Hablamos de machismo y nueva masculinidad con Roy Galán

Charlamos con el escritor y activista Roy Galán sobre el papel del hombre en el feminismo, la masculinidad tóxica y hasta de 'La Isla de las tentaciones'.

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Repensar debería ser un ejercicio saludable como el de practicar un deporte. ¿Qué tipo de hombre o mujer somos? ¿Podemos cambiar para ser mejores? ¿Queremos serlo? El escritor y activista Roy Galán (Santiago de Compostela, 1980) lleva cuestionando lo establecido, sobre todo a través de las redes sociales, desde hace varios años. Y empezando por él mismo. Ahora presenta un nuevo libro en el que asegura que no existe una única forma de ser hombre.

Roy Galán dedica su quinto libro, ‘Fuerte’, a “los hombres que quieren aprender otras formas de ser hombre”. Foto: Elena Fernández

Te defines un hombre feminista que no cumple con la masculinidad tradicional. ¿Eso cómo te sitúa en el mundo?
Para mí, el feminismo significa coger mi espacio en el mundo, tanto el privado como el colectivo, y hacerlo feminista. Eso supone pensar y ordenar el mundo de otra manera. Y la masculinidad es algo que el feminismo me ha enseñado, porque yo no cumplo con esos mandatos de la masculinidad. El feminismo me ha ayudado a unir los puntos y detectar que cuando no he cumplido con ese mandato de la masculinidad tradicional no es que yo no fuera lo suficientemente hombre, sino que había toda una estructura que interpelaba a ser de una manera.

¿Toda masculinidad es tóxica?
No lo creo. El modelo tradicional de masculinidad sí es un modelo muy rígido y de lo que se trata es de ampliar, cada vez más, los márgenes de lo que significa ser hombre, porque esa forma tan rígida de ser nos está causando mucho sufrimiento. Lo que sí creo es que la masculinidad tradicional es una cárcel.

“Para mí, el feminismo significa coger mi espacio en el mundo, tanto el privado como el colectivo, y hacerlo feminista”

Hablas de una fábrica que se llama HOMBRES S.A. ¿Qué supone pertenecer a esa sociedad?
La forma de ser tradicional de un hombre está vinculada a la saña, al mito del héroe, al proveedor, al que puede con todo. Una vida en la que transitas por ella sin cuestionar realmente lo que sientes por las cosas, con un piloto automático y sin permitirte ser vulnerable.

¿Qué pierden los hombres cuando abrazan esa forma de masculinidad?
Pierden hasta la posibilidad de conocer a sus amigos más profundamente. Una de las grandes reglas de la masculinidad es que los hombres no se tocan entre ellos, no sea que se dude de su masculinidad. Las muestras de afecto entre los amigos heterosexuales tienen un condicionante, una sombra o una sospecha. Los hombres se dan por supuesto los afectos todo el rato, y eso al final peta. A los hombres se nos ha enseñado a ser mucho más reacios a pedir ayuda y eso es una bomba de relojería. Creo que es interesante que, colectivamente, podamos transformarlo.

“A los hombres se nos ha enseñado a ser mucho más reacios a pedir ayuda y eso es una bomba de relojería”

¿Cuándo empezaste a ejercer esa masculinidad disidente?
Fui criado por dos mujeres en los años 80 y mi madre estuvo enferma de VIH. Enfrentarte al mundo como mis madres lo hicieron ya era un enfrentamiento feminista sin ponerle nombre. Como siempre he tenido pluma y pedía muñecas por Reyes, he tenido una forma de ser en el mundo que era leída como femenina y, para sobrevivir, lo que hice fue ocultarme y cumplir con los mandatos de la masculinidad. Agravaba mi voz, caminaba de otra manera, dejé de jugar con muñecas y me convertí en el prototipo de hombre que tenía que ser y hasta estudié Derecho —ríe—. Pero cuando me despidieron del trabajo me dije: “¿Qué estoy haciendo?”. Con 33 años empecé a sentirme libre del todo o, por lo menos, a desaprender todo ese recorrido hecho con un piloto automático sin ningún tipo de conciencia.

¿Por qué los hombres también deben hablar de feminismo?
Sin todo el mundo, sin todas las partes, esto no se va a transformar. La justicia social, la búsqueda de la igualdad, transformar el mundo desde abajo, es una cosa de todos y de todas. Luego podemos hablar de qué manera tienen que estar implicados los hombres con el feminismo, pero tienen que querer lo que el feminismo busca.

¿Cómo deberían implicarse?
Una forma en la que los hombres pueden estar en el feminismo es siendo vulnerables. Redirigiendo su mirada y lo que producen hacia lugares mucho más cercanos a la vida, a la gente, a los cuidados. Desde ser padres, a cómo viven el duelo o cómo se sienten con respecto a amigos. Pero no con todas esas retóricas y narrativas que resultan heroicas, sino hombres vulnerables.

“Podemos hablar de qué manera tienen que estar implicados los hombres con el feminismo, pero tienen que querer lo que el feminismo busca”

¿Crees que el machismo dejará de existir?
Creo que sí. No se va a acabar tan fácilmente con tantísimos años de patriarcado detrás, pero tengo mucha esperanza puesta en la Generación Z, que es la que está cuestionando mucho los roles de género. Creo que, en un par de generaciones, el futuro va a ser mucho mejor. De hecho, ya es mejor que antes.

Sin embargo, luego ves programas como ‘La isla de las tentaciones’ y pierdes toda esperanza, ¿no?
Cuando comento el programa en Instagram, hay gente que me dice que eso no es representativo de nada. Pero la realidad es que sí lo es porque ellos y ellas existen y hay mucha gente en el mundo con ese tipo de relaciones. Existen una serie de patrones adquiridos y de formas de comportarse. Lo interesante es que se hagan espejos y ante esos espejos todos podamos reflexionar. Parece que no hemos avanzado, pero lo cierto es que se ha hablado mucho este año de qué es una relación, de dónde están los límites y dónde están los celos. Probablemente, si seguimos generando estos discursos, acabarán calando en algún momento. Lo que más me llama la atención de ese programa es que todos dicen que no pueden ser ellos o ellas cuando están en pareja, y eso es algo de lo que hay que hablar. Es preocupante pensar que para tener una relación tienes que dejar de ser tú. Es más, tendría que ser todo lo contrario, en una relación es donde más puedes ser tú.

Roy Galán publica ‘Fuerte’, editorial Alfaguara, 16,95€
→ megustaleer.com

*Artículo original aparecido en el número 39 de Mine, ya disponible en papel en nuestra tienda online y también GRATIS en la app de Mine (Android e iOS).