Le encanta la comedia romántica e idolatra a Julio Iglesias. Tanto, que el cantante ilustra el fondo de pantalla de su móvil. Entre sus ficciones favoritas están ‘Notting Hill’ (1999), ‘Cuatro bodas y un funeral’ (1994) o ‘Cuando menos te lo esperas’ (2003). Vamos, un ‘romanticón’ de la vieja escuela. De Dani Martínez (León, 1982) podríamos decir que es el ‘Don Juan’ del humor, porque le gusta ganarse el corazón de la gente gracias a un buen surtido de risas. Alcanzó la fama con Florentino Fernández –del que ya nunca se ha separado– a base de ‘corchopanazo’ limpio en ‘Tonterías las justas’. Ochos años después, ha volado lejos del nido, con espectáculo y programa propio -‘El concurso del año’-. Programa, por cierto, que hemos querido recrear a nuestra manera para comprobar cuánto sabe de su año de nacimiento. Ponte los cascos, porque hasta se atreve a tararear por Rocío Jurado.
Dani, volvamos a la infancia. ¿Qué es lo que te hace disfrutar como un niño?
Tengo un grupo de amigos de León que en WhatsApp nos llamamos ‘Póker de Ases’. Somos cinco y de ases tenemos poco –ríe–. Quedamos siempre en Nochebuena para comer y lo que surja, por lo que a la cena llegamos como una madre nunca querría ver a su hijo. Yo ese día lo espero como cuando de niño te llevaban de excursión.
Hablando de amigos, menuda panda formáis Julián López, Canco Rodríguez, Sergio Llull, Raúl Cimas, Rudy Fernández, Muniain…
Esto es algo que me preguntan mucho por la calle cuando me ven, el origen de este grupo. Yo he sido el nexo de unión de todos. Conocía a Víctor Claver y de eso me hice amigo de Llull y de Rudy. A su vez, ellos dos conocían a Canco. Soy muy amigo de Julián López que, a su vez, es amigo de Iker Muniain. A Iñaki Urrutia le digo: “Oye, he quedado con estos el domingo en La Latina, ¿te vienes? Meto a Iñaki. Rudy es el gestor del grupo, es el que mete y el que echa. Ahora mismo estamos Raúl Cimas, Julián López, Canco, Muniain, Llull, Rudy, Víctor Claver y mi mejor amigo de León que es el único que no se dedica a nada público y es el líder indiscutible de ese grupo –ríe–.
¿Con tanto talento diferente no os habéis propuesto hacer algo juntos?
Sí, claro. Rudy siempre nos dice: “Yo me quiero meter a producir una película. Joder, estáis Canco, Cimas y tú. La escribís y ya está”. Nosotros le decíamos que sí, pero ahí queda. Montamos mil negocios y no hemos montado ninguno –ríe–. “Tenemos que montar esto, no, tenemos que montar lo otro”. Ahora, el líder, mi amigo ‘Barri’ el de León, dice que tiene una idea con la que vamos a flipar. Sin exagerar, llevamos un año esperando. Estamos todos ilusionados porque puede ser la primera inversión del grupo, cuyo nombre es ‘El grupo de papá’.
“Tengo un grupo de Whatsapp con Julián López, Canco Rodríguez, Sergio Llull, Raúl Cimas, Rudy Fernández, Muniain y mi mejor amigo de León, que se llama ‘El grupo de papá'”
Si tuvieras que elegir un best friend, ¿ese sería, sin dudarlo, Florentino Fernández?
Sí, claro. Lo de Flo es tremendo, porque todo empezó siendo una relación profesional y acabó ayudándome en mis problemas amorosos, con amigos y conociendo mi vida entera y yo la suya, por supuesto. Dentro de la profesión, es la persona más generosa que he visto nunca. Que una estrella como Flo, por dos días en la redacción, te diga que vas a presentar ‘Tonterías las justas’ junto a él y Anna Simón, es algo que no he visto nunca en mi vida. Las estrellas prefieren no mojarse y que nadie les quite lo suyo, pero él no. Le debo todo porque solo me dio facilidades para lucir cuando yo, en realidad, solo iba a hacer una sección.
Sabemos que te gusta jugar a la PlayStation…
Me gusta, soy muy de FIFA. Y, además, tengo una definición muy buena que es: “Soy mal perdedor y mal ganador”. O sea, cuando gano me paso todo el rato picando a los que han perdido y, cuando soy yo el que pierde, enfado a los que han ganado. Tengo esa capacidad. Es todo psicológico.
Imagino que te pedirás al Barça, ¿no?
Soy muy del Barcelona pero, por ejemplo, en el FIFA me encantaba cogerme al Real Madrid. Ahora la Juventus, porque me gusta hacer todos los gritos de ‘El Bicho’. Meto un gol con Messi en el FIFA y digo: “Pues muy bien”. Pero meto con Cristiano Ronaldo y tiro el mando, empiezo a gritar como hace él e, incluso, mando a la gente que se calme un poquito.
¿Siempre quisiste ser como Julio Iglesias?
