La gran mayoría le conocimos en Auryn, aunque sus primeros pasos sobre el escenario fueron en Eurojunior 2006. Dani Fernández (Alcázar de San Juan, 1991) lleva en la música desde los 14 años, una trayectoria que le ha encumbrado a la fama pero también le ha hecho descender a lo más bajo y llenarse de inseguridades y dudas. Teniendo a la música como principal terapia, ha logrado dar forma al artista en el que se quiere convertir, un cantautor contador de historias. No hay bailes, no hay canciones en inglés y si hay fama, que sea la justa. Presenta ahora su segundo álbum en solitario, ‘Entre las dudas y el azar‘, en el que se plantea si todo lo que nos ocurre es cuestión de suerte o de las decisiones que tomamos. Una dicotomía a la que él mismo se enfrenta.
¿Eres supersticioso?
Un poquito —ríe—. Desde pequeño, este tipo de cosas me rayan la cabeza. Al principio, empiezas no pisando las rayas cuando vas andando por la calle.
¿Y tienes algún ritual antes de salir a los escenarios?
Sí, con la banda siempre hacemos algo con el disco. En la primera gira cuando empezamos a salir, dábamos un grito que era “Peaky Flinders”, porque uno de nosotros se equivocó y decidimos que siempre que diéramos una gira nueva íbamos a decirlo mal. Ahora que estamos con la gira ‘Plan Fatal’ gritamos: “Flan Patal”, diciéndolo mal.
¿Qué hecho en tu vida crees que ha sido cuestión de suerte?
Todos hemos tenido momentos de suerte pero más que el azar como tal, a mí me han salido cosas por estar en el sitio y en el momento en los que tenía que estar. Incluso, he conocido gente que ha sido pura suerte. Tengo un muy amigo mío que primero fue compañero de piso durante un tiempo y fue meramente suerte, porque asistí a una fiesta a la que no tenía previsto ir y, de repente, por cosas del destino conocí a este colega que es una persona muy importante para mí. Así que imagínate cómo en nuestra vida las decisiones y el azar tienen mucha importancia.
¿Sobre qué tipo de hechos te cuesta más tomar decisiones?
En general, en mi trabajo son muchísimas decisiones que a largo plazo puede ser que estén bien o mal. A mí me cuesta mucho, sobre todo, en el ámbito laboral porque te puedes equivocar a la mínima y hay momentos en los que una decisión es muy importante. Por eso, me rodeo de un equipo y es muy importante que la decisión la tomemos juntos.
¿Diriges tu proyecto musical o lo hacen otros?
Todo lo que hago en el escenario es decisión mía. Es verdad que cuando te juntas con tus músicos y con gente que consideras familia, ellos te pueden dar su feedback y opinar si tal canción te puede quedar de puta madre, pero, realmente, el que decide todo soy yo.
¿Qué decisión ha sido las más significativa en tu vida?
Una de las decisiones más importantes que he tomado fue, al salir de mi banda, cambiar el estilo y hacer algo que muchas personas de mi alrededor se sorprendieron al decirles que quería cambiar de idioma, porque en Auryn cantábamos en inglés. Yo no sé prácticamente nada de inglés y me esforzaba mucho en mi grupo, pero no era lo que a mí me salía. Así que ponerme a hacer música totalmente distinta a la que hacía y con un idioma diferente ha sido una de las cosas más importantes y creo que acertada.
“Uno de los mayores miedos que puedo tener es no dedicarme a lo que más me gusta”
Antes del lanzamiento del disco estuviste en un viaje en Las Vegas para desconectar, ¿apostaste algo a la ruleta o a las tragaperras?
Sí apostamos —ríe—. Es verdad que el viaje fue una mezcla entre curro y desconexión porque me fui con un amigo, pero quisimos hacer unos vídeos para los video lyrics de Youtube. Y en algún momento estuvimos tomando algo y apostando a la ruleta. Fue bastante divertido.
Piensas que ha sido un año de mierda, así lo cantas en tu tema Plan fatal. ¿Qué ha sido lo peor para ti de este tiempo post covid?
Como muchos músicos y, sobre todo, la gente que se dedica a la música en directo, lo peor de estos últimos años ha sido ir a conciertos y ver que estábamos un poquito a medias sin poder bailar y sin disfrutar de una de las cosas más bonitos de la vida que es la música en conciertos. Ha sido difícil pero, bueno, he sido afortunado de haberlos tenido aunque me faltaba eso de que la gente saltara y disfrutara como ahora ya estamos haciendo.
El tema Clima tropical arrasa en la radio y ya acumula más de 15 millones de streams en Spotify y 5 millones de visualizaciones en Youtube. ¿Es cuestión de suerte que una canción arrase o existe una fórmula de éxito?
Si existiera la fórmula del éxito, todos nos daríamos de hostias por ella. Siempre que saco un disco o una canción me pongo muy nervioso porque soy muy inseguro y nunca pensé que Clima tropical iba a ser lo que ha sido. Ya te digo que para mí es algo muy grande y me sigo sorprendiendo a día de hoy.
Otro de los temas destacados de tu ábum es Supersubmarina, homenaje al grupo Supersubmarina, una de tus bandas favoritas. ¿Has tenido feedback del tema por parte de ellos?
