‘Euphoria’ y otras 6 series para superar la adolescencia de una vez (o no)

¿Qué tienen las ficciones de adolescentes para que nunca pasen de moda? Repasamos algunas de las razones por las que las series actuales nos enganchan tanto.

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I’m not a girl, not yet a woman, cantaba Britney Spears en el que quizás sea uno de los temas que mejor han reflejado el conflicto interior de la adolescencia. Una época de transición que siempre resulta convulsa, invadida por hormonas y dudas existenciales, pero que también supone una fuente interminable de ideas para guionistas. ¿Qué tienen las ficciones de adolescentes para que nunca pasen de moda? Repasamos algunas de las razones por las que las series actuales nos enganchan, bien sea por su tradición de dramas en pasillos de instituto o bien por su ruptura con estereotipos y tabús arrastrados durante décadas. Hazte a un lado ‘Salvados por la campana’, porque las nuevas generaciones vienen pisando fuerte.

RAZÓN 1. Porque existen tantos traumas como efectos de Tik Tok

¡Ah, la adolescencia! Esa época donde las primeras decepciones se enquistan hasta convertirse en grandes traumas. Pero si hay un malestar recurrente que repercute de por vida a los adolescentes norteamericanos es el cambio de instituto y las mudanzas insistentes de sus progenitores. Ese se lleva la palma.

En ‘We are who we are’, la nueva miniserie para HBO del director Luca Guadagnino, responsable de ‘Call me by your name’, asistimos al encuentro entre dos adolescentes que siguen el ritmo de vida nómada de sus familiares en una base militar estadounidense en el norte de Italia. Si al vaivén de cambios de residencia se le añaden serias dudas sobre su identidad y orientación sexual, la fórmula puede resultar explosiva. Pero Guadagnino decide filmar con cariño a sus protagonistas, dándoles espacio para la experimentación y alejados de la mirada juzgadora de los adultos. Los primeros planos de Fraser (Jack Dylan Grazer) y Harper (Jordan Kristine Seamon) parecen un beso en la frente indicando que todo irá bien.

Guadagnino decide filmar [We are who we are] con cariño a sus protagonistas, dándoles espacio para la experimentación y alejados de la mirada juzgadora de los adultos

Lo de Rue (Zendaya) en ‘Euphoria’, simplemente, sobrepasa el trauma. Sus pesados andares y su maquillaje corrido corresponden más a una estética de la bipolaridad, resultado de una fuerte combinación entre un espíritu con tendencia al nihilismo y el consumo exhaustivo de drogas. Según Eva Ventura, Psicóloga Sanitaria del equipo especializado en adolescencia de Tyche Psicología, “la apatía generalizada o falta de ganas es un síntoma recurrente en jóvenes que se satisfacen con objetos de consumo o encerrados en una maraña de pensamientos que les impide sostener algún propósito en su vida”.

‘Euphoria’ retrata una sensación de vacío muy concreta en los jóvenes de la posmodernidad y una formación muy inestable de la identidad

Por supuesto, situar un personaje así como paradigma de la adolescencia sería del todo alarmante. Pero la serie de Sam Levinson va más allá. Por cada capítulo desfilan problemáticas tan universales como las que conllevan la aceptación del cuerpo, el sexo esporádico o las redes sociales. Y aunque cualquiera pueda encontrar los principales miedos de su adolescencia reflejados en ‘Euphoria’, su estética de luces de neón y purpurina en la sien responde a una generación digital que ha pasado sus horas más procastinadoras haciendo scrolling en Tumblr y escribiendo fan-fictions. ‘Euphoria’ retrata una sensación de vacío muy concreta en los jóvenes de la posmodernidad y una formación muy inestable de la identidad.

RAZÓN 2.Porque todos somos bichos raros, pero “yo soy así, y así seguiré”

Cuando Sam (Keir Gilchrist) se pone nervioso enumera las distintas especies de pingüinos que existen. Todos hemos tenido nuestras manías, solo que probablemente Sam tenga unas cuantas más. La serie de Netflix ‘Atypical’, creada por Robia Rashid, cuenta el paso del instituto a la universidad de un chico con Trastorno del Espectro Autista y los problemas más típicos de su edad. “A pesar de que algunas cosas distan mucho del diagnóstico de Espectro Autista en ‘Atypical’,» –comenta Ventura– “da en el clavo en diferentes cuestiones: la relación estrecha con la madre, el espacio social y sobre todo los recursos que puede encontrar Sam para no sentirse atormentando en un mundo donde todo le parece intrusivo”.

