Antonio Lobato: “En Fórmula 1 cuanto más cabrón eres más lejos llegas”

Repasamos en esta entrevista y vídeo, en exclusiva, los motivos que llevaron a Antonio Lobato a retirarse hace dos años de las narraciones, su relación con Fernando Alonso y cómo transcurre la vida entre carreras.

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Su voz suena a motores de máxima potencia, velocidad y mucha gasolina. Durante 12 años seguidos, Antonio Lobato (Oviedo, 1965) fue el encargado de contarnos lo que ocurría dentro y fuera de la Fórmula 1. Mientras Fernando Alonso llenaba sus vitrinas con trofeos, el cuentakilómetros del periodista no dejaba de aumentar alrededor del mundo. Pero, al igual que sucede con un coche usado, el estrés y el tiempo fuera de casa le obligaron a realizar una parada técnica. Ahora, tras un pit stop lejos de las pistas, Lobato vuelve a marcar  el ritmo de las carreras en su segunda temporada con Movistar, con más arrugas sí, pero con la ilusión intacta por narrar la emoción del motor. 

Dicen que los pilotos pierden décimas de velocidad con la edad. ¿Te ha ocurrido lo mismo?
Narrando no, porque lo disfruto muchísimo. En mi anterior época de Fórmula 1, perdía minutos enfrentándome a problemas de equipo y gestionando presupuestos. Era narrador, presentador del previo y de informativos, hacía los reportajes, las entrevistas y, lo peor de todo, me tiraba 180 días fuera de casa. Cuando eres más joven, te dejas el alma, pero llega un momento que dices: “Ya estoy muy mayor”. Me desgastaba demasiado. Narrar no, porque me pongo los cascos, empieza la carrera y olvido todo lo que hay a mi alrededor. Me fui una vez y no pensaba volver.

Abandonaste las retransmisiones en 2016 como consecuencia del estrés y la ansiedad. ¿Qué queda de eso?
Nada, no queda nada. Yo digo que esto es como Disneyland –ríe–. Porque, cuando no estoy en Movistar retransmitiendo, soy libre, hago lo que quiero y me despreocupo, siempre dentro de unos límites. No tengo ninguna responsabilidad más allá de estar preparado, informado y con la garganta en forma para afrontar la siguiente carrera. Antes no paraba, volvía a casa con mis problemas y un dolor de estómago muy chungo. Ahora vengo a divertirme.

¿Qué pautas sigues antes de una carrera?
En algunas cosas soy muy organizado y en otras muy anárquico. Soy muy organizado a la hora de colocar mis estadísticas y gráficos tal y como yo quiero que estén. Pero, para preparar la carrera, no tengo ningún guión. Hay muchos narradores que dicen: “Tengo que meter esta frase o voy a hacer una entrada sobre esto”. Yo me inspiro más sobre la marcha. Mi mayor miedo siempre ha sido quedarme sin voz y, de hecho, en esta última etapa he tenido un par de carreras donde lo he pasado muy mal. No podía hablar más de 20 segundos seguidos sin toser. He llegado a narrar una carrera vomitando cada 10 minutos, me salía de la cabina y dejaba a mi compañero de entonces solo.

Pedal a fondo

¿No fue todo tan idílico como parece?
No quiero que la gente piense que mi vida fue una pesadilla, al revés, fue apasionante. Viví cosas que no volveré a vivir y no olvidaré nunca. Cosas más allá de Fernando Alonso y Schumacher. Momentos increíbles con tus compañeros de equipo. Pero, claro, no todo es una fiesta. La gente se piensa que íbamos de turismo, disfrutábamos del circuito y luego de cena y de juerga. En 12 años, solo me he ido tres o cuatro veces de fiesta.

¿El momento más duro que te ha tocado narrar?
En los libres del Gran Premio de Japón 2013, cuando se murió María de Villota, que me lo dijeron en directo. No pude continuar con la retransmisión, siguió Jacobo Vega. Menos mal que solo quedaban cuatro minutos. Di la noticia y Jacobo continuó porque yo no podía seguir.

“En el caso de los pilotos, cuanto menos piensan en los demás y más en ellos, más lejos llegan. Si buscas los mejores de la historia, son todos unos cabrones”

¿Has llegado a odiar la Fórmula 1?
Ciertas cosas, sí. Por ejemplo, el trato que la FOM (Formula One Management) ha dado a los medios de comunicación españoles. El maltrato que hemos sufrido, la dictadura que suponía para nuestras televisiones el hecho de intentar hacer algo y que no nos dejaran. Llegabas a los circuitos y solo encontrabas problemas. Eso agota muchísimo.

