Te guste repleta de queso, con carne, verduras o, incluso, seas de los valientes que la piden con piña, lo que está claro es que la pizza encanta a cualquiera. De hecho, un 20% de los restaurantes del mundo son pizzerías y es el plato más consumido a nivel global con unas ventas que rondan los 5.000 millones de pizzas anuales. Pero, ¿sabes cómo surgió este sencillo pero suculento plato? Este 9 de febrero es el Día Internacional de la Pizza y, además de celebrarlo con una buena ración, ya va siendo hora de que conozcas su origen. Ya te adelantamos que la pizza como tal surgió en Italia, aunque los persas y griegos ya tenían sus propias variantes.
Los ingredientes básicos de cualquier pizza son la masa, el queso y el tomate. Por eso, si contamos con que el tomate llegó a territorio europeo en el siglo XVI y la población no se atrevió a consumirlo hasta finales del XVIII, la pizza moderna como tal no pudo surgir antes de este siglo. Eso no quiere decir que no hubieran otras elaboraciones anteriores preparadas sin salsa de tomate. Es el caso de la Antigua Grecia, donde se preparaban varias recetas con panes planos como el plakous sobre el que se esparcían plantas aromáticas, ajo y cebolla.
La pizza como tal surgió en Italia, aunque los persas y griegos ya tenían sus propias variantes
Los persas, por su parte, amaban el queso y, bajo el mandato de Darío I el Grande, se popularizó en Mesopotamia unos panes planos sobre los que se fundía queso y se les añadía dátiles. Algo similar a lo que hacían los romanos con las focaccias y la pizza bianca que elaboraban con pan, grasa, hierbas, ajo, cebolla, aceitunas y otros ingredientes al alcance de las clases más humildes. Sí, ya en sus inicios la pizza era el alimento del pueblo. De hecho, en Pompeya han encontrado restos de lo que parece ser un local de comidas y bebidas para llevar así como un pan redondo cortado en ocho porciones que recuerda a nuestra pizza.
Nápoles, la cuna de la pizza
Ahora bien, si de lo que hablamos es de esa masa fina y redonda, horneada con queso y salsa de tomate, tenemos que irnos a las zonas más humildes de Nápoles en el siglo XVIII. Es precisamente en esta ciudad italiana donde comienzan a consumirse los tomates que al principio todos veían como algo venenoso y solo usaban de forma ornamental. Pero una vez superados los miedos, las clases menos pudientes comenzaron a disfrutar del intenso sabor del tomate y a añadir su salsa a la pizza bianca de ajo y especias. Había nacido así la pizza tal y como la conocemos.
La pizza Margarita (albahaca, mozzarella y tomates) hace honor a la reina italiana Margarita de Savoya, que le fascinó y recibió el nombre en su honor
Y de la mano de las pizzas tenían que surgir tarde o temprano las primeras pizzerías. Al principio, al ser un plato propio de las casas más pobres que no contaban con horno, los napolitanos llevaban sus pizzas a los panaderos para que las horneasen. Sin embargo, al poco tiempo y gracias al aumento de su demanda, algunos de estos panaderos se especializaron en las pizzas, comenzaron a elaborarlas y crearon su propio gremio. La primera de todas fue la napolitana Port’Alba, existente en la actualidad y fundada en 1738, que en sus inicios empezó a producir pizzas para los viandantes al más puro estilo take away. De hecho, las primeras pizzerías ofrecían sus elaboraciones para llevar y no fue hasta 1830 cuando Port’Alba añadió mesas y camareros a su negocio, transformándose así en la primera pizzería tal y como hoy conocemos.
En cuanto a los primeros ingredientes, las pizzas destacaban por su sencillez y no se usaban salsas más allá de la de tomate. Las más conocidas son, sin duda, la Marinara y la Margarita, las únicas que se sirven en las pizzerías italianas más tradicionales. Ambas fueron creadas por Raffaele Espósito —dueño de la pizzería Pietro il Pizzaiolo que hoy se conoce como Pizzería Brandi— por encargo de los reyes italianos Umberto I y Margarita de Savoya. Ante la popularidad que estaba teniendo este plato entre la plebe, los monarcas quisieron probarlo. Así, el pizzero les elaboró la pizza Mastunicola con manteca de cerdo, queso y albahaca; la Marinara con tomate, ajo, aceite de oliva y albahaca —alimentos típicos de los marineros— y, por último, la Margarita, que representaba la bandera italiana con albahaca, mozzarella y tomates, que fascinó a la reina y recibió su nombre.
