Coque Malla: “Antes disfrutaba más de la parte showman y ahora disfruto más de la música”

Aquel niño malo del rock hoy es un músico exquisito que confecciona sus obras con suma delicadeza.

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Coque Malla (Madrid, 1969) lleva más de tres décadas haciendo lo único que saber hacer, música. Habla de su oficio con el respeto y la delicadeza de quien ama ciegamente. Un amor que le atrapó siendo adolescente, cuando con 15 años empezó liderando la banda de rock Los Ronaldos en la década de los 80. Aquella época dorada le enseñó que la música era su sustento, una dependencia pasional que traslada a sus trabajos y al escenario, terreno en el que asegura sentirse libre y que da sentido a su vida. Ahora vuelve a subirse a ellos y confiesa que tiene muchas ganas de rock and roll.

¿Hace falta ser un poco inconsciente para poder dedicarse a la música?
No creo que mi profesión sea ninguna inconsciencia, no creo que ponga en peligro la vida de nadie, ni que sea un deporte de riesgo. Cuando hablo de valentía me refiero a valentía artística a la hora de mantenerse y salirte de tu zona de confort compositiva e ir un paso más allá cada vez que haces un disco. No es que lo viva como una aventura, aunque tiene muchísimos momentos excitantes, sino que lo vivo como mi profesión, como cualquier otra.

¿Te pesa que algunos todavía sigan poniéndote esa vitola de ex líder de Los Ronaldos?
Fíjate, empiezo a notar que hasta hace poco para explicar quién era Coque Malla había que mencionar a Los Ronaldos, y ahora, para explicar quiénes son Los Ronaldos, tienen que decir que es el grupo de Coque Malla. Yo creo que hubo un momento, muy al principio, donde mi trabajo no había adquirido el peso suficiente como para que no hiciera falta mencionar a Los Ronaldos, pero ahora con los discos que hay detrás no ocurre.

El año pasado, con motivo del 30 aniversario de la formación de la banda, el disco ‘Los Ronaldos’ hizo las delicias de los más nostálgicos. ¿Volveréis a los escenarios?
No creo, sobre todo porque hubo un regreso que fue perfecto. Cuando nos separamos la primera vez fue de una forma un poco rara, por la puerta de atrás, cuando tenía que haber sido una despedida que dejase la luz bien encendida. Pero cuando nos volvimos a juntar en 2005, ahí sí lo hicimos a lo grande. Fueron tres años maravillosos, los mejores de Los Ronaldos, profesionalmente, musicalmente y personalmente. Ahora bien, tampoco estamos hablando de nada terrorífico, juntarse con Los Ronaldos es una cosa divertida que podría pasar, pero me empieza a costar trabajo imaginarme cantando esas canciones y poniéndome otra vez en esa energía.

Estando en el grupo escribiste el tema Sí, Sí que, desde 2005, debe interpretarse omitiendo la frase “tendría que besarte, desnudarte, pegarte y luego violarte” por constituir apología de la violencia machista.
No se puede legislar la ficción como se legisla la vida. Si un señor amenaza con violar a una mujer hay que meterlo en la cárcel, tiene que caer sobre él todo el peso de la ley. Pero si nos metemos a controlar la fantasía nos viene al pelo la metáfora de Michael Ende, ‘La historia interminable’, de cómo la Nada negra va avanzando sobre la fantasía y se la va comiendo. Es un error, una estupidez y me parece peligrosísimo. Apostaría mi vida a que nadie decide hacer una acción malvada, a no ser que tenga muy mal la cabeza. Y hablando del caso concreto de la canción Sí, Sí, nada que ver con la violencia machista. Es una canción de amor, tierna y dulce. No tenía ni idea de esta prohibición, me parece terrorífico, mañana mismo la canto.