Con Julio Iglesias me pasa una cosa muy curiosa. Según vas madurando, más te quieres parecer a él. Cuando eres niño no sabes ni la mitad, pero luego te vas enterando y quieres más –ríe–. Pero no, cuando era más pequeño solo quería ser imitador de voces. Con 10 años, mi madre me llevó a ver ‘El Jardín de los Bonsáis’, de Luis del Olmo, y flipé porque había una sección de imitaciones. Ahí dije: “Yo también sé hacer voces; también quiero cobrar por hacer eso en la radio”. Esa era mi meta en la vida, no quería más. Sin embargo, con el tiempo me he dado cuenta de que, cuando consigo una meta, voy a la siguiente. Soy muy inconformista.
Ya lo creo. Actor, humorista, presentador y organizas un festival de música (Intro Music Festival en Valladolid). ¿Cuál es tu próxima meta?
He hecho de todo menos cine, me falta hacer algo. Así que me he puesto a escribir una película con un amigo guionista. Me han ofrecido cosas, pero no me han cuadrado por el personaje, la historia, fechas, etc. Por eso, he decidido escribir yo mismo la película. Soy muy fan de la comedia romántica, me flipa, así que los tiros van por ahí.
Un humorista anda suelto
Ser cómico podría considerarse una profesión de riesgo.
Cada vez más. Me gustaría que todo el mundo hiciera un ejercicio autocrítico y leyera los grupos de WhatsApp que tiene. Cómo nos comportamos y las burradas que ponemos. No veo en ningún grupo, por lo menos en mi caso, en el que alguien haya llamado la atención a otro diciendo: “Por favor, sé un poco más sensible”. Ahí no hay filtro y nos parece bien a todos. Sin embargo, en una actuación cómica nos ofende. Creo que hay mucha hipocresía de cara a la galería. En el fondo, todos somos muy bestias.
“Creo que hay mucha hipocresía de cara a la galería. En el fondo, todos somos muy bestias”
¿Qué hacemos con el colectivo de ‘ofendiditos’ que campan por las redes sociales?
Entiendo que te pueda gustar un chiste o no. A mí hay chistes que me gustan y otros que no. Pero sé lo que son y, por eso, no me llegan a ofender. En el humor hay buen y mal gusto, pero al final es muy relativo. Cuando cuentas un chiste y se ríen 50 personas, algo tiene. Si ellos se ríen y a ti no te ha gustado, pues allá tú. Otra cosa es que no se ría nadie, ahí ya analizaríamos si el chiste es muy malo o el que lo hace es igual de malo. Con que se ría uno solo, ese chiste ya tiene algo bueno.
Hablando de redes, en Instagram no hay influencer que se libre de tus bromas.
Sí, pero porque tengo muchos amigos influencers –ríe–. Son los primeros que se ríen mucho. Por ejemplo, la mujer de Risto, Laura Escanes, cada vez que subo algo se descojona y me escribe. Hace poco hablábamos sobre por qué todas las influencers reflexionan con orejas de conejo o perro y lo hacen de forma seria. A mí me hace mucha gracia.
En tele has vivido grandes éxitos, pero también cancelaciones. ¿Lo consideras un suspenso de septiembre?
Todo el mundo tiene problemas más importantes que si un programa se cancela o no. Sigo siendo Dani el de León cuando un programa tiene audiencia o no. No me llega a afectar, salvo que haya un trabajo e ilusión de equipo. Antes de ‘Tonterías las justas’, llevaba en tele unos diez años, me habían echado de muchos programas. Por eso no entiendo cuando dicen: “Lo difícil no es llegar, es mantenerse”. A mí llegar me costó muchos años y muchas cosas –ríe–.
“En el humor hay buen y mal gusto, pero al final es muy relativo. Cuando cuentas un chiste y se ríen 50 personas, algo tiene. Otra cosa es que no se ría nadie, ahí ya analizaríamos si el chiste es muy malo o el que lo hace es igual de malo”
En ‘El concurso del año’ (Cuatro), compartes franja horaria con Ferreras. ¿Esto es como ir contra el matón de clase?
Jordi Évole me dijo esto y le respondí: “No bueno, Ferreras va para un público que no tiene nada que ver con el mío”. Y él me decía: “Déjate de mierdas, estáis en la misma hora, unos eligen ver a uno u otro”, –ríe–. Bueno, creo que en mi franja están Arguiñano y Ferreras, pero cada uno tiene un tipo de público y contenido diferente. He sido muy consumidor de Ferreras. Además, es de León y los de León entre nosotros nos apoyamos.
¿A qué momento de tu juventud te gustaría volver?
Cuando llega el sábado y voy a una cena tranquila o vengo de la radio y veo a los chavales ‘arribísima’ para salir de fiesta, digo: “Joder, me gustaría volver a los 21 o 22 para estar a tope”. Ahora, lo que pienso es en estar en casa, tranquilo, ponerme una película y ver qué pido para comer. Elegir qué ceno me puede llevar unos 40 minutos. Ese es mi disfrute ahora mismo –ríe–.
*Artículo original aparecido en el número 36 de Mine. Pide tu ejemplar en papel en tienda.ploimedia.com o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android.