La filmografía de Woody Allen está plagada de obras memorables. Quien más y quien menos tiene alguna en mente que asocie directamente al director neoyorkino. Sin embargo, ante el reciente estreno del documental ‘Allen v. Farrow’ (Kirby Dick, Amy Ziering, 2021) en la plataforma HBO, sería bastante acertado acordarse de ‘Match Point’ (2005) y su inolvidable comienzo en el que una pelota de tenis rebota contra el borde de la red y se alza a cámara lenta sin llegar a saber en qué lado de la pista caerá.
La polémica que arrastran desde 1992 las figuras públicas de Woody Allen y su ex pareja, la actriz Mia Farrow, con la que trabajó en un total de 12 películas, se asemeja mucho a esa pelota de tenis suspendida en el aire para siempre. Aunque en los últimos años cada bando ha hecho por movilizar la opinión pública y periodística hacia la parte interesada y cada vez se ofrezcan más detalles –Allen mediante ‘A propósito de nada’, su libro autobiográfico publicado en 2020 y editado por Alianza Editorial en España; el team Farrow a través de la realización de este documental de cuatro capítulos–, las pruebas podrían resultar todavía poco esclarecedoras sobre lo que sucedió en esos años de noviazgo entre el director y la que fue su musa en los 80.
Hacemos un repaso de la turbia relación y las acusaciones de abuso sexual hacia el director que a día de hoy, y con más intensidad que nunca, siguen generando dilemas morales a fans feministas del gafapastas de Manhattan.
Escándalo Soon-Yi
Mia Farrow despuntó con su interpretación en ‘La semilla del diablo’ (R. Polanski, 1968), pero le esperaba una gran trayectoria profesional, dominada en gran parte por las 12 películas que llegó a hacer con su pareja, Woody Allen, en los 80. En palabras de Allen, cuando su idilio con Soon-Yi comenzó a fraguarse a principios de los 90, su relación con Mia Farrow hacía tiempo que había echo aguas y únicamente continuaba por inercia y el cariño que el director procesaba a sus hijos.
La actriz y el cineasta se encontraban en pleno rodaje de ‘Maridos y mujeres’ (1992), algo muy oportuno dada la trama de la película, en la que un matrimonio comienza a sentirse atraído por terceras personas. Mia y Woody nunca llegaron a casarse ni a convivir bajo el mismo techo, pero en una de las escasas visitas de la actriz al apartamento de Allen, encontró sobre la repisa de la chimenea unas fotos bastante subidas de tono en las que aparecía el cuerpo desnudo de Soon-Yi. Pero pongámonos en contexto. ¿Quién es esa famosa Soon-Yi? Se trata, ni más ni menos, de la actual esposa de Woody Allen, con la que lleva más de 20 años casado. Pero también es una de las tres hijas adoptivas de Mia Farrow y André Previn, su pareja antes de su relación con Allen. Sabiendo esto podemos imaginarnos el asombro de la actriz al encontrar aquellas fotos: no solo la engañaba sino que además lo hacía con su propia hija.
El documental de HBO da a entender la fijación de Woody Allen en su filmografía por las relaciones con chicas de 30 años más jóvenes
Mia venía de una familia bastante numerosa y recuerda una infancia infelizmente interrumpida por la enfermedad de la polio. La actriz siempre proyectó su vida rodeada de chiquillos. Entre los que tuvo de manera biológica y las adopciones, suman hasta 14 descendientes, uno de ellos ya fallecido por enfermedad (Lark Previn) y dos por causas poco esclarecedoras que apuntan al suicidio (Tam y Thaddeus Farrow). Una vez bajo el amparo de Woody, Soon-Yi declaró en diversas ocasiones que el ambiente en la casa de campo de Mia en Connecticut distaba mucho de la imagen de familia feliz que ella pretendía dar a la prensa y la cual se desprende también del documental. Soon-Yi dijo haber sufrido en diversas ocasiones ataques violentos por parte de Mia con objetos como un cepillo de pelo y un teléfono, además de verbales, en los que la llamaba “retrasada”. Estas declaraciones coincidirían posteriormente con lo descrito por Moses Allen, hijo adoptivo de Mia y Woody, quien siempre se ha mostrado posicionado a favor de su padre. El chico, de origen coreano al igual que Soon-Yi, declaró en su blog en 2018 haber presenciado el maltrato de Mia hacia sus hermanos físicamente disminuidos, encerrándoles en habitaciones o directamente en el cobertizo exterior de la casa durante toda una noche.