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Juntarse con Los Ronaldos es una cosa divertida que podría pasar, pero me empieza a costar trabajo imaginarme cantando esas canciones y poniéndome otra vez en esa energía

No puedo vivir sin ti es un tema que ocupa un sitio inamovible en la historia del rock español. Cuando una importante marca de muebles la utilizó en uno de sus anuncios, ¿tuviste la sensación de que ese hit acabaría por eclipsar al resto de tu música?
No, los hits son hits y eclipsan, pero ha pasado a lo largo de la historia y a todo el mundo. Salvando las distancias, tú dices The Rolling Stones y dices Satisfaction; dices Bob Dylan y dices Like a Rolling Stone o Blowin’ in the Wind. El problema sería si eso se hubiera quedado ahí, pero quien paga una entrada para un concierto, con lo caras que son, no lo hace por esa canción sino porque en su casa tiene todos mis discos y se sabe las canciones de arriba abajo. No puedo vivir sin ti es una canción clave y está muy bien que sea así.

Este tema fue interpretado en la última edición de ‘Operación Triunfo’. ¿Eres seguidor de este formato?
Hay un montón de formatos en televisión que a mí no me gustan y este no me parece especialmente más nefasto que otros. Creo que poca música se extrae de ahí. Un proceso musical es difícil de explicar, no lo digo despectivamente, lo digo simplemente porque es así. El proceso musical es buscar una canción, una manera de tocar, el trabajo de encontrar un sonido. ‘Operación Triunfo’ es un concurso de televisión y la música va por otro lado.

Dignidad en el oficio

Tu último trabajo, ‘Irrepetible’, está grabado durante el concierto que tuvo lugar en el Teatro Nuevo Alcalá de Madrid. ¿Es esta tu gran obra?
Es una representación de todas las grandes obras, si es que son grandes, que yo he ido haciendo a lo largo de toda mi carrera. Es una celebración de muchos años de canciones y es la puesta en un soporte físico de lo que para mí da sentido a mi vida y a mi carrera, que es el escenario.

¿Disfrutas más de la música ahora que antes?
Pues es posible que sí. Antes disfrutaba más de la parte de espectáculo y showman que tiene la música, y ahora disfruto más de la música en sí, de las notas de los acordes, de las melodías y de mi instrumento como cantante.

Siempre he ejercido mi profesión con dignidad porque siempre la he ejercido con respeto hacia la música

Con cada nuevo trabajo demuestras que sigues teniendo alma rockera aunque ya no frecuentes tanto la noche de Malasaña o te guste recoger a tus hijos cuando no estás de gira. ¿Cómo se consigue hacerse mayor con dignidad en este oficio?
No siento que haga cosas diferentes a las que hacía cuando tenía 16 años. Creo que siempre he ejercido mi profesión con dignidad porque siempre la he ejercido con respeto hacia la música. Supongo que hacerse mayor con dignidad es eso, continuar con la dignidad con la que has enfrentado tu profesión siempre. No creo que le haya introducido más dignidad a partir de una edad que cuando tenía 16 años y me tiraba horas buscando un acorde y ensayando en el local con Los Ronaldos. Es posible que se haya ampliado la complejidad musical.

Además, eres una de las voces del rock más en forma de España. ¿Te cuidas más ahora a nivel físico y vocal?
No, al revés –ríe–.

Siempre has subrayado lo crucial que fueron tus padres a la hora de inculcarte ese amor por el arte. Ahora que tú eres padre, ¿intentas transmitirles esa sensibilidad por la música a tus hijos?
Sí, pero no lo hago de una manera consciente, tampoco creo que mis padres lo hicieran así. Ahora me parece que yo hago lo mismo. No me planteo hacerlo porque creo que tiene su peligro querer inculcar las artes y la libertad creativa. Ellos viven en casa y ocurren cosas diferentes y supongo que eso les dejará algún poso, no sé cuál será exactamente, pero espero que sea bueno.

*Puedes ver el reportaje completo en el número 35 de Mine. Pide tu ejemplar en papel en tienda.ploimedia.com o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android. 

Fotos: Gabriel Antón