¿Es complicado enfrentarse a un paddock de la Fórmula 1?
Eso es un océano de tiburones, ahí no hay nadie normal –ríe–. En el caso de los pilotos, cuanto menos piensan en los demás y más en ellos, más lejos llegan. Si buscas los mejores de la historia, son todos unos cabrones. Si eres buena gente, te comen. La peor entrevista de mi vida fue con Michael Schumacher, tuve que pararla. Me tocó el antepenúltimo tras 18 entrevistas previas. Michael estaba hasta los cojones. Solo me contestaba con monosílabos. Le pregunté que si no tenía ganas de hacer la entrevista y me respondió que no. Paré la entrevista y le dije adiós.

¿Qué papel ha jugado el azar en tu trayectoria profesional?
Más que en el azar, creo en los trenes. Por la vida de cualquier persona alguna vez pasa un tren y hay que tener el valor de cogerlo, y eso a veces acojona mucho. Una vez dentro, tienes que procurar no descarrilar. Cuando en 2004 me llegó el tren de la Fórmula 1, reconozco que estaba con una grave crisis profesional, pensando incluso en dejar el periodismo. Estaba en deportes de Informativos Telecinco, donde la información deportiva no contaba para nada, no teníamos los derechos del fútbol y solo emitíamos piernas. Pensaba en dejar la profesión y dedicarme a otra cosa, pero llegó el tren y casi me atropella. Solo he tenido una crisis de ansiedad en mi vida y fue cuando estaba en los meses previos a empezar la Fórmula 1. Primero me dijeron que tenía que dirigir el proyecto, luego que tenía que dirigir y presentar y, por último, me comentaron que tenía que narrar. Ahí casi reviento.

“Me molesta que me hayan criticado por apoyar a Fernando. ¿No ocurre lo mismo cuando el narrador muestra su favoritismo por la selección española de fútbol o Nadal?”

Tu trayectoria está marcada por las victorias y derrotas de Fernando Alonso. ¿Cómo es vivir a la sombra de un deportista de su talla?
Para mí ha sido un privilegio, he tenido la fortuna de haber coincidido con él y narrar sus hazañas. Además, he estado en su círculo de confianza más íntimo. Yo me he sentido un afortunado porque he tenido acceso a cosas que ningún periodista ha podido tener a lo largo de este tiempo. Sin embargo, me he tenido que comer muchas cosas que hubieran sido noticiones. Siempre he antepuesto la amistad con Fernando a la profesión, porque las informaciones que recibía eran dentro del ámbito de la amistad.

¿Cómo definirías vuestra relación a día de hoy?
En el momento en que dejé de ir a los Grandes Premios, de alguna forma nos fuimos separando. Y, aunque tenemos contacto y nos mandamos mensajes y nos vacilamos, sobre todo cuando hay fútbol, ya no es el trato diario que teníamos y que durante muchos años fue una relación de amistad. Ahora somos amigos, pero ya no tenemos tanto trato y en el futuro, si todo va en la dirección que creo que va a ir, él se irá a vivir a Estados Unidos, se apartará de este mundo de la Fórmula 1 y muchas de las personas que han estado junto a él se desvincularán.

Te molesta que se infravalore tu trabajo por ser amigo de…
No es que me moleste, es que eso es mentira. Yo no estoy ahí porque fuera amigo de Fernando Alonso. De hecho, estuve ahí antes de conocer a Fernando. Ser amigo coincidió con el paso del tiempo. Me han criticado mucho porque yo no era objetivo a la hora de narrar las carreras, porque siempre apoyaba a Fernando. Y la verdad, casi se me disloca la mandíbula de todo lo que me he podido reír. ¿Qué pasa, que solamente lo hacía yo? Cuando jugaba la selección española de fútbol, Arantxa Sánchez Vicario, Nadal, los pilotos de motos o la selección de waterpolo española, ¿el narrador no ha mostrado siempre un favoritismo por el represéntate español? ¿No he hecho lo mismo con Pedro de la Rosa, Jaime Alguersuari, Roberto Merhi o Carlos Sainz ahora? La gente tiene una memoria muy corta y no se da cuenta. Me molesta que se pueda ser tan cretino.

Con la marcha de Alonso, ¿se ha acabado la Fórmula 1 en España?
Hay mucha gente que desea que sea así. Con la marcha de Fernando seguro que ha bajado el nivel de audiencia y  muchos han aprovechado para decir que se han ido todos los borregos que creó el alonsismo. Pero bueno, aún está Carlos Sainz que, pese a que le está faltando algo de suerte, creo que lo está haciendo muy bien en McLaren. Más allá de eso, Carlos tiene un problema muy grande y es que le comparen con Fernando, porque Fernando solo ha habido uno y es muy difícil que haya otro.

*Artículo original aparecido en el número 36 de Mine. Pide tu ejemplar en papel en tienda.ploimedia.com o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android. 

Fotografías: Lupe de la Vallina