El escándalo mediático no solo pasaba por el hecho de que Soon-Yi era hija de Mia, motivo por el que esta, según Allen, juró vengarse ojo por ojo. También se da la circunstancia de que se desconoce a ciencia cierta la fecha de nacimiento de la joven en Corea del Sur, lo que plantea el cuestionamiento sobre su mayoría de edad cuando comenzó su relación con Woody. Aquí el documental de HBO juega una baza muy oportuna: revisita los guiones de las películas de Allen en el que un personaje de edad avanzada – usualmente interpretado por él mismo – se cita con chicas de 30 años mas jóvenes que él. Películas como ‘Manhattan’ (1979), la propia ‘Maridos y mujeres’, ‘Poderosa Afrodita’ (1995) o ‘Si la cosa funciona’ (2009), entre muchas otras, dan a entender la fijación del director y guionista por este tipo de relaciones. Este resulta ser un apunte vital para contextualizar el siguiente movimiento de ajedrez de Mia Farrow, quien por cierto, contrajo su primer matrimonio a sus 21 años con un Frank Sinatra en la cincuentena.
La acusación de su hija Dylan
Años atrás, en su condición de ‘super mamá’, tal y como se define en el libro de Allen, Farrow sugirió a Allen tener un hijo biológico juntos. La cigüeña tardó años en posarse sobre el tejado de Mia, por lo que ella propuso adoptar una niña, con la predisposición de Allen de que se tratase de un bebé con rasgos caucásicos. Farrow cita en el documental: “Sabía qué clase de niños adoptaba. Niños de países diferentes con necesidades diferentes. Me dijo que se sentiría más inclinado si fuese una niñita rubia. Pensé que, en ese caso, buscaría una niña así y quizá así la querría”. Así, como quien se va a Ikea a por un salvamanteles.
El bebé en cuestión era Dylan, una niña con quien Allen adoraba pasar tiempo y, según él, ella también disfrutaba de ello. Sin embargo, una carta de la propia Dylan al New York Times, publicada en 2014, reduce a cenizas toda creencia del director de considerarse un gran padre. La chica declara: “No me gustaba cuando me apartaba de mi madre, hermanos y amigos para estar a solas con él. No me gustaba cuando me metía su pulgar en mi boca. No me gustaba cuando tenía que acostarme en la cama con él bajo las sábanas cuando él estaba en ropa interior”… Todos estos supuestos hábitos culminaron en el popular 4 de agosto de 1992, cuando según Farrow y fuentes cercanas a ella, Allen abusó de la niña de 7 años a escondidas en el ático de la casa de Connecticut.
Según Farrow y fuentes cercanas a ella, Allen abusó de su hija Dylan de 7 años a escondidas en el ático de la casa de Connecticut el 4 de agosto de 1992
Aunque Moses y una de las niñeras presentes aquel día mantienen que únicamente presenciaron que Woody apoyase la cabeza en el regazo de Dylan en una sala donde otros niños y dos niñeras veían la tele, existe otra versión de los hechos. Parte de la prensa mundial, así como Ronan Farrow, hijo biológico de Mia y Woody y periodista galardonado con el Pullitzer por su labor en el destape del caso Weinstein, defienden que una de las niñeras fue incapaz de encontrar a Woody y Dylan en toda la casa durante 20 minutos. Cuando finalmente Dylan apareció, no llevaba ropa interior.
