La expectación es máxima. El regreso de Rihanna a los escenarios es un hito en sí mismo que trasciende el espectáculo del medio tiempo que alberga la Super Bowl. El próximo domingo tendrá lugar la final del fútbol americano, el evento más visto de Estados Unidos, pero más allá de sus fronteras los fans de Rihanna esperan ansiosos ver a la de Barbados cantando sus temazos después de siete años retirada de la música.
No se han desvelado muchos detalles de la actuación, más allá de algunas declaraciones de la propia Rihanna que adelantó que “va a ser una celebración de mi catálogo de la mejor manera en la que podríamos haberlo hecho”. Desde Pon de Replay, pasando por Work, Umbrella, Only Girl (In The World) y, por supuesto, Diamonds.
Precisamente , este último hit ha sido el hilo conductor del vídeo promocional que ha rodado Apple Music —nuevo patrocinador del show del descanso tras diez años de presencia de Pepsi— en el que muestran el proceso de elaboración de algunas de las joyas que lucirá Rihanna en el espectáculo de 13 minutos.
Pero la joyería encargada de tamaña tarea no ha sido elegida aleatoriamente. Es la joyería. Tiene un nombre bastante genérico que no hace honor a su relevancia en la industria musical. Popular Jewelry es una pequeña joyería ubicada en el barrio de Chinatown que si no fuera por sus ínclitos clientes pasaría desapercibida para cualquier transeúnte de Nueva York. Su escaparate es más bien modesto en la concurrida Canal Street, sin embargo tras sus puertas se esconde un auténtico tesoro custodiado por Eva Sam, alias A$AP Eva. Has deducido bien, este nickname seguro que te es familiar. La fundadora de esta joyería recibe este apodo de manos del rapero A$AP Rocky, uno de los fundadores del A$AP Mob, colectivo de hip hop estadounidense formado en 2006 en Harlem, Nueva York. Sí, también pareja de Rihanna.
La relación del rapero con A$AP Eva viene de lejos. De hecho, la joyera reconoce que el cliente que más dinero gasta en su tienda es A$AP Rocky. El rapero además de ser un asiduo de la joyería también ha mostrado sus creaciones doradas en innumerables vídeos y rodó en el interior de la tienda el videoclip de Fukk Sleep, en el que se puede ver a Eva de fondo.
La relación de la joyera con la cantante de Barbados también trasciende a lo puramente musical. “Compartimos experiencias comunes, ya que ambas tenemos raíces inmigrantes y vinimos a Estados Unidos para alcanzar el sueño americano. Soy una gran admiradora de Rihanna porque es una empresaria independiente, como yo”, escribió en su perfil de Instagram. Y añade “cuando Apple Music nos confió la misión de crear estas impresionantes piezas de arte para conmemorar su histórica actuación en el espectáculo del intermedio de la Super Bowl, sabíamos que las elaboraríamos con un lujo y una calidad sin concesiones, dignos de una reina como la propia Rihanna. Los diamantes no se utilizaron simplemente como decoración para estas piezas, sino que también representan nuestras cualidades comunes de valentía y naturaleza brillante sin complejos. Por eso “Diamonds” de Rihanna es para siempre una de mis canciones favoritas; es atemporal como la gema del título”, expresa Eva categóricamente. Pero, ¿quién es Eva?
Una astuta mujer de negocios
Eva es la propietaria de Popular Jewelry y regenta el negocio desde su apertura en 1988, pocos años después de emigrar de Macao. Su popularidad entre los raperos se extendió de boca en boca, empezando por Cappadonna, del Wu-Tang Clan. Aunque su imagen de amante del hip-hop sea parcialmente impostada como desvela este reportaje publicado en Refinery29, en el que su hijo William recuerda que ella le regañaba para que bajara el volumen de los auriculares mientras él ponía a todo volumen Hard Knock Life, de Jay Z. “Es curioso, porque ahora me dice: ‘Todo lo que puedes poner en la tienda es hip-hop. Es la música de nuestros clientes”.
Aunque la clientela de famosos es un reclamo, sin duda, el verdadero atractivo es la propia Eva. Y así lo han entendido marcas como Nike o Burberry, que han elegido a esta particular joyera como imagen en algunas de sus campañas. Pero no siempre fue así de reluciente y brillante. Antes de ser A$AP Eva, era Chiok Va Sam, la más pequeña de una familia numerosa de refugiados de Macao, una pequeña región autónoma del sur de China. Su familia era rica y disidentes políticos y, por ende, enemigos del Partido Comunista Chino liderado por Mao Zedong. Bajo esta persecución, que ni siquiera les permitía a sus padres tener ropa propia, cinco de sus hermanos emigraron a Estados Unidos para probar suerte en la industria joyera. Fue en 1982, cuando Eva, con tan solo 21 años, decidió unirse a ellos. Los comienzos fueron duros, apenas hablaba inglés y cosía ropa en fábricas. Pero decidió embarcarse en el negocio de las joyas y supo ver—como buena visionaria que es— que la guita estaba en el comercio del oro. Así fue como en 1988 abrió una tienda con dinero prestado de su hermano y su segundo marido en Canal Street, una de las calles principales de Chinatown.
La clave de su éxito se la debe al boca a boca. Que su tienda sea prácticamente invisible entre la amalgama de tiendas de souvenirs y también de joyería iluminadas con luces incandescentes no es un problema. Por su estrecho pasillo custodiado de vitrinas repletas de colgantes, cadenas de oro y brazaletes pasan diariamente al menos un centenar de clientes a los que dispensa siempre el mismo trato, independientemente de su cuenta corriente o número de seguidores en las redes sociales. “Para vender joyas, hay que ser amable y educado”, repite Eva en cada entrevista.
Pero además de amabilidad hay muchas horas de trabajo. Popular Jewelry está abierta los 365 días del año y Eva está ahí cada uno de ellos. Cuenta que únicamente estuvo un día entero en casa después de que uno de sus hijos naciera, pero al día siguiente volvió a la tienda. Los únicos días que recuerda haber cerrado fueron el 11-S, durante el apagón de 2003 y después del huracán Sandy, cuando se fue la luz durante una semana. Superó la crisis de 2008 y sigue manteniéndose en pie y reluciendo como nunca mientras la mayoría de las tiendas del abarrotado Chinatown echan la persiana.
La Super Bowl es un nuevo escaparate para esta icónica joyería, que seguirá abriendo sus puertas diariamente para recibir a un turista curioso o a la mismísima Rihanna.