Hemos reunido a la presentadora Inés Hernand, a la desarrolladora de videojuegos Virginia Calvo, a la escritora y periodista Valeria Vegas, a la CEO María Cudeiro, a la científica Deborah Ciencia y a la actriz Andrea Tivadar, para conversar sobre sus vivencias y experiencias como mujeres en diferentes sectores donde el machismo, como en todos los ámbitos de la sociedad, se manifiesta de diferentes formas, pero con el mismo fondo: las mujeres siempre tienen que demostrar más.
Inés Hernand, comunicadora y cómica: “Un derecho si tú no lo defiendes, te lo minan“
“Ser mujer no ha sido una cuestión que me haya incidido o se haya manifestado de forma directa en un trabajo, pero sí he tenido seguro discriminación indirecta por serlo”. Así de contundente responde la comunicadora Inés Hérnand a la pregunta de si ha sido discriminada en sus trabajos por ser mujer. Aunque matiza que en el ámbito de la comunicación y el humor la discriminación es notoria. “Tradicionalmente ha habido un consumo generalista principalmente masculino y se decía que había un humor femenino. Pues no, queridos. El humor es humor y hay tíos y tías haciéndolo y resulta que las tías somos el 50% de la población. Evidentemente, sufrimos una brecha de género en nuestros curros”, recalca.
En el ámbito de la comunicación se da la peligrosa particularidad que el altavoz amplifica peligrosamente discursos machistas que han sobrevivido durante generaciones. “Hay gente que está haciendo streamings a diario, cobrando de las marcas, diciendo barbaridades, machistadas, racistadas y homofobadas”, denuncia. A la pregunta de si ha sufrido en su trabajo el síndrome de la impostora, reflexiona así: “He vivido esas circunstancias, pero cada vez estoy, como dice Henar Álvarez, reivindicando más el derecho a ser mediocre y creo en ello. No te voy a decir que cada día lucho por hacer las cosas un poco peor, pero sí en ciertos aspectos llegar a los sitios con menos ansiedad. Mis compañeros llegan con tranquilidad o sin aprenderse un guión y no les pasa nada. Pues a lo mejor debería hacer lo mismo, en vez de sostener a todo el equipo”.
Inés reconoce que en estos últimos años el movimiento feminista ha logrado importantes conquistas en cuanto a derechos, como ha sido la reciente reforma de la ley del aborto, pero advierte que “hay derechos que pensamos que ya están conquistados, pero un derecho si tú no lo defiendes, te lo minan y máxime a las puertas de las elecciones”. Y, ¿cuáles son los referentes feministas de Inés Hernand? “Me encantaría incluir a Virginia Wolf, Silvia Federici y Susan Sontag, pero no las conozco. Te puedo decir que mis referentes son mi abuela, mi mejor amiga Andrea, mi amiga Cynthia, mi amiga María y toda la peña con la que curro a diario y con la que estoy mano a mano. Y, por supuesto, mi amiga Nerea Perez de las Heras —con ella hace el podcast ‘Saldremos mejores’—, con la cual aprendo una barbaridad. Personas que te demuestran la importancia, no sólo de la sororidad, sino de estar en un sitio sin dar un paso atrás, eso es muy importante”.
Virginia Calvo, desarrolladora de videojuegos: “No tener referentes hace que las mujeres vean el mundo del videojuego súper inaccesible”
La vida de Virginia Calvo ha estado marcada desde pequeña por los videojuegos. Su abuelo era desarrollador de MS-DOS y desde sus tempranos 4 años se despertó en ella una pasión por un mundo totalmente monopolizado por hombres. Con 32 años es desarrolladora de videojuegos en Gammera Nest, Product Manager de la incubadora Playstation Talents y dirige su propio estudio Path Games. Pero el camino hasta llegar aquí no ha sido fácil.
En la industria de los videojuegos sólo el 7% de los CEO son mujeres, según datos del informe Women in Business 2022. Y según el libro blanco de la industria del videojuego español de 2020, la proporción de trabajadoras en el sector apenas alcanza un 28%. Virginia Calvo lo tiene claro, el problema principal es la falta de referentes. “No tener referentes hace que al final las mujeres vean que es un mundo súper inaccesible, porque no tienes quien te defienda y salen casos de acoso constantemente, tanto en empresas grandes como en universidades. El 80% de los videojuegos son destinados a hombres, diseñan hombres, venden hombres y juegan hombres. El problema es dónde entramos nosotras ahí. O claudicas con lo que ya está establecido o creas una nueva fórmula”, concluye esta desarrolladora.
