Así es Danny Ávila, la revolución juvenil de la electrónica, diez años después

Charlamos con el DJ Danny Ávila sobre sus comienzos con 15 años, de cómo su obsesión por la música le ha llevado a pinchar en festivales y salas de medio mundo y del hate que sufre en España.

Escrito por
Lectura: 12 min

Danny Ávila (1995, Madrid) apenas rozaba la mayoría de edad, ni siquiera contaba con vello pubescente en el rostro y ya tenía una residencia en un club de Las Vegas y se codeaba con DJs internacionales de la talla de Tiësto y Fedde le Grand. La trayectoria de Danny ha sido precoz, una montaña rusa, según sus palabras. Pero el frenetismo con el que ha vivido desde adolescente solo le ha agotado en contadas ocasiones y ha sido gracias (o por culpa) a la pandemia cuando ha frenado en seco y repensado sus diez años de carrera. Ahora con 26 siente que ha vuelto a nacer y empieza un nuevo contador. Tic, tac, tic, tac….

Cuando empezaste con tan solo 16 años te llamaban entonces “la revolución juvenil de la electrónica”. ¿Desde el principio tenías claro que querías liarla y ser una revolución?
Yo lo tenía claro, no sabía exactamente cómo se iba a desarrollar toda la historia, qué iba a pasar y qué no, pero tenía claro que quería ir a full. No quería descanso, ni distracciones, tenía mi objetivo muy claro. Quería irme fuera de España y no quería que me etiquetaran de artista español, sino de artista internacional.

Cuando alguien empieza a interesarse por la música muchas cosas empiezan a gestarse en la intimidad de una habitación, donde nadie te ve. ¿Recuerdas momentos así?
Claro que me acuerdo. Yo empecé a pinchar en Marbella cuando tenía 15 años y recuerdo estar en mi cuarto horas y horas solo completamente. Mi madre hasta estaba preocupada porque no salía, me traía la comida a la habitación en una bandeja. No quería salir, mi sitio era mi cuarto porque quería aprender cada cosa del equipo, de los platos. En ese momento justo estaba aprendiendo a hacer música con FL Studio y era mi zona de confort. Me imaginaba en escenarios grandes, en festivales en Estados Unidos, tenía esa visión y quería llegar ahí.

¿Cuándo fue el momento que se te iluminó y dijiste “voy a ser DJ”?
Es curioso, porque siempre que veía a un DJ en un restaurante, en un vídeo en Youtube o en la tele, me pillaba la atención al segundo, me volvía loco y me quedaba viéndolo. Incluso, cuando pasaba por alguna tienda de música, por ejemplo la de la Calle Barquillo de Madrid que está llena de equipos, me quedaba viéndola fascinado. Realmente dentro de mí despertaba muchísima curiosidad saber cómo funcionaba. Desde muy pequeño siempre he tocado instrumentos, tocaba el piano, la guitarra también. Cuando descubrí más sobre el mundo del DJ fue cuando dije que esto era lo mío.

De la intimidad de tu cuarto luego empezaste a colarte en fiestas en Marbella para poder ver pinchar a DJs. ¿Cómo era eso?
Mi hermano y yo hacíamos fiestas light para menores de edad, él se encargaba de organizar y yo de la música. Como conocíamos al dueño, le conseguía liar para meternos por la puerta de atrás cuando venían DJs a pinchar y me escondía donde las luces. Iba a ver a Roy Sánchez, Erick Morillo, Tiësto, Guetta… Abría la puerta, me colaba y me quedaba toda la noche, iba con una libreta y un boli y me apuntaba cosas de cómo pinchaban cada uno, como en ese momento tenía un Nokia que no hacía ni fotos, todo lo apuntaba. Fue muy bonito porque fui absorbiendo todo.

“Tenía muy claro lo que quería hacer, dejé de estudiar con 16 años porque ya viajaba y lo aposté todo”

¿Cómo llevaba un chico con 14 años estar tan obsesionado con algo en lugar de estar haciendo otras cosas de su edad?
Mi adolescencia ha sido muy diferente a todos mis amigos. Tenía muy claro lo que quería hacer, dejé de estudiar con 16 años porque ya viajaba y lo aposté todo. Cuando iba al colegio en Marbella no me hacían bullying, pero sí la gente me echaba un poco de lado o me decían que estaba un poco tarado de la cabeza porque era un loco de la música y siempre aparecía en fiestas con equipos y los chavales con esa edad decían “mira el niñato este que quiere venir a pinchar, qué flipado”. Pero a mí la gente me daba igual, yo realmente quería hacer eso y tenía mi objetivo y seguía.

¿Y tus padres cómo lo gestionaron?
En ese momento justo mis padres se estaban separando, mi padre se arruinó porque le pilló la crisis económica, le reventó y su vía de escape era estar conmigo. Me acompañaba a los sitios, a todas las cabinas. Él fue quien me dijo “adelante”, porque vio que tenía potencial y que me desvivía por ello. A mi madre le costó un poco más y tampoco estaba tanto con ella.