No tenía contacto con ellos y, a raíz del tema, el primer mensaje que me llegó fue un story que subió Juanca de Supersubmarina y le contesté dándole las gracias y él me puso un texto muy bonito diciéndome que era muy guay la versión que habíamos hecho porque respetaba mucho la esencia de Supersubmarina y, a la vez, me la llevaba a mi terreno. Y luego la sorpresa más grande que me llevé fue la de Chino, el cantante, que me escribió una cosa muy bonita. Yo tenía mucho miedo al hacerla porque temía cómo se lo fueran a tomar porque, además, todos recordamos qué les pasó a Supersubmarina, que se tuvieron que bajar de los escenarios y no han vuelto a tocar. Pero yo necesitaba hacer este homenaje porque para mí han sido un referente.
Cuando el grupo vuelva, imagino que te gustaría una colaboración con ellos.
Por supuesto que me encantaría que Supersubmarina volviera a los escenarios y amo la voz de Chino, como frasea, como escribe y me gustaría ya no solo cantar esta canción, sino escribir con ellos.
Tu piel es un lienzo de tu trabajo. ¿Cuántos tatuajes tienes en total?
Tengo muchos, no te podría decir cuántos, no sé si llego a los 50. Los tatuajes para mí son muchas cosas, no solo música, sino momentos. El último que me hice fue en Las Vegas con uno de mis mejores amigos.
“Si existiera la fórmula del éxito, todos nos daríamos de hostias por ella”
Sobrevivir a una boyband
Formar parte de Auryn te cambió la vida, ¿tuviste miedo cuando el proyecto se acabó?
Sí, muchísimo. Uno de las cosas que más me ha tocado en mi vida ha sido eso, dejar una banda en la que ya tenías un camino hecho y un recorrido bonito y cuando decidimos parar tuve miedo. De hecho uno de los mayores miedos que puedo tener es no dedicarme a lo que más me gusta. Imagínate por dónde tuve que pasar, pero me rodeé de gente muy guay y salí de ese agujero y bache así que, por una cosa u otra, estoy más feliz ahora.
¿Has sentido presión por demostrar algo o desmarcarte de esa etiqueta?
Te mentiría si te dijera que no. A día de hoy, sigo arrastrando un poco esa etiqueta o lo que sea. Me siento orgulloso de mi pasado y mi andadura porque he vivido cosas muy positivas y yo era un niño, un chaval de 18 años cuando empecé. He aprendido mucho de esa etapa para poder ser lo que soy ahora. Es verdad que, a veces, me rayo mucho porque soy bastante inseguro, pero al ponerme a trabajar en los conciertos y ver la vida que tengo me siento muy afortunado y me quito esa presión. Además, a la gente no la convences diciéndole un speech, sino con tu música y, a veces, no lo vas a conseguir nunca y eso no lo puedo cambiar yo.
“Soy bastante sensible y muchas veces la fama me hace infeliz”
Alcanzando la fama con tan solo 18 años y a toro pasado, ¿sientes que se te fue de madre en algún momento?
Por supuesto. Eres un chaval y cometes muchos errores.
¿Te llega a cansar de la fama?
Es que la fama como tal no me gusta. Muchas veces me pongo a pensar hasta qué punto ser conocido me pasa factura. A mí me gusta hacer conciertos y que a la gente le guste mi música, pero eso conlleva un arma de doble filo y que la gente pueda opinar de mí, aunque yo intento no sacar mi vida privada porque no es lo que le tiene que interesar a la gente. Soy bastante sensible con esas cosas y muchas veces la fama me hace infeliz. Por eso, intento siempre evadirme con música en directo que es lo que más feliz me hace.
En este sentido, un debate ligado a Auryn siempre fue el de la tendencia sexual de sus miembros. ¿Cómo viviste este escrutinio?
Sinceramente, no te puedo hablar mucho sobre esto. La gente, a veces, nos criticaba como un insulto por el hecho de que alguno es homosexual, pero como yo en mi vida privada tenía novia pues tampoco me dolía nada. Yo era yo mismo, salía, cantaba, no tenía que fingir pero, claro, no puedo decir cómo se sintieron mis compañeros. Es verdad que me enfadaba que la gente atacara con ello, pero, a día de hoy, lo siguen haciendo con otras cosas. Mi cabeza no entiende cómo hay alguien aburrido en casa que decide atacar.
Eurovisión ha estado muy relacionado con Auryn, Blas Cantó fue representante en 2019, Carlos Marco hizo un tema para el Benidorm Fest. ¿Es sano hacer competir a la música?
Lógicamente, la competición de música siempre la he visto negativa y nunca gana la música. Tú puedes decir cuál es la que más te gusta porque la música es arte y el arte es muy subjetivo, pero no es nada sano la gente que se lo lleva a lo personal y dice: “¡Esta es la que tenía que haber ganado!”. Claro, es la que tenía que haber ganado para ti.
¿Te motiva Eurovisión?
No me ha motivado con mi proyecto en solitario nunca, porque no veía mis canciones en un festival, ya que la gran mayoría son canciones mucho más íntimas, para escuchar en casa. Pero este año es verdad que, a raíz del Benidorm Fest, la cosa ha cambiado porque ha habido propuestas muy interesantes. No sé si en un futuro tendré tiempo para dedicarle, porque lo más importante para Eurovisión es dedicarle todo el tiempo que tengas.