Al verlo caminar y expresarse cuesta diferenciar al personaje de la persona. Karra Elejalde (Vitoria, 1960) se metió tanto en la piel del escritor Miguel de Unamuno que cuando habla de él coloca sus manos en la espalda con ese porte intelectual tan propio del filósofo español. El actor vasco, después de su entrañable Koldo en ‘Ocho apellidos vascos’, se lanzó de cabeza a protagonizar la última película de Alejandro Amenábar, ‘Mientras dure la guerra’, un éxito en taquilla por el que está nominado al Goya como Mejor Actor Protagonista. Pero él, como buen vasco que es, no deja que los nervios le jueguen una mala pasada. Prueba de ello es que se enteró de su nominación el bajar del AVE y su única preocupación, en ese momento, fue coger el taxi para llegar a la localización donde tuvo lugar esta sesión, la sastrería del diseñador Bere Casillas, que será el encargado de vestirle para la gran noche del cine español. Karra estaba de buen humor, era obvio; se tomó un descafeinado –nos confesó que tiene prohibida la cafeína– y nos pusimos al lío.
Eres uno de los favoritos para llevarte el Goya a Mejor Actor Protagonista y tienes ya dos en tu haber. ¿Hasta qué punto te importan los premios?
Me interesa mucho más ser prestigioso que famoso, pero no hasta el grado de volverme loco por un Goya. Esta es una profesión en la que somos muchos y trabajamos pocos. Algunos lo hacen en teatro y otros ponen copas o trabajan en restaurantes porque nuestra industria es carente de todo. Por eso, creo que el premio es trabajar, pero ser nominado ya es la leche. Una vez que lo estás, cualquiera se lo merece porque los premios son como loterías. Si te haces ilusiones, solo te puedes llevar un disgusto. Pero si das por hecho que no va a suceder, te puedes llevar una ilusión.
Público y prensa han aplaudido tu interpretación de Miguel de Unamuno. ¿Qué crítica harías de tu personaje?
Mi trabajo no se puede hacer sin la ayuda del equipo que te maquilla y te viste. He intentado entrar en la mente de este hombre sin juzgarlo y sin acabarlo de comprender del todo, ya que era un hombre muy poliédrico. Pero el director me ha facilitado mucho el trabajo porque lo ha tenido todo mucho más claro que yo. Cuando me veo no me gusta cómo sueno. Estamos acostumbrados a vernos en espejos y al hacerlo de manera tridimensional no me gusta como soy. Con el tiempo, he aprendido a saber cuándo no me gusto pero he hecho un trabajo solvente; o cuándo no me gusto y he hecho un trabajo malo de narices.
¿Te has preguntado qué diría Unamuno de tu interpretación?
Muchas veces. No sé si hay un más allá y el día de mañana me esperará alguien huraño y pagado de sí mismo y me dirá: “Menuda putada me has hecho”. O, si hay algo después, me dirá: “Menos mal que me has ayudado a limpiar mi imagen”.
“Me interesa mucho más ser prestigioso que ser famoso, pero no hasta el grado de volverme loco por un Goya”
Has confesado en alguna entrevista que tenías tanta ilusión como miedo de hacer este personaje. ¿Cuál era tu mayor miedo?
No hacerlo bien. Hay un momento en esta profesión que da más miedo no hacer las cosas bien, porque es como si tuvieras la diana puesta. Estoy seguro de que esto le está pasando a muchos más actores españoles que, generalmente, están acertando con sus trabajos. Hay un momento en el que te da miedo fracasar, miedo a que alguien diga que un personaje histórico lo has interpretado patéticamente. La vida es así; está entre el riesgo, la pasión y el miedo.
De hecho, tenías tantas ganas de interpretar al escritor que te presentaste al casting caracterizado…
Era miedo. Me lo tenía que creer y si tú te gastas el dinero en un maquillador como Fito (Dellibarda) y una gran chica de vestuario con muchos Goyas, como Clarita Bilbao, y ya vas de viejo, no tienes que interpretar tanto. Pero si tú no te sientes con esa edad, empiezas a temblequear más de lo que necesitas, te encorvas y te excedes en la interpretación.
