la gente le guste este trabajo, por supuesto, pero tampoco está claro qué es lo que le va a gustar. Nosotros no lo sabemos, por eso tenemos que hacer lo que es más sincero con nuestro momento, con lo que escuchamos e investigamos. Un grupo es un ente vivo que se siente arrastrado por diferentes inquietudes a cada momento. Nuestra presión es hacerlo mejor hoy que ayer. 

“Somos un grupo que vive en Burgos alejados de la industria y que puede tocar en festivales totalmente diferentes, pero no encajar en ninguno”

¿Por qué habéis escogido el nombre de ‘Ninguna Ola’?
David: Para nosotros tiene varios significados, lo que pasa que explicarlo a veces es un poco putada porque se pierde la magia. Es un título que simboliza muchas cosas y una de ellas es cómo nos sentimos en el mundo de la música. Nos sentimos un poco, para bien y para mal, a nuestra bola. Al final somos un grupo que vive en Burgos alejados de la industria y que puede tocar en festivales totalmente diferentes, pero no encajar en ninguno –ríe–. También el disco se centra en el concepto del cambio y nos parecía que el mar y las olas simbolizan muy bien ese constante movimiento. Algo que nunca permanece igual pero que nunca muere. Una metáfora de cómo vemos y entendemos la música.

Un disco inspirado en el cambio que no cambia nada de vosotros.
David: Se trata de un disco que está inspirado en el cambio, no un trabajo de cambio. No se trata de un disco de cambio respecto al grupo sino de una evolución coherente con nuestra naturaleza. Cuando cantábamos en inglés e hicimos el primer disco en castellano, la poquita gente que nos conocía se llevaron las manos a la cabeza. “¡Pero qué es esto, pero qué hacéis!”. Luego cuando hicimos el segundo disco lanzamos el primer single que era ‘Flores del mar’ y la gente decía: “¿Esto qué es? Es muy diferente. ¿Por qué cambiáis? ¿Dónde está el folk?”. Estamos acostumbrados a este tipo de comentarios. La gente al momento tiene una opinión muy visceral y esa opinión se va modulando con perspectiva. En general, estamos demasiado cuadriculados, por eso es muy bonito y necesario, al menos artísticamente, ser capaces de buscar nuevas formas de expresar.

Fotos: Laura Sisteró