Tú padre podríamos decir que ha sido clave para tu carrera, ¿no?
Ha sido clave, pero de una manera muy bonita. Cuando era más joven la gente se pensaba que mi padre era un espónsor detrás de mi proyecto, cuando realmente era lo opuesto, porque en ese momento mi padre no tenía nada porque justo se acababa de arruinar. Creo que eso es algo que deberían hacer muchos padres, si tu hijo realmente tiene algo que aportar, tiene un talento, ayúdale. Si yo no hubiera tenido ese apoyo de mi padre, de tenerle a mi lado, no sé si hubiera logrado llegar.

De hecho, he leído que el primer apoyo económico para poder impulsar tu carrera os lo prestó un amigo de tu padre, ¿no?
Exacto, se llama Dani como yo y cuando tenía 15 años y firmé con la agencia con la que todavía estoy, no había capacidad de inversión para hacer todo lo que tenía que hacer. Creé mi proyecto, convencí a un amigo de mi padre y me dejó un dinero para poder crear mi marca, que le devolví al año.

Además de esos 30.000 euros que te prestó el amigo de tu padre, ¿cómo acaba un chaval de 17 años teniendo una residencia en un club en Las Vegas y debutando en un festival en Miami?
Justo la música que empecé a hacer eran los comienzos de la música más mainstream, que empezó a explotar en Estados Unidos y se convirtió en una burbuja. Yo me posicioné muy bien, entré en Estados Unidos, empecé a girar, a hacer 200 fechas al año y eso dio pie a poder tener una residencia en Las Vegas y actuar en el festival Ultra en Miami.

¿Cómo digiere tanta atención y tanta capacidad de trabajo un chaval de 17 años?
Iba fluyendo, muchas veces no entendía nada, porque no tienes tiempo de asimilarlo. Si cada día estás en una ciudad es demasiada información para tu cerebro. Yo iba fluyendo, intentado disfrutar del momento. He de decir que tampoco estaba tan centrado como estoy ahora, también es normal porque era más joven. Trabajaba y hacía todo muy bien, pero no tenía la misma visión que tengo ahora de crear una comunidad de gente y enfocarlo todo de una manera más sólida. Era muy joven, disfrutaba del momento, lo hacía lo mejor que podía, había muchas cosas de las que carecía, necesitaba mejorar y tener más rodaje, por eso ahora me siento mucho más completo a nivel artista.

He leído titulares que se refieren a ti como el “discípulo de Tiësto”, ¿te sientes así?
Tampoco diría discípulo, me ayudó mucho Tiësto en los comienzos, giré por muchos sitios del mundo con él y fue increíble. Al final él tiene su marca, tiene su proyecto, su camino y yo tengo el mío que es completamente diferente. Lo más importante que todo DJ tiene que saber es que cada artista es diferente e intentar copiar a alguien es una cagada. He llegado un punto en mi vida en el que intento no ver lo que hacen otros. Respecto a Tiësto y Fedde Legrand, fueron una gran inspiración y me ayudaron muchísimo, pero siempre he querido tener mi línea, ser fiel a mí, a mi estilo y a mi manera de pensar. A quien le guste bien y a quien no, pues lo respeto también.

“Lo más importante que todo DJ tiene que saber es que cada artista es diferente e intentar copiar a alguien es una cagada”

En estos 10 años de carrera, con el ritmo vertiginoso que has llevado de viajar por todo el mundo, ¿has sentido momentos de ansiedad?
Alguna vez sí, cuando haces muchas fechas seguidas, llega un momento que el cuerpo está muy cansado, ha habido alguna vez que me he querido ir a casa porque tienes tanto cansancio que dices “no puedo más”. Por lo general me considero bastante rock and roll de gira. A mi mánager siempre le digo que adelante con todo. La única vez en mi vida en la que he tenido ansiedad ha sido en el año de Covid, pero por frustración de querer retomar un ritmo al que yo estaba acostumbrado antes de non stop, de viajar, viajar y viajar. El parón ha venido muy bien de manera creativa, pero a ritmo de vida es como que te descuadra un poco, echaba de menos la adrenalina de antes, pero he tenido que relajarme y aprender un poco a vivir el momento.

¿Qué ha cambiado para ti este parón?
Por un lado, el año y medio de pandemia para mí ha sido lo mejor que me podía pasar en mi vida. Y, por otro lado, un año complicado como para todos. Pero me he refugiado mucho en cómo volver a reestructurar cosas que si no hubiera pasado el Covid no hubiera podido. Por ejemplo, he cambiado completamente el sonido, la música que pincho, la música que hago y cómo quiero enfocar mi carrera. Me he dado cuenta que quería ser un poco más fiel a lo que hacía cuando tenía 15 años que en lo que me estaba convirtiendo. Y esa conclusión llegó a través del Covid. Después de pinchar en mi casa y de estar escuchando música me dije qué era lo que quería hacer y aposté por un camino nuevo más underground y más oscuro.