Afortunadamente los cambios llegan. “Hay una empresa que me gusta mucho en Francia que se llama Don’t Nod que empezó a sacar juegos en los que todas las protagonistas son mujeres, como ‘Life is Strange’. Por ejemplo, que en un videojuego como ‘The Last of Us’ haga una mención sobre la menstruación me pareció súper revolucionario. En una película es imposible que se hable de compresas, tampax, pero de disfunción eréctil, mogollón”, compara muy acertadamente Virginia.
Calvo recuerda que esta discriminación la ha sufrido desde sus inicios. Ya en la universidad despuntaba por su capacidad de trabajo y aptitudes, lo que le valía el apelativo por parte de sus compañeros como “la enchufada” o que sus logros estaban justificados por llevar “pantalones demasiado ajustados que marcan”. Ya en su madurez y entorno laboral la cantinela machista era la misma. Le hicieron directora de su departamento y llegaba a sus oídos “¿te estás tirando al jefe?”. O acudía a reuniones con partners y sus decisiones debían ser confirmadas por sus compañeros hombres con un rango laboral inferior. Bajo esta presión y cuestionamiento hace su aparición el tan cacareado ‘síndrome de la impostora’. “Cuando alcanzas un puesto que tiene responsabilidad o poder, siempre tenemos que estar reafirmándonos y hay un momento en el que a veces te cansas. ¿Por qué esta persona que hace lo mismo que yo sólo tiene que dar una charla sobre lo que hace y yo tengo que dar 500?”, se pregunta indignada.
María Cudeiro, CEO de Cromo Pharma: “Faltan muchas políticas de conciliación”
Según el Informe Tendencias en Beneficios para Empleados y Empleadas 2023 elaborado por Cobee, el 48% de los trabajadores sienten que no hay paridad entre el número de hombres y mujeres en puestos directivos. Pero María Cudeiro es la excepción que confirma la regla. Esta tarragonesa de 42 años y licenciada en Farmacia ha creado una gran red de networking femenina y es la directiva de Cromo Pharma en España y Portugal. “Fui la primera directora general en Croma Pharma y sentí que abría el camino a las demás”, comenta la CEO.
Sin embargo, llegar a dirigir una multinacional así ha supuesto muchos sacrificios y una reafirmación constante para sentirse valida. “He sentido que no me tomaban en serio por ser mujer y joven. Hay sesgos inconscientes y para minimizar esos sesgos debemos dar un aspecto muy profesional siempre, cuidar cada detalle de nuestro aspecto y nuestras intervenciones”, lamenta la profesional. “Los negocios los han hecho históricamente los hombres, por eso nos llevan más ventajas, ellos han trabajado muy bien sus redes de contactos, nosotras estamos en ello, pero lo importante es la diversidad, si avanzamos sin hombres no tiene sentido, es importante la colaboración y el crecimiento conjunto”, añade.
De hecho, Cudeiro se esfuerza por lograr la equidad en su entorno laboral. “Aún hay que romper muchos tabúes, crear entornos más equilibrados, políticas de colaboración en la crianza. Las mejores oportunidades de la vida profesional suelen aparecer en la época de crianza“, señala la directiva que es madre de cinco hijos. “Faltan muchas políticas de conciliación, nosotras mismas debemos ceder un poco el liderazgo de la crianza, esto nos limita mucho”, añade.
Valeria Vegas, periodista y escritora: “La transfobia, al igual que el racismo, es imposible de erradicar”
La escritora y periodista Valeria Vegas reconoce sentirse una mujer privilegiada, porque no se ha sentido discriminada en ningún plano de su vida. “He pensado muchas veces el porqué no he tenido esa sensación y siempre llego a la conclusión de que vivo de una profesión muy liberal, donde la comunicación y la cultura juegan un papel importante y con territorios mucho más amables con las mujeres”. Pero sí ha sentido y batallado contra la transfobia. “Me cansé de responder. Quizás porque lo llevo haciendo desde el patio del colegio. Son años asumiendo enemigos, y he ido comprobando que nada es lo que parece. Que la intolerancia e incluso la maldad puede estar en cualquier lado y adoptar la forma que menos esperas. Asumo que se puede discrepar, pero luego hay un paso más allá, que son las faltas de respeto, el hacer daño… No sé si es resignación por mi parte o realismo, pero la transfobia, al igual que el racismo, es imposible de erradicar”, afirma resignada la biógrafa de La Veneno.
