Esta pequeña cala de acceso complicado y escondida entre el campo y los acantilados asturianos puedes encontrarla tanto a rebosar de agua o completamente vacía. La playa de Gulpiyuri, de 40 metros de extensión y considerada la playa más pequeña del mundo, se llena a rebosar dos veces al día con la pleamar y se vacía, cada 12 horas, con la bajamar en un fenómeno conocido como desagüe. Así, dependiendo de cuando vayas, podrás encontrar toda su arena blanca al descubierto o completamente inundada.

Aunque se encuentra a 100 metros de la costa no tiene acceso al mar, por lo que no puedes zambullirte en mar abierto, que se encuentra al otro lado de un descomunal muro de roca y frondosa vegetación. Por algo, este entorno cautivador inspiró la sobrecogedora ‘Tiempo’ de M. Night Shyamalan. ¿Te apetece conocerla?

Su nombre ya lo dice todo. Gulpiyuri es una antigua palabra de origen astur que significa “círculo de agua”. Un apelativo que define de manera literal a esta diminuta cala perteneciente a la ruta de los bufones de Llanes, un recorrido que atraviesa varias formaciones creadas por el efecto erosivo del mar en la roca que crea una especie de géiseres que brotan de los acantilados cuando el mar golpea con fuerza. De hecho, la diminuta playa es fruto de esta erosión en un proceso geológico conocido como dolina. En este proceso, las olas desgastan la roca caliza hasta que se crea una cueva hacia el interior que, finalmente, se hunde y deja el pequeño hueco circular que consideramos playa.

En medio de un entorno agrícola, esta playa que en diciembre de 2001 fue nombrada Monumento Natural tiene un acceso difícil que, en parte, ha contribuido a que aún se conserve casi virgen, pese a que en los últimos años ha aumento la afluencia de bañistas pese a no tener ningún tipo de servicio y contar solo con apenas un metro de profundidad cuando está llena. Puedes llegar andando desde la playa de San Antolín, a unos 25 minutos andando, o bien tomar un camino agrícola desde el pueblo de Naves, la localidad más cercana a 15 minutos a pie. Si vas en coche, tienes un pequeño parking en un pequeño campo a diez minutos andando de la playa.

Una cala de cine

Con unas particularidades tan únicas, raro es que esta joya marítima no despierte la imaginación de quien la pise. Y es, precisamente, lo que pasó a Pierre-Oscar Lévy, cineasta francés y autor junto a Frederik Peeters de la novela gráfica ‘Castillo de arena’, publicada en 2010 y en la que se basó M. Night Shyamala (‘El sexto sentido’) para su cinta ‘Tiempo’. Es en el propio libro donde Lévy admite que la inspiración le surgió durante sus veranos en Asturias donde viajó con sus padres desde los 3 a los 17 años. En sus últimos años en la zona, descubrió una playa que le cautivaría durante años y que, finalmente, sería el escenario de su sobrecogedora historia.

Tanto la película como la novela gráfica giran entorno al paso del tiempo y la vejez. Un grupo de personas quedan atrapadas en una misteriosa playa delimitada por el vasto océano y una inmensa pared de piedra. Pronto, comienzan a notar como el tiempo transcurre acelerado en ese lugar y van envejeciendo de forma precipitada. Así, el entorno paradisíaco sirve como telón de fondo para tratar temas como la vejez, la crisis climática, el amor, el paso del tiempo, la familia o los sueños frustrados. “La playa era un lugar real y una fantástica trampa para turistas. Y también una trampa para la imaginación”, recoge el prólogo de ‘Castillo de arena’.

Si quieres visitar este peculiar paraíso asturiano y encontrarlo con agua, recuerda que debes consultar la tabla de mareas y vientos de la que dispone el Ayuntamiento de Llanes. También tienes la app Llanes y la mar donde puedes consultar todo el estado de sus costas. Aunque, si la encuentras vacía, también te dejará boquiabierto, tenlo seguro.