Así es. Aunque Ilona Staller, nombre real de la ex actriz porno, lleva más de 30 años viviendo en Roma, nació en Hungría. Y lo hizo en el seno de una familia tradicional, católica y que no nadaba en la abundancia precisamente. Todo ello a pesar de ser hija de un funcionario del Ministerio del Interior de la Hungría comunista. Con solo 13 años, Staller fue seleccionada como modelo para un proyecto publicitario de la agencia de noticias húngara MTI. Ese fue su primer contacto con el mundo laboral. Poco después comenzó a trabajar en un lujoso hotel de Budapest, donde fue captada por los servicios secretos, para los que trabajó bajo el pseudónimo de Katicabogar, que en húngaro significa “mariquita”.
Sabía que aquello podía ser peligroso, pero su ambición le llevó a arriesgarse y aceptar la propuesta. A fin de cuentas, “la pela es la pela” y, con su nueva tarea, ganaría mucho más que limpiando o sirviendo copas. “Un día llegaron agentes de inteligencia que me pidieron que atrajese a los clientes señalados por los propios servicios secretos. Tenía que ir a sus habitaciones, hacerles hablar y tomar fotos de los documentos que encontraba en sus mochilas: de diplomáticos occidentales a hombres políticos”, recuerda la actriz, que a los 18 años ya era toda una espía.
Precisamente fue trabajando en el hotel cuando conoció al que se convertiría en su primer marido, Salvatore Mercuri, un italiano 25 años mayor que ella con el que decidió emigrar a Milán para casarse con él en 1970, con apenas 20 años. Gracias a la boda, Staller consiguió la nacionalidad italiana, pero su matrimonio duró dos telediarios. “Nuestra relación se detuvo tras casarnos porque teníamos diferentes caracteres. Hoy día tengo algunos buenos recuerdos de él, pero nunca quedamos”, reconoce.
“Un día llegaron agentes de inteligencia que me pidieron que atrajese a los clientes señalados por los propios servicios secretos”
En esos años, Italia vería nacer a una de las estrellas más grandes del porno mundial. Todo fue gracias al periodista, fotógrafo y productor Riccardo Schicchi, uno de los pioneros del género. Junto a él, Staller protagonizó su primera escena erótica en una bañera, en el verano de 1975. “En mi primer encuentro con Riccardo comenzó la edad de oro del porno mundial, un verdadero punto de inflexión en mi vida”, comenta orgullosa. Y no le falta razón ya que, con Schicchi, descubridor también de otras pornstars como la desaparecida Moana Pozzi o el incombustible Rocco Siffredi, Staller dio el salto desde la radio –donde participaba en un programa titulado ‘Voulez-vous couchez avec moi’ (1978)– al cine para adultos. En aquel programa radiofónico, emitido en Radio Luna a partir de medianoche, se daba cabida a todo tipo de llamadas telefónicas eróticas de oyentes con los que interactuaba una voz femenina que se dirigía a ellos como ‘cicciolinos’ y ‘cicciolinas’. Esa voz era la de la propia Ilona Staller, que sería conocida a partir de entonces con el apodo de Cicciolina. Su mito se estaba gestando y no tardaría en alcanzar ese estatus.
Una diva revolucionaria
“Me encanta que me llamen Cicciolina cuando me pongo mi típica corona de flores, bajo la apariencia de una auténtica y romántica campeona de la liberalización sexual y del ‘antiprohibicionismo’ de los años ochenta. Incluso hoy día, diva de los excesos y las provocaciones. No existe actualmente una actriz tan encantadora y carismática como yo”, dice Staller. Ella no tiene abuela, ni falta que le hace. Con ser Patrimonio de la Humanidad le basta. Ese mismo año, 1978, Cicciolina protagonizaría el primer desnudo en directo de la historia de la radiotelevisión pública italiana (RAI). “La niña rubia de amor”, como la llamaba Federico Fellini, fue toda una revolucionaria.
Tras consagrarse como reina del porno, probó suerte en política. En 1987 fue elegida diputada del Partido Radical con un discurso en pro de los derechos humanos y la libertad sexual
Tras consagrarse como reina del porno, la actriz decidió probar suerte en política. Junto a Schicchi –fallecido en diciembre de 2012– fundó la Lista del Sole en 1979. Se trató del primer partido ecologista de Italia y Cicciolina encabezó su lista al Parlamento Italiano, aunque aquello fue un fracaso y no tuvo ninguna repercusión. Sin embargo, en 1987 fue elegida diputada como segunda cabeza de lista del Partido Radical, que obtuvo 20.000 votos en la X legislatura en el Parlamento Italiano. Aunque su fichaje escociese entre muchos de sus compañeros de filas, la actriz logró convencer al electorado con su discurso en pro de los derechos humanos y la libertad sexual. “Fue el comienzo de una muy interesante carrera en el mundo de la política. Antes de mi elección fue famoso mi encuentro en la Piazza di Spagna, en Piazza Navona y en la Fontana di Trevi, con mi pecho al aire. Las entrevistas dieron la vuelta al mundo”, recuerda de su aventura.
