Estoy en la cola del baño de un gran recinto. La eterna espera me permite observar con detenimiento el modus operandi de aquellos que, como yo, han recalado en los utilitarios haciendo un break en su animada noche. Unos aprovechan para seguir socializando, otros apenas hablan porque están concentrados en solventar una necesidad fisiológica básica. Entre el barullo de gente me fijo en una persona en especial: una chica rubia de belleza llamativa que, si la memoria no me falla, la he visto buceando por el catálogo de Netflix. Consulto Google para cerciorarme. En efecto, se trata de Ester Expósito (Madrid, 2000), una de las protagonistas de la serie ‘Élite’, que ha vuelto a batir récords con su recién estrenada segunda temporada.
Me acerco y rompo el hielo. “Eres Ester Expósito, ¿verdad?”, acierto a decir. Responde que sí, sin mucha sorpresa por verse avasallada. Parece simpática, así que me atrevo a entablar conversación.
¿Te molesta que la gente te salude y te pida fotos en sitios como este?
Para nada. Ahora con el tema de que nos conocen nos entran más a hablar y mola vacilar un poco. Casi todos los findes, algunos de ‘Élite’ nos vamos de fiesta, a veces todos, y cuando salimos al baño nos piden fotos. Incluso te empiezan a hablar y te enrollas. Pero para mí es una tontería.
¿Nunca has dicho que no a nadie?
No. Como siempre controlo bastante, no tengo problema.
¿Cómo ha cambiado tu vida en los últimos meses?
Lo más notable es que vas por la vida y la gente, más o menos, sabe quién eres. Nos hemos dado cuenta, sobre todo, estando de fiesta porque, claro, ese es el target de la serie. Toda la gente que te encuentras cuando sales por la noche la ha visto. Luego, en la calle, es menos notorio. Sabíamos que era algo que podía pasar, yo creo que lo llevamos bastante bien. Me lo tomo con mucha calma, creo que esa es la clave para no agobiarme.
“Tuve que dejar segundo de Bachillerato porque ya era imposible compaginarlo. Este año, estoy acabándolo a distancia”
Entonces, ¿cuándo sales de fiesta no te cortas más?
Bailar bailo igual, pero creo que cada uno deberíamos cortarnos más en el sentido de no cogernos un pedo de la hostia, acabar por los suelos y cosas de esas. Pero yo siempre he sido así, nunca me ha gustado dar esa imagen con mis amigos ni perder el control de lo que estoy haciendo o de la imagen que estoy dando. Me ha gustado salir, pasármelo bien, pero controlando en todo momento que no esté haciendo el ridículo.
¿Piensas que has tenido una adolescencia como la del resto de tus amigos?
Yo creo que sí. Teníamos aficiones distintas y objetivos diferentes en la vida. De los 14 a los 17 hice castings y algún episódico en ‘Vis A Vis’ o ‘Estoy vivo’, pero la profesión no me ocupaba mucho tiempo, estaba empezando. Iba al instituto como cualquier chica normal y salía con mis amigas hasta que a los 17 me salió el rodaje de ‘Cuando los ángeles duermen’ y justo después ‘Élite’. Tuve que dejar segundo de Bachillerato porque ya era imposible compaginarlo. Este año, estoy acabándolo a distancia.
Podría estar mintiendo para dar buena imagen, pero lo cierto es que, por lo que hablo con ella, predica con el ejemplo. Y es que no todo el mundo puede decir que tiene representante desde los 14 años.
¿Todavía vives con tus padres?
Sí. ¡Tengo 19 añitos recién cumplidos! –ríe–. Además, estoy muy a gusto con ellos, estamos muy unidos. Evidentemente, algún día me iré, pero será un paso que tendré que dar muy concienzudamente porque nos va a costar separarnos. Con todo el follón de cosas que tengo ahora mismo sería un lío meterme en otra como es cambiarse de casa. Ahora no tengo ni tiempo ni ganas.
¿Y ellos cómo lo llevan?
Bien. Les daba un poco de miedo, pero como saben la ilusión que me hacía vivir de esto desde pequeña y siempre lo he tenido muy claro, me han apoyado muchísimo y me han mantenido los pies en la tierra. Antes de los 14 no querían que trabajara porque no estaba preparada para lo que podía ser un éxito o para la vida laboral.
El efecto Netflix
Aprovecho su entrada al baño para mirar su perfil de Instagram. Esta plataforma se ha convertido en el método más efectivo para medir el impacto de un personaje público. Y el suyo es bastante notorio, ya que cuenta con más de 6’9 millones de seguidores, pero hace apenas unos meses no llegaba a los 40.000. Solo de imaginarme en esa situación me entra ansiedad. Sin embargo, a ella no parece abrumarle.
¿Estabas preparada para un fenómeno fan?
Se nos había preparado para cualquier cosa. Pensábamos: “Esta serie lo va a petar porque es Netflix, es de adolescentes, hemos hecho un buen producto”. Pero nunca te imaginas cómo va a ser hasta que llega. Ha superado las expectativas de todos, pero era lo que queríamos.
¿Esta locura mediática es más a nivel de redes sociales o también la notas en la calle?
En la calle te van a reconocer, te van a pedir alguna foto, pero obviamente la locura es más heavy en las redes sociales porque junta a los fans de todos los países. Aunque también se lleva mejor. Recibes mensajes, amor, te pones contenta y ya está. Luego en la calle es cuando realmente afecta a tu vida. Lo bueno es que en España no es tan loco el fenómeno fan como en Latinoamérica, por ejemplo.
