La vida de Julio Iglesias da para escribir un libro de casi ochocientas páginas. De hecho, eso es justamente lo que ha hecho el periodista Óscar García Blesa, autor de ‘Julio. La biografía’ (Aguilar), donde se hace un repaso exhaustivo a las luces y sombras de la biografía del cantante madrileño.
La publicación de este libro coincide con el 50º aniversario del debut discográfico del artista, y para homenajear a este personaje ilustre de la crónica social española, que ha logrado mantener su relevancia hasta en las generaciones más jóvenes en forma de meme, hemos elaborado este listado de curiosidades sobre su vida y carrera que posiblemente no conocías.
1. Estrella de la canción por accidente
En la noche que cumplía veinte años, Julio Iglesias —que entonces estudiaba Derecho y tenía aspiraciones futbolísticas— sufrió un aparatoso accidente de coche en una carretera de Madrid, lo que le dejó semiparalítico durante casi dos años y con muy pocas esperanzas de volver a caminar. Pero en su periplo de rehabilitación, un día cayó en sus manos una guitarra y él aprendió a tocarla para entretenerse mientras se recuperaba en la cama.
En ese momento, Julio tuvo clarísimo que quería convertirse en músico. Empezó a componer algunos temas y, tras recuperarse, viajó a Londres —muerto de miedo por el pánico que siempre ha tenido a volar—, donde se puso a estudiar inglés y empezó a cantar algunas noches en el Air Port Pub. Poco después escribiría La vida sigue igual y, aunque el tema fue rechazado por el sello Hispavox, comenzó su carrera participando con esa canción en el festival de música de Benidorm en 1968 —un certamen que ganó—. “El desembarco de Julio Iglesias en la industria de la música en 1968 supuso el inicio de la balada romántica en español como género internacional”, apunta el autor en su libro.
2. Tics de un tipo ‘eurovisivo’
En 1970, el madrileño participó en el Festival de Eurovisión con su tema Gwendolyne —aunque quedó cuarto, aquello le abriría bastante el mercado internacional—, enfundado en un traje sin bolsillos —para evitar que metiera las manos en ellos (uno de sus tics más reconocibles)— y cantando con los ojos cerrados en varios momentos de la actuación. “Después del accidente de coche, su sistema nervioso funcionaba tan solo al 65 por ciento razón por la que, entre otras cosas, cerraba los ojos al cantar; si los abría, perdía la concentración, ya que cada movimiento debía ser pensado”, confiesa García Blesa.
3. Oda a la perseverancia
Desde jovencito, Julio tiró de tesón y no se dejó vencer por los rechazos iniciales. Al contrario, siguió llamando a todas las puertas, dispuesto a llegar a ser el número uno. Desde luego, no tardaría mucho en acabar consiguiéndolo y en convertirse en uno de los españoles más carismáticos e internacionales que ha dado la música —el hombre ha vendido más de 300 millones de discos y ha cantado en catorce idiomas—. Además, en febrero de este año recibió el Grammy honorífico de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias a toda una carrera, por ser ‘el artista latino más exitoso de su tiempo’.
4. Isabel Preysler: un amor de pico y pala (y cuernos)
Poco después de participar en Eurovisión, y a pesar de su aparente timidez, Julio conoció en una fiesta de la jet set madrileña a Isabel Preysler, una chica filipina que en ese momento estudiaba Secretariado Internacional en Madrid y a la que tardó entre poco y nada en tirarle los tejos. Aunque en ese momento el madrileño tenía novia, se encaprichó perdidamente de aquella joven de diecinueve años y —después de currárselo a pico y pala— logró llevarla un día a un concierto de Juan Pardo celebrado en la sala de fiestas Lord Windsor.
Según García Blesa, cuando la pareja —que tiene tres hijos en común— se casó en 1971, Isabel no andaba nada convencida. El cantante era un tipo bastante celoso y posesivo, un padre algo ausente y, para más inri, infiel por naturaleza —Tamara Falcó señaló hace poco que Julio engañó a su madre en más de una ocasión—. Por eso, aquella relación acabaría en divorcio tan solo siete años después de que se dieran el ‘sí quiero’.