Tan legendarios como sus coqueteos con ciertos animales de granja son sus intervenciones parlamentarias, con un pecho al descubierto. Afirma que la mayoría de sus compañeros la respetaban, aunque algunos sí que se la tomaran a broma. “Los italianos me votaron por mis ideales y yo fui respetuosa con ellos. Siempre estuve activa en la política, aplaudiendo la libertad sexual de cualquier recluso y la despenalización de las drogas. También me mostré en contra de la censura y del uso indiscriminado de animales para experimentos científicos. Sin olvidar la defensa de la educación sexual eficaz en las escuelas y haciendo campañas de información sobre los peligros del SIDA”, reivindica. Con una autoestima a prueba de bombas, no duda en afirmar que los italianos volverían a votarla hoy, exactamente por las propuestas que en su día llevó en su programa. Su aventura parlamentaria terminó en 1992 –aunque volvería a intentarlo en varias ocasiones más, fracasando estrepitosamente– y, como ex parlamentaria, comenzó a cobrar del Estado italiano una jubilación de cerca de 3.000 euros mensuales.
No duda en afirmar que los italianos volverían a votarla hoy
Transgresora, pero romántica
Pero si hay un campo donde Cicciolina ha dado rienda suelta a su talento, ese ha sido el mundo del cine para adultos. Su imagen de niña buena no se correspondió nunca con su actitud atrevida y desprejuiciada a la hora de ponerse a copular delante de una cámara. Las señas de identidad de su estilo eran las escenas en grupo, así como el sexo anal, las dobles penetraciones o fingidos juegos con animales. “Siempre llevé al set de rodaje un montón de escenas modernas y de nuevas posturas sexuales, algunas de ellas inventadas por mí misma. Actualmente, además de los métodos de uso de la pornografía, los gustos y las necesidades de los consumidores han cambiado también. Seguimos las escenas de puro sexo sin cumplidos y el ¡vamos al lío!”, expone.
Staller critica la falta de originalidad en los guiones de las actuales producciones pornográficas y también de los cineastas a la hora de dirigir. “Cuando yo trabajaba, la trama tenía un hilo lógico y contaba con la audiencia para seguir una historia real. Mis películas hardcore tenían siempre una historia diferente”, dice. Considera que el perfil del actor porno ha cambiado mucho también en las últimas décadas. “Los actores con los que trabajé eran talentos naturales reales, con las actuaciones realizadas sin ayudas técnicas o artificiales. Para mí, el único y gran mito del sexo masculino es John Holmes. ¡Un verdadero talento masculino!”, sentencia.
En 1994, decidió abandonar el duro mundo del cine para adultos. Lo hizo con una última película llamada ‘Pasión indecente’
Ha perdido la cuenta de los hombres con los que ha podido estar. Más de 2.000 seguro. Eso sí, pocos han dejado huella, para bien o para mal, en su vida. Uno que ha marcado su currículum sentimental es Jeff Koons. En junio de 1991, Cicciolina se casó con el escultor estadounidense, uno de los artistas más cotizados y polémicos del mundo. Pero su idilio fue tan breve como intenso. Durante su affaire, el corredor de Bolsa convertido en artista aprovechó para inmortalizar en una serie de esculturas y litografías todas las posturas del Kamasutra con su mujer. Y entre tanta fogosidad vino al mundo Ludwig, único hijo de ambos y nacido en octubre de 1992, cuando la pareja ya se había separado.
Al poco de nacer su hijo, Cicciolina abandonó Nueva York, donde residía con Koons, y se llevó al pequeño a Italia. Ahí comenzaron los problemas. Koons la acusó de secuestro y vivieron un pleito por la custodia que consumió gran parte del patrimonio de la actriz porno. Al final, Cicciolina obtuvo la custodia de su hijo y, en 1994, decidió abandonar el duro mundo del cine para adultos. Lo hizo con una última película llamada ‘Pasión indecente’. Desde entonces, la belleza rubia se centró en su hijo y también en sí misma, siempre dispuesta a seguir alimentando su propia leyenda. Lo mismo cantaba que posaba para una revista. Lo mismo escribía su autobiografía como se presentaba –sin éxito– a la alcaldía de Milán.
Ahora vive en Roma, muy cerca del lugar donde residen su hijo y la novia de este, Soraya Roselli. Se mantiene activa y dedica buena parte de su tiempo al cuidado de su cuerpo. No descarta volver a rodar una última película porno, como regalo hacia sus fans, y estudia hacer un largometraje convencional sobre su vida. Por cierto, está “felizmente soltera y disponible” –apostilla–. A pesar de sus grandes decepciones amorosas, se considera una persona muy afortunada y sigue buscando al hombre ideal, que tiene que ser romántico. ¿A qué esperáis, hombres del mundo?
*Puedes ver el reportaje completo en el número 35 de Mine. Pide tu ejemplar en papel en tienda.ploimedia.com o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android.