“Mi trabajo abarca desde cosas muy pequeñas a cosas muy grandes. Sin embargo, todo está ligado a la narración de historias”. Así describe su trabajo el artista Nik Bentel, que ha hecho de los objetos cotidianos su expresión artística. Puede que te preguntes qué puede contarte un simple cartón, la caja donde viene envuelto tu nuevo MacBook o un cable, pero este artista asentado en Nueva York establece nuevas narrativas que transforman lo mundano en genuino.
“Diseñe lo que diseñe, el diseño tiene que contar una historia, ya sea sobre el material, su fabricación o la actualidad”, cuenta a través de correo electrónico. Y viendo su trabajo entiendes este axioma. Ya sea un sillón amarillo brillante que imita los portabicicletas tubulares o unas pinturas de colores o tizas de formas curiosas que te invitan a pensar cómo han sido concebidas. Todo resulta convincente. A través de sus diseños, Bentel logra transmitir experiencias emocionantes, extrañas y sorprendentes al interactuar con productos cotidianos con una nueva misión para la inicialmente creada.
“El objeto cotidiano más mundano, como un cable eléctrico, ha sido muy estudiado y, en mi opinión, puede considerarse un ‘buen’ diseño”
¿Crees que cualquier objeto cotidiano puede ser susceptible de convertirse en objeto de deseo con un buen diseño? “Totalmente. Creo que la mayoría de los objetos de nuestro mundo han sido considerados y han pasado por algún tipo de proceso de diseño. El concepto de “buen” diseño depende de cada persona. Incluso el objeto cotidiano más mundano, como un cable eléctrico, ha sido muy estudiado y, en mi opinión, puede considerarse un ‘buen’ diseño”, admite.
Como es el caso de una silla cantilever Breuer B33 modificada. Los corsés de cuero se habían roto con el tiempo, así que Bentel las retapizó con cuerda eléctrica. O el Electric Cord Bag hecho con 7 metros de cable eléctrico que todavía funciona.
“Cada objeto, ya sean cosas mundanas y cotidianas, tienen una historia que contar. Ya sea la del electricista que utiliza un alargador todos los días en el trabajo, o la de alguien que guarda cajas de cartón para sus mascotas. Cada persona tiene una historia y una experiencia únicas con un objeto. Un objeto para una persona puede significar algo totalmente diferente para otra”, reconoce Bentel.
El arte “bello”, según Nik Bentel
Ya te habrá quedado claro que el arte de Bentel es transgresor. Pero, además, ha experimentado con el arte que interpela para poner en cuestión la idea del arte en sí. Tuvo mucha repercusión cuando se hizo con una obra de Erased Rauschenberg y la cubrió con imágenes de todo tipo que le enviaban los mecenas que decidían financiar su espacio en la obra Rauschenberg, como si se tratara de un tablón de anuncios. Entre las imágenes que cubrían la obra de arte incalculable —aunque Bentel logró comprarla por 10.000 dólares— estaban desde el logotipo de McDonald’s a la imagen de un pene verde neón. Nikolas Bentel llevaba a cabo así su polémica crítica del mundo del arte. Cada centímetro cuadrado de la obra se vendió por 92,59 dólares. Para completar el círculo económico y crear valor a partir del borrado, Nikolas Bentel se asoció con el New Museum para subastar la obra a partir de 20.000 dólares, el doble de su valor original. Finalmente, logró vender la pieza por 21.000 dólares a la Schroeder Collection de Londres.
“Cada objeto, ya sean cosas mundanas y cotidianas, tienen una historia que contar”
“El objetivo de la obra de Erased Rauschenberg era cuestionar qué es el “arte bello” y si el arte puede surgir de la destrucción. ¿Puede surgir algo bello del borrado permanente de algo? Robert Rauschenberg utilizó un mecanismo similar para “borrar” una obra de De Kooning en los años 50, y llamó a su nueva obra “Dibujo borrado de De Kooning”. Se podría utilizar el mismo proceso de pensamiento hoy en día, pero en su lugar utilizar un medio más moderno, como los anuncios”.
Alguien que trabaja con lo cotidiano, no deja de lado las posibilidades tecnológicas que están removiendo los cimientos del arte. Hablamos de la Inteligencia Artificial. “Veo la IA como otra herramienta interesante que se puede utilizar. Para seguir creciendo, necesito aprender sobre estas nuevas herramientas, aunque al principio puedan asustarme. Aprendo constantemente cuáles son las herramientas disponibles para trabajar en nuestro mundo del arte y el diseño, que cambia rápidamente”, confiesa.
Este diseñador con estudio en Harlem ya está trabajando en lo siguiente. Cualquier producto cotidiano dejará de serlo en su mente creativa. De hecho, uno de sus últimos productos, aparentemente un simple tarjetero, es un deseable homenaje a las carpetas de archivos con las que nos toca lidiar prácticamente todos los días de nuestra vida laboral. Un ejemplo más de que lo cotidiano puede convertirse en diseño.