“Nunca te imaginas cómo va a ser hasta que llega. ‘Élite’ ha superado las expectativas de todos, pero era lo que queríamos”
¿Crees que darle importancia a vuestro impacto en las redes te puede perjudicar en tu trayectoria como actriz?
Estamos contentos porque es gente que ha visto nuestro trabajo y le ha gustado. Yo soy de la opinión de que los seguidores tampoco deberían ser síntoma de nada, que no te deberían coger en un casting porque tengas tantos seguidores, sino que se siga valorando el trabajo y no los números. Al menos es un indicativo de que has estado en un proyecto que lo ha petado.
Tu compañero Jaime Lorente ha comentado en una entrevista para la revista Vis-à-Vis que se ha sentido acosado en redes tras recibir fotos obscenas de gente por Instagram. ¿Te ha pasado?
No lo miro. Tenemos miles de solicitudes, como cualquiera que tenga el perfil público, pero no te llega ni la notificación. Cada dos minutos actualizas y tienes cinco más. De vez en cuando me meto para ver si hay alguien de la profesión que me ha felicitado por mi trabajo o me ha hablado alguien que conozco, aunque es casi imposible porque son miles de solicitudes. Pero si me mandan fotos no las voy a ver. Es una locura.
En todo este tiempo no se ha separado del móvil. Pero como el 99 % de la gente que nos rodea. “Estamos bastante enganchadillos. Aunque no tenga nada que hacer, porque tampoco publico muchas fotos, siempre estoy con el móvil. Espero que sea una cosa de la edad y que luego aburra”, me dice. Lo que no entiende de edades es la envidia. Y estoy convencida de que ella despertará alguna que otra.
“Te miran por encima del hombro porque tienes muchos seguidores y eso me da pena. Como somos los chicos de ‘Élite’, Netflix e Instagram parece que no somos igual a nivel interpretativo”
En todos los trabajos hay rivalidades y envidias, supongo que en la interpretación también. ¿Ya has conocido ese lado amargo de la profesión?
No lo vivo así. Cuando una compañera está en un proyectazo, me alegro. Tampoco juzgo a una actriz por no conocerla. Veo mucho, sobre todo entre chicas, que te miran por encima del hombro porque tienes un montón de seguidores y eso me da pena. Si a mí me va bien y a ti te va bien, ¿por qué tienes que juzgar? Como somos los chicos de ‘Élite’, Netflix e Instagram parece que no somos igual a nivel interpretativo, pero no tiene nada que ver. He hecho ‘Élite’, pero también he hecho dos películas que han tenido bastante repercusión y obras de teatro. De eso hay mucho en este mundo y pasa con cualquier fenómeno brutal. Pienso que debería haber más compañerismo.
Además de las envidias, un éxito mundial como el que estás experimentando también puede alimentar ciertos intereses. ¿Se te ha acercado gente por conveniencia tras el éxito de la serie?
Sí, pero quien lo ha hecho ya sabía qué tipo de gente era antes y no me ha sorprendido. Siempre he sido de amigos contados con los dedos de una mano. Los que están ahí lo han estado siempre, no por todo lo que ha pasado.
“Tengo Instagram pero no cuento mucho de mi vida ni hago vídeos como hacen otras influencers, porque soy muy celosa de mi intimidad y también porque me da bastante pereza”
Dicen de la Generación Z –aquellos nacidos entre 1994 y 2010–que estáis enganchados al móvil, pero que sois más recelosos de vuestra intimidad. ¿Te pasa?
Yo tengo Instagram pero si te fijas no cuento mucho de mi vida ni hago vídeos como hacen otras influencers. No lo hago porque soy muy celosa de mi intimidad en ese sentido y también porque me da bastante pereza. Pero creo que la gente cada vez se expone más. Se cuenta más la vida de uno o lo que se quiere aparentar, pero luego no todo es un vídeo de vacaciones en una playa.
Es cierto. En su perfil hay mucho selfie, posados en eventos, fotos con sus compañeros de la serie y, en especial, con Álvaro Rico que, además, es su pareja en la vida real.
¿Cómo te sienta verte en revistas del corazón hablando de tu vida íntima y haciendo comentarios sobre tu relación con Álvaro?
A mí las noticias sobre cómo me maquillo me hacen gracia porque me encanta el maquillaje, no me importa. Las de cotilleo depende, desde pequeña llevo viendo a todos mis ídolos en ellas, entonces sabía que era un poco lo que había. La cosa es no hacer mucho caso porque al final no es nada personal. Al ser alguien mediático que interesa a la gente todo el mundo va a querer saber qué es de tu vida.
Imagino que te llegarán muchas ofertas de publicidad. ¿Es demasiado tentador?
Me he planteado hacer solo lo que me guste de verdad, tampoco considero que haya hecho muchas cosas porque soy bastante selectiva. Tengo que estar todos los días mirando para ver qué me apetece, pero también es guay tener la oportunidad de colaborar con ciertas marcas que te gusten. Aunque no hago cualquier cosa. Igual si fuera influencer sí, pero en mi caso es más secundario.
Terminamos nuestra conversación en el baño. Ella sale y me quedo con la sensación de que esta chica tiene las cosas muy claras pese a su corta edad. Sobre todo en su caso. Porque sí, se puede tener 19 añitos, millones de fans en redes y que no se te suban los likes a la cabeza. De ser así, esta conversación nunca hubiera tenido lugar.
*Artículo original aparecido en el número 37 de Mine. Pide tu ejemplar en papel en tienda.ploimedia.com o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android.