5. Sentar la cabeza (al menos, hasta próximo aviso)
Después de romper con Isabel Preysler, Julio se instaló en Miami —con un suculento contrato con CBS— y nunca se permitió el lujo de descuidar su faceta de conquistador. Es más, tras mantener varios romances —con chicas más o menos conocidas— comenzó a salir en 1995 con la exmodelo holandesa Miranda Rijnsburger, que a día de hoy sigue siendo su pareja oficial y es la madre de cinco de sus hijos.
Eso sí, el escándalo no le ha sido nunca ajeno al cantante, que tuvo que enfrentarse a un juicio por la demanda de paternidad interpuesta por el valenciano Javier Sánchez Santos —la justicia declaró en julio de este año que el chico es hijo de Julio Iglesias—.
6. ‘Latin lover’ profesional
Hay gente que aún no tiene muy claro si Julio Iglesias es mejor seductor o cantante. De hecho, pocos se sorprendieron cuando el Daily Mirror se atrevió a afirmar hace años que el artista presumía de haber estado con tres mil mujeres. Julio, por cierto, aseguró que esa cifra era algo exagerada, pero le pidió a su representante que ni se le ocurriera desmentirla. A fin de cuentas, debió pensar, aquel titular podía servir para alimentar su fama de conquistador y aumentar su número de fans acérrimos.
7. Alérgico a la gilipollez política
Julio nunca ha ocultado sus querencias políticas, aunque sí ha dejado claro en varias ocasiones que no es un tipo dogmático. Durante años habló de la devoción que sentía por Felipe González, aunque respaldó públicamente el salto de José María Aznar a la presidencia del Gobierno en 1995. Poco que ver con su relación con Donald Trump, para el que actuó en 1997 en Florida, y del que dijo años después —cuando el estadounidense era precandidato presidencial a la Casa Blanca y le dio por anunciar que expulsaría a todos los inmigrantes de Estados Unidos— que le parecía un gilipollas.
8. Un mal padre bueno
La relación de Julio con sus hijos mayores, y en especial con Enrique, ha sido siempre bastante peculiar. Lo cierto es que Enrique Iglesias decidió seguir los pasos de su padre y presentó su álbum debut —un disco de baladas pop rock y de título homónimo— en 1995, con el que logró vender casi seis millones de copias. “Después de aquel inesperado éxito, Julio, ignorando los resultados, seguía creyendo que su hijo los obtenía a costa de su apellido […]. Pero el distanciamiento venía de muy atrás, de cuando Julio se volcó en su carrera y en cierta medida descuidó las labores tradicionales de padre”, relata García Blesa. El propio Enrique ha señalado en alguna ocasión que su padre y él apenas se ven pero que “cuando lo hacemos nos llevamos de maravilla”.
9. España y su relación de amor-odio con Julio
García Blesa, que hoy día ejerce de mánager de Alejandro Sanz, está bastante convencido de que la relación de España con el artista ha sido siempre de mucho amor-odio. Piensa que España venera eternamente a cualquier estrella de otro país que triunfe una vez aquí pero que, sin embargo, tiende a maltratar al triunfador patrio. “Los españoles somos expertos en levantar ídolos para destruirlos después. En eso España es potencia mundial”, asegura.
10. Misteriosa salud
Julio sigue disfrutando hoy día de su estatus de estrella mundial —su fortuna está valorada en 800 millones de euros— y es el español más consultado en los buscadores de internet, a la altura de iconos como Madonna o Michael Jackson. Su salud, eso sí, sigue siendo un misterio —arrancó 2016 cancelando su gira World Tour 2016 por la inflamación del nervio ciático y sus apariciones públicas se suceden ahora con cuentagotas—. ¿Seguirá realmente la vida igual?