El cómico, ex boxeador y escritor Hovik Keuchkerian (Beirut, 1972) conoce lo que es recibir golpes duros. Llegó a España siendo un niño, huyendo de la guerra de Líbano y probó suerte en diferentes campos hasta descubrir que lo suyo era la interpretación. Su lucha constante le llevó a estar en 2014 nominado a Mejor Actor Revelación por ‘Alacrán Enamorado’ y tiene cuatro libros publicados. Aunque tiene la agenda a tope, este hombre de casi dos metros de altura transmite una tranquilidad absolutamente pasmosa.
Padre armenio, madre española, nacido en Líbano y criado en Alpedrete. Interesante mestizaje el tuyo…
Bueno, lo he tenido desde niño y no me imagino de otra manera. Es mi origen y no noto nada especial ni me siento diferente.
Huiste de la Guerra Civil con tan sólo tres años junto a tu familia. ¿Cómo puede marcar a un niño huir de un horror así?
Era muy pequeño, pero mi hermano mayor que tiene dos años más que yo se acuerda de alguna cosita más. Tengo muy pocos recuerdos de Beirut y no tengo ninguno del conflicto porque mi padre nos sacó al iniciarse la guerra.
Cuesta creer que pese al drama que supone algo así, todavía surjan problemas para hacer frente a una crisis de refugiados.
Eso es un problema universal que va a seguir creciendo. Cada día somos más y el mundo está más polarizado. A la gente que quiere salir de sus países para tener un futuro nadie puede culparles de hacer eso. Lo que habría que hacer es solucionar los problemas en el campo base. Nos hemos acostumbrado al exceso y habría que empezar por quitarnos de todo lo que nos sobra y solucionar las cosas en esos países.
Ahora pasas a formar parte de la nueva temporada de ‘La Casa de Papel’, una serie de gran éxito internacional. ¿Eres fan de la serie?
No, yo la vi cuando me llamaron. Veo muchas series, pero como las uso para trabajar el inglés no veía mucha serie nacional. Entonces cuando me llamaron para el casting en un fin de semana me la vi dos veces.
Una de las claves del éxito mundial de la serie es presenciar un atraco perpetrado por una especie de Robin Hoods. ¿Crees en los golpes contra el sistema?
Si se diera un golpe como se da en ‘La Casa de Papel’ se moverían algunos cimientos, sin duda alguna.
¿Eres apolítico o tratas de aprovechar tu altavoz para decir lo que piensas?
No es que sea apolítico porque el mundo es política y todos vivimos en él, pero no he votado nunca porque no me creo el discurso de ninguno. Todo lo que dicen está fundamentado en llegar a un punto determinado y ganar mucho dinero de la forma que sea, y eso no es un político.
“No veía ‘La Casa de Papel’ hasta que me llamaron para el casting. En un fin de semana me la vi dos veces”
¿Te preocupa el auge de un partido como Vox?
Bueno, estamos en una democracia, ¿no? Ahí tienes a Trump que es presidente de Estados Unidos. Entonces, si un grupo de personas se presentan a unas elecciones y sacan muchos votos pues tienen el mismo derecho porque vivimos en una democracia.
¿Hay algo que te preocupe más que eso?
He aprendido a no pensar mucho a largo plazo. Mi principal inquietud es estar tranquilo, centrado en lo que estoy haciendo e ir pasito a pasito.
Otro de tus trabajos más recientes es la película ‘4 latas’, junto a Jean Reno. ¿Alguna vez has pensado en dejarlo todo e irte a recorrer otras partes del mundo?
No porque soy una persona a la que no le gusta viajar, pero siempre me ha llamado la atención la idea de vivir sólo en mitad de la montaña, con dos perros, con lo básico y de forma austera. Es decir: montaña, lluvia, cielo gris. Te lo digo en una palabra: Asturias.
Antes de actor, fuiste boxeador. ¿Qué te motivó de este deporte?
Yo jugaba al baloncesto, me rompí un tobillo y empecé a practicar kick-boxing. Llegó un momento en el que no quería entrenar con el saco y quería tener la sensación de subir a un ring. Cuando me subí, me pareció una sensación única y me dio muchísimo miedo. Habitualmente, en la vida, cuando algo me da miedo, voy hasta que puedo tenerlo más o menos controlado. Pero toda mi carrera de boxeador ha sido una universidad brutal y lo aplico a todo.
