Fue uno de los grandes escándalos de los años 90. El sex tape que protagonizan Pamela Anderson y Tommy Lee corrió por todos lados y acaparó tertulias y portadas. La actriz de ‘Los vigilantes de la playa’ y el músico de Mötley Crüe sufrieron, cuando su cinta íntima se hizo pública, un acoso mediático brutal y empezaron una encarnizada batalla legal por eliminar la cinta, algo que no llegaron a conseguir al igual que tampoco recibieron indemnización alguna por todo el daño sufrido. Ahora, ‘Pam & Tommy‘, la nueva mini serie de 8 capítulos disponible en Disney+, rescata toda esta historia surrealista que ya debería hacer justicia con todos sus protagonistas.
Humaniza a las celebrities
En la década de los 90, Pamela Anderson era una estrella televisiva y un icono erótico gracias a su papel en la serie ‘Los vigilantes de la Playa’ y Tommy Lee era parte de la banda de glam metal Mötley Crüe. Muchos los veían bajo ese aura de estrellato y como un continuo derroche de lujo, fiestas y pasión. Y toda la polémica de la cinta sexual solo hizo que alejarlos más del público corriente, haciendo que se aislaran lo máximo posible. Pero, ahora, la cinta nos trae la parte más mundana de una historia de amor que creció como la espuma y bajó con la misma facilidad. Nos acerca a los miedos y vergüenzas de una pareja expuesta en su intimidad y a sus discusiones y discrepancias, haciendo que la imagen de Anderson y Lee nos resulte más cercana y real que nunca.
Los medios ante el espejo
Se conocieron en una discoteca en Los Ángeles en la Nochevieja de 1994. Ambos eran muy populares en la farándula estadounidense, jóvenes, atractivos y con bastante solvencia económica. Tan solo 96 horas después se casaron en Cancún. Como era de esperar una historia así captó desde el primer instante la atención de la prensa y el acoso mediático fue uno más de la relación desde sus inicios. Y una vez que la cinta de filtró, los medios, sobre todo, los amarillistas vieron un filón que debían explotar. Se vulneró de manera sistemática la intimidad y dignidad de ambos, pero en especial la de Anderson. Tertulias televisivas debatían sobre la actitud de la actriz y censuraban que hubiese permitido grabar el vídeo. E incluso la revista Penthouse publicó en junio de 1996 fotogramas de la misma. Ahora, la serie saca los colores a toda esa prensa, simplemente, plasmando al detalle su mala praxis.
Retrato de una sociedad machista
Y si los medios se encarnizaron con Pamela Anderson, los juzgados y la sociedad en general no se quedaron cortos. Desde el primer momento ella fue tachada poco menos que de fulana, se criticó duramente que permitiera la existencia de la cinta, su forma de vestir en la misma y la libertad sexual de la que hacía gala. Obviamente, su carrera como actriz se vio afectada por la continua cosificación a la que se la sometió. Hasta en los juzgados se le afeaba su enfado y ansia de justicia y se le preguntaba, mientras sostenían fotografías de ella en Playboy, por qué le molestaba tanto que esa cinta circulara por ahí. Algo que no le ocurrió a Tommy Lee que vio como su faceta de músico rebelde se afianzaba con el vídeo y hasta recibió halagos por el tamaño de su pene. Sin duda, un machismo voraz que en la serie se plasma sin rodeos.
Nostalgia noventera
La añoranza vende mucho y eso la mini serie lo sabe y lo explota con muy buen gusto. Mientras ves la serie recuerdas cómo vivíamos en los comienzos de la era de internet, cuando solo unos 40 millones de personas de personas tenían acceso en todo el mundo. También ves todo ese ambiente noventero, con páginas web que tardan demasiado en cargarse y videos VHS que se vendían por doquier, y conoces los entresijos de la farándula estadounidense desde dentro, en un momento en el que aún no existían las filtraciones ni las redes sociales y las estrellas eran ídolos intocables. Además, la caracterización de Lily James y Sebastian Stan es digna de alabanzas, logrando plasmar hasta los gestos y expresiones de los protagonistas reales.
Sexualidad sin tabúes
La serie sabe tratar con buen gusto y sin parafernalias todo el desenfreno sexual de los protagonistas y cómo tratan el sexo con libertad y sin ningún tipo de prejuicio. De hecho -¡alerta sploiler!-, la charla de Sebastian Stan con su pene en el segundo capítulo es una de las escenas más aplaudidas de la serie. Un monólogo original y descarnado que se convierte en una metáfora perfecta de cómo la sexualidad no tenía censura ni pudor en la intimidad de la pareja. Y que la plataforma Disney+ apueste por una ficción así, muestra la modernización de la compañía, algo que nunca está de más.
La resolución del caso
Durante mucho tiempo hubo toda una polémica por la resolución del caso y saber toda la verdad del proceso. Hubo quienes, incluso, acusaron a la pareja de haberlo filtrado ellos mismos, algo que se demostró era mentira. Pues bien, la producción de Hulu aclara todas las incógnitas. Fue Rand Gauthier, un electricista y ex actor porno, que la pareja contrató para arreglar su casa de Malibú a comienzos de 1995. Parece ser que el músico era muy exigente y volátil en sus decisiones hasta que, finalmente, decidió despedir al electricista sin pagarle lo que le debía. Como venganza, Gauthier robó una caja fuerte donde, además de varios relojes Rolex, encontró la polémica cinta. Como no pudo colocarla a ningún distribuidor tradicional al no tener permiso de la pareja, decidió distribuir copias ilegales en VHS y en 1997 subirla a la red donde ya corrió como la pólvora. Gauthier no sufrió ninguna consecuencia legal por el robo, pero tampoco ganó mucho dinero ya que cualquiera podía hacerse una copia y distribuirla.