Aunque este año se ha aprobado la Ley Trans, que reconoce la autodeterminación de género, admite que aún hay pasos que dar para lograr la igualdad real de las personas trans. “Al final todo se simplificaría con empatía, con dejar a un lado los prejuicios y el inmiscuirse en la libertad individual, que es la que peor lleva la sociedad. Falta todavía mucho análisis de los privilegios”, analiza Valeria Vegas.
Además, la periodista reivindica un derecho por el que se debe seguir luchando. “Una libertad sexual sin justificaciones ni remordimientos. Mucho más plena”.
Deborah Ciencia, química e investigadora: “La carrera de investigadora es realmente fastidiada para las mujeres”
Deborah G. Bello, química y divulgadora científica conocida como Deborah Ciencia, ha lidiado con la censura y sentirse de menos por su condición de mujer. “La ciencia es igual de machista que cualquier otra disciplina. El machismo está en todas partes y lo he sufrido. Por ejemplo, en las entrevistas de trabajo que te pregunten, aunque se supone que es ilegal, si eres madre, si piensas serlo o si estás casada. También he sufrido intentos de censura al decir que hay machismo en los mensajes que trasladamos a las chicas que buscan qué estudiar”, añade.
Pero la científica recalca que, muchas veces, en el 8-M se lanzan mensajes motivacionales para atraer a la niña hacia la ciencia cuando, en el grueso de carreras científicas, el número de mujeres es ya mayor. “Se comparten y tergiversan cifras que no son ciertas como si hicieran falta chicas estudiando carreras científicas cuando somos mayoría”, critica.
Sin embargo, según datos de la ONU, menos del 30% de los investigadores del mundo en ciencia, matemáticas o tecnología son mujeres. “Pero esto no es porque no estudien, sino por el problema de machismo que nos encontramos de adultas. Si te vas a las cifras somos mayoría aplastante en Medicina, Química, Farmacia, Biología… y tenemos mejores notas”, comenta. “Pero, ¿qué ocurre? Pues que la carrera de investigadora es realmente fastidiada porque no te estabilizas hasta muy tarde, si lo consigues con suerte, y te plantas casi en los 40 años con contratitos precarios, estancias en el extranjero, etc., y como las responsabilidades de cuidados o ser madres está en esas franjas y sigue recayendo en las mujeres, muchas abandonan“, concluye esta investigadora con más de 100.000 seguidores en Instagram.
Andrea Tivadar, actriz: “Una actriz tiene que demostrar que es talentosa, joven, guapa, fresca, flaca, inteligente y responsable”
“Nosotras las mujeres seguimos siendo una clara minoría tanto en las artes escénicas como en el ámbito audiovisual”, reconoce la actriz Andrea Tivadar. A esta minoría en el sector se le suma el hecho de tener que demostrar más por ser mujer. “Hay una constante necesidad de mantenerse en movimiento, demostrar que eres además de talentosa, también joven, guapa, fresca, flaca, inteligente, responsable”, reconoce la protagonista de ‘Safe Inside’.
A la minoría y la doble exigencia se añade a la ecuación las consecuencias de una exposición constante. Como bien explica Andrea, el síndrome de la impostora se hace más evidente y nocivo en este sector. “Como actriz, a la hora de demostrar que eres lo que la producción está buscando, te estás exponiendo todo el tiempo, emocionalmente hablando. Y a veces, cuando sufro un rechazo vuelve ese sentimiento de que a lo mejor no soy suficientemente buena o directamente que no sirvo para esto”.
Y por si todo esto fuera poco, la corresponsabilidad se convierte, a veces, en una quimera. “La corresponsabilidad es un reto y he hablado con muchas compañeras sobre este tema y muchas sienten que ser madre frenaría su carrera. De una mujer se espera que esté presente al cien por cien tanto en el trabajo como en su vida privada y eso es imposible si no recibe suficiente soporte de la pareja. Ni hablar si es una madre soltera, donde en la mayoría de los casos la mujer tiene que elegir entre su carrera y sus hijos”.