Son los dos grandes rivales del mercado gastronómico asiático. Que si sushi o gyozas; ramen, chow mein o arroz tres delicias, las recetas llegadas de Japón y China conquistan a los más foodies y se disputan continuamente el liderazgo de la cocina venida de Oriente.
Con la intención de dejar atrás esta rivalidad gastronómica surgió Maison Umami, un elegante restaurante que aúna ambas culturas. La propuesta busca limar asperezas entre ambas tradiciones culinarias y terminar con el continuo debate para que el comensal disfrute de lo mejor de cada casa en un mismo espacio, a la vez, que descubre algo completamente nuevo. Y no, no tienen figuras de gatitos meneando la pata por ningún lado.
Ubicado en la madrileña zona de Valdebebas y con un precio medio de 25 euros por comensal, este local sorprende desde el primer momento por su estética cosmopolita y afrancesada, alejada de la imagen típica que tenemos de un restaurante asiático. “Teniendo en cuenta los gustos y preferencias del mundo occidental y europeo, convenimos realizar dicha fusión del mundo asiático y así obtener como resultado diferentes sabores y texturas”, señala José Alberto Muñoz, encargado de Maison Umami. “En cuanto a la decoración, al igual que hicimos con los platos, quisimos adaptar la decoración y ambiente al mundo occidental y europeo diferenciándonos del resto de restaurantes asiáticos”, indica. Así, en el refinado espacio abundan las plantas naturales, las lámparas con flecos suspendidas, las cortinas venecianas y los tapizados.
Aunque reinventen con libertad e influencia occidental la cocina china y japonesa, no quieren perder la esencia de ninguna de ellas. “Queremos lograr representar cada uno de los platos identificándolos por cada región, sea china o de Japón”, aclara Muñoz.
Algo que ocurre de forma frecuenta es que muchos acaban confundiendo platos de una con otra y no son capaces de distinguir un restaurante chino de uno japonés más allá del rollito de primavera y el sushi. Por eso, desde el restaurante, quieren aclararnos toda confusión. “Existen 8 estilos de cocina reconocidos en China: el cantonés, el Anhui, el Fujian, el Sichuan, el Zhejiang, el Shandong, el Jiangsu y el Hunan. En general, su comida es muy condimentada y, frecuentemente, entremezclan los sabores dulces y agrios con el de las hierbas para generar más riqueza a la experiencia de degustar sus platos”, explica.
En este sentido, en la cocina china encontrarás muchos platos con ese toque agridulce como el cerdo agridulce, que en Maison Umami acompañan con fruta tropical y también sabores algo picantes y muy intensos como el del Pollo crujiente Sichuan que aquí preparan con cacahuetes y guindilla. También las famosas gyozas y los dim sum son ya un must en esta cocina por lo que tampoco iban a faltar en la carta del restaurante. Y lo mismo ocurre con el pato laqueado a la pekinesa que es una de las estrellas del local. “Una curiosidad sobre la comida China es que los productos lácteos no son comunes”, añade el responsable. Ah, y el wok y el cada vez más de moda hot pot, cocinar los alimentos en un caldo caliente ubicado en el centro de una mesa, son técnicas de elaboración propiamente chinas.
La cocina japonesa, por el contrario, es mucho más ligera y en ella abundan los productos del mar. “La comida Japonesa generalmente es liviana para el estómago y el arroz es el alimento básico y sirve como la pieza central de la mayoría de los platos, con dos o más preparaciones servidas como complemento. Debido a que está cerca del mar, también son importantes el marisco y el pescado fresco“, comenta el responsable. Por eso, además del característico sushi, que en Maison Umami tiene un papel principal, otros platos como la lubina sweet sour no podían faltar en su carta. El tan instagrameable ramen también es japonés aunque aquí no lo trabajan. “Además, suelen utilizar sartenes planas llamadas teppans para cocinar los alimentos a altas temperaturas. Es como una mesa que permite la cocción de la capa exterior de los alimentos, mientras estos conservan su textura cruda o jugosa de la parte interior”, añade.
Tal vez no lo sabía, pero en Japón también son muy golosos por lo que en la carta de postres del local abundan los mochis, el finger japonés, un bizcocho de té matcha con compota de mango y maracuyá, o la namelaka, que en japonés significa muy cremoso y aquí presentan en formato galleta acompañada de mousse. “La elaboración de nuestros postres está hecha en una pastelería que se dedica a la creación de postres con los ingredientes y los estilos que le pedimos”, comenta el gerente. Asimismo, en Japón cuidan mucho los detalles y valoran enormemente el disfrute visual, algo que en Maison Umami han sabido homenajear.
Un espacio para el juego culinario
Pero tampoco vayas a pensar que el enfoque occidental con el que abordan todas sus recetas termina por perder las raíces de ambas cocinas. Aquí los cambios suman pero no por ello hacen que se pierda el sabor tan distintivo de cada país. Tendrás la intensidad china y la frescura japonesa, además de otros platos asiáticos como el pad thai, tallarines tailandeses de arroz salteados con langostinos, tofu ahumado, cacahuetes y sésamo, y nems vietnamitas de pollo con langostinos.
Como recomendación apostaríamos por el sushi que prepara su cocinero desde la barra abierta que recibe al comensal y también su kubak, un plato típicamente chino que consiste en arroz inflado acompañado de gambas y un salteado de verduras con salsa al que en Maison Umami añaden pollo de corral, huevo y lo preparan, soplete mediante, en la mesa. “Otros platos muy demandados son el pato laqueado, el xiaolongbao con trufa y el crujiente de langostinos kataife“, indica Muñoz. Y para acabar con un sabor dulce, prueba su increíble trampantojo de huevo de chocolate blanco o su namelaka.
“La gastronomía de un país es el reflejo de su cultura e historia. A pesar de que muchos opinen que es el arte, la comida es el lenguaje universal de los seres humanos, ya sea porque la necesitamos para sobrevivir o simplemente como un placer que disfrutamos solos o en compañía”, sentencian desde Maison Umami.