Has reconocido que te llegaste a asquear de practicar boxeo, ¿habían golpes fuera del ring que dolían más que un puñetazo en la cabeza?
También tuve mi parte de responsabilidad porque me gusta hacer las cosas a mi manera. Entonces, llegó un momento en el que era mi propio promotor, mi mánager, hacía yo las veladas y acabé agotado. Era una lucha constante conseguir hacer una pelea más. Eso me fue desgastando hasta que una mañana me di cuenta de que no tenía la pasión necesaria que necesito para hacer cualquier cosa en la vida.
“No he votado nunca porque no me creo el discurso de ninguno. Todo lo que dicen está fundamentado en ganar mucho dinero”
Y pasaste de dar golpes en un ring a publicar cuatro poemarios. ¿En el mundo del boxeo es habitual encontrarse con esta sensibilidad?
Los boxeadores son un mundo que la gente desconoce. ¿Cómo son todos los actores? ¿Cómo son todos los escritores? ¿Todos los políticos son unos ladrones? Pues supongo que habrá de todo. No se puede definir al conjunto de boxeadores en uno. He conocido de todo tipo, como he conocido de todo tipo de actores. Sensibles o no sensibles.
Es cierto que el boxeo no tiene tanta cobertura como lo tienen otros deportes y, muchas veces, se ve como un tema tabú. ¿Por qué este recelo?
La mayoría de gente que opina del boxeo no tiene ni puta idea de qué es o de lo que hace un boxeador. Mierda y tejemanejes hay en cualquier situación en la que haya dinero de por medio, sea boxeo, cine o lo que sea. Pero, desde luego, el bajón del boxeo en este país viene porque lo vetan en los medios de comunicación y ya no se retransmite en la tele. Paradójicamente, ahora está muy de moda ahora y todo el mundo hace boxeo en los gimnasios, pero no tiene repercusión y es una pena.
Antes hablábamos de la sensibilidad en el ring. ¿El mundo del cine crees que lo está siendo con un tema tan sensible como el acoso?
Hombre, sí, está a la orden del día y están todo el día con el tema. Está en todos los medios y es continuo.
¿Has presenciado alguna situación machista en la industria que te haya asqueado?
No, si la hubiera presenciado, hubiera dicho algo. Esto es una cuestión educacional, vamos a educar a la gente para que estas cosas no ocurran ni en el mundo del cine ni en cualquier tipo de mundo.
Hollywood no le interesa
Uno de tus trabajos más célebres fue el mítico monólogo de ‘Croquetas’. ¿Crees que ese discurso se aplaudiría hoy tanto como entonces?
No creo que ‘Croquetas’ sea un monólogo políticamente incorrecto. Pero siempre he dicho que los límites del humor se los pone cada uno. Tú tienes que pagar las consecuencias de lo que salga por tu boca.
¿Si vuelves a hacer monólogos crees que te condicionaría este debate sobre los límites del humor?
Ahora tengo uno terminado para cuando me pique más el gusanillo y ten la certeza absoluta de que no voy a medir absolutamente nada de lo que quiera decir. Con total seguridad no lo podré hacer en una tele y lo tendré que hacer en un teatro o en un bar chiquitito.
“Soy de estar en casa y estar tranquilo. No cambiaría mi residencia de ahora por nada. Me puedo ir a trabajar a Hollywood, pero no me llama ni lo pienso”
Has hecho tus incursiones en películas y series internacionales -como ‘Assassin’s Creed’ y ‘Snatch’-, ¿te motiva Hollywood?
Yo soy de estar en casa y estar tranquilo. No cambiaría mi residencia de ahora por nada. Me puedo ir a trabajar, por supuesto, pero no me llama especialmente ni lo pienso. Con toda la historia de las plataformas el mundo se ha convertido en un set y a la que hables inglés y tu idioma materno puedes entrar en el bombo de cualquier producción.
Por cierto, ¿cuántas veces te han confundido con Javier Bardem?
Con él me confundían ya de boxeador. Cuando nos hemos visto alguna vez me dice: “Ah, pues hoy te pareces”, –ríe–. Con Javier tengo buena amistad y me parece que es uno de los mejores actores del mundo.
*Artículo original aparecido en el número 37 de Mine. Pide tu ejemplar en papel en tienda.ploimedia.com o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android.