En mitad de la sierra turolense encontramos una pequeña localidad que parece atrapada en el tiempo. Aunque sus empinadas calles puedan desanimarte al principio, una vez que empieces a descubrir sus idílicos rincones acabarás enamorándote de este pueblo que Azorín describió como uno de los más bonitos de España. Al recorrer sus murallas y pasear por sus calles de adoquines, casas rojizas y diminutas ventanas con visillos de encaje será como visitar el medievo. Además de varios museos como Mar Nommus, dedicado al mundo de los fósiles y a los mares prehistóricos, y la iglesia de Santiago y Santa María, Albarracín alberga parajes naturales en los que desearás perderte.
Los pueblos de España con más encanto para escaparte en agosto (o cuando quieras)
Con el miedo a un nuevo confinamiento y cierre de fronteras pululando sobre nosotros tanto como el Covid-19, los viajes al extranjero no parecen demasiado recomendables. Por eso, ya seas de playa o de montaña, cualquiera de estos 13 pueblos de la geografía española pueden ser el destino perfecto para un verano tan peculiar como este.
Héctor Anaya | 04.08.2020 | Lectura: 1 min
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Albarracín (Teruel)
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Trujillo (Cáceres)
Un pueblo castizo, rodeado por vastas llanuras y dehesas naturales de encinas y alcornoques. Pero Trujillo, además, tiene una amplia oferta gastronómica con el cerdo y los quesos como protagonistas. Si amas la historia, debes saber que este enclave tiene una gran importancia ya que de él partieron muchos grandes conquistadores como Francisco Pizarro, Francisco de Orellana, Alonso de Hinojosa y Diego García de Paredes y varias construcciones en perfecta conservación como sus fortificaciones y su mercado. Además, es tan bonito que ha sido el escenario de muchas películas como ‘El tulipán negro’ o ‘Santa Teresa’ y series como ‘La Peste’. Y si eres fan de la popular ‘Juego de Tronos’ deberías saber que fue en Trujillo donde se rodó la batalla final de la temporada 7.
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Mojácar (Almería)
Si eres más de costa y lo tuyo es zambullirte entre las olas, déjate deslumbrar por las blanquecinas playas de este pueblo almeriense. Un pueblo costero típicamente andaluz con sus casas pintadas en cal y sus balcones poblados de coloridas flores que te encandilará por la alegría y frescura que trasmite. De su patrimonio histórico destacan la Iglesia de Santa María, la Ermita de Nuestra Señora de los Dolores, El Torrejón, el edificio del Ayuntamiento, la Puerta de la Ciudad, y la Fuente Mora. Además, seas de un ambiente u otro, en Mojácar lo vas a encontrar, ya que está a un paso de la playa, alzado en plena montaña y muy cerca del desierto almeriense.
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Alarcón (Cuenca)
Hay pueblos que te dejan boquiabierto por sus curiosas ubicaciones. Este es el caso de Alarcón que, bañado por el río Júcar y junto a un pantano, se asienta en lo alto de un peñasco. Así, encajonado en las profundas gargantas del río, este pueblo tiene un impresionante castillo que hace de mirador y unas cuidadas calles que aún conservan la belleza de antaño. Con una localización privilegiada, no es de extrañar que desde hace cientos de años se haya usado como asentamiento y punto estratégico. Los primeros en levantar la primera fortaleza fueron los árabes y, desde entonces, todos se han quedado prendados de este espacio rural. Si lo visitas, tienes como paradas obligatorias la iglesia de Santo Domingo de Silos, la majestuosa Iglesia de Santa María y las Pinturas Murales de Jesús Mateo en la Iglesia de San Juan Bautista.
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Morella (Castellón)
Morella es uno de esos pueblos que ha sabido cómo mantener el encanto de una época pasada. Una localidad de interior que está completamente amurallada con 2 kilómetros de muralla, 10 torres y 7 puertas. Casi la totalidad de los autóctonos vive dentro de las murallas que es, junto al castillo de Morella, lo más impresionante del lugar. ¿Lo mejor? Subir hasta arriba de la fortaleza y dejarse sorprender por una panorámica simplemente espectacular de los Puertos de Morella.
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Cadaqués (Girona)
La luz de Cadaqués es diferente, eso es así. Por algo este pueblo conquistó al pintor Salvador Dalí que dijo que era el pueblo más bonito del mundo. No sabemos si llega a tanto, pero lo que está claro es que te dejará absorto cuando recorras sus calles o te sientes a relajarte en su puerto pesquero. Sus blanquecinas y estrechas calles están repletas de flores, plantas, tiendas de arte y tiendas artesanales. Una de las visitas obligadas es la casa museo de Salvador Dalí donde vivió y trabajó desde 1930 hasta la muerte de su esposa Gala en 1982. Sus calas y playas son ideales para practicar buceo y no puedes irte sin probar su plato estrella de suquet de peix, un guiso de pescado muy típico entre los pescadores catalanes y valencianos.
