“Hace cinco años a mi casa llegaron veinte cajas llenas de cosas desde Marsella. El padre de Ara hizo prometer que esas cajas llegarían a su hijo cuando él muriera, y así fue. Metieron las veinte cajas sucias en el cuarto de mi hijo, yo estaba embarazada, bastante perdida, no reconocía mi cuerpo, no tenía trabajo y Ara se estaba convirtiendo en una estrella a la velocidad de la luz. No te voy a mentir, me sentía asustada, sola y me cabreaban las cajas en mi casa nueva, en el cuartito de mi hijo. Un día las abrí, obviamente con la intención de prenderles fuego y esconder los restos, y para mi asombro dentro estaba el tesoro de mi vida sin saberlo”. Así comienza el proyecto audiovisual que ha llevado la vida del violinista Ara Malikian al cine y ha sido reconocido este año con el Goya a Mejor Película Documental.
La persona que relata con tanto detalle cómo se fraguó la idea de este documental a través del correo electrónico, como si de una relación epistolar se tratara, es Nata Moreno, directora del largometraje y mujer del virtuoso violinisita libanés. Lo que al principio era un cúmulo de recuerdos destartalados y sin contexto, finalmente se convirtió en la radiografía de una vida trepidante de la que desconocía muchos detalles, pese a vivir junto al protagonista de los hechos. “Descubro que, antes de llegar hasta esa habitación, estas cajas atravesaron fronteras, una guerra, dos bombas, soledad y tristeza. Sigo mirando, y me encuentro con los amigos muertos del padre de Ara, con asesinatos y un genocidio del que nunca había oído hablar. Y mi corazón se aceleró al ver las fotografías de un niño al que le pusieron un violín para que la música de sus cuerdas lo salvara de la guerra en la que le había tocado nacer”.
‘Ara Malikian: una vida entre las cuerdas’ es un viaje que lleva al espectador a Líbano, Francia, Inglaterra, China, Rusia, Marruecos, Argentina, Uruguay, Alemania… para envolver de realidad la fascinante historia personal de Ara. La música le salvó la vida tras huir de Beirut con 14 años a consecuencia de la guerra y desde entonces emprendió un periplo que le ha hecho vivir como un nómada acompañado siempre de su inseparable violín.
¿Cómo reaccionó Ara cuando le dijiste que querías hacer un documental de su vida?
No entendía que su vida fuera interesante, le daba vergüenza, le parecía arrogancia pura con la de personas que sufren en el mundo. Pero lo hablamos mucho y vimos que quizá por eso había que hacerlo, quizá una de esas personas podría llegar a verlo y sentir que había un poco de esperanza.
A lo largo de los 120 minutos del metraje se recurre a ese material que con tanto empeño envió Girar, padre de Ara, antes de fallecer. Y se entrelaza con entrevistas a amigos y compañeros de vida del violinista. Poner en orden cientos de documentos, cintas, fotografías y horas y horas de entrevistas no fue tarea sencilla. “No ha sido fácil, yo seguía a Ara con mi hijo en la teta y lo grababa, no tenía guión, solo mucha ilusión y una fe infinita. También una inconsciencia rotunda. Ahora que ya he rodado muchas más cosas miro atrás y me parece alucinante haberlo logrado. Me encontré con casi ochenta horas de brutos, menos mal que mi montador Nacho R. Piedra es un mago, trabajamos casi cinco meses, elegimos con mucho amor todos y cada uno de esos planos, después paraba un rato, unos meses, porque no tenía dinero, porque no sabía cómo seguir. Hice veintiocho versiones antes de la definitiva”.
Esta aventura no sólo supondrá todo un descubrimiento para el espectador que sólo conocía la parte musical de este violinista que se enamoró de España y se quedó. También lo fue para su compañera de vida y directora del proyecto.
¿Has conocido algo nuevo de Ara durante y después del rodaje?
Recuerdo el día que me encerré con Ara en nuestra casa y lo entrevisté durante por lo menos cinco horas. Obviamente, él me había contado muchas cosas de su vida, somos pareja, pero nunca había abierto así el corazón. Estábamos los dos tranquilos charlando durante todo ese rato y de repente ocurrió el milagro. Ara soltó por la boca una confesión que nunca había puesto en alto ni para sí mismo. Le dolía la guerra, le dolía no haber visto a sus padres desde los catorce años hasta los veintiuno, se dio cuenta del miedo que había sentido, de la incertidumbre. De repente el hombre poderoso de cincuenta años se desmontó y volvió a tener catorce. Se dio cuenta ahí, delante de mi cámara.
Además de confesiones y recuerdos, hay mucha música como es evidente, teniendo en cuenta que es el documental sobre la vida de un músico. Quien vaya al cine a ver este documental contemplará momentos estelares de ‘La increíble gira de violín’, en la que Malikian recorrió España de arriba a abajo y pasó por países como Brasil, México, Argentina, Italia y China.
Con este menú emocional y musical, ‘Ara Malikian: una vida entre las cuerdas’ se ha presentado para ser candidato a la nominación a mejor documental en los Premios Goya 2020.
¿Creéis que puede estar entre los favoritos?
Quizá sí, quién sabe, llegar hasta aquí, estrenar en toda España, estar en cines, escuchar la crítica, recibir el calor de la gente ya es tan grande. Pero no voy a ir de remilgada, me encantaría, me ilusionaría profundamente que mis compañeros reconocieran mi trabajo, y no voy a engañarte, amo el cine y quiero seguir haciendo proyectos apasionantes, así que si los premios ayudan que así sea, aquí dejo la petición por escrito a los Reyes Magos de Oriente, y como son primos de Ara, quizá me escuchan.