Las narrativas de hoy en día trabajan mejor su interés en las excentricidades de cada uno

Frente a la figura del “bicho raro” de la clase, las ficciones previas a los años 2000 apostaban por ese make-over que convirtió a la dulce y naíf Sandy en una chica malota en ‘Grease’. Por suerte, las narrativas de hoy en día trabajan mejor su interés en las excentricidades de cada uno. ¿Unos de los casos recientes más evidentes? La pareja de enfants terribles de ‘The end of the f*cking world’, más próximos a la psicopatía que a la inadaptabilidad.

Brunella Tedesco-Barlocco, Periodista y Doctoranda en Comunicación de la Universidad Pompeu Fabra y especializada en cine y televisión, comenta: “El teen film también logra experimentar su propio coming-of-age, en el que se pasan a reconocer las distintas facetas de la mascarada: no solo la que nos impone una apariencia y unos roles de género determinados, sino también la que restringe identidades de una forma mas nociva y no permite a los sujetos experimentar libremente su ser”. En el caso de Alyssa, su personalidad libre de ataduras genera todo un tsunami de emociones que la lleva, junto a James (Alex Lawther), a dejar de lado el mundo que conoce.

RAZÓN 3.Porque todos sabemos qué significa una berenjena y un melocotón en WhatsApp

Cuando eres adolescente el sexo lo invade todo. Cuestiones como identidad sexual, los sueños húmedos, la menstruación o el deseo femenino afloran como pensamientos que durante mucho tiempo nos hicieron creer que eran sucios. “Ha habido una apertura cultural hacia experiencias de sexo, género y sexualidad más complejas y fluidas, y un reconocimiento de la industria sobre el potencial económico de la representación de la diversidad“, afirma Tedesco-Barlocco.

La serie animada ‘Big Mouth’ (N. Kroll, A. Goldberg, 2017) se cachondea de la tradicional concepción del sexo como algo depravado, o al menos así parece recordarlo sus creadores, quienes basan la serie en sus vivencias en el instituto. A ojos de Nick y Andrew, la pubertad se presenta personificada en Maurice, el Monstruo de las Hormonas, siempre dispuesto a interrumpir sus rutinas con su particular grosería y sus erecciones inoportunas.

Cuestiones como identidad sexual, los sueños húmedos, la menstruación o el deseo femenino afloran como pensamientos que durante mucho tiempo nos hicieron creer que eran sucios

No les vendría mal un consejo más profesional, como la que ofrece Otis (Asa Butterfield) a sus compañeros de instituto en ‘Sex Education’. Su creadora Laurie Nunn se libra de todos los tapujos a la hora de hablar de todo lo que siempre quisimos saber sobre el sexo pero nunca nos atrevimos a preguntar. Desde el momento en el que muestra un primer plano de un pene en su capítulo piloto, la serie rompe con los esquemas arrastrados por la narrativa más tradicional sobre lo que se puede y lo que no se puede contar sobre el cuerpo humano. “No creo que se estén tratando temas particularmente inéditos, porque los discursos sobre sexo y drogas han sido parte de las series y películas adolescentes durante décadas ya, pero pienso que ahora las ficciones están mejor equipadas para reconocer e incorporar una diversidad que antes parecía inexistente y para reconocer cuán flexibles son los nuevos límites del tabú“, indica Tedesco-Barlocco.

“Ha habido una apertura cultural hacia experiencias de sexo, género y sexualidad más complejas y fluidas, y un reconocimiento de la industria sobre el potencial económico de la representación de la diversidad”

Tedesco-Barlocco (Periodista y Doctoranda en Comunicación de la Universidad Pompeu Fabra y especializada en cine y televisión)

En este sentido, el camino hacia la sexualidad de Victor (Michael Cimino) en ‘Love, Victor’, expansión del universo de ‘Con amor, Simon’ de la escritora Becky Albertalli, es confuso y tortuoso. Quizás no sea para tanto, pero un par de besos entre jóvenes del mismo sexo sirvió para escandalizar la parte más conservadora de Disney+, quien renegó en un principio a su distribución. Más allá de la polémica, lo verdaderamente remarcable dentro de su previsible historia reside en la comunidad de apoyo que el protagonista encuentra durante su largo trayecto hacia la auto-aceptación.

Sean o no producto de ese interés comercial que comentaba Tedesco-Barlocco, estas sí son series con las que crecer: historias como las de Nunn y Albertalli, que ofrecen las herramientas a adolescentes y adultos para desmitificar el sexo y abrazar la diversidad.