¿Qué aspecto físico del personaje te ayudó más a la hora de interpretar?
El físico me ayudó pero también me puso problemas. Piensa que una persona con esa edad coge un catarro y puede perder diez años de vida. Este hombre en cinco meses dio unos giros enormes a su estado de ánimo. Yo padezco de la espalda y me daba mucho miedo qué propuesta de encorvamiento me darían y qué tipo de viejo querrían que fuera porque eran muchas horas las que trabajábamos. Lo que sí había visto en muchos dibujos era a él siempre con las manos atrás y me agarré a ese gesto para formar la figura que todos tenemos de Unamuno.
¿Crees que si, en la actualidad, el escritor viviera ya le habrían deseado la muerte por Twitter?
Si me la han deseado a mí que soy un santo varón, que soy un bendito, qué no le desearían a él. Me cago en todo eso porque paso y no tengo ni Twitter, ni Instagram, ni gaitas de esas porque soy un tío como él y la boca me puede perder. No necesito tener seguidores. Seguidores tendrán que tener Jesucristo, Lenin y los de Vox. No necesito gente que siga mis pensamientos, aunque los tengo como todo el mundo.
“Hay un momento en el que te da miedo fracasar, miedo a que alguien diga que un personaje histórico lo has interpretado patéticamente”
¿Quién es Karra?
Muchos definían al escritor como huraño, arisco, testarudo, serio, introvertido… ¿Algo de este carácter conecta contigo?
A veces soy huraño y arisco pero, generalmente, intento llevarme bien con el mundo. También soy muy intenso tanto para querer como para odiar, soy un hombre muy pasional.
Amenábar declaró que no te veía para el papel, ¿crees que tu personaje en ‘Ocho apellidos vascos’ ha podido encasillarte en una tipología de cine?
Me paso la vida jugando a estas cosas. Dani Rovira, Carmen Machi y yo, cosa atípica, fuimos tres comediantes premiados con un Goya por ‘Ocho apellidos vascos’ y dos películas después estaba con Dani haciendo ‘100 metros’ –un drama–. Soy un tío al que le gusta cambiar de registro. Al final, te encasillas tú mismo y el error sería encasillarme haciendo ‘Ocho apellidos vascos 3’.
“Para mí no es un reto hacer más apellidos vascos. Es como pretender que Bruce Willis sea el protagonista de ‘Jungla de Cristal 14’”
¿Te han tentado con la idea de volver a interpretar a Koldo?
En su día ya dije que no, porque no es inteligente y ese personaje no es un reto. De la parte que más disfruto es de la de crear, discutir con el director, crear una composición y llevarla a cabo. Todo lo que es posterior, como promocionar, no debería ser mi trabajo, pero entiendo que somos los conocidos y que no lo va a promocionar un productor. Para mí no es un reto hacer más apellidos vascos, es como pretender que Bruce Willis sea el protagonista de ‘Jungla de Cristal 14’. Si te das cuenta y ves la nueva de ‘Men in Black’, no están ni Tommy Lee Jones ni Will Smith porque han hecho dos y ya está. No es por ninguna otra razón, ya que el equipo ha entendido que para mi trayectoria profesional es menos interesante hacer eso.
¿Crees que a la industria le cuesta apostar por historias con protagonistas que ronden los 60?
La industria no es gilipollas y sabe que el cliente en potencia son chavales de 18 años hasta la franja de los 40. Es muy difícil hablar de un galán de 65 años, es más fácil hacerlo de un tío de 25.
Y ya que que te gustan los retos profesionales, ¿qué será lo siguiente?
Me dan igual los géneros, me gustaría que fuera Amenábar o algún director con los que me siento muy a gusto y con compañeros conocidos o desconocidos que me lo pongan difícil, que sean gente de gran entidad y que me hagan mejor actor.