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Sóller (Mallorca)
En la costa noroeste de la isla de Mallorca encontramos este veraniego pueblo al que más de uno deseará escaparse estas calurosas semanas. Sus calles empedradas y sus casas tradicionales, sus exquisitos restaurantes y sus vistas privilegiadas del paisaje mallorquín hacen de Sóller un lugar ideal para unos merecidos días de descanso. Si estas en Palma de Mallorca, la mejor conexión es el tren eléctrico que une la ciudad con este pueblo de ensueño. Los sábados tienen un mercado donde puedes hacerte con elaboradas piezas de cerámica mallorquina y deliciosas especialidades de la isla a precios muy asequibles.
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Alquézar (Huesca)
Muy cerca del Pirineo aragonés, este pueblito oscense se asienta en un paisaje de calizas rodeado de acantilados, barrancos y cuevas de arte rupestre. Además de construcciones históricas como la colegiata de Santa María La Mayor y la sencilla, pero encantadora, iglesia de San Miguel, del pueblo surgen varias rutas de senderismo con las que disfrutar la fauna y la flora local. Para los más foodies, el pueblo ofrece platos aragoneses típicos como el ternasco y chiretas, un embutido hecho con tripa de cordero rellena de arroz y relleno de intestino y corazón de este animal. Y si eres un amante de las aves, deberías saber que este lugar es considerado un paraíso ornitológico donde contemplar gran variedad de estos animales.
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Cudillero (Asturias)
Entrar en Cudillero es toda una explosión de color y de frescor cantábrico. Esta villa marinera que cada año recibe más y más turistas parece un lugar de cuento con sus casitas tradicionales multicolor y toda la frondosa vegetación que lo rodea. Pero además de un tupido verde que lo envuelve todo, la localidad rezuma brisa marina por todos sus costados, ya que es un poblado pesquero. Lo más reconocible del pueblo es la plaza de la Marina y sus casas colocadas en forma de anfiteatro sobre la ladera de la montaña, así como su imponente faro, construido a mediados del siglo XIX. Aunque lo mejor, sin duda, es recorrer sin ninguna pretensión sus cuestas y dejarse embaucar por cada uno de sus bellos rincones.
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Zuheros (Córdoba)
Aunque Córdoba posee un montón de localidades preciosas en las que poder pasar unos días, si hubiera que elegir una, esa sería Zuheros. Situado en la Sierra de la Subbética, tiene unas calles estrechas y sinuosas repletas de personalidad, con multitud de plazas adornadas y rincones llenos de sabor tradicional andaluz. Los lugares más curiosos que debes conocer de esta localidad son la Cueva de los Murciélagos, un yacimiento arqueológico de gran importancia histórica, y el castillo de Zuheros, construido sobre un risco y que permite contemplar toda la belleza de los montes colindantes salpicados de olivares.
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Tejeda (Gran Canaria)
Es una de las joyas de la isla y su secreto mejor guardado. Rodeado de almendros y a los pies del Monumento Natural del Roque Nublo, este idílico pueblo era sagrado para los guanches, aborígenes canarios. Además de deambular por sus calles, entrar en su iglesia del Socorro y admirar el paisaje volcánico que lo rodea, podrás tener una desconexión absoluta en su spa al aire libre, una antigua hostería transformada donde recibir tratamiento con rocas volcánicas, un baño de miel o dejarte envolver en algas. Y, sobre todo, si vas a Tejeda podrás gozarlo con lo mejor de la gastronomía canaria: papas con mojo, carne de cabra, gofio y la ropa vieja.
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Garachico (Tenerife)
Muchos coinciden en que esta localidad costera es la más bonita de Tenerife y motivos no les faltan. Para empezar es un pueblo hecho a sí mismo que logró resurgir de sus cenizas después de quedar calcinado por la erupción del volcán de Trevejo en 1706. Además de ricas playas para los amantes del buceo y unas piscinas naturales hechas en la roca, cuenta con el castillo de San Miguel que data del siglo XVI y varias casas nobles como la de los marqueses de Villafuerte o la de los marqueses de Quinta Roja.
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Patones de Arriba (Madrid)
El centro de España también cuenta con pueblos en parajes naturales perfectos para huir del calor urbano. Es el caso de Patones de Arriba, uno de los mejores ejemplos de arquitectura negra que hay en nuestro país. Entre semana está prácticamente deshabitado pero los fines de semana se llena de curiosos que quieren pasear por sus empedradas calles, disfrutar del aire fresco de su altitud y fotografiarse con sus características casas. Además, cuenta con varias rutas como la que permite conocer los hornos, bodegas y eras donde se preparaban los alimentos básicos antiguamente. Una forma original y diferente de volver a los orígenes.