Un DJ siempre está rodeado de gente cuando está trabajando, ¿pero quiénes son las personas que siempre están con Danny Ávila, incluso cuando se apagan las luces?
Mi círculo más cercano son Mike y Sergio, mis mejores amigos, además ellos tienen un proyecto que se llama Prophecy que estamos potenciando un montón y el objetivo es viajar y crear una comunidad juntos; mi cámara; Albert Puertas que es el director creativo de Mainstaig Techno y Oriol que es el encargado audiovisual de todo el proyecto. Somos un grupo cerrado, pero estamos constantemente alimentándonos entre nosotros. Un grupo de locos.

“Después de pinchar en mi casa y de estar escuchando música me dije qué era lo que quería hacer y aposté por un camino nuevo más underground y más oscuro”

Este año, la revista británica DJ Mag te ha colocado en el número #38 dentro de su Top 100. ¿Esta lista te condiciona a la hora de valorarte o no haces mucho caso?
Es bueno porque es la votación de la gente, te pone en una posición. En los últimos años me he mantenido en una posición bastante buena y es algo que celebramos. Es cierto que en Asía todo los promotores se fijan en esto a la hora de bookear artistas, pero tampoco creo que una lista deba determinar la posición de un DJ. De hecho, hay muchos artistas que no están en el top 100 y son más grandes que yo, como, por ejemplo, Diplo. Pero a lo mejor su público no es un público que vote, el nuestro, tal vez, es un poco más fenómeno fan.

El hate de España

No sé si por la precocidad de tu carrera, por tu aspecto o por tu estilo de pinchar, pero la crítica y la envidia ha arremetido contra ti, ¿sientes que esto pasa más en España?
Sí, es algo que no me gusta decir, pero es que en España desgraciadamente es el deporte nacional. Da igual que sea en la música, en el deporte o en el arte. Yo no lo entiendo, con lo fácil que es no abrir la boca o si la abres que sea para echar una mano o para hacer cosas buenas. Entiendo que cuando era joven con 15 años pueda despertar ese tipo de pensamientos, pero ya llega un punto de hate que no termino de ubicar. Por ejemplo, en Estados Unidos, cuando alguien hace algo bien, la gente se interesa e intenta aprender de eso. Pero, al final, es lo que hay, lo mejor es hacer oídos sordos y seguir adelante.

¿Cuál es tu relación con los DJs de la escena español, hay tendencia al apoyo o al codazo?
—Ríe— Son codazos, navajazos, la guerra mundial. Hay tensión, sí. Me gustaría que no la hubiera, por supuesto. Artista que veo que comparte mi manera de pensar y que es una persona transparente y que trabaja, adelante. Persona que creo que puede poner el codo, espacio. Pero porque me ha pasado muchísimas.

¿Se podría decir que tienes amigos en la escena española?
Sí, yo me llevo bien con el 99% de la gente, no tengo ningún problema con nadie, solo que no me gusta exponerme al 100% porque hay gente con la que hay que ir con cuidado.

“Entiendo que cuando era joven con 15 años pueda despertar ese tipo de pensamientos, pero ya llega un punto de hate que no termino de ubicar”

¿Cuáles son tus proyectos más inmediatos?
Mainstage Techno nació en el año de Covid, cuando empecé a pensar, pensar y pensar. Nació de manera súper natural, intentando crear un género nuevo, lo he ido desarrollando hasta que al final está surgiendo más música alrededor de eso. No solo es un género, sino que quiero crear una comunidad en la que la gente se sienta reflejada y pueda apoyar a DJs y productores que están empezando y quieran aprender a hacer música. Ha sido mi manera de reinventarme, de crear un sonido más oscuro y underground. Esto para mí es una transición porque me quiero oscurecer más. El objetivo es que los sets acaben siendo solo música mía. Crear una comunidad como en el mundo mainstream hizo Don Diablo o Skrillex con el dubstep.

He leído que tienes un tema con Omar Montes, ¿esto es cierto?
Tenemos hace tiempo música hecha, pero yo he cerrado capítulo completamente con la línea mainstream que tenía antes. La colaboración no va a salir porque a día de hoy he decidido reinventarme y tirar por una línea musical y para tener seriedad tienes que sacrificar, no puedes hacer una cosa y luego la otra, porque la gente no lo entiende. Me gustaría sacarla, porque es un temazo, pero al final tienes que decidirte.

Si con 10 años de trayectoria has conseguido todo esto, ¿qué metas te marcas?
Es curioso, porque llevo 10 años y parece una montaña rusa. Pero ahora me siento como si hubiera vuelto a nacer, con el parón del Covid he estado un año y medio pensando, descansando y ahora tengo ganas de volver y hacer otro ciclo. Ojalá vengan otros diez años, pero desde otra perspectiva y con mi nueva identidad.

Fotos y vídeo: David Mairena; Maquillaje: Elisa Gil; Localización: Nave La Mosca