De Italia para el mundo
El éxito de las pizzas fue inmediato y con el tiempo tanto las clases humildes como las más pudientes y de alcurnia disfrutaban por igual del plato. Además, comenzaron a surgir nuevas mezclas y, poco a poco, el plato fue extendiéndose por el resto de Italia y del mundo. A comienzos del siglo XX muchos emigrantes italianos cruzaron el charco y se instalaron en Nueva York donde comenzaron con el negocio de las pizzas. La primera en abrir fue Lombardi’s que se inauguró en 1905 en el barrio Little Italy y, desde entonces, es la mejor embajada gastronómica de Italia en Estados Unidos. Además, tras la Segunda Guerra Mundial, la pizza se popularizó gracias a los soldados que regresaban de combatir en Italia y que añoraban este exquisito plato.
El capitalismo explotó al máximo la pizza y comenzaron a surgir franquicias que lo catalogaron como fast food
Ante tanta popularidad, el capitalismo explotó al máximo este plato tradicional y comenzaron a surgir franquicias que lo catalogaron como fast food. La primera cadena de pizzerías fue Shakey’s Pizza, aunque la que más éxito cosechó fue Pizza Hut, fundada en 1958. Fue también en la década de los 50 cuando los hermanos Celentano patentaron la primera pizza congelada perfecta para el horno o el microondas, inventado en 1945. Desde entonces, la pizza no ha dejado de ganar fama por todo el mundo y es un must en cualquier fiesta que se precie.
¿Y en España?
En España también somos grandes amantes, pero no fue hasta la década de los 50 cuando llegaron las primeras pizzas a nuestro país. Y fueron todas para los militares. Fue en la base norteamericana de Torrejón de Ardoz donde a mediados de los años 50 Alduccio Sebastianello cocinaba este plato para las tropas. Fue un rotundo éxito y le llevó a abrir en 1959 la pizzería Napoletana, cercana a la Gran Vía madrileña. Aunque a día de hoy no sigue abierta y es por ello que muchos consideran a la pizzería Cap de la Vila, en Sitges (Barcelona), que lleva funcionando desde 1967, como la primera pizzería de España.
Telepizza, con 1.440 pizzerías en 22 países, es la mayor compañía pizzera no estadounidense
Aunque, sin duda, el boom pizzero en nuestro país llegó de la mano de un cubano veterano de la Guerra de Vietnam, cuando en 1987 Leopoldo Fernández Pujals funda Telepizza. Comienza así una verdadera admiración por el plato italiano. El primer local estaba en el madrileño barrio del Pilar y en él era el propio Fernández quien amasaba y horneaba las pizzas. Pero la propuesta tuvo tanto éxito, que pronto comenzaron a abrir más y más locales hasta convertirse en la mayor compañía de pizzas no estadounidense, con 1.440 pizzerías en 22 países. Y es que en España también se hacen buenas pizzas.
Así que, más allá de su historia, ¿por qué pizza te decantas hoy?
Palabra de pizzero
Para ayudarte a seleccionar la mejor pizza en un día como hoy, te hemos hecho una selección de los mejores locales de España para degustar o pedir este sencillo pero exquisito manjar.
Fratelli Figurato (Madrid)
En los dos locales que tienen, los hermano Figurato experimentan con la clásica pizza napolitana a base de ingredientes poco frecuentes como la calabaza o los pistachos. Por algo es la décima mejor pizzería de Europa y la mejor de España.
Marquinetti (Tomelloso, Ciudad Real)
Jesús Marquina ha ganado cinco veces el premio a Mejor Pizzero del Mundo y en su restaurante, que también es escuela, nos demuestra el por qué de sus pizzas laureadas.
Oro di Napoli (Santa Cruz de Tenerife)
Aunque la gastronomía tinerfeña es increíble, si vas a la isla no puedes dejar de visitar esta pizzería, considerada una de las mejores de Europa.
La Balmesina (Barcelona)
Con harina ecológica y una larga fermentación, en este local de la Ciudad Condal preparan pizzas muy catalanas con ingredientes como la butifarra o los pimientos escalivados.