Según ‘Allen v. Farrow’, Mia esperaba que todo aquello no fuese cierto. Que Dylan admitiese en algún momento que no era verdad. Los días siguientes a lo ocurrido, Mia se dedicó a grabar en vídeo a Dylan cada vez que esta hacía referencia al abuso. Imágenes que pueden verse en el documental de HBO y que han recibido diversas lecturas, entre las que destaca el posible condicionamiento y adoctrinamiento de la madre hacia su hija y que, según Moses, encajarían con las dinámicas de “entrenamiento, ensayo y, en esencia, lavado de cerebro” que Mia practicaba con ellos.
En 1993, un juez calificó la conducta de Allen como inapropiada y le fue retirada la tutela de sus hijos Dylan, Moses y Ronan
La investigación sobre lo ocurrido fue llevado por dos instituciones: la Clínica de Abuso Sexual Infantil del Hospital Yale-New Haven y la Agencia de Bienestar Infantil de Nueva York del Departamento de Servicios Sociales, las cuales acabaron concluyendo que Dylan no había sido agredida sexualmente. Eso sí, en 1993, el juez Elliott Wilk calificó la conducta de Allen como inapropiada y dictaminó que era incapaz de ejercer como figura paterna de Dylan, Moses y Ronan. Le fue retirada la tutela de los niños y solo Moses volvió a sus brazos al alcanzar la mayoría de edad.
Documental ¿sesgado?
Más allá de la polémica que rodea al director, a la crítica europea le ha preocupado sobre todo el estilo narrativo del documental de HBO y la manera patente en la que este trata favorablemente el punto de vista de los Farrow. Como define Andrea G. Bermejo, redactora jefe de Cinemanía, las alertas saltan cuando el periodismo norteamericano parece contentarse con una sola versión de los hechos y vuelve a posicionarse en contra del director: “La última demostración es este documental de título engañoso, ‘Allen v. Farrow’, que se presenta como un género periodístico cuando realmente es una burda operación de propaganda de los Farrow contra Woody Allen”.
Como ella, numerosos medios de comunicación han dado cuenta de la escasa parcialidad con la que el documental trata el caso. Las únicas intervenciones de Woody Allen que afloran en la serie constan a través de llamadas de teléfono grabadas y extractos de su autobiografía. Un libro del que ahora recortan los pasajes que les interesa, pero que fue criticado por el propio Ronan Farrow cuando descubrió que se editaba en Hachette, el mismo grupo editorial donde él publicó su libro ‘Catch and Kill’, sobre el caso Weinstein.
A la crítica europea le ha preocupado el estilo narrativo del documental de HBO y la manera patente en la que este trata favorablemente el punto de vista de los Farrow
Las declaraciones para desprestigiar una familia u otra sobrevuelan como aquella pelota de tenis en ‘Match Point’. Muchos de los intérpretes que han trabajado en las películas de Allen han confesado su arrepentimiento tras conocer las declaraciones de los Farrow e incluso han donado sus ganancias por sus correspondientes obras a entidades caritativas, como es el caso de Timothée Chalamet, protagonista de ‘Día de lluvia en Nueva York’ (2019).
En ‘Match Point’, por cierto, el protagonista (Jonathan Rhys-Meyers) acaba deshaciéndose de su molesta amante (Scarlett Johansson) de manera violenta y negando su crimen alegando a los investigadores policiales que su único delito era haberle sido infiel a su esposa. Un discurso que resuena en el libro del cineasta a la hora de pronunciarse acerca de los comienzos de su relación con Soon-Yi. Esa pelota suspendida en el aire podría finalmente caer cualquier día, ante cualquier nueva evidencia definitiva. Mientras tanto, queda en la opinión del espectador decidir quién debe llevarse el punto de partido.